Capítulo Dieciocho

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3 de mayo

8:56. Hoy sí que es mi día D. he llegado rapidito. Tengo el estómago tan apretado que no pude siquiera tomar desayuno. Estoy en estado de alerta máxima.

9:08. No pasa nada… Berenice ha atravesado el pasillo con cara de preocupación. Cristina llamó a mi anexo y me dijo que me mantuviera tranquila y firme. Que pensara que estaba frente a don Pelmazo y que no perdiera mi aplomo… mmm… ¿Qué no perdiera mi aplomo? ¡Pero si tengo puras ganas de tirarme por la ventana!, lástima que estén todas cerradas en forma hermética. Supongo que es una medida en contra de los histéricos como yo…

9:14. Escucho voces en el pasillo. No he visto a Arturo Mollins. ¡MIERDA!… ha sonado el puto celular… casi me da ataque. Tengo los nervios destrozados Dios mío… necesito vacaciones…

9:23. Gran noticia. Al menos algo bueno para mi vida este día. Me llamó la dueña del departamento. Me ha dicho que está dispuesta a aceptar mi propuesta de venta. Quiere que nos juntemos a ver todo el pap… lo vi… creo que he visto a Jeremy… mm… ¡¡¡SIII!!!... es él… Dios santo… ¡trágame tierra!... no… aplomo… yo puedo ser una mujer aplomada… na’ esa palabra suena rara… compostura, eso… debo mantener la calma, el aplomo, la compostura… total… ya no puedo arrancar al baño, por que... eee… se metieron a la sala de reuniones.

Iré por un café… necesito inyectarme un poco directo a la vena…

9:51. No he visto a nuestro nuevo jefe. Quizás se arrepintió de venirse a trabajar acá. Que lástima. Las chicas lo extrañaran bastante. Que reunión más larga. Deben estar dándole la bienvenida… o le están contando de la gente que trabaja en esta unidad. Que vergüenza, sabrá que sigo en el mismo cargo, que sigo siendo la misma fracasada de siempre. Y que en cambio él… ha viajado, estudiado, trabajado en el extranjero… les debe estar contando todas sus maravillosas experiencias, el maldito hijo de puta… mmm…

10:01. Qué diablos pueden estar haciendo allá adentro para que se demoren tanto.

10:03. Le mandé un correo a Benjamín. Él tiene una vista panorámica del pasillo que lleva a la segunda puerta de la oficina de reuniones. Me ha dicho que no se ve nada… la paciencia, definitivamente, no es una de mis virtudes.

10:05. Me aburro. ¡Me aburro!

10:08. Por qué agarrar a una persona que recién está llegada y llevársela a una sala. Por qué no hacen algo bien hecho, me pregunto yo. ¿No debería conocer a su gente primero?... digo… no es como lo más lógico. Hacer las presentaciones, compartir impresiones un par de minutos y luego tener la estúpida reunión ¿eh?

10:11. ¡Oh!... ahora parece que sí… mm… ¡SI!... lo he visto, lo he visto, lo he visto… ¡uf! Se cortó el pelo, se ve más cabezón de lo que lo recuerdo. Conserva la barba… mm… maldito Arturo Mollins que me hizo quebrar mis lentes, no veo muy bien… maldita miopía.

Vienen hacia acá… don Pelmazo se ríe como yegua… anda todo chinchoso con su nuevo jefecito… tan zalamero el viejo infame… ¡ah! ¡No!… ella, no podía faltar ella… la Cote ha agarrado a besos y abrazos a Jeremy como si fueran los más grandes y entrañables amigos, pero que puta es… de seguro que se lo está asegurando para escalar a algún sitio… tan arrogante la pobre rubia teñida y siliconada…

Los veo doblar la esquina… ¡oh! Dios Santo…

Don Pelmazo ha dicho que nos reunamos un segundo para conocer al nuevo y flamante bastardo hijo de puta que se ve tan bien vestido de formal, con el pelo corto y una barbita de chivo que definitivamente lo hace ver demasiado, demasiado arrebatador… MIERDA… ¡¡¡buuuaaa!!!... no puedo ser tan estúpida de volver a caer en sus encantos… no puedo ser tan tarada… no, no, no… me resisto… pero… es que… se ve… tan fascinantemente sexy, que me lo follaría acá mismo, delante de todos…

Yiyi, La peor de todasWhere stories live. Discover now