Capitulo 35:

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MARATÓN 1/3

SIGUE NARRANDO RUBÉN

-          ¿Rubén? - ___ golpeó mi espalda unas veces, flojito. - ¿Estás mejor?

-          Sí, sí, ya está. Puta mierda de comida – la aparté un poco de mí haciendo un gesto exagerado, lo cual rieron.

Para mi mala suerte, el camarero se acercó a nosotros.

-          ¿Le sucede algo, señor? – me preguntó amable mirando la comida.

-          Oh, no se preocupe. – se fue.

Los tres estallaron a carcajadas mientras yo sonreía al notar que se habían olvidado de la pregunta que me hicieron antes.

-          Huy Rubius, tienes una sonrisa en la cara y creo que porqué… ¡No pienses que me he olvidado de la pregunta! ¡Respóndenos! – exclamaba Estel acusándome con el dedo.

-          ¡Lees mi mente! – imité el cuadro de “El grito”.

___ rió a carcajadas. La miré e intentaba contener la risa pero no podía, era muy mona. ¿Pero qué digo? Bah, la verdad.

-           ¡Usted! – me llamó la atención la cabezota de Tel - ¿te gusta alguien?

-          ¿Por qué tanta insistencia en esta pregunta? – pregunté serio.

La pareja se volvió a mirar y Vegetta dijo:

-          Ya sabes cómo son las amigas mujeres, siempre quieren ayudar – me sonrió.

-          Oh, en ese caso… - ___ y Tel me miraban ilusionadas por saber mi amor – Igualmente no os lo diré – reí y las dos se hicieron las ofendidas.

-          Parece mentira lo que confías en mi - ___ dijo sarcástica. Me golpeó el brazo y apoyó su cabeza en mi hombro.

-          Será que tú me lo has confesado… - acaricié su pelo levemente, pero paré de hacerlo de inmediato. ¡Parecíamos una pareja! ___ dejó de apoyarse a mí y me miró confundida.

-          Yo puedo confesar quien me gusta – soltó Estel. Estaba mirando a su amado fijamente– Se llama Samuel, más conocido como Vegetta777 – mi amigo sonrió y besó los labios de Estel. – Te amo.

-          Yo también, pequeña – volvió a besarla con más pasión.

Miré de reojo a ___, estaba mirándolos detenidamente con una sonrisa en la cara. Le di un codazo y me miró. Me acerqué a su oído.

-          Creo que ahora tendremos sesión de besitos – le susurré y ella rió.

-          Yo también pienso lo mismo, noruego – me contestó.

Me incorporé a la silla volviendo la mirada en ese par. Estuvieron 5 minutos de reloj con besitos y caricias. Bostecé y no aguanté más, me levanté y cogí la mano de rojiza. Casi se cae, pero la cogí por la cintura y me sonrió. Salimos a fuera, sin ir muy lejos del local. Aún teníamos las manos entrelazadas.

-          ¿Por qué nos hemos ido así? – me preguntó.

-          Esos dos tenían por un rato más de tantos mimitos. ¿Querías quedarte allí? Porque yo me frustraba de estar soltero. – hice una mueca.

Ella rió.

-          Será que no tienes pretendientas – me sacó la lengua.

-          Lo sé, pero yo sólo quiero a una - ___ me miró confundida – ¿Vamos al Retiro? – desvié el tema.

Rojiza miró su reloj de pulsera.

-          ¿A estas horas? ¡Son las doce pasadas! – se quejó.

-          ¿Y? – le sonreí.

-          Está bien… ¿Les avisamos? – señaló el bar.

-          Nah, envíales un mensaje.

Asintió y así pues, con su mano cogida fuimos caminando bajo la luz de la luna. Que cursi suena eso. 

¿Los sueños se cumplen? (ElRubius y tu)Where stories live. Discover now