-11- La presentación

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Apenas he podido dormir esta noche dándole vueltas a lo mismo. Mi fotocopia y su trío amoroso.
De verdad hay que ser desgracia para que hombres no le falten y aquí una anda a dos velas.
¡Qué mala leche tiene el karma conmigo!

Me preparo para lo que será la presentación del proyecto. En cierto modo estoy que no me caben los pies en los tacones de lo nervisa que estoy.
Respiro hondo no sé cuántas veces antes de entrar en el edificio de la empresa y para mí buena suerte me encuentro con Juan Luis, el cual se acerca hasta mí dándome en un breve resumen de lo que trata la reunión y de lo que debo de hacer.
No sé si sentirme más aliviada o más preocupada y más cuando el doble de Chayanne aparece con su habitual traje chaqueta que le sienta tan adaptado como la funda a un teléfono, camina hacia mí mirándome muy serio me habla de ir inmediatamente a la sala de reuniones donde me dará algunas instrucciones.
Miro a Juan Luis con cara de terror tragando saliva repetidas veces caminando detrás del jefe.
Pasamos en silencio a la sala de reuniones, él se adelanta para coger unos documentos y mostrarme los cambios realizados a última hora.
Me explica cómo debe de ser mi comportamiento ante el señor Azral. El dueño de la gran cadena de empresa mayorista y minorista que hay en el país.

— De acuerdo señor Ankara, haré todo lo que pueda para causar buena impresión al señor Azral y poder gestionar bien el proyecto.

— Eso espero, a decir verdad no creo que tengamos mucho éxito en este proyecto.

— Pues sí eres optimisma, con esos ánimos fijo que levantas la moral a un muerto.

— Es cierto Raquel, y lo sabes perfectamente cuánto hemos invertido en este proyecto y esta es la tercera vez que vamos a fracasar.
Si todo esto sale mal tenemos que recortar plantilla y tú serás la primera en marcharte de la empresa.

— Total ya estoy en paro. — ¡Uchs! Creo que hablado en voz alta.

— Exacto, tendrá que ir al paro y en cierto modo quiero que se quede en la empresa. A pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros, quiero poder tenerte a mi lado. — Arrea que se me pone sentimental el doble de Chayanne.

Saco de mi bolso un clinex y se lo entrego. Él me mira con ternura rozando ligeramente con la punta de sus dedos mi rostro como si quisiera decirme que me ama. Sí, esa misma mirada de ternura la he visto mil veces en pasión de gavilanes.
Me quedo quieta esperando que me bese, poder sentir sus labios posándose en los míos haciéndome sentir que me quiere.
¡Seré idiota! ¡Que yo no soy Raquel!

— Disculpe señor Ankara pero debo de repasar algunas cositas antes de la reunión.

— Raquel, quiero que sepas que pase lo que pase hoy yo voy a estar a tu lado. — Sus palabras son sinceras y alentadoras pero pienso para mis adentros que como no se vaya a PuntaCana con mi hermana y le unte la crema en la espalda, deberá mientras tanto conformarse conmigo.

Salgo de la sala de reuniones suspirando por bulerías.
¡Qué injusta es la vida! Un hombre elegante, algo borde en ocasiones, guapo etc. Anda detrás de mí fotocopia, Orlando quería casarse con ella y yo aquí quitándome las pulgas yo sola.
¡Manda huevos la cosa!
De verdad que todas las tontas tienen suerte.

Busco a Juan Luis en su lugar de trabajo para que me haga un resumen de cómo debo de hablar en la reunión, quién es  cada persona y sobre todo que me dé suerte.
Juan Luis, con más paciencia que un santo empieza a explicarme cada detalle referente a la reunión, cuando me enterado de la misa al cuarto ya es la hora de asistir a la reunión.
En la sala de reuniones hay cuatro personas.
Y yo que creía que iba ver más gente que cuando juega el Atlético de Madrid.
El primero en comenzar hablar es mi jefe.
Acto seguido me cede la palabra, me levanto de la silla más tiesa que una tabla señalando en la pantalla blanca el producto hablando sobre en qué nos hemos basado para crearlo.
Después de estar media hora hablando el señor Azral me dice que pare. Miro al jefe y este ni me mira, todo es silencioso, y mis nervios se van agolpando en mi tripa.
El señor Azral me felicita por mi trabajo pero no le comence el proyecto de hecho me dice que es parecido al producto del año pasado.
Miro de reojo al jefe que sigue con la cabeza gacha mirando la tablet.
Vale, aquí nadie va hacer nada y aunque a mí me tiene que dar exactamente lo mismo, no voy a permitir que después de haberme dejado los sesos en el proyecto vengan a decirme esto.

Nada Es Aquello Que EsperamosWhere stories live. Discover now