Capítulo Cincuenta y seis

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20 de Julio

11:45. He tenido mucho trabajo estos días. Algo muy bueno, ya que he pensado poco en todo lo que pasó con el innombrable. Relegué el CD de Roxette a una caja que espero no volver encontrar en mi vida, e intento volver en mí, lentamente. Lo primero que he hecho es volver a leer. Retomé “El ABC de la felicidad” y me estoy llevando gratas sorpresas.

Resulta que el libro, que lo había cotizado poco en un principio para ser honesta, habla de lo que “postulan” Aristóteles, Buda y Confucio respecto de la felicidad. Voy recién en el primero. Aristóteles dice que el hombre es feliz cuando logra la realización personal. Mm… lo cual ha sido una revelación enorme para mí. He pensado que quizás ese ha sido realmente el gran error en mi vida: no me siento realizada. Aristóteles también dice que esa realización no está fuera de nosotros, sino dentro. Esto es aún mucho más importante, porque he buscado la aceptación y el amor fuera de mí, y quizás debería aceptarme y quererme primero yo misma.

Así que me he propuesto estas dos cosas, como una forma de superar la horrible etapa con el innombrable.

Lo primero que he decidido es… que me haré un cambio de look. Marlon y Esteban estarán realmente felices de esta decisión. Le tienen hambre a mi cabello. También les diré que me den consejos de belleza, por que quizás cambie mi armario. Bueno, como regalo anímico, mandé a estampar una camiseta. Ha quedado genial.

La segunda decisión, es que buscaré algo que me haga sentir realizada. No sé bien qué pueda ser. Mm… cuando le pregunté a Arturo Mollins, si él siempre supo que los negocios era los suyo me respondió:

-          Si… siempre tuve habilidad para esto. Mi padre nos enseñó a mi hermana y a mí el negocio familiar, pero Magda no quiso seguir nada de esto, y prefirió estudiar una carrera más social. Yo me apasioné desde el principio ¿Por qué?

-          No sé… yo nunca he sabido lo que realmente he querido.

-          Mm… pues mi padre siempre me decía, que uno debía seguir a aquello que se le repetía como una constante en la vida. Si se repite, es por algo…

-          Mm…a mi se me repiten las malas historias de amor ¿piensas que debería seguir en eso?

-          No, no lo creo… - dijo sonriéndome – si me permites hacer una observación, creo que eres muy ingeniosa.

-          ¿Si? ¿eso crees?

-          Si… por ejemplo esa camiseta que traes puesta…

-          ¿Qué tiene?... me gusta… - dije mirándola.

-          Si, lo sé… a mí también me gusta, se te ve bien. Podrías poner un negocio de camisetas que tengan mensajes originales. Emm… Solo espero que no sea real lo que dice…

-          Soy mala para los negocios…

-          Pero podrías asociarte con alguno de tus hermanos. Por ejemplo con el que estudió arte. Pídele a tu hermano mayor que te asesore con lo legal. Si necesitas capital inicial… pues… yo te podría ayudar encantado…

-          Si, verdad… Polín, me podría ser de gran ayuda… no se me había ocurrido…

-          Lo sé… y… ¿es verdad lo que dice la camiseta?

-          Mm… no sé, quizás… y no me mires más la camiseta que siento que me miras las pechugas y eso me incomoda… - cuando dije esto último Arturo Mollins se atoró con el café.

Yiyi, La peor de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora