Capítulo 21.

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Harry Styles

Salí de casa arreglado de manera informal después de tomar algo de desayunar. Monté en el coche y arranqué para dirigirme a la casa de Gin. Me quedé aparcado en doble fila frente a la puerta de su casa. Miré el reloj que llevaba en la muñeca: había llegado quince minutos antes de la hora acordada, así que saqué el móvil para avisarla de que ya estaba esperándola. Mientras la esperaba, un WhatsApp llegó a mi teléfono.

"Harold, ¿qué tal te fue con Gin? ¿Te costó mucho convencerla para que te acompañara?"

"¡Pequeñaja! Si te digo que ahora mismo estoy esperándola porque nos vamos de compras, ¿cómo te parece que me fue?"

"Uuuh, sabía que no podría decirte que no, pero más te vale tener cuidado con mi amiga, como le hagas algo que no debas, te las verás conmigo."

"Prometo portarme como todo un caballero."

"Así me gusta, te dejo Haz, que he quedado con mi chico. Ya me contarás qué tal han ido esas compras *guiño, guiño*"

"Hahaha que tonta eres. Pásalo bien y, ya sabes, dile a Nick que se porte bien o tendré una seria charla con él."

Mi conversación con Amy terminó cuando sentí unos golpecitos en el cristal del coche. Levanté la vista del móvil para encontrarme con la chica pelirroja mirándome desde el otro lado de la ventanilla. Quité el seguro de las puertas para que pudiera entrar. Me saludó con un alegre "buenos días, Harry" y un beso en la mejilla. Arranqué para dirigirme al centro de Londres que era donde se encontraban las mejores tiendas. Entramos en muchísimas tiendas a lo largo de la mañana, tantas que hasta había perdido la cuenta. Lo que me gustaba a mí, no la gustaba a ella y viceversa. Tan solo habíamos coincidido cuando algo nos disgustaba a ambos.

—No me pruebo nada más, eh —me dijo entrando al probador con un par de vestidos y un conjunto de falda y top en las manos.

—Vale, vale —acordé mientras me apoyaba en la pared a esperar que saliera. Salió poco después vestida con la falda, entubada y de color azul marino y un top bastante elegante de un color claro. Negué varias veces con la cabeza y se echó a reír.

—Recuérdame que nunca más vuelva a venir de compras contigo —murmuró mientras volvía al probador. Esta vez apareció con un vestido verde agua, que le llegaba por las rodillas, bastante ajustado. No estaba nada mal—. A ver, ¿este qué tal?

—Me gusta —admití.

—A mí no termina de convencerme, pero si dices que te gusta, me le llevo con tal de que acabemos ya —comentó y el que rio en ese caso fui yo.

—Ponte el que queda, anda.

— ¿No decías que este te gustaba?

—Pero ya que estamos pruébate el otro también —ella resopló y se metió dentro.

Sonreí mordiéndome el labio inferior nada más verla colocarse frente a mí. Estaba claro que ese sería el elegido. Un vestido hasta las rodillas ligeramente más largo por detrás, suelto y de palabra de honor en color coral. Muy sencillo, pero que la quedaba estupendamente.

—Por tu cara de bobo deduzco que nos llevamos este, ¿no? —dijo divertida apoyando un brazo sobre su cadera.

—No tengo cara de bobo —protesté frunciendo el ceño.

—Lo que tú digas —rio entrando de nuevo para ponerse la ropa que había traído. Cuando salió, dejó lo que habíamos descartado en un mostrador que había y fuimos hasta la caja con el último vestido.

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