Capitulo 13:

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El siguiente pasó muy rápido, tanto que allí estaba yo, preparándome para ir a casa de mis vecinos. Opté por unos shorts rosas y tirantes de color negro, sencilla pero bonita. Me maquillé muy poco, sombra rosada y delineador. Me recogí el pelo en una coleta alta con un pequeño lacito blanco. De calzado algo cómodo, mis Converse de siempre, las blancas gastadas, mis favoritas. Salí de mi cuarto y me despedí de mis padres, que aún no sabía con quien había quedado, pero tampoco quería decirles.

En tres minutos me encontraba delante de la puerta de los chicos que me invitaron. Los nervios cada vez empezaban a ser más y mi consciencia pensaba situaciones desastrosas para arruinar una “no-cita”, era pensamientos que no se podían controlar. Respiraba hondo hasta que llamé al timbre dos veces.

-          ¿Quién es? – preguntó una voz masculina desde el otro lado de la puerta.

-          Soy ___.

-          No conozco ninguna ___.

-          Emmm no, espera… - pausé- Rojiza.

Tras decir eso, un Rubius sonriente me abrió la puerta.

-          Creía que te arreglarías más. – me repasó con la mirada frunciendo el ceño.

-          Oye – le di un pequeño golpe en el brazo. - ¿no te gusta que vaya así?

-          Mira como replicas – sonrió – Anda, entra.

Pasé a su casa, que ya me la conocía por sus videos, era igual que la mía pero decorada de otra forma. Él me guió, enseñándome todo su piso.

-          Bueno, y por último, mi habitación. – mientras abría la puerta lentamente me miraba, yo sólo miraba sus manos. Cada vez iba más lento y me cansé de tanta tensión, así que la abrí yo entrando en su cuarto. – Ehhh – se quejó.

Entré y mi boca no pudo evitar hacer una “o”. Era alucinante que mi ídolo sea mi vecino, aún creo que todo es un sueño del que no quiero despertar.

-          Aquí es dónde ocurre toda la magia. – dije contemplando toda esa sala con admiración. Cuando terminé el repaso, lo miré. - ¿Por qué te has sonrojado?

-          ¿Q-qué? – estaba ruborizado y nervioso. Que mono.

-          Nada, déjalo.

Hubo un silencio matador  e incomodo.

-          Creo que ya podemos cenar. – se rascó la nuca y salimos para dirigirnos a la cocina.

Mangel estaba con delantal y preparando la comida un poco desesperado.

-          ¡Mahé! – gritó Rubius abrazándole. – Mi mujé – imitó su acento.

Mangel se giró hacia él y acercó su cara con la de su compañero, casi juntando sus labios pero al estar a pocos milímetros de rozar sus labios, Rubén puso su mano. Reí. Eran igual que en sus vídeos.

-          ¿Y tú de qué ríes, muyaya? – me miró desafiante Rubius.

-          De vosotros, sois demasiado iguales a cuando estáis delante de una cámara. – solté una risita.

-          Eso eh’ pohqué’ no noh’ damoh’ cuenta de que exihte’ una cámara, chiquilla.

-          ¡Mangel! ¡La comida! – le grité viendo que se le quemaba.

Él primero se pegó un susto tras oír mi grito, pero después se puso nervioso al ver que no podía recuperar la comida, estaba demasiado quemada. Cuando dejó eso que estaba cocinando en un plato, Rubius y yo suspiramos.

-          Mahé, Mahé, Mahé… - le dio unos golpecitos en el hombro. - ¿Y ahora?

-          Yo puedo cocinar algo, aunque no sea una experta. – me ofrecí.

Ahora que lo pienso, ¿desde cuanto hablo así, con tanta confianza? Bah, mejor. A los dos se le iluminaron los ojos y asintieron. Ellos me dejaron los fogones y ellos pararon la mesa. Me puse el delantal que Mangel me prestó y miré la nevera. Para mi especialidad había los ingredientes necesarios: arroz, zanahoria, guisantes, huevos, jamón york y aceite. Perfecto. Empecé a prepararlo. Terminé 15 minutos sólo, el arroz tres delicias estaba listo. Cogí tres platos y empecé a repartir la comida en cuantidades iguales, sólo abría un plato ya que Mangel se había cargado la carne. Cogí los platos como una camarera para así sólo hacer un viaje. Llegué al comedor y me los encontré sentados en el sofá mirando un programa rosa. Reí y se percataron de mi presencia. Se levantaron apresuradamente para ayudarme. Al terminar de colocar las cosas, nos sentamos y empezamos a comer.

-          Aw, ehtá muh’ bueno, marvá. – dijo Mangel sin dejar de comer.

-           Gracias, pero no tiene ningún secreto. – me ruboricé.

-          Pero sigue estando bueno. – Rubius me sonrió y me sonrojé más.

Terminamos y los chicos se ofrecieron en lavar los platos. Yo me senté en el sofá a revisar mi móvil. Tres llamadas perdidas de Jenni y un mensaje de mi madre preguntando cómo iba mi “no-cita”. ¿Por qué me llamaba Jenni? Habíamos hablado esta mañana. No le di importancia ya que los chicos llegaron.

-          Bueno, me ha encantado pero creo que… - me levanté diciendo.

-          Que nos conozcamos mejor. – terminó la frase Rubén volviéndome a sentar. – Mahé, ven, sentémonos.

Mis nervios aumentaban. ¿Por qué se empeña tanto en ayudarme?

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Sorry por no haver subido desde sábado D: Pero he tenido complicaciones -.- Este capitulo no me acaba de gustar, lo veo muy soso, pero espero que os guste igual :D

¿Los sueños se cumplen? (ElRubius y tu)Where stories live. Discover now