la hora de la verdad

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Capítulo 26: la hora de la verdad

Lia entró en la habitación casi con miedo. Anne iba detrás de ella y se preparaba para todas las posibles reacciones de la chica al ver a Allen. Lia abrió mucho los ojos al fijar la mirada en la cama en la que estaba tumbado su chico. Anduvo con pasos inseguros hasta él y le cogió una mano en la que tenía una vía intravenosa con mucho cuidado.

Una lágrima asomó en sus ojos, pero se la secó antes de que cayese.

Allen estaba pálido, con una mascarilla de oxígeno cubriéndole la boca y la nariz. Su pulso era muy débil y tenía los ojos cerrados. Lia se sentía inútil, mirándole sin poder hacer nada por él aparte de llorar como una tonta. Pero sabía que a Allen no le gustaba que sintieran lástima por él.

Lia, incapaz de evitar romper en llanto, salió de la habitación tras darle un beso en la mejilla. Cogió su móvil del bolsillo en el que lo guardaba siempre y llamó a Sophia. Cuando esta descolgó, Lia no pudo evitar echarse a llorar.

-          ¿Por qué no me lo dijiste?- preguntó entre sollozos la joven echándole la culpa de todo a su hermana- ¿Por qué no me dijiste que estaba tan mal?

-          ¿Lia?- preguntó medio dormida Sophia- ¿Eres tú?

-          ¡¡Respóndeme!!- gritó ella presa del dolor- ¿Por qué no me dijiste que había empeorado tanto?

-          ¿Quién?- volvió a preguntar.

-          Allen- dijo en un susurro Lia.

-          Lia, yo no te tengo que decir nada de mis pacientes. Allen empeoró esta mañana y tú no tenías por qué saberlo. Simplemente preocúpate de tu propia salud, que ya tienes bastante con eso- le recriminó ella.

-          Pero es que no puedo seguir sin él- contestó con tono firme y lastimero a la vez Lia. Antes de que su hermana pudiera contestar, colgó la llamada. No quería escuchar nada más. Solo quería quedarse junto a Allen.

……………………………………………………………………………………………………………………Lia pasó el resto de la noche con Allen. A pesar de que Anne insistió en que no era seguro quedarse allí porque su corazón no soportaría muchos cambios ni esfuerzos, fue incapaz de oponerse cuando vio el dolor en los ojos de Lia.

-          Escucha, cielo- le dijo cuando Lia le pidió que hiciera algo por Allen-. La enfermedad de Allen es muy inestable. Tiene altibajos. Hoy es un mal día, pero seguramente se recupere en unos cuantos días.

-          ¿Y si no se recupera?- preguntó Lia con voz inocente.

-          Entonces no podrá recuperarse más porque se irá a un lugar mejor.

Lia fijó la mirada en los labios agrietados del chico que tanto había llegado a querer sin apenas darse cuenta. Esos labios que había besado en otras ocasiones con tanto deseo. Hasta ese momento no se había dado cuenta tampoco de lo mucho que necesitaba sus sonrisas. Esas que solo aparecían cuando estaba con ella.

No podía haber un lugar mejor para él que donde realmente le necesitaban: junto a ella. Pero Lia estaba segura de que Allen solo sería completamente feliz si se curaba de esa enfermedad que había acabado con todo lo que tenía. Con todo, menos con ella.

La joven se durmió apoyándose ligeramente en el pecho del chico. Así podría escuchar su corazón. Mientras latiese, ella no perdería las esperanzas de tenerle cerca durante el resto de su vida.

………………………………………………………………………………………………………………………

A la mañana siguiente, Lia despertó al notar algo en su cuello. Levantó la cabeza y vio que Allen la observaba con una sonrisa dulce y cansada a la vez.

Hasta siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora