31.- Perdóname.- (Sirius Black)

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Pasaban y pasaban los días. Eternos días. ¿Y yo? Yo estaba escondido en el ático del cuartel de la Orden del Fenix. ¿Escondido? ¿Sirius Black escondido?

A pesar de que la mayoría de los miembros de la organización conocía mi ubicación, solo subían a dejarme comida, agua y luego se alejaban.

¿Por qué?

Porque yo no quería ver a nadie. Me sentía sucio y culpable. Era como si yo mismo hubiera desenvainado la varita para quitarle la vida a Jonah.

Los recuerdos de aquella tarde, pasada hace ya más de tres semanas, me seguían atormentando y logrando que me sintiera el peor ser que toca la tierra. Me acomodaba en un ricón y golpeaba una pared con los puños mientras no podía evitar las lágrimas.

Jonah perdió la vida luego de que un rayo verde lo atravesara. Bellatrix lo soltó, haciendo que su cuerpo cayera al piso de un golpe sordo que retumbó por toda la habitación. Ayra se lanzó hacia el cuerpo de su hermano mientras la risa de Bellatrix llenaba el pequeño cuarto lleno de juguetes.

Miré la bandeja con comida que había subido a dejarme James hace unas horas. Suspiré y la acerqué hacia mí, comiendo un poco del arroz y pollo, ahora fríos. Todo me sabía a tierra.

Dos luces se materializaron y de cada una emergió una persona. Una joven castaña y algo más baja que yo, se situó frente a mí con la varita en alto actuando de escudo para mí; un hombre de unos treinta años repitió la misma acción delante de Ayra.

- ¡Se acabó tu juego, Lestrange! - Habló mi escudo.

- No voy a rebajarme a pelear con ustedes - Bellatrix sonrió - Ya acabé con mi objetivo, ya castigué a mi primito, estas muertes quedarán en tu conciencia, pequeño Sirius - Y dicho esto, prima se desvaneció, dejando solo el eco de su risa en la habitación y el recuerdo de su amplia e irónica sonrisa.

Aún podía sentir en mis oídos el desgarrador grito de Ayra aferrándose al cuerpo ya sin vida de su hermano.

Enterré el cuchillo en el pollo, como si así pudiera canalizar levemente la culpa y la rabia interior que había sentido desde aquel momento.

- ¡Ayra! - Corrí hacia ella, sentándome a su lado y traté de apartarla del cadáver de su hermano mientras el hombre se movió rápidamente apagando el fuego de la casa.

- No, no, no - Era lo único que repetía Ayra mientras lloraba y se aferraba a Jonah.

- ¡Expecto Patronum! - Gritó la chica castaña y una suricata plateada emanó de la punta de su varita - Tenemos tres caídos pero los chicos de Hogwarts están bien, la Mortífaga escapó; espero tu orden para proseguir.

Bellatrix había decido castigarme y lo había logrado de la manera más dolorosa posible. Asesinó a la familia de Ayra, lo cual significaba que ellos estaban muertos por mi culpa. Gracias a mí, Ayra había tenido que asistir al funeral de sus padres y su hermano.

Volví la vista a Ayra sin saber qué hacer. El cuerpo de su padre estaba unos pasos más allá y otro que no había notado, el de una mujer, estaba junto a la cama, también sin vida.

- No tenemos más tiempo - El hombre volvió a la habitación - Que la chica empaque un par de cosas y nos vamos. Los muggles-apaga-incendios están en camino.

Ayra me miró asustada y yo entendí su mirada. Nosotros no sabíamos quiénes eran ellos y ya estaban hablando de que nos fuéramos a un lugar desconocido también.

Me puse de pié y les hice frente a ambos.

- No sabemos quiénes son, no iremos con ustedes - Hablé firme.

MERODEADORES: Historias de amor y guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora