-36- Cuando menos lo esperas

130 16 1
                                    

Debo de reconocer como Thiago me ha hecho el amor con tanta pasión y dulzura.
Desde luego,  para mi sorpresa no me arrepiento de haberlo hecho con él por primera vez.
Siento un gran alivio de poder haberme quitado el embalaje notando como mis alas se despliegan empezando a volar sin rumbo.
Sus manos siguen acariciando mi figura desnuda donde caigo nuevamente rendida a su encanto.
No lo puedo remediar, pero me siento cada vez más atraída por Thiago, mi corazón solo puede latir cuando él me hace sentir la mujer más deseada del planeta Venus.
Estoy agotada, no sabía que el sexo además de escocer un poco el chichi también fuera algo cansado.
Thiago acaricia el contorno de mi rostro mirándome con adoración y ternura.

— ¿En qué piensas? — Le pregunto para romper el hielo y despertar de este sueño que seguramente pasará a ser una pesadilla.

— Pienso en el momento que me has hecho sentir, lo mucho que me gusta la magia de tu sonrisa, tú manera de ser y las ganas que le pones a todo siempre sin pedir nada a cambio. Sencillamente amo tu esencia Masiel, porque eres irremplazable, eres tan perfecta que no te das cuenta de ello.

— Sé perfectamente que esto es como un espejismo. Lo he visto, lo he vivido pero no volverá a pasar.

— No se sabe. Puede que volvamos a encontrarnos en un mundo paralelo donde las cosas sean diferentes y los astros se pongan de nuestro lado. — Me gustaría decirle a Thiago cuanto lo amo, tal vez me vea mejor con mi boca cerrada y aprovecho cada segundo a su lado.

Me quedo dormida en su pecho, donde escuchar sus latidos es la mejor música que pueda escuchar.
Siento su calor envolverme haciéndome sentir vulnerable y con más ganas de amarlo.
Cierro mis ojos para dejarme llevar por el sueño, hasta que la voz de Manuela hace que nos levantemos de golpe sintiéndome un poco avergonzada por la reacción que tendrá Manuela cuando me vea en la cama con su hijo.
No quiero ni pararme a pensar en lo que dirá.
Justamente voy a salir de la habitación y me topo con Manuela de frente.
Por su expresión de sorpresa puedo llegar adivinar lo que estará pensando.
Y lo peor de todo, ¿A ver qué le digo yo?

— Hola Manuela, ¿Cómo se encuentra? — Río nerviosa arrascando mi sesera.

— ¿Masiel? — Pregunta sin salir de su asombro.

— Sí, soy yo. — Me pregunto qué hago ahora.

— Vaya, yo... Pensaba que estaba solo Thiago, en fin mejor me marcho me imagino que tendréis cosas de qué hablar. — Manuela se marcha y yo me apoyo en el umbral de puerta muerta de la vergüenza.
Mientras que Thiago se ríe a carcajadas yo lo fusilo tirándole un zapato.

— Que no es para tanto mujer. Ves, mi madre es muy comprensiva.

— Soy Masiel cebollo y es más que evidente que nos hemos acostado. ¡Madre mía! Sí es que no salgo de Málaga para meterme en Malagón.

— No te preocupes, mi madre no dice nada, de hecho hasta se imaginará que  hemos tenido una reconciliación.

— Eso es no cierto. Además tú vas a casarte con mi hermana. — Thiago me tapa la boca haciéndome entender que no desea escuchar más.

— Masiel deja de mortificarte por Raquel y piensa en tí. Sí esto ha sucedido es por algo, no ha sido un capricho, ha sido un momento maravilloso que los dos deseábamos.

— Thiago, ¿Tú me amas? — Necesito poder escuchar de sus labios una respuesta para saber a qué debo de atenerme.

— Mi respuesta debes de saberla tú Masiel. Tú eres quien mejor puede interpretar las cosas.

— Yo las interpreto según tus hechos. Tampoco quiero que me des una cal y otra de arena.

— A la única mujer que no pienso lastimar y hacerla feliz al mismo tiempo es a tí. Significas mucho para mí Masiel, pero no obtengo una varita mágica para cambiar la situación en la que me veo. No te puedes imaginar cómo me gustaría cambiar las cosas para que fueran tan distintas.

Nada Es Aquello Que EsperamosWhere stories live. Discover now