30.- Adiós Hogwarts (Ayra Sparks)

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Lo único bueno que saqué de aquella tortura por parte de Bellatrix es que me había ahorrado el último mes de clases. Remus había vuelto a terminar las dos últimas semanas pero yo ya había "oficialmente" egresado de Hogwarts, de hecho Dumbledore me había sugerido tomar el resto del reposo en mi casa. Pero me negué, no desaprovecharía los últimos días después de siete años aquí.

Luego de la invasión a Hogwarts protagonizada por Voldemort y sus Mortíafagos, la seguridad del castillo se había cuadriplicado. Gracias a la rápida acción de los profesores y prefectos, las bajas habían sido mínimas comparadas a lo que pudieron ser, Jazmine Montez y el profesor  Watherby eran las únicas muertes registradas.

Para nadie fue secreto lo que ocurrió, por lo que después de un alarmante titular en El Profeta y las cartas de alumnos asustados a sus padres... solo quedaron un cuarto del total de estudiantes, o incluso menos.

Las estadísticas decían que cerca de cinco chicos de Slytherin y una Gryffindor habían escapado aquella noche.

Me acomodé en la almohada mirando el techo, inquieta pensando en que habría pasado con June. ¿El odio que nos tenía eran tal para cambiar sus pensamientos tan drásticamente?

El sol ya estaba en lo alto, por lo que debía ser cerca el medio día.

El único sonido en la habitación era la calmada respiración de Sirius a mi lado, dormido.

Peter y Remus habían ido a clases temprano y James había dormido con Lily en nuestra habitación, así que no podía asegurar si habían ido a clase o no.

Sirius había apelado a que yo "Aún necesito cuidados de un experto" así que se había saltado todas las clases de la mañana para quedarse en su cama conmigo "cuidándome".

Giré mi rostro para mirarlo: algunos mechones rebeldes tapaban sus ojos cerrados y tenía la boca levemente abierta mientras respiraba con tranquilidad.

Tomé uno de sus brazos y lo acomodé para que lo pasara por detrás de mi cabeza y me apegué más a él, apoyando mi mejilla en su pecho, cerrando los ojos y acariciando delicadamente su abdomen.

Le subí un poco la polera y con la yema de los dedos recorrí su piel.

Suspiró y lo sentí bostezar. Alcé la vista y me encontré con aquellos ojos grises que tanto me encantaban.

- Buenos días, Sparks - Habló aún adormilado, mientras se estiraba.

- Buenos días, Black - Besé su mentón - ¿Crees que más del medio día ya es una hora apropiada para levantarse?

- No - Besó mi frente - Tú sabes que necesitas descansar, reposo y todas esas cosas - Volvió a bostezar mientras me abrazaba y cerraba los ojos.

- Sirius - Reí - Tú te aprovechas, deberías estar en clase. ¿Qué excusa vas a dar?

- Te sentías mal, necesitabas apoyo emocional, hay mil opciones, Ayra - Me miró - ¿O quieres que me vaya?

- Sabes que no - Acaricié su mejilla.

- ¿Ves? A demás ¿Qué podría ser mejor que quedarnos aquí? - Acomodó una mano en mi cintura bajo mi pijama - ¿Se te ocurre algo?

Negué rápidamente mientras él comenzaba pausadas caricias en mi piel. Sentí sus labios en la comisura de los míos, rozando suavemente y sin poder contenerme más, lo besé.

Respondió mi accionar con rapidez mientras bajaba una mano a mi pierna, tomándola por detrás de la rodilla y subiéndola hasta su cintura para rodearlo, apegándome a su cuerpo.

MERODEADORES: Historias de amor y guerra.Where stories live. Discover now