46.- Nuestra gran debilidad. (Ayra Sparks)

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Tenía mis ojos cubiertos por una venda y mis manos atadas tras mi cuerpo. Mis piernas se mantenían unidas por los tobillos por alguna clase de hechizo, por lo que era imposible moverme. Dentro de mi boca había una especie de pañuelo enrollado, lo que me impedía poder hablar. Sentía una agitada y desesperada respiración a mi lado, pero no tenía manera de saber de quién se trataba.

Ya habían pasado un par de horas, calculadas mentalmente, desde que había recuperado la conciencia y despertado en esta situación. Lo último que podía recordar era que nos encontrábamos rodeados de Mortífagos.

¿Dónde estaban Sirius, Remus y Rose? ¿Dónde estaba yo en ese momento? ¿Quién respiraba agitadamente a mi lado? ¿Sería alguno de ellos?

- Hora de levantarse, preciosa- Susurró una voz con un horrible aliento directo a mi cara. Me tomó de un brazo y me levantó con brusquedad.

- Hey, tienes un aspecto horrible - Habló alguien unos pasos más allá y supuse que no se dirigía directamente a mí. - ¿Estás en ese periodo del mes o qué? - Rió - ¿Ya vas a volverte peludo?

Remus. El hombre de la voz estaba hablándole a Remus.

Traté inútilmente de poder modular algo para hablar con mi amigo.

Con un empuje en mi espalda y mis piernas libres de ataduras, comencé a caminar a tientas.

De pronto, aquella persona me detuvo de golpe y presionó sobre mis hombros, obligando a que me arrodillara. Llevó una mano a mi nuca y desató por fin la venda que cubría mi vista.

Cerré los ojos un segundo ya que mis ojos se habían desacostumbrado a la luz. Poco a poco fui ambientándome.

A mi lado estaba Remus, golpeado y en la misma posición mía. Giré el rostro rápidamente en diferentes direcciones buscando a Sirius, pero nada.

Quitaron la venda de los ojos de Remus y él repitió mi misma acción, chocando finalmente su mirada aterrada y confundida con la mía.

Lucius Malfoy entró a la sala junto con Greyback, el hombre lobo que había querido morderme en el ataque al matrimonio de James y Lily.

- Tenemos dos propuestas para ustedes - Lucius sonrió de lado y se sentó cómodamente - Por eso los hemos dejado con vida. Los otros dos eran inútiles para nosotros por lo que no nos interesan en este momento. Luego decidiremos su futuro.

Lo único que quería era poder preguntar a gritos por Sirius, pero la mordaza en mi boca me lo impedía.

- Espero que ella rechace la propuesta - El hombre lobo se acercó a mí, tomando con violencia mi cabello y alzándolo para dejar libre mi cuello. Se inclinó hacia mí e inspiró hondo mi piel. - Me muero por poder morderla y probar su sangre...su piel fresca... Ahora mismo...

Cerré los ojos lo más fuerte que pude, sintiéndome totalmente vulnerable, débil e impotente.

- Quita las garras -Regañó Malfoy - Fenrir, recuerda que esta es una de las que nos es más útil.

Con un quejido de disgusto, el hombre lobo me soltó y se alejó, dejando lugar a Lucius que se acercaba a mí, estirando su varita bajo mi mentón y obligándome a subir la mirada hacia sus ojos.

- Vamos a admitir que Black tiene buen gusto - Sonrió de lado - Si sigues con vida, podría considerar dejar a Narcisa de lado... tu y yo podríamos convertirnos en los favoritos del Señor Oscuro...

Le dediqué mi mejor mirada de odio y asco, recordando mentalmente escupirle en la cara apenas me devolvieran mi movilidad.

- ¡Ya basta de tanta chachara! - Bellatrix entró a la habitación - Y no olvidaré lo que acabo de oír sobre mi hermana. - Le advirtió a Malfoy y se acercó a mí, empujando a su cuñado - La cosa es simple, el Señor Oscuro está fascinado con los niveles de metamorfismo que has alcanzado blah blah blah, y tiene una propuesta simple: unirte a nuestro lado. - Se acercó y me quitó de golpe la mordaza - Responde.

MERODEADORES: Historias de amor y guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora