Los celos son malos... ¿buenos?

18.6K 1.1K 55
                                    

Los celos son malos… ¿buenos?

Contemplé con el alma en un hilo como Danielle empezaba a acercarse disimuladamente hacía Ángel fingiendo que tropezaba para aferrarse a su chaqueta y pegar su torso al de él. Pero Ángel no parecía percatarse de sus intensiones y solo se dedicaba a sostenerla para evitar que se callera, sus fuertes brazos y esas grandes manos que algún día pensé que serían todos míos ahora estaban tocando a otra, no realmente en el sentido morboso de la palabra, pero no podía evitar pensar que algún día lo hicieran con otra persona que no fuera yo.

Reprimí soltar un quejido y me tragué las ganas de querer gritar que se separaran en ese mismo instante. No debía de interferir en esa escena, primero porque me vería notablemente celosa, segundo porque aunque me doliera respetaba sus sentimientos y aceptaría que estuviera con otra mujer, siempre y cuando fuera feliz.

Me mordí el labio con nerviosismo, sentí un enorme nudo en la garganta que me impedía respirar con normalidad debido a su evidente rechazo o tal vez solo era el ambiente húmedo y frio que poco a poco empezaba a calar mis articulaciones. Tomé mis manos titiritando y las froté para entrar en calor, aun con la gruesa chamarra de invierno no era capaz de sentir en mi cuerpo algo de calidez.

Miré como Danielle movía sus labios hablando pero no lograba escucharla, ambos parecían tener una conversación amena y de vez en cuando sus labios se estiraban en una sonrisa compartida. De nuevo me sentí inútil y despreciada, yo jamás lo había hecho reír de esa forma, no sin insultarlo y recibir una burla como respuesta. Siempre que queríamos pasarla bien, algo ocurría que arruinaba todo, quizás era demasiado susceptible ante las bromas y por eso mismo no soportaba que alguien se riera de mí.

Retuve la respiración cuando mi ex amiga en una patética actuación simuló temblar de frio y Ángel la abrazó para otorgarle ese calor perdido. Apreté los dientes pero solo conseguí que chocaran una y otra vez entre ellos, castañeando sin cesar.

—Es mío, maldita perra —hablé entre dientes realmente furiosa y tremendamente congelada.

Ángel debía de estar abrasándome a mí y no a ella. ¡No era justo! ¿Qué tenía ella que yo no? Oh, sí descaro. Yo tenía dignidad y algo de vergüenza para no estar tirándome a sus brazos como una prostituta experta.

En un solo segundo el terror llegó a mis venas, haciéndome olvidarme del frío agonizante. Danielle tomó a Ángel de la nuca y lo acercó a su rostro casi con brusquedad y desesperación. Mis ojos se cerraron automáticamente como modo de supervivencia pero me obligué a abrirlos al mismo instante que los cerré.

Contemplé como Ángel se besaba apasionadamente con Danielle, al punto de que casi sus lenguas formaban un nudo y sus cuerpos parecían atraerse con fuerzas magnéticas.

No, esperen... Eso no estaba ocurriendo, agité mi cabeza para dejar de imaginar cosas que no eran reales. Abrí mis ojos aún más. La escena que antes se veía como un perfecto lugar para una pareja romántica, ahora era destrozada por los rechazos de Ángel.

Danielle se veía frustrada y enojada al no poder tocar sus lindos, suaves y deliciosos labios, ya que los brazos de mi amor platónico se lo impedían y su rostro hacía un lado decían un rotundo no. Sonreí victoriosa y no pude contener un grito de alegría. Al hacerlo, Ángel y Danielle voltearon hacía los lados para ver que había hecho semejante sonido, tuve que volverme a tirar sobre el techo para ocultarme.

—Grandioso… grandioso—susurré con una estúpida sonrisa tatuada en mi cara.

Si Ángel había rechazado a Danielle, eso significaba que todavía tenía cierta ventaja. Suspiré relajada y cuando quise volver a espiarlo, ambos ya iban caminando hacia el interior de mi hogar, mi adorado pretendiente entró primero con una cara de confusión seguida de mi otra enemiga que tenía una evidente ira reflejada en el rostro.

Doctora CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora