Sin City

נכתב על ידי AceiteyAgua

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-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco no... עוד

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Crowley va a llegar a la librería hooooras más tarde porque se está esforzando mucho. Bueno, quizás no se está esforzando tanto.

Aziraphale está leyendo.

Pero si va a llegar así como... llevo aaaaaños trabajando por esto y es un desastreeeeeee y se va a dejar caer en su sofá dramáticamente levantando las piernas por inercia y cuando las vuelve a bajar sobre el sofá, ya no lleva zapatos.

Aziraphale le deja que se acueste en sus piernas, levantando el libro sin dejar de leer.

Hello, my darling... te apuesto un Amarone della valpolicella a que he tenido un día peor que el tuyo.

—Ni de coña.

—¿Qué te ha pasado a ti?

—Llevo tooooooooodo el día dando vueltas como loco por toooooodo el puto mundo. Ni siquiera he podido cambiarme de ropa al ir de un lugar a otro. Y todo para qué. Ese tipo no está en la tierra. Punto. Ni rastro.

—¿Qué tipo?

—Pues el estúpido a quien Belcebú me puso a seguir... aparentemente. Ella está segura que me lo dijo, no le voy a discutir.

—Oh, ¿has ido a buscarle a él? ¿Quién dices que es?

—Aamón, creo, algo así estúpido.

Aziraphale baja el libro del todo y le mira.

—Yo qué sé, igual no.

—¿¡Aamón?!

—Igual era Mammón, nunca lo sabremos. El que está con el otro Arcángel que habló con nosotros en Navidad cuando tú te pillaste un cabreo de la hostia.

—Me enfadé con toda la razón... y debiste decirme que le buscabas a él.

—Pues aparentemente cuando Belcebú lo dijo se enteró todo el mundo, "hasta los putos ángeles, Crowley".

—¿Te cuento mi día? —pregunta mordiéndose el labio.

—Veamos, ¿qué personaje del que estabas enamorado se ha muerto en tu libro?

—¡Es terrible cuando eso pasa!

—Ya... ya.

—Creo que... vas a agradecerme.

—¿Que se haya muerto el amor de tu vida ficticio de hoy?

—¡Como das lata con eso! ¡Quizás no se ha muerto y hoy estoy más enamorado que nunca!

—Tú mantén la esperanza, di que sí.

Aziraphale le sonríe y se agacha un poco para darle un beso en la frente

—¿Que diga que sí?

—"Segunda parte: Apocalipsis Zomb..." —se le muere la frase en la boca con el beso.

Aziraphale se ríe igualmente acariciándole un poco el pecho.

—Yo pasé el día con un demonio.

—O si no, lo escribes tú. Un fanfiction. Como cuando me contaste las doscientas dieciséis razones por las que Gandalf Whatever no se tenía que morir y luego resultó que no se había muerto.

—¡Pues no tenía que morirse, era trágico y Tolkien nos engañó a todos!

—Yes, yes, yes...

—¡Y parecía además que el sacrificio sería en vano!

—No he dicho eso para que empieces otra vez.

—¿Pues quien me lo ha recordado ahora? Como si tú no hubieras como María Magdalena cada vez que vieras esa escena de "We will always have Paris"!

Palidece unos segundos.

—No sé de qué me hablas —no le mira.

—Somos pocos, pero nos conocemos mucho... —le acaricia más el pecho y le mete un dedo entre dos botones de la camisa.

—Bueno, ¿qué te ha pasado entonces? —Se mete un dedo debajo de las gafas fingiendo que le pica un poco.

—Mi demonio sensible...

—Ngk!

—Si yo me fuera al cielo, ¿cuánto tiempo tardarías tú en conseguirte a alguien? —le acaricia la cabeza con la otra mano, sonriendo.

—¿Qué?

—Las circunstancias del día me hicieron pensar en ello —Aziraphale se encoge de hombros.

—¿Por qué ibas a irte al cielo donde todos te odian? E igual, no fuí yo el que se fue a zorrear con un club completo de hombres gays durante TODO el siglo dieciocho.

Aziraphale hace los ojos en blanco

—¡No me fui a zorrear! Eran... mis amigos. Y el que no me quería ver TODO un siglo era otro.

—A darles esperanzas sin llegar a nada más. Calientabraguetas les llaman a los que hacen eso.

—¡No era nada de eso! —Aziraphale se sonroja.

—Y ni siquiera es que fuera UNO solo que sé que tenías tu buen GRUPITO. Y Ozzy solo tuvo suertecita porque... iri iscritir

—¿¡En qué momento esta conversación se volteó a ser algo sobre mí?! Yo preguntaba por ti y lo que tú tardarías en tener algo de verdad, no AMIGOS como yo.

—Aunque les llames AMIGOS todos sabemos lo que te hubieran hecho TODOS de haber podido.

—Crowley! —más sonrojo aún.

—Y en qué pensaban cuando te veían llegar en tu ridícula pajarita y con una botella de vino bueno y se quedaban solo en darte un par de besos en las mejillas como agradecimiento.

—¡Nadie pensaban eso que estás pensando tú! Y si alguien lo pensaba yo les dejaba perfectamente claro que no era eso lo apropiado... bueno, vale, quizás Oscar —se sonroja más—. ¡Yo hablaba de ti!

—¿¡Quizás Oscar!? —hasta se incorpora un poco para mirarle.

—Lo pensaba, él siempre tenía pensamientos extravagantes... E inapropiados.

—Si los humanos pudiesen desnudar con la mirada no hubieras podido estar ahí ni cinco minutos seguidos.

—N-No es verdad, ¡no exageres! Él tenía otros... intereses.

—Ya, claro.

—Más intelectuales que físicos —desvía un poco la mirada porque bien que sabe.

—El caso es que no fui yo quien tuvo aventurillas con medio Londres victoriano.

—Ugh. Vale, me rindo... solo creo que dos mil años después tendrías todo el derecho... Es a lo único que iba yo con todo esto antes de que empezara el, ¿cómo le llaman ahora? ¿"bullying"?

—¿Lo que me estás diciendo es que quieres volver a eso?

—No —le toma del cuello y le besa en los labios porque es tan mono... y tan guapo y tan agobiado.

Crowley se relaja bastante devolviéndoselo y Aziraphale se separa después de unos segundos, eso sí, porque el señor quiere seguir transmitiendo y el beso se lo impide.

Ugh.

—¿Tú sí? —Mira que separarte, Aziraphale, para preguntar eso...

—¿Qué? No —va a por más beso.

Dice algo medio ininteligible en el beso, pero esta vez no se separa, acariciándole un poco el cuello y cerrando los ojos. Cómo habían vivido sin esto tantos años era un misterio. Y desde luego, el pensar en volver a ello era absurdo y sin sentido.

Crowley se separa un poco al cabo de un rato, solo para molestarle.

—Aunque estar en las fantasías sodomitas de un montón de caballeros que fingen ser muy peripuestos no me parece lo más angelical.

¡Aziraphale lloriquea porque se ha separado solo para molestarle!

Sí. Mijiji.

—No digas esa palabra que es pecaminosa... y yo no incitaba esas fantasías —asegura acercándose a besarle otra vez.

El demonio se ríe en el beso.

—¡Y seguro no las tenían! —agrega separándose un poco y luego volviendo a besarle un rato maaaaás.

—Claro que sí. Y no seré yo quien te las cuente.

—Entonces nadie más lo hará, demonio celoso. Me pregunto si tú las tenías también... —susurra antes de besarle de nuevo

Se sonroja y este va a ser más largo e intenso porque no quiere contarle. A ver si se olvida.

Por el sonidito gutural que hace...

—Yo quería que las tuvieras... —susurra separándose un instante en algún punto, antes de volver a lo suyo.

Igual no responde. Ejem ejem. Aziraphale vuelve a meterle un dedito entre dos botones, acariciándole un poco.

Crowley se incorpora un poco más para no tener que estar sosteniéndose con los codos.

Aziraphale aprovecha y tira un poco de él para que se le recargue encima, cambiando un poquito la posición.

Le sigue, manso como un corderito

Vas a tener que seguirle un buen trecho porque todo esto le gusta muuucho. Pues un buen trecho, ¿por qué no? Nunca sabremos qué personaje se le murió.

Uno al que no le habían dado los bastantes besos por lo visto.

Como le llames Sirius mientras te hace esto o algo así...

Por Sirius hizo mucho más drama. Mucho. Porque se parece a Crowley. En realidad es posible que en una de esas ya tengas abierta la camisa.

Ya, ya...

Y el pantalón. Bloody ángel indulgente. No hay una sola vez que no cedas, Aziraphale, a la que te haces la idea.

¿Eh?

Pues había dicho que no, que quería hablar, pero dos besos más tarde ya está como... bueeeeeeno, mejor nos ponemos a disfrutar la taaaarde.

Es que ha tenido un día muy duro, Crowley.

¿Y necesita relajarse?

Sí.

¿Con un angelito bonachón?

Si encontrara alguno... pero puede conformarse con un bastard.

Conformarse. Vaya, pobre. Si prefiere hacerlo solo o algo...

No... o sea, podría, pero imagina el drama que hará el ángel. Mejor hacemos el esfuerzo y nos lo ahorramos.

No, no... ¡si para ahorrarse el drama esto no vale! Si lo prefiere... Va a tener que pensarlo antes de venir aquí por besos.

¿Cómo que no vale?

¡No puede acostarse con el solo por ahorrarse el drama de no hacerlo! ¡No se rían!

Claro que nos reímos.

¡No tiene ninguna gracia!

Claro que sí, mira cómo se enfada.

¿Pues cómo no se va a enfadar con esos argumentos?

Bueno, entonces... ¿va a llegar Raguel a la mitad?

Mi icuisti cintigui pirqui ni quiri qui iguis drimi. Si acaso Crowley quiere dignarse a acostarse con Aziraphale por algo más que no sea por lastima, sí.

Oooojos en blanco.

O por pereza de no oír sus quejas, ¡que es peor! Lo que va a ocasionar esto es una cosa y solo una cosa.

¿Aja?

A ser gloriosamente lento hoy, tanto que Crowley tenga que PEDIR ansiosamente que acelere.

Ugh. Porqueeee...

Porque ha dicho que prefiere tocarse a sí mismo y eso es mentira. Así qué hay que ser demostrativos.

¡Pero no hay que ser crueles!

Mira quien empieza a desesperarse ahora.

Pues es que si va más lentoooo...

Leeeeento, desesperante.

¡Es que Crowley piensa que si no se ha quedado dormido!

No, ¡no se ha quedado dormido nadie! ¡No exageres!

Pues estará a punto.

¡Desesperantemente lento no es bloody inmóvil! No sé cómo pueden estar peleando por esto a la mitad del todo, sinceramente.

Pues porque se ha muerto a la mitad.

¡No se ha muerto nadie! ¡Ahora cállate o el que vas a morir eres tú!

What?

Es un decir, aunque podría acelerar repentinamente y verás cómo mueres pronto.

W-Whaaat?

Este sofá no va a resistir que hagan esto así tan a menudo. Rechina, además, haciéndolo todo un poco más obsceno y teniendo una cama... Lo último que quería escuchar Aziraphale ahora mismo era la voz de un Arcángel.

Sí, hombre sí, ya lo arreglaran con un milagrito.

Así que si rechina es porque todos quieren.

Exacto.

Aziraphale no va a admitir jamás que le gusta el rechinado obsceno de estar... teniendo intimidad con Crowley en el sofá.

Ya, pero lo sabemos, ya que no lo arregla...

Ugh. ¡Lo olvida hasta qué pasa!

Ahora resulta.

Lo olvida porque tiene otras cosas buenas que pensar del sillón.

—¿Aziraphale?

Ugh, ¡con lo que ha costado que se mueva! ¡Ahora callaos!

Aziraphale me parece que no escucha... gracias al rechinido.

Mejor.

—¿Aziraphale? ¿Estás ahí?

Y el ángel... parpadea, perdiendo un poco el ritmo.

—¿Q-Qué... qué haces?

—O-Oí... ¿oíste algo?

—¡No! ¡No te pares!

—N-No me paro —se mueve otra vez, intentando recuperar el ritmo.

Le ayuda, la verdad.

Ya estamos viendo el temor de Crowley a... tener que detenerse. Menos mal, Raguel se toma un poco de tiempo porque cree que esto no está funcionando bien y la ayuda de Crowley... es útil.

¿No está funcionando bien?

Pues no está seguro de estar... contactando correctamente al principado. Quizás hay interferencia de nuevo o algo.

¿No ha bajado?

Creo que... no encuentra el sitio con seguridad y estaba... intentando... ahora les explicará.

Pues menos caso hace Crowley aun.

Aziraphale tampoco se detiene, sinceramente, empeñándose ahora en hacer que Crowley termine primero. ¡Para que luego no digan que son egoístas! Y es, creo yo, Justo cuando están en eso, que alguien toca la puerta de la librería

Pues Crowley termina. Iros todos a la mierda.

Gracias a Dios, la verdad..

No, gracias a Aziraphale, ahora no se vaya llevando méritos.

Y gracias a Crowley es que, creo que Raguel se va a esperar treinta segundos más en la puerta, pero Aziraphale también termina después de eso.

Pues disfruta del espectáculo.

Está afuera.

Aziraphale le da un beso a Crowley igual, porque ha empezado a ser rebelde.

—Están... llamando... a la... puerta.

—Está cerrado.

—Mmmm... I love you...

Ooooootros golpes a la puerta.

—¡Está cerrado!

—Aziraphale?!

Crowley vuelve a mirarle. Aziraphale se tensa un poco al oír la voz.

—E-Espera, ese es... —susurra.

—¿¡Aamón?! —Raguel toca con más fuerza.

—¿Qué? ¡No vas a abrirle ahora!

—Es el Arcángel Raguel... dile que no estoy.

—¡Aziraphale no está, vuelve luego!

Raguel s al oírle... que no es Aziraphale, ni Aamón. Quizás era... el novio de Aamón. Quizás estaba ahí con Aamón ahora.

Crowley vuelve a sonreírle y a besarle.

—¿¡AAMÓN?! —grita Raguel al otro lado de la puerta, en pánico.

—Ugh —Crowley se separa del beso—. Vale, quédate aquí, voy a abrir yo.

—Es Raguel... hace rato ha venido Aamón. Traen... un lío —asiente, igual, chasqueando los dedos para limpiarse.

—No me importa, le voy a echar—se va a la puerta, sin vestirse, moviendo las caderas de ese modo.

Aziraphale inclina la cabeza, mirándole moverlas bastante idiotizado.

Crowley abre la puerta un poco, lo justo para que solo se le vea la cara, apoyándose en el marco.

Raguel... está VISIBLEMENTE agobiado, nervioso, pálido, con los ojos rojos de llorar y en un pésimo estado. Se descoloca al ver... a un demonio.

—Ya te he dicho que está cerrado, amigo.

—E-Está Aamón... e-estás... —Traga saliva.

—Estoy... un poco ocupado, sí. Y me estás interrumpiendo, como es obvio—se señala a si mismo—. El dueño no está aquí ahora, así que lárgate.

Había sentido amor irradiar de la librería y no había disminuido cuando había abierto la puerta. Era él. Aquí le traía... a él. Raguel siente que se le doblan las piernas. (Aziraphale está indignado de que a Raguel le parezca que esto es una especie de burdel. O casa de... citas o como sea! WTF!)

(Cuando es obvio que es una biblioteca... o whatever)

(¡LIBRERÍA!)

Y el martes iba a venir aquí, a jugar juegos de mesa en el mismo lugar que Aamón amaba a alguien más.

—E-Eres... t-tú.

—Sí, soy yo. Otro día te firmaré el puto autógrafo.

A Raguel le pesa el corazón. De hecho tiene que ponerse la mano sobre él, dando un paso de lado y desbalanceándose un poco.

—D-Dile a Aamón que...

—¿Qué? ¿Te está dando un infarto?

Vale, vale. Maldita sea con esas declaraciones, Crowley. Ahí viene Aziraphale cuando oye la palabra infarto.

¡Era solo una pregunta!

—Sí algún día lo puto encuentro se lo diré.

La confusión generalizada.

—¿Qué pasa? —pregunta Aziraphale en un susurro, acercándose a él.

—Shhh

—¿No está aquí? Si lo está. Yo lo he oído.

—Sí, claro, se está escondiendo en la alacena.

—N-No ocurre nada, entiendo la situación. De hecho... s-soy un antiguo amigo de Aamón.

—Solo dile que vuelva más tarde —susurra Aziraphale.

—Bien por ti, pero ahora no podemos atenderte.

Raguel le mira y cambia el peso de pie.

—Sé que está ahí adentro... solo dile que... no puedo hacer esto.

Aziraphale aprieta los ojos porque de todos, es el único que entiende que está pasando. Él solo quería unos minutos con Crowley, ¡porque últimamente parece que no puede tener ni cinco minutos que ya le están apresurando!

—Sí, sí, lo que tú quieras.

Aziraphale se le echa un poco encima a Crowley.

—Es el exnovio de Aamón... le prometí que le ayudaríamos. Dile que espere un poco.

—¿Qué? ¡No! ¡No ahora! Angel! —Crowley mira adentro.

—Dile que vuelva en una hora, que tenemos información de Aamón.

—¿Que tenemos... qué? Espera, ¿qué?

—Es el Arcángel Raguel, Crowley... Él lleva el libro. Hay que ayudarle.

—¿Qué libro? —mira a Raguel—. ¿Traes un libro?

—¿Con quién hablas? ¿¡Hay un ángel ahí también?! —Raguel frunce el ceño.

—No, ya te he dicho que no está

—Si tengo EL libro. ¿Está Aamón ahí o no?

—Sí, claro, todos aquí haciendo una fiesta. Dame el libro o whatever y acabemos esto.

Raguel vuelve a sentir que alguien le pega con algo en la cabeza.

—No, ¡no te puede dar el libro! Dile que vuelva en una hora y le darás información de Aamón... —susurra Aziraphale

—Que vuelvas en una hora y ya —va para cerrar la puerta.

Raguel traga saliva, pobrecito mío. Pone una mano en la puerta cerrada dejando caer la cabeza al frente y hace drama otra vez

—¿Esto es en serio? No se va, está aquí fuera lloriqueando—protesta Crowley. Aziraphale tira un poco de él para alejarle de la puerta

—Él es el que dejó a Aamón dos mil años y volvió. Aamón le dijo que está con otro.

—Le voy a decir... ¿qué?

—Es Raguel, Aamón le ha dicho que solo pueden ser amigos y no sé ahora que está pensando. Pobre

—¿Y tú cómo sabes eso?

—Aamón estuvo aquí conmigo todo el día.

—¿Que quién... qué?

—Aamón. Es mi amigo ahora —sonríe un poco porque eso siempre le hace ilusión.

Parpadea una vez. Dos veces. Se va a abrir la puerta.

Raguel casi se le cae encima y Crowley le sostiene galantemente.

Es un desastre, Raguel. No esperaba que le abriera la puerta, la verdad. Menos aún el otra vez. Está apunto de abrazarle y llorarle encima, pero no lo hace, chasqueando los dedos y tratando de ponerse presentable.

—Tranquilo, tranquilo —le apapacha Crowley—. Ahora el aquí, mejor amigo de Aamón nos contará qué ha pasado.

No ha dicho mejor amigo de Aamón, para una vez que se hace amigo de alguien y se burlan.

Son celos.

Aziraphale hace los ojos en blanco con eso, pero igualmente termina por mirar a Raguel, mordiéndose el labio porque... parece un DESASTRE.

Crowley cierra la puerta a su espalda haciendo entrar al Arcángel.

Raguel... solo por absoluta necesidad física de un abrazo, debido al pequeño apapacho que le hace Crowley termina colgándose un poco de él y llorando.

Y ahí es que Aziraphale levanta una ceja. Crowley parpadea un poco y... ahora es un poco incómodo vestirse, así que... le abraza.

Mira tú que conveniente. Incomodísimo vestirse con un chasquido... claro.

Pues porque el otro está ahí llorando

Aziraphale chasquea los dedos y le viste, con más capas de las que ha usado nunca para vestirse.

Crowley le mira de reojo sin dejar de abrazar a Raguel. Aziraphale le fulmina un poco, la verdad.

El demonio le aprieta más contra si como respuesta, sin apartar la mirada. Aziraphale levanta una ceja, porque eso parece un reto. Se humedece los labios.

—Lo siento... —Raguel le susurra a Crowley en el cuello.

—¿Quieren que les deje solos? —pregunta Aziraphale bastante sarcástico.

—Ya está, ya está, tranquilo —Crowley le acaricia la espalda.

Ojos en blanco.

—Es todo mi culpa —Raguel solloza—, no es justo contigo.

Aziraphale va a servirse algo de beber.

—No pasa nada, no pasa nada.

Y es que... Raguel lo requería. Se tranquiliza un poco, aún apretándole.

—D-Discúlpame...

—Te disculpo, te disculpo.

Aziraphale se les acerca, aclarándose la garganta.

—Todo va a estar bien, Raguel... ahora verás —le da dos palmadas en la espalda, casi con intención de separarles.

Crowley no le suelta con algo tan pequeñito.

Claro, claro.

Raguel se tensa un poco sin saber quién más está ahí, girándose levemente a mirar.

Aziraphale le sonríe con esa sonrisita de "suelta a mi marido en este momento".

—Ohh... hello

—Sorpresa, era mentira.

—O-Oh... eres... e-el principado —Raguel se limpia los ojos, tomado por sorpresa al mirarle.

—Aziraphale, sí. Y él es... mi marido —sentencia Aziraphale de golpe.

Crowley le hace una miradita y Raguel levanta las cejas porque no esperaba... espera, ¿qué ha dicho?

—Crowley. Creo que le conoces en otro cuerpo. Crowley, él es el Arcángel Raguel. Es un... honor que estés en mi librería...

Crowley suspira, porque qué manera de quitarle la diversión a todo.

Aziraphale no mira a Crowley y se sonroja, pensando en que no ha debido... decirlo. Seguramente no. Seguramente le va a acarrear un montón de problemas. De hecho ahora se arrepiente un poco. Traga saliva y sonríe nervioso.

—Ya, ya... ahora no te hagas.

—Ohh... gracias. Ehm... disculpa, disculpa... esto... ¿has dicho marido? —Raguel chasquea los dedos un par de veces, limpiándose y organizándose la ropa y se pasa una mano por la cara, aliviándose los ojos. Aquí no pasa nada.

Aziraphale mira a Crowley de reojo con eso, ignorando un poco a Raguel pero es que é tiene muy interiorizado.

—Sí, ha dicho marido.

—E-Es un decir... —más sonrojo de Aziraphale.

—No, no lo es, pero eso ahora no importa.

—¿Ahora te vas a enfadar?

—Sí.

—¿Por qué?

—Tú dirás.

Raguel les mira a uno y luego al otro.

—Oh, venga ya, ¡estabas abrazándole desnudo!

—Es algo que hacen los mejores amigos.

—¿Tiene esto que ver con que he dicho que Aamón es ahora mi amigo? Crowley... lo conocí hoy, my darling! —protesta frustrado.

—Tú lo has dicho, no yo.

—¡Yo no he dicho que fuera mi mejor amigo! Solo he dicho que ha hablado un poco conmigo. Raguel, nos das un minuto, por favor —tira de Crowley.

—Sí, no sea que tu jefe se entere de las cosas como son.

—No es mi jefe... —tira de él con fuerza y baja el tono de voz—. ¿Qué haces?

—Llevo todo el bloody día buscando a ese estúpido demonio, ¿sabes? ¡¿Y ahora resulta que estaba aquí todo el tiempo?!

—¡No sabía que lo estabas buscando precisamente a ÉL! Me has dicho que ibas a hacer algo que te pidió Belcebú, ¡no me dijiste el qué!

—¡Pero tú la oíste cuando me lo pidió!

Aziraphale parpadea.

—D-Dijiste que... lo dijiste cuando hablé con ella por teléfono.

—¿Yo que dije? —inclina la cabeza—. Tú has dicho que tenías que buscar a... alguien.

—Pues que sí ¡que fuera!

—¡Solo porque has dicho que no era baje al infierno! ¿Explícame cómo iba yo a saber que JUSTAMENTE debías encontrar al demonio que apareció en mi librería en cuanto saliste por la puerta?

—Y yo qué sé, ¡pensé que lo oíste! ¡Igualmente podrías haberme llamado!

—Te llamé desde su teléfono y no contestaste —Aziraphale se cruza de brazos

—¿El teléfono de quién?

—El teléfono de Aamón.

—Ah, así que el de él sí que sabes usarlo.

—No se usarlo, ¡quería que tú me dijeras cómo saber su número! Y solo me sé... TU número, tonto.

Ojos en blanco.

—Estás enojándote por vicio y lo sabes. Ayúdame con esto.

—Lo que me parece increíble es que ahora no tengas problemas con confraternizar con el enemigo —se cruza de brazos.

—Estamos hablando de un Arcángel que tiene a un príncipe del infierno como pareja, Crowley... que se persona aquí para pedir nuestra ayuda.

—Mira por donde, ahora resulta que mi problema es de rango.

—No, Crowley. Nuestro problema era que esto no se podía. Y repentinamente se puede... ¿no querías justo que ESTO pasara?

—Nunca dije que empezaras a meter aquí a demonios de alto rango para hacer quien sabe qué —protesta volviendo con Raguel.

—Yo no metí a nadie, se metió solo. Y espera un segundo, qué hay algo importante

—¿Qué? —Crowley le mira y Aziraphale se muerde el labio.

—Escucha, Crowley. Aamón solo quiere darle un buen susto, ¿vale?

—¿Qué?

—Aamón. Sí quiere volver, esto... es un susto.

—Oh, claro y vas a ayudarle porque es tu nuevo amiguito.

—¿Ahora defiendes tú a los ángeles? A los Arcángeles... ¿les abrazas desnudo y les dices pobrecito?

—Puede interesarme hacerme su amigo, también tiene un buen rango.

—¡Estas tergiversando todo lo que digo!

—¡Pues es que oye lo que dices!

—¿Crees que necesito más enemigos en el infierno? Dime que hago... ¿no le ayudo y acabo una vez más encerrado en el calabozo echándome de enemigo al príncipe de la ira? Dime, dime exactamente qué es lo que te parecería sensato hacer.

—Ugh. ¡Debiste llamarme!

—¡Eso hice! Igualmente vamos a tener que ayudarles a ambos y a hacernos amigos de ambos, que tienen un buen rango, eso es útil, ¿no? Y... acabo de decir que eres mi marido, ¿por qué no te ha parecido importante!?

—¡Porque solo lo has dicho para desviar la atención!

Aziraphale abre la boca como un pez.

—Le he dicho. A un Arcángel. Que estamos casados.

Ojos en blanco de Crowley y el ángel pone carita desconsolada.

—Pensé que te parecería... importante. Veo que no lo es.

—Sería importante si no lo hubieras usado para tu beneficio.

—¿Para separarte del Arcángel Raguel mientras te lloraba encima? Lo he usado en pánico! E igual...

—¿Lo ves?

—Odio al cielo y al infierno. Siempre que aparecen... tenemos estos líos.

—Ya... ya.

—Hace diez minutos estábamos felizmente en ese sillón y ahora estás perfectamente enfadado conmigo, estamos celosos... venga, Crowley.

—Pues es que no voy a estar orgulloso de que hayas chillado en pánico que nos casamos.

—Antes chillaba en pánico que ni te conocía.

—Y tampoco estaba orgulloso de eso.

Aziraphale suspira.

—Podemos ayudarles como... esposos. Juntos. ¿Por favor?

Crowley se sonroja un poco y pone los ojos en blanco. Aziraphale le sonríe un poquito.

—¿Eso es un sí?

Whatever.

Aziraphale saca el labio de abajo.

—Vamos. Quiero alcohol.

—Pues vamos.

Se guarda las manos en los bolsillos y va hacia dónde han dejado a Raguel porque Crowley sigue enfadadooooo.

Un poco.

Raguel está sentado en el sillón que rechina, tratando de organizar sus pensamientos y Crowley le mira.

—Perdón si... genere alguna tensión entre ustedes. No era mi intención.

Aziraphale va a servir tres vasitos del whiskey favorito de Crowley

—Ahora ya...

—Es un poco tarde. Creo que solo nos conocíamos contigo en el cuerpo de Aziraphale

El demonio se acerca y le tiende una mano. Raguel le sonríe un poco y se la aprieta.

—Gracias por...

—¿Por?

—El abrazo. Me hacía falta —se sonroja un poquito.

—Ah —sonríe de ladito—. Tranquilo.

—Seguramente Aziraphale te ha contado ya algo de lo que pasa...

—Un poco. Por lo visto estaba aquí tu novio hace un rato. Llevo todo el día buscándole.

—No es mi novio. Somos amigos. ¿Por qué le buscabas? —A Raguel se le oscurece la mirada y gira la cara.

—Porque lo es, justamente. Lord Belcebú quiere tenerle controlado.

—Lord Belcebú puede estar tranquila... Aamón tiene otra pareja.

—¿Ah, sí? ¿Quién?

—No lo sé. Alguien —se sonroja un poco—. No me ha querido decir.

—Mmmm... es raro.

Aziraphale se acerca vacilando un poco con las bebidas para los tres.

—¿Te lo parece? Quizás no le conoces bien...

—Desde luego que no le conozco bien, pero... después que hablé contigo en Navidad, Lord Belcebú y yo fuimos a hablar con él. No mencionó a nadie más que a ti ni una sola vez.

Raguel traga saliva con eso.

—Es... alguien inconveniente.

—¿No dices que no te ha querido decir?

—Es alguien del infierno. O-O eso me ha dicho. Podría ser... alguien del cielo también. Dudo mucho que se meta con un humano. Es un... secreto.

—Así que podría ser alguien del cielo —mira a Aziraphale, que vacila con eso, pensando que... menos mal que no se ha inventado a alguien del cielo, este Arcángel conoce a TO DOS.

—S-Si fuera alguien del cielo t-tú lo sabrías, ¿no? —pregunta el principado.

—Bueno, yo no sabía que tú... y... él.

—Qué inocente que suenas, dear —comenta Crowley sarcástico. Aziraphale se sonroja con eso.

—Ugh, Crowley!

—Me refiero a que sí podría haber un ángel con... Aamón. Y yo no saberlo. No es que yo lo sepa todo, la única que lo sabe es ella.

—Bueno, ¿y qué?

—Y nada... está en todo su derecho. De hecho es lo justo, que esté con alguien más —Raguel se mira las manos.

—¿Entonces qué quieres hacer?

—Intento acostumbrarme a esa idea. ¿Estuvo aquí?

Aziraphale asiente levemente.

—No creo que debas acostumbrarte a la idea de ser amigos —suelta Aziraphale sin mirar a Crowley.

—Por lo visto viene aquí a esconderse —sigue el demonio.

—¿Viene con frecuencia? Ha traído a esta..., a-a su pareja?

—No había venido nunca antes.

Crowley mira a Aziraphale y luego aparta la mirada, torciendo el morro.

—No tengo más opción que acostumbrarme a esto... me ha dicho que lleva años con él. Menos que conmigo pero años. La realidad es que...me fui demasiado tiempo.

—Mmmm... —valora Crowley con eso.

—¿T-Te dijo algo a ti del hombre con el que sale?

Aziraphale se revuelve con esa pregunta.

—¿En serio quieres saber quién es? —pregunta el demonio. Raguel se revuelve. Todos incómodos aquí.

—A momentos... sí. Racionalmente no tiene nada de malo que tenga una pareja, es... incluso lo esperado. Me alegro por é-él, quisiera ver a la persona que si lo hizo feliz y... ya. Pero en otros momentos es... insoportable la idea.

—Mmmm...

—Lo sé, todo esto... es una tontería. Después de dos mil años.

Aziraphale mira a Crowley de reojo.

—No, lo que digo es que a mi casi que me costaría menos sin saber quién es.

—Lo sé, lo sé, lo siento... es una tontería. Después de dos mil años.

—Es... Es probable que me costara menos sin saber nada al respecto. De hecho, seguramente, lo mejor sería dejarles en paz a todos...

—O sea, probablemente al tipo o a la chica, lo que sea, le dolerá un poco que te lo tires.

Raguel parpadea sin entender.

—No va a tener intimidad con Aamón si él está con otro —asegura Aziraphale, traduciendo un poco a Raguel a la vez.

—¿Por qué no?

—Porque está con alguien más, eso no se puede hacer. No voy a desear al hombre de mi prójimo

—No conoces a tu prójimo y si no están casados a ojos de Dios, no creo que le pertenezca.

Raguel aprieta los ojos.

—Quizás no es tan feliz con él como te ha dicho... ¿te ha dicho que es feliz con él? —ayuda un poco Aziraphale

—Además, creo que para evitar el deseo ya es tarde o no estarías aquí.

—No me ha dicho que sea feliz con él, pero... ¿quién estaría con alguien más de no ser feliz?

—Alguien que solo quiere reemplazar a otro para no sentirse solo —resume Crowley.

—¿Qué más les dijo? —Raguel suspira, apretándose el puente de la nariz.

—Que quiere ser tu amigo.

Crowley mira a Aziraphale de reojito con eso.

—Lo cual... creo que no es bastante. Si no quieres ser sólo su amigo, debes... presionarle —insiste Aziraphale sin mirar a Crowley.

—A mí no me pareció para nada que solo quisiera ser tu amigo —replica Crowley. Raguel se sonroja.

—A mí tampoco... de hecho todo parecía ir bien. Nos vimos y... fue casi por un momento como si solo nos hubiéramos dejado de ver un tiempo corto. Me quiere, lo sé, pero... Hay alguien más. Y puedo entender que no es justo lo que estoy haciendo.

—¿Por qué no es justo?

—Porque volví. Quizás no debí haber vuelto —se cubre la cara con las manos.

Ojos en blanco del demonio.

—Raguel, venga... creo que estás precipitándote un poco. Sí está feliz de verte y nervioso...

—Se la pasó llorando la mitad del tiempo —lloriquea.

—¿Lloró? —levanta las cejas Crowley. Raguel asiente.

—No debí irme nunca...

—Eso ya no lo puedes cambiar, Raguel... —Aziraphale se muerde el labio y extiende un poco una mano buscando la de Crowley, porque ver a Raguel así, que suele ser siempre tan ecuánime, tranquilo e imperturbable es... perturbador—. Pero sí puedes cambiar lo que viene.

—Ehm... no que no valore el auto-compadecimiento, pero... —le toma la mano a Aziraphale sin hacer mucho caso.

—Lo siento, lo siento —Raguel vuelve a aliviarse los ojos y a limpiárselos. Aziraphale le aprieta la mano a Crowley, entrelazando los dedos.

—La cosa aquí es que... ¿qué vas hacer?

Raguel les mira agobiado porque... es que no tiene ni idea. Ni siquiera... es que ni siquiera se lo puede creer. Suspira.

—Es que no puedo creer que esté con alguien más... yo sé que son dos mil años, pero...

Aziraphale mira a Crowley de reojo.

—Esto... no. No puede ser verdad. Llevo dos mil años esperando verle de nuevo, no...

—Eso no importa.

—Lo hace, es... es absurdo. Quizás no es verdad... no puede ser verdad —vuelve a cubrirse la cara. Crowley, ten paciencia.

Crowley pone los ojos en blanco y Aziraphale le hace un cariñito en la mano, sonriendo un poquito al ver su desesperación.

—Quiero verlo... si es verdad quiero verlo y entonces le dejaré en paz.

—¿Quieres... ver si es cierto? —pregunta el demonio relajándose con eso.

—Quiero que no sea cierto —susurra.

—Bueno, pues cuando le vuelvas a ver le pides una foto.

—El martes, voy a verle el martes aquí... Se lo pediré —asegura respirando profundamente.

Crowley mira a Aziraphale porque no sabe si le ha puesto en un problema. Aziraphale se muerde el labio porque sí que lo ha hecho...

—Mira, insisto. Él habló con Belcebú y conmigo en el infierno... y no mencionó a ningún novio.

—Pero él me dijo a mí que lo tiene.

—No digo que te mintiera, pero... —se muerde el labio porque Aziraphale ha dicho que tienen que seguirle el rollo a su mejooooor puto amiiiiigo del aaaaalma—. Quizás no es tan importante si a nosotros ni nos lo mencionó.

Raguel le mira un poco esperanzado y Crowley se encoge de hombros.

—Sigo pensando que podría ser alguien solo para llenar un vacío. Para no sentirse solo.

Raguel aprieta los ojos sintiéndose culpable por ello también.

—Pero... ¿para qué decirme algo asi? Se ha largado dejándome en... un bar para irle a ver.

Crowley mira a Aziraphale.

—No creo que nada de esto sea fácil para él.

—Los ángeles sois difíciles y peligrosos.

Aziraphale le mira. El demonio se encoge de hombros porque quizás eso es lo más sincero que ha dicho en toda la tarde.

Aziraphale le aprieta otra vez la mano y le acaricia un poquito con el pulgar, tragando saliva. Él aparta la cara pero no le suelta la mano.

—Nos vemos forzados a seguir el deber por encima del amor... —murmura Raguel con amargura—. Sin importar si eso nos destruye a nosotros.

—O a nosotros.

Aziraphale le aprieta la mano con más fuerza aún.

Raguel traga saliva, pensando en Aamón y todas esas lágrimas. Se le humedecen los ojos otra vez. Porque además, siente que ha seguido todas las reglas impuestas, ha enmendado lo que ha hecho fuera de lo debido y al final, no ha valido la pena. Bufa un poco.

—Quizás debería solo irme.

—¿Irte?

—Al cielo... bien o mal ya había hecho una vida sin mí y he llegado tarde.

—Él ha dicho que le has prometido venir el martes, Raguel. Va a estarte esperando y si no vienes sí que vas a destruirle —asegura Aziraphale—. Tienes una oportunidad única de recuperarle... no la eches a perder solo por miedo a enfrentarlo.

—Mira que sois dramáticos, además, igual que empezó con alguien más puede dejarle si las condiciones cambian —Crowley el pragmático. Es que le desespera un poco esto. No nos extraña. Para que vea que Aziraphale no es el único.

—No sé si quiero... que le deje. ¿Y si él le hace más feliz?

Ooooooojos en blanco de Crowley que hace un esfuerzo para no estrangularle.

—Si no le hicieras feliz no querría ni verte —responde Aziraphale acariciando otra vez a Crowley con el pulgar. Raguel suspira.

—Vendré el martes.

—Mira... yo una vez... estuve un poco como tú —Crowley suelta a Aziraphale, que le mira, no muy conforme con que le suelte la verdad. A ver qué es lo que va a contar.

Raguel levanta las cejas.

—Fue distinto, ¿vale? Porque cuando me enteré el tipo ya estaba muerto, así que nunca pude hacer nada.

—Tú eres el que se fue cien años, cien.

—Y tú el que se fue con otro.

—Ugh... y ahí vamos de nuevo...

—Si es que solo fue uno... —sigue en plan apsivo agresivo.

—Crowley... —medio protesta Aziraphale echándose atrás en el asiento.

—Ohhh... ¿y qué hiciste? —pregunta Raguel.

—Pues para cuando me enteré ya había muerto el tipo.

—Un humano... sería más fácil —Raguel asiente.

—Ugh a los dos... —se cruza de brazos Aziraphale.

—Igualmente. Lo primero que habría hecho habría sido enterarme de quien era y asegurarme de ir a conocerle. Y tal vez darle algún que otro susto.

—¿Tal vez? No. Seguro habrías ido a matarle del terror. No dudaría ni un poco que tú te le hayas aparecido en las celdas o algo por el estilo.

—¿Qué celdas?

—En la cárcel de Reading... esto te lo he contado YO.

—Aun así ¿tras sólo cien años conseguiste a alguien más? —pregunta Raguel.

—¡Ugh! Esa es SU interpretación. Era mi amigo. De hecho AMBOS eran mis amigos, tanto tú como él.

—Ni de coña, lo consiguió cuando el tipo tuvo como dieciocho, espero... solo habían pasado como tres minutos desde que me fui.

Raguel mira a Aziraphale sorprendido.

—Otra vez tergiversándolo todo a tu conveniencia —Aziraphale se cruza de brazos—. Yo me portaba bien.

—Hasta que dejaste de hacerlo.

—Contigo.

—No, no conmigo.

—Sí, sí contigo.

—No vamos a discutir eso ahora cuando es obvio y además estoy contando yo la historia.

—Tu estabas durmiendo.

—No necesitaba estar despierto para saberlo.

—Estás maximizándolo y haciéndolo ver cómo algo... —mira a Raguel—. Ugh, vale, sigue tu historia. Aunque podría yo contar una similar y ni siquiera estaba durmiendo.

—Excuse me?

—Farrokh. Bulsara.

Ojos en blanco.

—John. Michael. Osbourne.

—¿Lo has buscado en la wikipedia?

Aziraphale se sonroja, porque ahora debe haber un libro de su biografía en la librería.

—Michael. Phillip. Jagger. ¿Sigo?

—¿Vas a decir a todos las estrellas de rock de los últimos cuarenta años? Veamos cuantos nombres te sabes.

—No, voy a decir los que sé que... hicieron lo que hicieron.

—Hicieron lo que... hicieron.

—Lo que me estás acusando a mí de hacer con Óscar.

—Ni hablar.

—Claro, lo que tú hacías si es digno de no querer hablar, pero como tú eres tú pues no importa, pero como yo soy yo es un drama.

—No es lo mismo un rollo de una noche en drogas que una vida de...

—Y yo te he explicado un montón de veces que yo no era ni Constant ni Alfred. Tuvimos una vida cercana, sí, pero no es lo que tú crees.

—Sí, claro.

Aziraphale hace los ojos en blanco.

—Es que parece que solo vas a estar contento si te digo que sí, es verdad, de hecho era mucho peor de lo que imaginas. Tengo varios trucos bajo la manga que no me he atrevido a mostrarte en la cama y que me enseñó él, porque temo que los encuentres demasiado progresistas.

Crowley le mira fijamente.

—¡Sabes bien que no es verdad, solo quieres oír eso para tener una razón para enfadarte!

—¡Claro que no!

—Sí, ¡quieres tener una razón para reclamarme por esto y ponerte celoso!

—¡Ya tengo suficientes!

—Con la cantidad de cosas que te imaginas, ¡sí! ¡Estás celoso de un hombre muerto! ¡Tú sigues yendo a comer con estas personas con las que te has liado!

—¿Oyes esto? —le acusa con Raguel.

Raguel les mira con cierta sonrisita porque... por alguna razón, le recuerdan un poquito a él mismo y a Aamón. Aclaremos que Raguel no ha visto en general a muchas parejas.

—Sí, sí que le oigo.

—Solo me acusa de todo lo que puede.

—No te acuso de nada, ¡el que me está acusando eres tú! Yo solo intento defenderme —protesta Aziraphale.

—A decir verdad, lo que yo siento y veo es... amor —sentencia Raguel.

—Defen... —empieza a repetir Crowley y se sonroja con ese comentario. Aziraphale se sonroja también, girando la cara un poco sin esperarlo.

—Ehm... —carraspea

—Es dulce y fuerte.

—Q-Qué va...

—¿Q-Quieren algo más de beber? —pregunta Aziraphale también bastante nerviosito.

—No, gracias, Aziraphale. Preferiría que terminaran de contarme —Raguel sonríe un poquito.

—Bueno, pues todo esto venía a que, en mi caso, el tipo ya había muerto, pero si no... Bien que habría ido a investigar como se ha encargado de hacer aquí mi amigo el ángel con cada bloody persona a la que yo he saludado por la calle.

Aziraphale se sonroja.

—Que hasta sus nombres reales se sabe... supongo que... y digo esto en contra de mi beneficio —se echa atrás y cruza la pierna—. Incluso habría intentado verme a solas con esa persona y recopilar TODA la información disponible a expensas de que... nunca se sabe cuándo puede venir bien.

—¡No he investigado a todos! ¡Y... no he intentado a escribirle a ninguno! ¡Ni ver a ninguno!

—Escribirles —repite.

—¡Son elementos muy famosos!

—Por eso pensaba que tú mismo te habrías dado cuenta que eso no iba a servir.

—¡Pues mira que cómodo! —se cruza de brazos.

—Pues es que reciben miles de cartas de fans AL DIA.

—Y tú crees que yo no puedo... —mira a Raguel de reojo—. Voy a invitarles a comer aquí un día.

—Ni se te ocurra.

—Voy a hacerlo. Quizás no te invite a ti... siguiendo tus instrucciones

—Sabía... SABÍA que esa sería justo tu reacción —Ojos en blanco.

—¡Que ibas a saber! Es que es absurdo lo que dices, ¡no sé qué esperarías que hiciera! ¡Podrías traerles tú!

Raguel les vuelve a mirar con media sonrisa y suspira, al menos reconociendo sus propios celos en los del principado.

—Yo no les voy a traer, ni aunque me bebiera todo el alcohol que tienes ahí abajo.

—Pues vale, no les traigas...

—Es verdad que tú has dicho que irías por él, es lo justo que él intente hacer lo mismo —asegura Raguel.

—Esto no va de justicia y es un caso completamente diferente.

—¿Por?

—¡Porque yo ni siquiera me acuerdo de nada!

—¡Que no te vas a acordar de nada! —exclama Aziraphale tan indignado—. Si no te acordaras de nada no te acordarías de... NADA.

Ojos en blanco.

—Me dirás que no te acuerdas de los besotes que te daba "Freddie" Con esa bocota enorme que tenía...

Ooooooooooojos en blanco.

—Aunque me pongas esos ojos en blanco, es irritante cada vez que le veo cantar en la televisión, la pura idea de... donde demonios habrá puesto la boca.

—Menos mal que está muerto.

—Lo mismo digo yo, por lo visto.

—Es que no sé cómo puedes ser tan cínico de COMPARAR.

—¡Cantas sus canciones todos los días! TO D O S

—¡Es el bloody Bentley! Y tú que tienes que decir si hay libros suyos por todos putos lados. Hasta en el abono.

—¡No le leo todos los días ni tarareo sus canciones de AMOR para MI todo el tiempo! Será que el Bentley está enamorado de él también.

—Uy, sí, súper para mí que son. Sobre todo "Fat bottomed girls" no ves? —se levanta y le muestra el culo.

—Pues esa puede que sea la única que en el fondo te recuerda a mi —Aziraphale se sonroja y se cruza de brazos.

—"Under bloody pressure" será la mía entonces —se deja caer en el sofá sentándose otra vez.

—Pues no parece que estés bajo ninguna presión, al contrato...

—No, claro, lo que tú haces es "break free"

—¡Ah, ahora estás rompiendo conmigo! —protesta Aziraphale girándose a él y moviendo los brazos.

—Para romper contigo tendrías que ser mi novio.

—Pues claro que no eres mi novio, yo ni te conozco —ya empezamos.

—Solo para que conste en acta. No puedo romper contigo porque lo que tendría que hacer es divorciarme, estúpido. Y porqué aun no lo hago sigue siendo un misterio del cosmos.

Aziraphale le mira con la boca abierta un poco cómicamente.

—Pues... el divorcio no existe.

—Sí, bueno. Ya me contarás a que buen abogado va a conocer un ángel —Crowley no le mira.

—Este matrimonio no es de abogados, ¡hemos dicho por toda nuestra existencia! —es absolutamente obvio que se han olvidado ya de que está Raguel ahí.

Crowley repite la frase haciendo ñiñiñiñí y moviendo la mano como si tuviera una marioneta de trapo.

—¡No me hagas ñiñiñi así! —Aziraphale se le acerca empujándole la mano como si le quitara la marioneta de trapo.

Ojos en blaaaaanco

—¡Y deja de hacerme esa cara! —protesta el ángel dándole un codacito.

—Esa es mi cara, no tengo otra —le toma de las muñecas.

—¡Pues es una cara tonta y se te va a quedar así!

(De verdad, Raguel, si algún día consigues hablar a solas con Crowley, podéis retomar esta conversación y te ayudará más)

¿Cuánto hemos bebido a estas alturas?

—¡A lo mejor si se me queda así dejas de decir tonterías!

—No te estoy diciendo tonterías, te estoy diciendo la verdad! —sigue chilloneando acercándose un poco a él y chasqueando los dedos para quitarle las gafas

—¡No vas a tener más razón solo por chillar de modo insoportable! —tira de sus muñecas acercándole también

—¡El único insoportable aquí eres tú!

Le besa en el "eres".

Menos mal. Mira que lo A CA BAN de hacer, pero últimamente pelearse así es tan jodidamente sexy.

Ahora quieres hate sex, Angel?

Aziraphale cierra los ojos. Sí.

Baia baia.

Seis mil años de sequía tienen sus... asuntos.

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