Hasta siempre

ansiada compañía

Capítulo 11: ansiada compañía

Varias enfermeras entraron corriendo en la habitación de Lia cuando ella ya había perdido de nuevo la consciencia por falta de oxígeno, se pusieron todas manos a la obra y, cuando Lia empezaba a abrir los ojos, Sophia entró para ver qué ocurría.

Una enfermera le dijo qué había pasado y Sophia enseguida empezó a repartir órdenes a todos los que estaban allí y en menos de cinco minutos, todo había vuelto a la normalidad. Sophia sacó a Anne, una de las enfermeras que acababa de atender a Lia, al pasillo.

-          Ve al despacho de Joel y dile que debemos adelantar las pruebas de Lia para hoy mismo. Esta noche debemos tenerlas todas hechas para estudiar los resultados lo antes posible.

-          Pero Sophia, Lia solo ha tenido un ataque severo de ansiedad. No creo que tenga nada que ver con su corazón.

-          Pues yo creo que si sabe exactamente qué le ocurre, le será más fácil sobrellevarlo todo- rebatió Sophia entrando de nuevo en la habitación.

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Cuando todos los médicos se hubieron marchado por fin, Lia cerró los ojos. Tenía miedo de dormirse y no volverse a despertar. No quería soñar porque sabía que sería sobre su enfermedad. Una enfermedad de la que aún no sabía nada. Solo sabía que la anemia hacía que todo fuese más difícil.

Pocos minutos después de que los médicos se marchasen, Lia escuchó unos golpecitos en la puerta. Pensando que sería Cloe, dijo que estaba abierto.

-          Hola- saludó Allen.

-          Hola.

Lia no esperaba encontrárselo a él.

-          ¿Por qué salían tantos médicos de aquí?- preguntó él mientras echaba un vistazo a la habitación.

-          No me parece bien que yo te tenga que responder a todo lo que me preguntes y tú no me cuentes nada- dijo sin embargo.

Allen rio, sentándose en una silla que había junto a la camilla.

-          Bueno, ¿qué quieres saber?- contestó él.

-          ¿Por qué estás aquí?

-          Los médicos me dijeron que podía entrar con la condición de avisarles si te pasaba algo.

-          Eso no es una respuesta a por qué estás aquí- le echó en cara Lia.

-          Me aburría y pensé en pasar a saludarte. Una enfermera me dijo dónde estaba tu habitación, pero cuando iba a entrar una chica salió llamando a gritos a los médicos y no pude entrar hasta ahora. ¿Está bien así?

Lia no hizo caso al último comentario del chico de ojos marrones.

-          ¿Y dónde está esa chica ahora?- preguntó.

-          Pensaba que me ibas a preguntar sobre mí- protestó Allen-. Creo que la echaron del hospital por armar tanto escándalo, aunque en mi opinión no deberían haberlo hecho porque de no ser por ella los médicos habrían tardado más.

Al parecer, Cloe había salido solo para avisar a los médicos. Lia no sabía cómo tomarse eso. Ella pensaba que simplemente estaba huyendo de ella.

-          ¿Puedo preguntarte ahora por qué estaban aquí los médicos?- dijo Allen interrumpiendo sus pensamientos.

-          No podía respirar- contestó Lia volviendo de su mundo-. ¿Te puedo preguntar ya por qué estás en el hospital?- le devolvió la pregunta ella.

Allen no se esperaba esa pregunta. No le gustaba hablar sobre el tema, y temía que ella no quisiera verle más cuando se lo dijera. En el hospital era eso lo que pasaba. La gente no quería juntarse con los que estaban muy enfermos porque no querían hacerse amigos de alguien para luego ver cómo se consumía y acababa por morir.

-          Estoy enfermo- dijo Allen. Realmente le daba miedo contárselo a Lia. Le caía bien y no quería terminar su estancia en el hospital solo. Ya había sido suficiente el abandono de sus padres.

-          Muy bien, Einstein- contestó sarcásticamente Lia-, estás enfermo como todos los que estamos en este hospital. ¿Pero de qué?

-          De lupus.

Lia apenas alcanzó a oírlo.

-          ¿Qué es lupus?- preguntó confusa.

-          Es una enfermedad autoinmune que va destruyendo tu organismo. A mí me ha alcanzado ya el hígado, y los médicos dicen que probablemente esté de camino a los riñones. Creo que también me ha afectado a los vasos sanguíneos.

-          ¿Es grave?- preguntó Lia. Suponía cuál sería la respuesta, pero quería oírlo para estar segura.

-          El curso de la enfermedad es impredecible, pero es una de las enfermedades mortales más comunes en adolescentes.

“enfermedades mortales”, cuando Allen dijo eso, Lia sintió un pinchazo en el estómago.

-          Lo siento mucho- dijo ella en un susurro.

-          Prefiero que no me eches de la habitación a que te lamentes por mí- contestó él molesto.

-          ¿Por qué iba a echarte de mi habitación?- dijo Lia divertida por la sugerencia-. No conozco a nadie aquí y parece que no me voy a ir próximamente, así que no voy a renunciar tan fácilmente a las posibles compañías.

Allen negó con la cabeza.

-          No lo entiendes- dijo-. No sé cuánto tiempo me queda, pero los médicos me han dejado bastante claro que la enfermedad está demasiado avanzada como para que pueda sobrevivir. ¡Ahora solo están tratando de mantenerme vivo el mayor tiempo posible!

Lia abrió mucho los ojos. No se esperaba esa reacción de Allen. Había acabado gritando.

-          Creo que será mejor que me vaya- dijo el chico.

Y sin dejar que Lia contestase, salió pisando fuerte de la habitación, dejando a una muy sorprendida Lia con la palabra en la boca.

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Espero que os haya gustado y como siempre, gracias por leer :) SOIS LOS MEJORES!!!! supongo que os habréis dado cuenta, pero por si no os lo digo ;) voy a publicar un capítul cada día porque no me da tiempo a escribir más (no es lo único que hago en todo el día) XD pero si queréis que publique dos algún día... no tenéis más que votar y comentar :))

Un besooo para todoooooooos!!!! :D :D :D