-30- Nunca es tarde

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Sigo escuchando con atención a Lisandro cómo me detalla su propiedad y las ganas que tiene de que yo sea su nuera. Por supuesto, hace comparaciones entre la pija y yo. Y, por primera vez en mi vida, escucho como una persona me alaba a mí y no a Raquel.
Sonrío tímidamente quitando importancia al asunto, incluso me atrevo a decirle a Lisandro que pase lo que pase nunca olvidaré a Orlando porque siempre lo llevaré en mi corazón.
Se hace un silencio, Lisandro carraspea su garganta para comunicarme de ser una de las propietarias de su restaurante. De hecho, es uno de los últimos locales que ha inagurado. Me quedo con la boca más abierta que la puerta de Alcalá.
No quiero sonar codiciosa, pero sí, estoy encantada, ilusionada, feliz ... Por tener mi propio negocio.
Pero...que para todo hay un pero y un porqué, en estos momentos no puedo viajar a Londres para hacerme cargo del restaurante por lo que quedamos en volver hablar más adelante.
Durante un rato más seguimos hablando sobre el estado de salud de Orlando, Lisandro está muy feliz por su esfuerzo en querer recuperarse lo  más pronto posible y yo me uno a su felicidad.

Termino la llamada y miro una de las fotos que me eché con Orlando, se ve tan guapo el condenado.
Suspiro al recordarle, y de pronto mi corazón se hiela al recordar cómo él mismo me hablaba del amor que siente hacia Raquel.
Cabrona, todo lo mejor le tiene que tocar a ella.
Sin embargo, no pienso darme por vencida y haré lo que pueda para ganarme el corazón de Orlando.
Con ese sueño me quedo dormida para levantarme muy temprano arreglarme e irme hacia el trabajo donde me espera varias reuniones y aguantar a Donatella.

Nada más llego a la oficina Donatella me espera con cara de poco amigos mirando repetidas veces su reloj. Yo miro el mio pensando que le pica a ésta para que esté de tan mal humor por la mañana temprano.
Una de dos: O no se ha tomado su dosis de café o lleva días sin echar un polvo con alguien.
Creo que es la segunda opción. Lleva tiempo sin tener sexo.

— Buenos días Donatella, ¿Cómo está? — Menuda pregunta más tonta si a leguas se nota que tiene problemas sexuales.

— Bien gracias, vamos debemos de reunirnos en menos de media hora con el director y productor del anuncio. Espero que te hayas aprendido la lección de lo que has hecho en el proyecto, cualquier error te puede costar muy caro. — Advertencia.
Así es como suena su voz dejándome totalmente helada.
Como un robot andante empiezo a caminar detrás de Donatella hasta la sala de juntas donde nos esperan ya sentados los productores y Sabatino.
Como si de un títere tratase tomo asiento junto a Donatella comenzando la reunión.
Todas las miradas están puestas en Donatella, la cual habla con demasiada soltura permitiéndose hasta de bromar con uno de los informáticos que por cierto, está muy bueno.
Mientras ella habla, yo estoy muy concentrada en mi carpeta leyendo repetidas veces los papeles para no meter la pata.
Llega mi turno, me levanto como si me hubieran metido una vara por el culo, dos tres pasos poniéndome delante de una pantalla blanca pareciéndome a la tía del tiempo, comienzo explicando mis ideas sobre el proyecto, todos están mirándome sin pestañear, algunos anotan en sus carpetas y yo sigo con más miedo que un torero cuando va torear una vaquilla.
Después de no se cuantos minutos, tomo asiento como si tuviera hemorroides, Donatella me mira con simpatía dedicándome una sonrisa de querer invitarme a comer y pagar yo.
Continuamos con la reunión, al parecer todo marcha bien, mis ideas le han gustado mucho y el proyecto está aprobado. Tan solo falta darle los últimos retoques para la próxima campaña.
Respiro más aliviada cuando todo el mundo se ha marchado.
Donatella me felicita por mi trabajo y me comenta de ir hacia el taller para ver el vestuario de los modelos los cuales se lucirán en la campaña.
Animadamente hablo con Donatella hasta llegar al taller donde el ruido de las máquinas es notorio y donde mis ojos se quedan fijos en una silueta muy familiar para mí.
Veo a Loles como trabaja con alegría con dos compañeros más.
Sin pensarlo dos veces me acerco hasta ella para darle un abrazo de lo feliz que me hace verla trabajando en la misma empresa que yo.
Con lo que no contaba era con la indiferencia mostrada por parte de Loles haciendo que no me conoce. De hecho, nos estrechamos la mano hablando como si fuéramos unas desconocidas que se acaban de conocer hoy.
Loles sigue a lo suyo mientras yo le lanzo miradas negras conteniendo las ganas de decirle cuatro cosas. Sí no fuera por John, el diseñador y jefe de Loles ya me hubiera enfrentado a ella. Pero...me jodo y me callo a mi pesar para seguir hablando con John y Donatella que parece un sargento dando órdenes durante una media hora donde al salir quiero despedirme de Loles pero ella hace la visita gorda.
Verás esta, se va enterar quién soy yo.

Nada Es Aquello Que EsperamosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang