Capitulo 24.

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Harry Styles

Volvimos caminando de nuevo a mi casa. Subimos las escaleras y me quedé parado frente a mi puerta, sonriendo. Me di la vuelta y sonreí al ver que ella estaba en la misma posición que yo.

—Gin —la llamé y se giró. Acaricié su mejilla suavemente—. Quizás no quieras por lo que dicen de mí, pero —me interrumpió.

—Hace un rato te he dicho que sabía perfectamente que no eres como dicen.

— ¿Quieres dejarme acabar? —asintió mirándome.

—Decía que a pesar de todo eso que dicen de mí, aunque tú sepas que no es verdad —ambos sonreímos—, quería saber si estarías dispuesta a intentar algo conmigo. Será difícil y complicado por la prensa, pero —me encogí de hombros, despreocupado— necesito poder besarte cuando me apetezca, acariciarte si quiero, irme a dormir cada noche sabiendo que eres solo mía —se quedó callada unos segundos, mirándome con una amplia sonrisa—. ¿Y? ¿Qué me dices?

—Que me encantan los retos difíciles —susurró antes de unir sus labios con los míos una vez más aquella noche. Un carraspeo nos interrumpió y cuando mi hermana apareció por el pasillo, Gin se sonrojó completamente.

—No os preocupéis por mí. Podéis seguir, ya me voy a la cama —dijo divertida mientras pasaba entre los dos y se metía en la habitación. Solté una risita y la besé de nuevo.

—Hasta mañana.

—Buenas noches, Hazza.

Nos despedimos de mi hermana y nos metimos en el coche para poner rumbo a Londres aquel domingo. Charlamos, reímos y cantamos canciones en el trayecto y, antes de lo que me esperaba, estaba entrando en su calle para dejarla frente a su casa. Paré el coche y nos quedamos en silencio. No tenía ganas de que se bajara y, al parecer, ella tampoco tenía ganas de irse. La miré de reojo y sonreía mirando al frente. Pasé mi lengua por mi labio inferior y me giré para mirarla, estirando mi brazo, apoyándolo en el respaldo del asiento del copiloto.

—Podías haberte quedado esta noche a dormir en mi casa —sugerí divertido. Inmediatamente giró la cara haciendo que nuestras miradas se cruzasen.

— ¿Dormir? ¿En tu casa? —alzó una ceja— Seguro que eso no es precisamente en lo que estás pensando, Hazza —me eché a reír. Me había pillado. Bueno, en realidad lo único que quería era pasar un poco más de tiempo con ella, pero estaba claro que no iba a negarme a no dormir—. ¿Lo ves? —se unió a mis risas. Agarré su barbilla con mi mano y la acerqué a mí para besarla.

—Te llamo mañana entonces —confirmé en sus labios al separarnos, aunque al final, terminé llamándola aquella misma noche.


Lucy Austen

Después de recibir el último mensaje de Niall, me vestí con unos short vaqueros y una camiseta de tirantes azul que acompañé con mis vans negras. Me despedí de mi padre diciéndole que quizás no volvería a comer y bajé a esperarle en el portal. Esperé unos minutos y vi aparecer su coche. Me acerqué a él rápidamente y me subí en el asiento del copiloto. Le saludé con un beso en la mejilla y empezó a conducir.

— ¿Dónde me llevas, Nialler?

—No lo sé. —admitió sinceramente y me eché a reír.

En realidad, me daba igual donde fuéramos, el caso era estar a su lado. Desde que recordó nuestro verano en aquel campamento, solíamos hablar cada día por WhatsApp o incluso nos llamábamos y pasábamos un par de horas charlando de miles de cosas. También habíamos estado viéndonos, o más bien él venía a verme al trabajo con la excusa de que le apetecía comer en Nando's. Pero la excusa dejó de colar cuando se presentó allí durante tres días seguidos. Todo eso que había ocurrido en las últimas semanas me había llevado a darme cuenta de que seguía enamorada de aquel chico que me había conquistado con sus ojos azules y su guitarra colgada a la espalda. Obviamente el Niall que tenía delante ya no era igual que aquel muchacho, pero podría decir que este nuevo duendecillo irlandés me había hecho sentir lo mismo.

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