A solas

19.9K 1.1K 44
                                    

A solas

No puede hacer nada, no puede evitarlo, se sintió como si quisieras que te sacaran una muela y al mismo tiempo que no, tal vez por el dolor o porque realmente extrañarías tu diente y sentirías que te hace falta algo. Así era mi situación y Ángel era la muela. Deseaba que se largara para alejarme de todos estos sentimientos que no me hacían nada bien, pero mi estúpido corazón decía "Que se quede" y como soy demasiado influenciable, accedí.

Contemplé como mis futuros e inalcanzables suegros salían por la puerta despidiéndose con un abrazo de su único hijo. Pero algo que no comprendía era ¿A dónde no quería ir Ángel? ¿Se trataba solo que era demasiado frío e insensible para no darse cuenta que estaba abandonando a sus padres en navidad? ¿O acaso había un fuerte motivo para impedírselo? No lo sabía pero lo tendría que averiguarlo.

—¡Perfecto! Es un gusto tenerte aquí Ángel, recuerda esta es tu casa —habló demasiado eufórica mi madre como siempre. No pude evitar bufar al escucharla, su casa, si claro.

—Gracias señora —respondió con su voz sonó tan esplendorosa y educada que me arrebató un suspiro.

Cuando sentí el aire escapar de mis pulmones y salir inconscientemente por mis labios, reaccioné y rápidamente cambié de semblante por uno menos patético.

—No hay de qué. Y como ya es tarde, vamos a ver donde dormirás —miré curiosa como ponía una mano en su barbilla para darle más dramatismo al asunto. Mi estómago se revolvió con nerviosismo esperando la respuesta de mi madre— ¡Ah, sí ya sé! Dormirás en la habitación de Ailyn…

—¡No! ¡Mamá no puedes dejar que duerma en mi habitación! ¡¿Acaso no recuerdas la ley de las madres que prohíben tener a un chico a dos metros de la habitación de sus hijas?! —grité alterada interrumpiendo su conversación.

No sé porque lo hacía, de hecho había pensando que sería interesante compartir mi cama para nosotros dos… pero solamente fue un pensamiento de mí desquiciada imaginación, jamás creí que mi madre me dejara en las garras de un hombre sin siquiera protestar.

—Sí, ya recuerdo. Pero, ¿quién dijo que tú dormirías también en ella? Dormirás conmigo, ¡será como una fiesta de pijamas! ¡Como cuando eras pequeña! Será divertido ya lo verás —sonrió abiertamente juntando una y otra vez delicadamente sus manos, como un tipo de aplauso.

—Pero… —quise encontrar algo coherente para impedir que Ángel se quedara en mi habitación, primero porque era mi recinto sagrado, tenía bastantes secretos de mi niñez y adolescencia ahí guardados. Y segunda, porque ¡Era hombre! ¡¿Cómo se le ocurre a mi mamá mandarlo a un cuarto donde tenía toda mi ropa?! ¡Qué se vaya al sillón! —. ¡No! —solté sin articular algo más.

—Hija, no seas maleducada…

—No, no se preocupe señora. Por mí no hay problema quedarme en el sillón o algún otro lado, lo digo enserio —interrumpió Ángel con una pequeña sonrisa tratando de quedar como el bueno y cortés de la situación mientras que yo soy la bruja malvada que trata de lanzarle un hechizo al caballeroso príncipe.

Gruñí por lo bajo mirándolo amenazante.

—Yo también hablo enserio. Tú duermes en la habitación de mi hija y punto—estrechó los ojos con malicia pero antes de que pudiera volver a reprochar se dirigió a mí con una mirada indescifrable —. Ailyn, lleva a Ángel a tu habitación, no quiero peleas ¿sí? Aunque grites y patalees todo lo que sea no me harás cambiar de opinión, así que será mejor que lo tomes con calma, es solo una noche. Disfrútala, me voy a acostar tengo sueño —bostezó y caminó como si nada hacía su habitación, la cual se encontraba en el primer piso.

Doctora CorazónHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin