029| Primeros besos

784 69 113
                                    

Colette

-¿Te molesta si tomamos un pequeño desvío?

-No me molesta en lo absoluto- dijo Colette con una sonrisa.

Colette siguió a Harry por los pasillos subterráneos del metro de Nueva York. Como era usual, Harry la había esperado fuera del edificio en el que la chica trabajaba solo para acompañarla a casa. Sin embargo, era la primera vez que el chico sugería algo diferente a ir directamente a casa o pasar un rato en la florería. Cosas que hacían con bastante frecuencia.

La idea de algo nuevo y diferente emocionó a Colette.

-El lugar te encantará, estoy seguro- dijo Harry con una sonrisa.

-También estoy segura- dijo ella devolviéndole la sonrisa.

Si Harry decía que le encantaría ella le creía ciegamente, el muchacho la conocía lo suficiente como para saberlo con certeza.

No tuvieron que andar mucho después de detenerse en la estación que Harry indicó, Harry se detuvo frente a un viejo edificio en un barrio en el que Colette no había estado nunca.

-¿Es aquí?

-¿Un edificio abandonado?- preguntó Colette con una mueca. Un edificio abandonado no era su definición de "un lugar encantador"

-No exactamente- dijo él poniéndose tras de ella- Cierra los ojos.

Colette hizo lo que el chico le pidió y él le puso las manos sobre los hombros, la giró con suavidad y pegó su pecho a la espalda de la chica.

-Abre los ojos- pidió en un susurro en su oído.

La chica abrió los ojos y del otro lado de la calle vio el lugar al que Harry se refería.

-Es una librería- dijo ella mirando la fachada de una pequeña pero muy pintoresca librería.

-¿Te gustan los libros de segunda mano?- preguntó él aún sin soltarla.

Colette solo pudo asentir con la cabeza mientras sonreía. Cruzaron la calle y se detuvieron frente a la puerta. A pesar de que hacía poco había oscurecido por completo, ya eran más de las 9:30 por lo que la librería ya estaba cerrada.

-Es una lástima que esté cerrada- dijo Colette pegando la frente al cristal de la entrada para intentar ver desde fuera un poco más de la librería.

-En ese caso es una suerte que tenga una llave- dijo Harry rápidamente.

Colette lo miró y efectivamente el chico tenía una llave. Harry abrió la puerta principal de la librería con facilidad, dejó entrar a Colette primero.

El lugar olía a libros. Ese particular olor a papel, tinta y polvo. A mucha gente no le gustaba mucho el olor, pero a Colette le fascinaba y sabía que a Harry también.

-Dime que estamos entrando aquí legalmente- pidió Colette a pesar de que le divertía la idea de hacerlo sin permiso.

-¿Crees que robaría la llave de una librería solo para traerte aquí?

Colette lo miró con curiosidad, no sabía qué responder. Sabía que Harry seguía las reglas, era extremadamente educado y caballeroso y nunca haría nada ilegal. Pero también sabía que era espontáneo, daría todo por un momento mágico y vivía el presente.

-¿No?

-No la robé, solo la tomé prestada y conozco a la dueña, no se molestará cuando le cuente qué te traje a ti.

Eso le robó una sonrisa a Colette.

-¿Así que la dueña sabe quién soy yo?

-Toda persona que conozco sabe quién eres tú, no puedes pretender que con tu personalidad e inteligencia no hable de ti cada que tenga oportunidad.

Té para tres 2: Té sin azúcarWhere stories live. Discover now