Capítulo Veintiséis

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16 de mayo

13:33. Estoy chata. Cansada, colmada hasta el pescuezo con dilemas y más encima no me logro sacar a don Pelmazo de mi hombro. Tan patudo es el viejo infeliz, que irónicamente se me acercó para decirme “Oye Gómez… muéstrame que tan capa eres en esto…”, por favor añádasele un toque de excremento en cada palabra.

La verdad es que no sé que es lo que pretendía con esos extraños dotes de detective de la PDI. Se paró detrás de mi (yo no sé si al resto de las mujeres le pasa, pero es muy incómodo cuando un hombre hace eso. Uno, como mujer, no sabe si te miran en medio del escote, se pretenden restregar en tu espalda o están teniendo algún tipo de turbia fantasía… es horrible ¿verdad?), y comenzó a observar lo que hacía. Lo tuve diez minutos observando la pantalla y explicándole todo el proceso. Y no sé a pito de qué…

En eso estaba cuando llegó la Cote con una vendedora nueva para presentarla al equipo. Yo me esperaba la tremenda mujerota de 1.70 con 1.50 de pura pierna, y pechos del tamaño de un melón, pero resultó ser una señora de casi 50 años, que se conservaba de lo más digna eso si. Nos miraba a todos con una linda sonrisa de “¿Me ves dulce?, no te equivoques: soy una arpía”… simpática la señora… al menos de presencia. Su nombre es Joselyn

Las mujeres de la edad de esa señora, vienen curtidas con todo el tejemaneje de las oficinas, saben sus vicios y se manejan mejor de lo que las más jóvenes puedan imaginarse. Saben las mañas y saben salir siempre victoriosas de las situaciones más complejas. Las más jóvenes de ríen, porque ellas tienen la juventud. Pero las mayores también se ríen, ellas tienen la experiencia… mm… interesante fenómeno…

La Cote le preguntó de improviso a mi jefe.

-Y cómo va…

-Mira… no es para tanto… cualquiera puede hacer esta pega… en una tarde, la aprenden.

Mm… ojo, yo jamás he dicho que mi trabajo sea imprescindible o lo más difícil que exista. Es más, siempre lo he catalogado como bastante aburrido… pero de ahí que lo miren en forma tan despectiva, es bastante ofensivo.

Al rato que pasó la estupidina con la nueva vendedora, Jeremy me mandó un correo preguntándome si la señora era mi abuela. Mm… le respondí que no y por una extraña razón, volvimos a tener una discusión por correo. Ahora referente a las edades y los hombres. Claro como siempre el tema terminó versando en torno al sexo.

Mm… estoy pensando que quizás Jeremy tiene algún problema de disfunción sexual. Quizás se encuentre su aparato chico y eso lo acompleje. No sé… es raro que siempre haga girar todo en ese ámbito. No me incomoda del todo, no soy puritana ni nada de eso… pero realmente es muy extraño…

Como sea el caso… seguimos adelante con la discusión y yo le pregunté si siempre era tan fijón con las mujeres. “Claro Gómez. Soy hombre… no hay hombre que no miré a una mujer. A no ser que sea maricón.”… ¡uf! ¿Tan obvio es?... no lo es para mí. Le pregunté en qué se fijaba, qué era lo que le gustaba más de una mujer y me respondió que le gustaban un poco más bajas que él, “buen poto y buenas tetas”. Mm… le respondí, que entonces yo no le gustaba y me dijo “Gómez… a mi me gustan todas las mujeres. En tu caso, eres bastante guapa pero en frasco chico. Ya te he dicho que tienes buen culo”… entonces me pregunté ¿a este le sirven todas las micros?...

¡Haij!... Tendré que dejar de escribir… viene don Pelmazo…

15:03. Ya… don Pelmazo me informó que mañana llega una nueva integrante, para hacer lo mismo que yo hago. Genial… tendré apoyo y así no me tendré que bancar a todo este ejército de testosterona del cual siempre estoy rodeada.

Yiyi, La peor de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora