Buscando una respuesta

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Buscando una respuesta

—Y no trates de huir, quiero que contestes y quiero sinceridad. —Me advirtió señalándome con la pluma de su mano.

La miré algo molesto y bufé volviendo a recostarme, escarbé en mi cerebro para poder responder…

—No sé… confusión—musité perdiéndome en mis cavilaciones.

Ailyn era tan complicada, había conocido muchas mujeres y la mayoría eran falsas, trataban de verse bien y comportarse para que nos gustaran, aun sin conocerla mucho había muchas cosas diferentes entre una mujer normal y Ailyn, hasta podía decir algunos ejemplos:

Si yo saliera a comer a un restaurant con la mujer X, ella seguramente ordenaría una ensalada. Ailyn, lo más seguro era que pidiera una gran cantidad de comida aun sabiendo que no se la iba a terminar sólo para que yo gastara mucho dinero.

Mujer X me seduciría con sus piernas por debajo de la mesa. Ailyn me daría una fuerte patada en la rodilla.

La mujer X se pondría nerviosa cuando me le acercara lentamente. Ailyn me miraría como si fuera retrasado mental y me recibiría con una cachetada.

Si acaso contara un chiste, la mujer X se soltaría riendo aunque sea fingidamente por lo más sin gracia que fuera. Ailyn me diría algo como "Eres patético, mejor metete a un circo."

Esas eran unos claros ejemplos de porque preferiría a Ailyn, aun cuando me golpeara y dijera cosas ofensivas, ella era como era, así de simple, era única y desgarradoramente sincera, nunca la veía pretendiendo caer bien a la gente, incluso así era seguro que tuviera muchos amigos, porque tenía una personalidad muy singular y me encantaba.

—¿Por qué sientes esa confusión? —La voz de la psicóloga me sacó de trance y la miré sin saber muy bien que decir, estaba muy desconcertado por cómo me hacía sentir Ailyn, era sumamente raro.

—Porque… a veces cuando estoy con ella me dan ganas de agarrarla por el cuello y estrangularla hasta que se calle, pero al mismo tiempo siento deseo de tocar su suave piel y tenerla más cerca de mí… Otras veces me divierte su carácter —solté una risa discreta—. Pero también me desorienta, no sé nada de ella y no quiere que me le acerque —bajé la voz algo decepcionado.

—¿Y tú quieres estar con ella supongo? —noté una sonrisa divertida de su parte.

—Supongo… Me gusta hacerla enojar, se ve muy chistosa —suelto otra risa—. Es como un pequeño gatito con pose de león, es gracioso porque se ve tan delicada… pero sus golpes duelen mucho —susurré la última parte tocando distraídamente mi mejilla.

—¿Ella te ha golpeado? —arqueó las cejas algo asombrada.

—Emm… sí, fue una cachetada muy fuerte por sólo decirle un halago ¡Quién la entiende! Y yo que creía que a las mujeres les gustaba… —chisté alzando los hombros sin comprender.

Mi queridísima Ailyn era lo totalmente opuesto a lo que pensaría que era una mujer, hablando solamente de la personalidad, ya que su cuerpo era… Mmm… muy exquisito y deseable.

—¿Me podrías decir el halago que le dijiste a ella?

Abrí los ojos algo asustado.

—No, perdón señora, no es por ser maleducado pero la verdad… no es mi tipo —repuse con algo de incomodidad, la mujer se acomodó los lentes con una leve mueca.

—No hablaba de eso, quería saber si el halago que le hizo fue bueno o no —continuó anotando de nuevo en su libreta.

Me relajé en un suspiro y me acomodé de nuevo en el cómodo sillón.

Doctora CorazónWhere stories live. Discover now