MERODEADORES: Historias de amor y guerra.

29.- Propuesta. (Lily Evans)

Sin decir una palabra, y solo con el sonido de nuestros pasos, llegamos a la oficina del profesor Dumbledore.

- Quiero, primero que nada - Nos habló cuando nos habíamos acomodado los tres frente a su escritorio - Que consideren lo afortunados que son - Nos sonrió levemente con la mirada por sobre sus lentes de media luna - No muchos magos que se hayan enfrentado a Voldemort han salido con vida, y les estoy hablando de magos con mucha experiencia que han decidido enfrentarse a él. Tengan en consideración que un maestro ha fallecido hoy... a manos de los Mortífagos o del mismo Voldemort. No tengo información certera aún.

Yo asentí sin saber muy bien qué decir. La situación que acabábamos de pasar aún ocupaba toda mi cabeza. James apretó mi mano y Sirius tenía la vista fija en un punto invisible, ajeno a toda la conversación.

- ¿Entonces es verdad que el profesor Whaterby ha muerto? – Preguntó mi novio. Es lo que escuchamos.

- Lamentablemente, señor Potter. El profesor Whaterby era un amante de los muggles y no sé si ustedes habrán estado al tanto de que hace poco publicó un artículo sobre los beneficios de los matrimonios de magos y muggles. De cómo todos nos beneficiaríamos en la mezcla de la sangre.

Negué despacio.

Un silencio se presentó por un par de segundos hasta que el director volvió a hablar.

- También me gustaría pedirles disculpas – Se aclaró la garganta - Cae en mis hombros toda la responsabilidad de lo ocurrido esta noche. Obviamente pediré disculpas generales, pero quería aprovechar la situación de tenerlos aquí presentes a los tres.

- ¿Puedo retirarme? - Habló Sirius y todos lo miramos.

- ¿Retirarse? - Preguntó el director.

- No dudo que lo que tendrá que decirnos es de suma importancia, señor... - Black hablaba decaído - Pero necesito ir a ver a Ayra. Bellatrix le lanzó una maldición y yo...

- Tranquilo - Lo interrumpió Dumbledore - He pasado por la enfermería antes de venir aquí, y la señorita Sparks está relativamente bien. Claro que fue una de las tres maldiciones más terribles, pero ella es fuerte y lo está superando.

Sirius se relajó levemente en su asiento.

- De acuerdo - Se pasó una mano por el pelo - Pero sin motivo de ofenderle... podríamos apresurar esta conversación de todos modos.

Dumbledore sonrió con paciencia y asintió.

- Supongo que todos están preocupados por sus amigos. Muy bien... seré breve entonces. Como éste es su último año en Hogwarts, supongo que todos ustedes tendrán un plan para el futuro ¿no?

Ninguno de los tres asintió. La verdad es que terminar Hogwarts era terminar un ciclo completo de vida y pensar en qué pasaría luego, era algo complicado.

- Quiero ser Auror - Comentó James, orgulloso.

- Muy bien, muy bien... - El profesor nos examinaba a todos con la mirada - ¿Qué tal tú, Sirius? – El aludido no hizo más que encogerse de hombros. Sirius no estaba prestando ni la más mínima atención a la charla del Director -¿Señorita Evans?

- Pues... - Hablé despacio - Aún no lo sé muy bien, es algo complicado.

- Muy bien, muy bien... - Entrelazó los dedos de sus manos mirándonos fijamente - Tengo una propuesta para ustedes... y tienen un mes para pensarlo, o sea desde este día hasta que ya no cursen como alumnos de Hogwarts.

Con James intercambiamos miradas de extrañeza.

- ¿Cuál sería? - Comentó James.

- Unirse a la Orden del Fenix - Sonrió.