012| La mudanza

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Lauren

-Esa es la última caja- dijo Noah descargando la caja sobre la barra de la cocina.

-¿Pero en dónde están...?- preguntó Lauren revisando la caja.

-Tus lienzos- dijo alguien entrando al departamento con la respiración entrecortada- Aquí los tengo.

El chico descargó la caja y se sentó en el suelo rápidamente tratando de recuperar el aliento.

-¿Harry estás bien?- preguntó Lauren.

Harry, su tercer compañero de piso, se llevó una mano al corazón y asintió con la cabeza.

-Como que hay que empezar a llevarlo al gimnasio- susurró Noah en broma.

-Si quieres matarlo de un infarto, si- dijo Lauren riendo.

Lauren alcanzó una botella de agua de la nevera y se la tendió al chico inglés que estaba tirado en el suelo casi muriendo.

-Bebe un poco- le aconsejó Lauren.

-Y trata de no desmayarte, no queremos llamar al doctorcito- dijo Noah riendo.

Noah había subido casi todas las cajas de la mudanza y ahí estaba, parado tan tranquilo sin siquiera una gota de sudor. Ya quisiera yo tener ese estado físico.

En cambio Harry, su nuevo roomie, apenas había subido algunas cajas y ya se iba a morir por falta de aire. La verdad era que si lo veían con detenimiento podían darse cuenta de que era muy alto, pero también flacuchento. Masa muscular era lo que le faltaba, apenas podía sostenerse solo.

Por otra parte, Lauren había estado organizando todo lo que los chicos iban subiendo, ella se negó a cargar las cajas cinco pisos por las escalera con una muñeca lastimada... y pues también le daba pereza, mejor que los chicos hicieran el trabajo sucio.

-Estoy bien, solo necesito un poco de aire- dijo el chico levantándose con suavidad.

Harry salió al balcón de su nuevo departamento en el que vivirían los tres, estaba rojo. Si parecía que necesitaba un poco de aire.

-Gracias al cielo lo has convencido de que viva con nosotros- dijo Noah a Lauren sacando una cerveza del refrigerador.

Lauren le había contado a su nuevo amigo inglés que necesitaban un tercer compañero de piso, y por suerte, él estaba en busca de un nuevo departamento. Había sido fácil y conveniente pedirle que fuera su nuevo compañero de piso. A Lauren le agradaba mucho y parecía que a Noah también, serían los perfectos compañeros de piso.

-Puedo llegar a ser muy persuasiva- dijo Lauren levantando las cejas.

-Ay no, no me digas que te acostaste con él- dijo Noah haciendo una mueca de asco.

-¡Claro que no!- dijo Lauren- No me gusta de esa manera.

-¿Estás segura de que tú no le gustas de esa manera?- preguntó Noah pasándole una cerveza a Lauren.

-Nah- dijo ella rápidamente- Se nota que le van las chicas con una onda más... tranquila.

-Bien- dijo Noah- Porque tú no eres nada tranquila.

-Me conoces bien- dijo Lauren guiñandole un ojo.

Noah le rodeó los hombros con un brazo y la atrajo hacia él. Muchas veces el único apoyo que Lauren tenía era Noah, se sentía bien tener a alguien así. Pero Noah jamás sería como ellas, nadie podía remplazarlas y mucho menos superarlas. Olivia y Colette siempre serían especiales, a pesar de que ya no fueran amigas o de que una de ellas no la quisiera ver ni en pintura, Lauren siempre recordaría a esas tres niñas que jugaban a tomar el té.

Té para tres 2: Té sin azúcarWhere stories live. Discover now