Capitulo 7:

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MARATÓN 4/?

Una tienda llamada “GAME”. Vale, sí, no me gustaban mucho los videojuegos pero buscaban dependiente. Entré con una sonrisa al ver toda esa gente y me dirigí al cajero.

-          Buenos días, señorita. ¿Con qué puede ayudarle? – dijo muy amable un chico rubio con unas pecas en la nariz y ojos café.

-          He visto que buscan dependiente. – señalé el cartel.

-          Ah, eso. Sí, venga conmigo. – hizo un gesto para que le siguiera y así lo hice.

Entramos en una salita dónde estaba lleno de ordenadores. Un señor de unos 40 años se levantó con una sonrisa al ver al chico rubio. Éste le dijo algo que no comprendí y el hombre me miró sin sacar la sonrisa.

-          Así que está interesada en el puesto… - asentí tímidamente. Esa timidez debía desaparecer si quería el trabajo. – Pues mañana debe traerme un currículum y el puesto será suyo. – sonrió más.

El chico y yo nos miramos perplejos. ¿Así se consigue un trabajo? Claro que no.

-          ¿Co-cómo? – pregunté. -¿Así?

-          Sí, nunca hemos tenido mujeres interesadas con este trabajo y una cara bonita siempre hace más ventas. – sonrió el hombre y me sonrojé.

-          Gracias, señor. Mañana le llevo el currículum.

-          Perfecto, señorita…

-          Sénder, ___ Sénder. – le dije.

Asintió y me fui.

***

Pues allí estaba. Vendiendo juegos detrás de un mostrador. Muchos chicos jóvenes me miraban mucho. La nueva ropa iba bien. Sonreí para mis adentros.

-          ___, en diez minutos terminas tu turno.

-          Gracias, Aitor. – sí, el chico rubio se llamaba Aitor y era muy simpático.

El trabajo terminó a las 19:00 y me fui directa a casa. La verdad es que tenía muy cerca la tienda de casa. ¿La opinión de mis padres sobre el trabajo? Pues les encantó, claro que les encantó, un sueldo más para la casa.

-          Ya he llegado. – grité cuando entré por la puerta.

-          Hola, cariño. ¿Cómo ha ido el primer día?- mi madre estaba en la cocina cortando cebolla para la cena.

-          Pues perfecto, mamá. – le sonreí. - ¿y papá?

-          Se ha ido con un vecino. – fruncí el ceño y ella rió. – Sí, uno se presento y muy majo, nos invitó a tomar algo pero como alguien se dejó el móvil en casa, me he tenido que quedar. – me miró profundamente.

Reí tras su cara y ella lo hizo también.

-          Lo siento. – dije entre risas. - ¿Y cómo es el vecino?

-          Alto, moreno y ojos marrones con algo de verde, como los tuyos. – mi madre se concentró en cortar más alimentos.

-          Bah, seguro que es un treinta añero – reímos. Me apoyé en el marco de la puerta para verla mejor.

-          No te creas, tenía menos de 25 años. – mi madre me guiñó el ojo y mis mejillas ardieron. Ya me quería aparejar con ese tío que no conocía de nada. – Además su cara me sonaba mucho, pero no me acuerdo de qué. – se tocó la barbilla.

-          Ay, mamá, el alzhéimer ya empieza a afectarte – volvimos a reír y me fui a la habitación.

Abrí mi portátil y miré el nuevo video de Rubius jugando al Slender. Sus gritos me producían mucha risa.

-          La cena está lista.

Salí del cuarto y me dispuse a cenar con mi madre. Después de tres horas, a las 23:00, mi padre volvió. Se notaba que estaba un poco bebido y se estiró en el sofá sin decir nada. Pocos segundos después, empezaba a roncar. Mi madre y yo nos encogimos de hombros y lo llevamos a su habitación. Sin querer, al cogerlo se me cayó y quedó tirado al suelo. Mi madre me miró y estallamos a risas.

-          ¡Es que pesa mucho! – repliqué llorando de risa.

-          Ya, venga, ayúdame.

Y así lo hice. Le recostamos a la cama y acordamos irnos nosotras a dormir también. Mañana ya nos explicaría nuestro padre como fue todo.

¿Los sueños se cumplen? (ElRubius y tu)Where stories live. Discover now