Así se siente el amor

20.1K 1K 141
                                    

Así se siente el amor

Corrí lo suficiente para luego caminar detrás de él sin ser vista, sin embargo, era obvio que me habría escuchado por las retumbantes pisadas de mi carrera, pero Ángel no se detuvo ni volteó siquiera a verme. Algo de mí me decía que estaba haciéndose el indignado y el difícil, pero otra parte me decía que me estaba dando tiempo para pensar y planear que decir, si darme la vuelta o seguirlo. Decidí por guardar silencio y caminar a unos siete metros de distancia detrás de él, en algún momento tenía que percatarse de que estaba siguiéndolo y voltearía a confrontarme, y en ese momento le diría todo, no importaban las consecuencias.

Mientras avanzábamos a paso lento, apenas noté como Ángel se desviaba un poco del camino, fuera de la acera empezó a caminar dentro de un pequeño parque, muy viejo y olvidado, donde muchas veces pase las tardes de mi niñez jugando con los demás. Seguí acompañando a Ángel casi como acosándolo y solo me dedicaba a observar su ancha espalda con fascinación.

En ese momento, los bloques de mi mente que me prohibían aceptar mis sentimientos, por fin se derrumbaban para ver la realidad… Amaba profundamente a Ángel y lo sentía casi palpable en mi pecho.

Como si estuviera hipnotizada seguía cada paso, miraba cada unos de sus movimientos por más simple que fuera, trataba de pisar el mismo suelo que él para no desviarme del camino y averiguar a donde se dirigía. Contemplaba embelesada su modo de caminar y una estúpida sonrisa se formaba en mi rostro, sabía que me estaba comportando como una verdadera fan obsesionada pero me sentía feliz y valía la pena la ridiculez que presentaba.

Cuando por fin se detuvo, lo hizo frente a un enorme árbol en donde estaba una pequeña casita de madera construida en sus gruesas ramas, había pasado tanto tiempo que parecía que la madera con la que habían construido esa guarida se había fusionado con el mismo árbol, haciendo que con los años este siguiera creciendo a través del diminuto recinto. Había una rota y delgada escalera de leños clavada en el ancho tallo de la planta. Parecía tan frágil pero a la vez tan fuerte que daban ganas de tocarlo.

Me detuve al mismo tiempo que Ángel y me crucé de brazos mirando el esplendoroso árbol con cierto rencor.

—Me encantaba estar aquí.

El susurro de su voz me puso alerta. Él sabía que había estado siguiéndole desde hace largo rato. Y en vez de sentirme acongojada por ser descubierta o enojada porque no me había prestado atención, me sentí alegre por escucharlo hablar tranquilamente y sin tono molesto.

—A mí no. De hecho no me trae muy buenos recuerdos. —Le respondí aun cuando no me había preguntado nada.

Di unos vacilantes pasos a su lado pero a una distancia razonable, ni tan cerca ni tan lejos, simplemente haciéndole compañía.

—Tengo un recuerdo muy vívido. Era viernes y acabábamos de salir de la escuela, Brandon, Freddy y yo nos resguardamos aquí con varios globos de agua. Esperábamos ansiosos a que alguien pasara… Recuerdo que te di dos en los pies y uno en la cabeza. Estaba molesto por no atinarte todos, tenía muy mala puntería en ese entonces. —Una melodiosa risa escapó de sus labios y los frunció para callarse.

Refunfuñé al recordarlo, no era muy grato para mi persona volver al pensar que era una víctima de todos.

—Sí lo recuerdo muy claramente. También recuerdo que tomé una piedra y te la arrojé, te dio en el hombro —hablé con una leve sonrisa satisfecha.

—Ni me dolió —repuso a la defensiva con un silencioso gruñido.

Sonreí para mí misma mientras ambos mirábamos la casa del árbol. No nos observábamos pero bastaba con simplemente escuchar nuestras voces para saber lo que sentíamos.

Doctora CorazónWhere stories live. Discover now