-15- Un mal entendido

122 16 0
                                    

Echo un trago de mi cerveza escuchando las palabras de arrepentimiento de Orlando y lo enamorado que se ve por mi hermana. Le sonrío dándole un consejo de pedirle en matrimonio, me he dado cuenta que están los pobrecitos míos hechos el uno para el otro.
Le propongo a Orlando de jugar un billar, no soy muy buena que digamos jugando pero hago lo que puedo.
Junto con mis amigos pasamos el resto de la noche bebiendo cerveza, jugando al billar y hasta que siento que ya dejé de hablar dos palabras seguidas hace un rato.

Abro los ojos lentamente, los cierro hay mucha luz.
¡Coño, Qué dolor de cabeza! Pienso que me estoy volviendo una alcohólica.
Miro para todos lados, sí es mi casa, seguro que me habrá traído Chechu.
Me levanto con cuidado de no despertar a Chechu que duerme plácidamente boca abajo en mi cama.
Voy a la cocina para preparar un café cuando escucho tocar la puerta.
Abro y me encuentro a Neil.
Vaya, ahora viene a darme los buenos días.

— ¿Qué tal vecina?, te traigo unos dulces para que desayunemos juntos.

— Vale. Pasa, ahora mismo iba a preparar café.

— No, mejor me voy ya vengo otro día cuando no tengas compañía. — Voy a decirle que pase que no pasa nada  porque es Chechu quién me trajo a mi casa, aunque si lo pienso bien Chechu nunca a dormido sin ropa en mi cama.

Me volteo y a quién veo intentando quitarse las legañas es a Orlando.
¡Mi madre! Con esto si que no contaba.

— Bueno, como quieras pero pasa que no te dé vergüenza. —Hablo como si no pasara nada cuando por dentro tengo ganas de cometer un asesinato.

Neil se marcha y yo cierro la puerta parándome enfrente de Orlando muy furiosa.

— Buenos días Masiel.

— ¿Se puede saber qué demonios haces en bóxer parado en mitad de mi salón, y encima duermes en mi cama? No habrás intentado de ...

— Masiel, para ya. Solo hemos dormido, lo siento me quedé dormido cuando te traje a casa y a decir verdad tú sofá es muy duro e incómodo.

— Es lo que hay. Pero eso no te da permiso para dormir conmigo y más cuando estoy en coma de alcohol.

— Tranquila que no ha pasado nada, además no es la primera vez que dormimos juntos y no he intentado sobrepasarme contigo, no soy ese tipo de hombres. Y si me quité la ropa es porque no me gusta dormir con ella puesta.

— Vale, vale. Bueno pues vamos a desayunar y ponte algo de ropa que te vas a resfriar.

Orlando desaparece del salón para ir al baño mientras tanto yo comienzo a preparar café cuando tocan la puerta, verás qué es mi hermana y la vamos a liar parda.
Pero fíjate tú por dónde, que quiere en toca la puerta es Petra Belmon.
No sé qué es peor si pararme delante de Petra Belmon intentando decirle que solo es un amigo, o tener que soportar este dolor de cabeza y encima la Petra se marcha no muy convencida con mis explicaciones.
Vamos que cuando  escucha a Orlando de hablar la mujer se da la vuelta para hacerle el interrogatorio, por supuesto, yo le empujo así como el que no quiere la cosa para la calle y que deje de cotillear.
Pero claro, hablo de Petra Belmon, y si no saca información no duerme.

— Mira Masiel, te doy un consejo, ese hombre se ve que tiene dinero, ándate con cuidado rica mía, que esos hombres solo van aprovecharse de ti.
Entiendo que quieras echarte novio, pero debes de elegir bien. Tú eres muy buena chica, no como la pija de Raquel, prométeme que sabrás cuidarte y sino, ya sabes cualquier cosa no dudes en decírmelo.

— Gracias mi Petrica, fija estoy que si te cuento cualquier cosa te lo llevas a la tumba.

— Qué bien me conoces. Bueno hermosa, te dejo que me dejado el potage puesto y no sea que se me peguen las alubias.

Nada Es Aquello Que EsperamosWhere stories live. Discover now