11. Patrones

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Ser arrastrado a fiestas por Dana siempre iba a ser un mal augurio en mi cabeza, por lo que mis niveles de ansiedad se mantuvieron por los cielos durante todo el trayecto a pesar de los esfuerzos de mi amiga por tranquilizarme.

Según ella la fiesta que había organizado Matt era una que me iba a agradar, ya que al parecer la cantidad de invitados no era exorbitante, no habían luces de neón chillonas ni tampoco gente cazando gente. Al parecer ella y Ben habían llegado temprano con la intención de reunir suficiente información para hacerme una reseña y así ser más responsables conmigo.

Tenía que admitir que era un detalle muy bonito de su parte, pero eso no le quitaba que las fiestas simplemente no me agradaban y que todas eran más o menos lo mismo. Además, sabía que de alguna forma u otra iba a terminar solo en una esquina con mis pensamientos.

-Aquí es.- anunció Dana.

Corrió hacia el jardín delantero de una bonita casa de dos pisos y alzó ambos brazos, como presentándomela. Me di cuenta de que las luces del interior estaban encendidas y que se veían algunas siluetas en las ventanas. Al menos desde afuera el caos no era visible.

-Matt vive aquí.- dije metiendo la mano en uno de mis bolsillos.

-Sí y es un chico muy decente, así que no tiene cosas muy locas ahí adentro.- comentó.-De hecho, ni siquiera hay tanta gente.-

Dicho esto tocó la puerta y casi al instante nos abrió uno de los chicos del equipo, era Mani. Al verme sonrió y posó sus pesadas manos sobre mis hombros y enseguida traduje eso como una bienvenida amistosa.

-Adelante, adelante.- me apremió.

Nos recibió un largo pasillo por el cual avanzamos, la música era audible pero no ensordecedora y las voces de los invitados sonaban más relajadas y divertidas que histéricas. Esta definitivamente era una fiesta mucho más tranquila de lo que había imaginado posible.

Saludé a varios de mis compañeros de equipo y a tan solo unas cuanta personas desconocidas, había un grupo grande alrededor de la chimenea jugando a las cartas y lanzando billetes al medio de la mesa. Las parejas no faltaban, pero no estaban toqueteándose como si estuvieran a punto de tener sexo ahí mismo y eso era un plus para mí.

Finalmente Dana me llevó al mesón que separaba la cocina del comedor y me sentó en una silla, luego volvió con dos vasos. Dejó uno frente a mi y le dio un largo sorbo al suyo. Miré mi vaso con una ceja alzada y lo tomé como si fuera radioactivo, lo acerqué a mi nariz y me sorprendí al no oler nada.

-Es agua.- dijo ella con orgullo.-Te dije que iba a encargarme de que no mueras.-

-No lo creo.- sonreí.

-Mira, sé que quedaste muy mal con tu última experiencia así que sé que no tengo que cuidarte porque con lo paranoico que eres estoy segura de que nunca más beberás en una fiesta...- dijo con rapidez.-Así que ¿por qué no vas a hablar con tus compañeros?- me incitó.

-Déjame aquí un rato, no me molesta estar solo.- dije despreocupado.

-Pero...- se mordió una uña, mirándome indecisa.-Ok, confío en ti.- asintió.-Estaré cerca.- aseguró, luego me tomó el brazo y se inclinó un poco sobre mi.-Ben estaba hablando con un tipo por ahí, pero conociéndolo probablemente sólo sea una charla...-

-Algunos no son tan audaces como tu.- indiqué.

-Exacto.- asintió riendo.-El punto es que los dos estamos cerca, ¿ok?-

-Estaré perfectamente bien aquí con mi agua.- aseguré.

Dana me pellizcó una mejilla con fuerza y luego se alejó. No me molesté en mirar adonde se iba y simplemente me enfoqué en la frescura de esa fabulosa agua. A diferencia de mis amigos, no me molestaba quedarme marginado en un evento social e incluso puede que lo prefiriera.

La Primera RupturaWhere stories live. Discover now