-39- Contigo aprendí

147 12 4
                                    

Días oscuros y llenos de miedo y desesperación en mitad de un barranco lleno de soledad y miedo, donde el pánico no me deja en paz y la oscuridad del mal pensamiento cruza repetidas veces mi mente.
Quiero ser realista, no puedo.
En ocasiones creo perder las fuerzas y darme por vencida, cerrar mis ojos y decir que todo ha sido un mal sueño o simplemente que las cosas pasan por algo.

Han pasado varios días desde que estoy en cuidados intensivos, hasta el momento todo está controlado y según me dicen los médicos mi bebé está bien.
Lloro emocionada cuando Nelia me comunica que ya estoy fuera de peligro.
Le sonrío tímidamente agradeciéndole todo lo que ha hecho por mí.

— Nelia, ¿Cómo puedo pagarte por todo lo que has hecho por mí? —Le agarro de su mano agradecía por el interés que ha demostrado en hacer lo posible para no provocarme el alborto.

— Masiel no tienes nada que agradecerme. Es mi trabajo y ver en la ecografía como tú hijo crece y aumenta de peso es mi satisfacción.

— Te compraré algo como agradecimiento. Jamás olvidaré lo que has hecho por mí y mi bebé.

— No tienes que comprarme nada, además, es lo menos que puedo hacer por tí después de haberme devuelto las ganas de vivir nuevamente. — Frunzo mi ceño pensando en sus palabras.

A decir verdad no entiendo exactamente qué quiere decir, mi rostro ha debido delatar me y es Nelia quien me explica algo por lo que jamás hubiera imaginado enterarme y más en esta situación.

Todo ocurrió cuando mi padre enfermó, en el mismo hospital conocimos una familia que buscaba un donante de riñón para su hija.
La chica, por entonces tenía diecisiete años iba tres veces en semana a diálisis. Se encontraba en lista de espera y al parecer el riñón que le alargaría más la vida no llegaba.
Mi madre, por aquel entonces entaba en sus cabales,  decidió hablar con los médicos para donar los órganos de mi padre. Mi padre firmó el consentimiento y cuando mi padre falleció se donó su órganos.
Por supuesto, no sabemos a quien se donaron pero teníamos la esperanza de haber podido hacer una buena causa y haber salvado alguna vida.

Y ahora me entero de que Nelia recibió el riñón de mi padre, fue operada de urgencia y tras varios meses de idas y venidas al hospital fue haciendo su vida con normalidad.
Ella me ha reconocido inmediatamente por mí trabajo.
Estar trabajando cara al público sirviendo cafés la vuelven a una famosa.
Nelia debe de marcharse para seguir con su trabajo, mientras tanto yo me quedo en silencio rozando con la palma de mi mano mi vientre agradecida a Dios por haberme concedido este milagro.
Eso sí, debo de permanecer en reposo absoluto.

Días después, me dan el alta médica.
A decir verdad, estoy deseando de llegar a casa, estos días han sido muy difíciles para mí y lo que más deseo es descansar.

Al salir del hospital me acompaña Louis, no ha habido día que no haya venido a visitarme y pasar una tarde entretenida hablando sobre las clases o de nosotros mismos.
Louis es todo un caballero y encantador, se preocupa por mi bienestar y siempre está al pendiente de preguntar a su hermana por mí estado de salud.
En estos momentos, llego a mi casa donde todo está limpio y en orden.
La patrulla del barrio se han encargado de todo.
Aunque gracias a las palabras venenosas de Neil mantuve una acalorada discursión con Petra donde estuvimos dos días sin hablarnos a consecuencia de la duda sembrando en mí referente a Petra.
Después de meditarlo y gracias a Louis que me hizo de recapacitar me disculpé con ellas, después de todo aunque hablen sobre mí nunca me han dejado tirada, de hecho, siempre son las primeras en ayudarme cuando he tenido algún problema.

Y ahora aquí están, sonriendo mientras me abrazan agradeciendo a Dios porque todo haya salido bien.
La Consuelo me pone la comida y juntos comemos en armonía, incluso insisten en que se quede Louis a comer.
Aunque le da vergüenza, acepta encantado.
Todo iba perfecto hasta que la presencia de Neil contamina el ambiente.
Primero mira a Louis con desdén, incluso habla como si fuera transparente, algo que provoca en mí las ganas de atizarle con algo por su comportamiento tan infantil.
La Ignacia sirve el café, yo apenas le dirijo la palabra a Neil, me mantengo en silencio observando a Louis su manera de hablar con Neil y dirigirme una mirada de cariño envuelta en una hermosa sonrisa. Hablamos un rato más hasta que todos deciden marcharse menos Neil.

Nada Es Aquello Que EsperamosKde žijí příběhy. Začni objevovat