-19- Raquel no cambia

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Como pasa la noche de rápido y más cuando no dejas de darle vueltas a las cosas.
Salgo de mi apartamento encontrándome con Neil, como soy educada le doy los buenos días alejándome rápido para llegar a la parada del bus. Él, ha logrado hacer que pare y verás que voy a perder el bus.

— Masiel espera, tenemos que hablar.— Se para delante mío con rostro de arrepentimiento.
No tengo  nada de qué hablar, porque no he hecho nada malo, no tengo miedo de mirarle a los ojos y ver en ellos alguna muestra de arrepentimiento. Se disculpa mientras yo sigo en silencio repitiéndome a mí misma que el tren ya ha pasado.

— Neil, en estos momentos no dispongo de tiempo porque voy con la hora pegá para llegar al trabajo. Hablamos esta tarde. Chao que tengas buen día.

— Por favor Masiel, escúchame te lo ruego yo pensé que eras tú y no Raquel, yo te adoro a tí. — Bueno al menos me ha dicho que me adora, pero lo de quererme va despacito.

— Yo también te adoro cosita linda, eres un vecino genial y un buen chico pero vete a pegar el perro a otro sitio que yo no estoy de humor para escuchar las pésimas excusas que tratas de darme. — Me giro sobre mis tacones y camino saludando a las vecinas y a Petra que ya estaba en la ventana viendo que ocurre.

— Buenos días Petra, ya lo he mandado a la mismísima mierda. — Me río porque conozco a Petra y sé que le va decir cuatro cosas a Neil.

— Has hecho bien Masiel, que como tú no hay ninguna. Hombres hay muchos pero hay que saber elegir y eso es más difícil.

— Ya te cuento después Petra para que puedas dormir a gusto que ahora llevo prisa.

— Venga te espero esta tarde con la merienda preparada y hablamos guapa. — Me río con las ocurrencias de Petra, pero a pesar de ser muy cotilla y meterse donde no la llaman, siempre ha estado la primera para ayudarme e incluso cuando mi madre le dio la ventolera de irse y me dejó sola ella fue quien se preocupó de mí,  me ha cuidado cuando he estado en cama con fiebre. Por eso adoro mi barrio, por eso quiero vivir en un barrio humilde pero lleno de armonía.

Subo al bus y para no variar está a tope de gente, me coloco donde puedo hasta llegar a la parada que hay a unos cuantos metros de la oficina.
Al llegar a la parada me bajo respirando hondo mirando al cielo pidiendo a mi padre que si de verdad me sigue queriendo que me dé fuerzas porque trabajar con Raquel no va ser tarea fácil.
Antes de entrar al edificio veo a Juan Luis y Celeste.
Me da alegría de verlos y tras intercambiar unas cuantas frases nos subimos en el ascensor donde también sube Raquel.
La mirada grisácea de Raquel me traspasa como tres flechas, inmediatamente el ambiente comienza a contaminarse, las palabras que salen de mi boca son con tirantez, mientras que ella se lo toma todo a risa comienza su papel de ejecutiva pija dando órdenes a Celeste y Juan Luis que me observan con lástima y no es para menos, porque se habrán dado cuenta que hay un cuadrilátero de boxeo instalado entre mi hermana y yo.

Salimos del ascensor y sin cruzar palabra alguna con mi hermana me marcho hacia la oficina de Thiago para que me asigne una oficina.
Toco la puerta varias veces y al escuchar su voz paso inmediatamente.

— Buenos días señor Ankara, disculpe que lo moleste pero quería hablar con usted.

— Vaya ahora me tratas de usted cuando anoche estabas muy .... Cariñosa conmigo. Tanto como para lanzarme señales de... — O lo corto o me va poner burra con su manera tan provocadora de mirarme.

— Quieto hay parao Thiago que te has ido por los cerros. Yo soy Masiel, no Raquel, no te confundas Bro qué me voy a enterar de tu vida sexual.

— ¿Masiel? ¡Maldita sea! Os pareceis tanto.

Nada Es Aquello Que EsperamosWhere stories live. Discover now