39.- El problema será la luna. (Remus Lupin)

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Abrí los ojos sintiendo que los parpados me pesaban unas 10 veces más de lo normal. Giré mi rostro al sentir una presión en mi hombro y me encontré con Ayra profundamente dormida.

Tomé con cuidado mi chaqueta y cubrí a mi amiga con ella.

Llevábamos cerca de dos semanas encerrados en una especie de sótano de piedra. La única luz que teníamos provenía de una alta ventana. No había manera de saber que hora o qué momento del día era. Sólo podíamos ver la diferencia entre día y noche.


Paris tomó del brazo a Ayra y yo llegué segundos antes de que desaparecieran.

- ¡Hey! - grité para llamar su atención - ¡Ayra!

La chica me miró y se soltó de Dickson.

- No intentes detenerme, Remus... - Me miró fijamente - Capturaron la hermana de Paris por mi culpa. Debo ayudar.

- No voy a detenerte - Me acerqué a ella - vengo a acompañarte. No puedes ir sola y sé que no desistirás de la idea sí que iré contigo.

La novia de mi amigo me sonrió y tomó mi mano.

- Vamos - Le habló al pelirrojo - Remus viene con nosotros.

El joven asintió y tomó a la chica por el brazo para que, acto seguido, los tres desapareciéramos.


Ayra se movió suavemente a mi lado, suspirando y buscó mi mirada.

- Hey... - Se acomodó, frotándose los ojos con los dedos de una mano - ¿Cuánto dormí?

- No lo se, también me dormí. Desperté hace unos minutos - Hice una mueca mirando hacia la ventanilla.

- Tengo tanta hambre - Se quejó en un susurro, acurrucándose - y tanta sed. Mis labios sangran de resequedad.

- Guardé esto de lo que nos trajeron anoche - Busqué entre mis bolsillos y saqué un trozo de pan - Ten.

Ayra se mordió un labio y miró a otro lado, sin recibirlo.

- Cómelo tú. Es culpa mía que estemos aquí esperando a que se les ocurra que somos inútiles como fuentes de información y decidan matarnos - Se acomodó un mechón de cabello tras la oreja.

Mi amiga lucía su aspecto normal, ojos color avellana y cabello negro rizado. El hambre, la sed y las condiciones débiles en las que estábamos no le permitían transformar nada.


- Es una mansión cerca de aquí, está tan lejos de la civilización que no le han puesto protección - Hablaba Paris mientras caminábamos. - Les avisaré cuando nos quede poco. Denme sus varitas.

- ¿Qué? - Pregunté a la defensiva.

- ¿Cuál es el plan? - habló Ayra.

- Vendrá solo uno de ellos a comprobar... yo te tomaré a tí - Tomó a Aya del brazo - fingiendo llevarte prisionera y en cuanto ataquen a Lupin entre los dos los derribaremos. Yo te pasaré tu varita cuando sea el momento de atacar. Así ellos verán que vienen desarmados.

- Nose... - Ayra apretó la varita en su mano - No me parece buena idea ¿Y si las cosas se salen de control?

- No voy a darte mi varita, Dickson - Afirmé.

- ¡Entonces todo esto ha sido para nada! - Bufó molesto y noté cómo una parte de su rubio cabello se estaba tornando negro.

- Ayra... - le murmuré a mi amiga y cuando ella se dió cuenta de lo que estaba pasando saltaron sobre nosotros media docena de mortífagos.

MERODEADORES: Historias de amor y guerra.Where stories live. Discover now