Capítulo Cuarenta y tres

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27 de junio

12:23. He estado pensando qué habrá querido decir Jeremy con lo de que mi tatuaje… mm… tengo un tattoo céltico a la altura de mi cintura hace más de cinco años ¿qué era lo nuevo para él?

¡Hay! Se me quitaron las ganas de escribir. Seguiré mañana. Me duele un poco la garganta… La tos me suena muy fea… sigue lloviendo a cántaros… Y mi Jeremy no está… estoy sola. Arturo Mollins está encerrado en su oficina, no ha pasado una sola vez por una Sprite y a mí me duele la espalda. No me siento nada de bien… nada, nada de bien…

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Martes 28 de junio

12:46. Ha sido un día realmente nefasto. Esta mañana cuando llegué las chicas me preguntaron que qué me había sucedido. Dijeron que parecía que me hubiese pasado una moto por la cara. Fui a verme al espejo del baño. No estaba tan mal, las chicas suelen exagerar un poco.

Arturo Mollins ha pasado muchas veces por frente de mi lugar de trabajo y me ha quedado mirando con cara de papá preocupado. Pero yo sé que en esa mente se teje un horrible crimen en mí… cof, cof… en mi contra… maldita odiosa tos… siento que me saldrán las amígdalas disparadas por la boca. Me arde la cara… debo tener un poco de fiebre.

Ayer no me sentía así de mal. Se puso a llover muy fuerte en la mañana. De camino a la oficina pasó un auto por una posa de agua y me mojó justo los bototos. Anduve todo el día con las calcetas mojadas. Tenía escalofríos y aunque me tomé dos aspirinas con un té con mucho limón, parece que esta gripe me ha empeorado…

Anoche dormí pésimo. Con el calienta cama a full, eché encima toda la ropa que encontré. No pude pegar un ojo. Me venían ataques de tos y no podía parar, así que prácticamente lo poco que pude dormir lo hice sentada. A eso de las cuatro de la madrugada preferí levantarme. Me ardía la cara… me paseé por el departamento como una cucaracha somnolienta.

Hoy, cuando me levanté, Arturo Mollins me quedó observando muy serio. Salió primero del departamento, pero antes me dijo que no debería ir a trabajar. Maldito intruso… no sé qué se tiene que meter en mis cosas. Yo sé lo que hago… mm… me arden los ojos, parece que me los estuvieran incendiando… mm… Mollins metiche…

13:25. Jeremy me ha preguntado cómo llegué el sábado en la mañana a mi departamento. ¡Lindo mi Jeremy!… le he dicho que llegué viva, pero que parece que me había resfriado más de la cuenta. Me dijo que él tenía una receta muy buena para sacar los resfríos y que podíamos organizar otra junta si así lo deseaba… que tonto es… jajaja… le dije que quizá este fin de semana podríamos ir a la playa. No será posible, tiene otras cosas que hacer. Aunque me aseguró que la semana siguiente podíamos ir a darnos otro revolcón donde yo quisiera. Pensé en ese famoso Hotel de Santiago, que tiene habitaciones con temáticas y cosas así. Dijo que se moría de hacerme el amor de nuevo… ¡uf!, ¡uf!, ¡uf!... cof, cof, cof… ¡odiosa tos! Me hace doler la cabeza…

16:27. En la hora de colación no he logrado tragar bocado. Me duele la garganta. Me duele el pecho. Me duele la espalda. Me duele la nariz por las veces que me he sonado. Me duele la cabeza por la tos maldita que tengo. Me duele el pelo, las uñas y me duele hasta cuando pienso.

Quiero a mi mamá… snif, snif… me dio pena… snif, snif…

21:56. Estoy en cama. El doctor me dio el resto de la semana de licencia. Diagnóstico: Principio de Neumonitis.

Yo no quería ir a médico. Me sigue pareciendo que fue una exageración. Ya… si… ok, mi aspecto era un poco como de zombies, pero hoy no me pasé la manito de gato acostumbrada, no me sentía de ánimo. Estoy segura que con más jarabe y más abrigo se me habría pasado igualmente…

Yiyi, La peor de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora