Comenzando De Nuevo ©

By MarianB04

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•••BORRADOR••• Libro 1. Segundas Oportunidades. Damián y Valeria se enamoraron a primera vista. Unos cuantos... More

1. Mi realidad.
3.La playa.
4. Quiero, quiero hacerlo.
5. Celos y un te quiero.
6. Primer mes juntos.
7. Fuegos artificiales.
8. Te amo.
9. La fiesta.
10. Mía.
11. Pequeño olvido que puede cambiarlo todo.
12. Desconfianza.
13. Reconciliación.
14. Una bendición.
15. Todo estará bien.
16. El principio de una vida juntos.
17. Sí, quiero casarme contigo.
18. Un sueño...
19. Promesas.
20. El mejor día de nuestras vidas.
21. Melanie.
22. Accidente.
23. ¿Quién soy?
24. No pierdas la fe.
25. Mi ancla.
26. Nube de humo.
27. Lobo con piel de cordero.
28. Te creen muerta.
29. Penetrantes ojos azules.
30. Un milagro.
31. Una familia, mi familia.
32. Secuencia fotográfica.
33. La decisión.
34. Let her go.
35. Divorcio.
36. Mi hogar.
37. Comenzando de nuevo.
38. Cerrando círculos.
39. Ella, siempre ella.
Epílogo: Nuestra vida, un sueño.
Especial de Navidad
Historia de Iker y Estefanía
Volver a ti
Fuerza México e Islas del Caribe!!

2. Donde todo comenzó.

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By MarianB04

-¿Y tenemos que ir?-pregunte a mi padre después de su anunció. Como cada noche, nos encontrábamos cenando los cuatro; mi hermana, mis padres y yo después de un día lleno de actividades por parte de todos.

-Sí, Val. Hace muchos años que no veo a León y su familia, eras muy chiquita la última vez que vinieron a la ciudad, dudo que te acuerdes de ellos.-El señor León, era su mejor amigo de la infancia y por supuesto estaba emocionado de verle, se puso feliz cuando le dijo que vendría a vivir aquí con su familia. A pesar de la distancia y el tiempo su amistad ha sobrevivido. Y aunque estaba feliz por ver a mi padre emocionado, me molestaba tener que cancelar los planes que ya tenía con mis amigos para ir a la comida de bienvenida.

-¿Y tiene que ser el domingo?-insistí. Mi madre suspiro y con una simple palabra, supe que debía callar y ceder.

-Basta, Val-asentí de mala gana y mi padre río.

-No importa cuántos años tengas, ni que ya estés en la universidad eres una caprichosa, hija-dice divertido, pongo los ojos en blanco y todo ríen, incluso yo.

-Ambas lo son, eso tienes por consentirlas tanto, Marcos-agrega mi madre con fingido reproche. Miro a Teffie y reímos, mi madre tiene razón, éramos las nenas consentidas de papá, casi nunca nos decía no a nada.

-¿Qué otra cosa iba a hacer? Si son mis princesas-dice papá como justificación. Amaba a mi familia; tenía unos padres increíbles, que a pesar de su trabajo siempre tenían tiempo para nosotras y estaban cuando más los necesitábamos, Estefanía, mi pequeña hermana de 15 años era mi mejor amiga y la complicidad que había entre ambas era increíble.

-Ni modo, tendrás que quedar con Erick otro día-dice mi hermana con diversión para molestar, haciendo que todos rían de nuevo cuando mi rostro se coloreo de rojo.

-¿Erick? ¿Quién es Erick?-pregunto papá curioso, puse los ojos en blanco de nuevo y reí. Podía tener 18 años pero seguía sobreprotegiéndome en exceso.

-Su “Amigo”-comento Teffie, entrecomillando la palabra.

-Oh, vamos ya te dije que solo somos amigos. Me gusta…-admití y cuando mi padre iba a hablar aclaré-pero…aun lo estoy conociendo, así que solo somos amigos-

-Me alegra que te estés dando la oportunidad de mínimo conocerlo hija, nunca he entendido tu manía de rechazar a cualquier chico que se acerca-comenta mi madre. Desde que ingrese a la preparatoria comenzaron a llegarme invitaciones a salir y demás por parte de mis compañeros pero muy difícilmente acepte algunas, simplemente nunca nadie me gusto lo suficiente para aceptar, consideraba que no era correcto salir con alguien si no te agrada, sería darle falsas esperanzas.

-Aunque no me agrade del todo la idea, supongo que tu madre tiene razón, es bueno que decidas darte la oportunidad de mínimo conocerlo. Espero nos mantengas al tanto de lo que suceda-dice mi padre, sonrió y le doy un beso en la mejía. Obviamente ningún padre quiere que si hija crezca, pero tienen que aceptarlo finalmente. Amaba poder hablar con ellos de lo que fuera, sabía que obtendría un buen consejo o las palabras adecuadas de parte suya.

-Lo haré, pero no se hagan muchas ilusiones ¿ok?-dije divertida.

-ósea, tu que tienes el permiso lo desaprovechas y yo que muero por salir con Charlie, no puedo-se queja Teffie.

-Nada de Charlie, ni salidas. Eres una niña todavía, hasta que tengas 18 años como tu hermana podrás tener citas-dice mi padre enseguida, haciendo refunfuñar  a mi hermana mientras mi madre y yo reímos.

La semana paso con rapidez, eran los últimos días de clases y todos estábamos ansiosos porque el verano comenzara. Era aún mejor si vivías en la playa, los veranos eran épicos.

El viernes por la tarde al salir de la universidad fuimos a comer, celebrando el hecho de ser libres al fin por un par de semanas. El cambio del colegio a la universidad fue un poco difícil, sin embargo finalice mi primer año de mercadotecnia con excelentes calificaciones y unas amigas increíbles, que desde el primer momento fuimos inseparables. Éramos tan diferentes, que eso nos complementaba.

-Las voy a extrañar, bebés-comento Ximena con tristeza, ya que se iba de viaje la siguiente semana. Xime era la rubia y modelo del grupo, por supuesto tenía a todos a sus pies.

-Y nosotros a ti, cuanto regreses recuperaremos el tiempo-dijo Lee; la mayor y más responsable de todas, de rasgos asiáticos y baja estatura.

-Pórtate mal y no hagas nada que nosotros no hagamos-murmuro con diversión Ana, la más coqueta y atrevida pelirroja que hubiera conocido. Por supuesto aprovechaba su increíble figura y sus rasgos de muñeca para junto con Xime, tener a todos a sus pies.

-No generalices, querida-digo para molestarla, hace una mueca de fastidio y ríe.

-Es cierto, la pequeña Val no. Pero es la excepción, mira que solo por ser la bebé, te perdono tu pasividad ante tanto hombre guapo-todas estallamos en una carcajada por su comentario, ella era así sin ningún tipo de pena para decir las cosas y siempre nos hacía reír. Como bien dijo yo era la bebé del grupo, la única con recién cumplidos 18 años, apenas un par de meses atrás pude salir con ellas a la disco y a esos bares que solían frecuentar. Mi madre era profesora de educación primaria, por lo tanto Teffie y yo entramos muy pequeñas  a la escuela, ni siquiera terminamos el jardín de niños. Así que con 17 años entré a la universidad.

-Díganme, ¿Qué hare sin ustedes estas dos semanas?-murmuro dramáticamente Xime y reímos de nuevo.

-Extrañarnos, Darling-dice Lee divertida-por cierto, Val ¿Cómo está eso que no iras el domingo a la fiesta de inicio del verano?-las tres me miran con reproche, solté un bufido y les conté sobre la comida con los amigos de mis padres.

-¿Y porque no vas después? Sabes que la fiesta se alargara hasta la madrugada, nosotros tampoco llegaremos tan temprano así que puedes alcanzarnos más tarde. No te puedes perder esta fiesta, princesita-no era mala idea, Ana tenía razón podía ir cuando la comida terminase.

-Buena idea, dudo que la comida se alargue hasta la noche así que no hay pretextos para no dejarme ir-dije con entusiasmo, habíamos esperado esta fiesta por meses, estaba bastante decepcionada por no ir.

-Arreglado el asunto, no te preocupes cuidaremos de Erick por ti-dice Xime lanzándome un guiño. Comienzan a molestarme con Erick, haciendo que me ruborice escandalosamente. Las odio por eso, les encanta hacerlo, decían que era adorable.

-Las odio-solté con fingido enojo y rieron.

Esa noche mi madre nos envió a Teffie y a mí al comprar unas cosas al súper mercado, como no estaba tan lejos nos fuimos andando hasta el lugar.

-¿Y, como van las cosas con Erick?-pregunto mi hermana curiosa.

-Pues bien, supongo. Me gusta, Teffie pero no sé aun no termino de decidirme…En fin, igual ya veremos, se va de vacaciones la próxima semana así que no lo veré hasta que las vacaciones acaben casi.-conté, sinceramente no creo que pase nada entre ambos, como dije me gusta, pero hay algo que acaba de convencerme sin mencionar que la distancia por su puesto no ayudara.

-Oh, eso es malo… aunque si lo extrañas mucho en vacaciones es porque sientes algo más por él, pero si no pues… bye, bye-reí por su comentario, tenía razón tal vez no sea tan malo el que se vaya, puede que sirva para aclarar mis sentimientos.

Justo cuando íbamos entrando al súper, un niño paso corriendo a nuestro lado haciendo que perdiera el equilibrio y cayera…

-Andy, cuidado-escuche decir a lo lejos. Momentos después alguien estaba frente a mí tendiéndome la mano para ayudarme-lo siento, mi hermano no se fijó ¿estás bien?-un joven muy guapo, de ojos azules, pelo negro y una expresión de preocupación que lo hacía ver adorable estaba frente a mí.

-No te preocupes, no me paso nada-dije con dificultad por su cercanía, aún estaba tomando mi mano y ambos estábamos perdidos en la mirada del otro. Algo así como mariposas asesinas se instalaron en mi estómago.

-¿Segura que estás bien?-pregunto de nuevo, asentí sin poder decir una palabra ya que me ponía nerviosa tenerlo tan cerca pero extrañamente tampoco quería que me soltara, se sentía tan bien la manera en como sostenía mi mano…

-Lo siento, no fue mi intención hacerte caer-dijo una dulce voz, haciéndonos volver a la realidad. Un pequeño niño moreno y de ojos azules también estaba a nuestro lado.

-Enano, ten más cuidado-lo reprendió su hermano, el niño asintió varias veces con expresión preocupada, era muy adorable.

-No te preocupes, no me paso nada-murmure para tranquilizarlo, sonrió y una adorable sonrisa apareció sin un par de dientes.

-Damián-se presentó el joven, con una sonrisa que me deslumbro enseguida-este es mi hermano, Andrés-el pequeño levanto su mano, saludando.

-Valeria-dije con una tímida sonrisa, un falso tosido se escuchó a un lado y recordé a mi hermana, que por un momento olvide-y ella es mi hermana Estefanía-presente con rapidez, dándole una mirada de disculpa, que hizo que rodara los ojos divertida.

-Mucho gusto, chicas-dijo Damián divertido, por nuestro intercambio de miradas.

-¿Quieren apurarse? No tengo todo su tiempo-grito una voz femenina, desde el estacionamiento. Ambos pusieron los ojos en blanco y nos despedimos con rapidez. Cuando estaba caminando de nuevo a la tienda, alguien tomó mi brazo con suavidad.

-Nunca había hecho eso pero… ¿me darías tu número?-pregunto Damián con timidez, sonreí y asentí estirando mi mano, me tendió su teléfono y grabe el mío. Sonrió cuando se lo devolví-gracias, nos vemos…. Espero-murmuro por lo bajo pero logre escucharlo.

-Nos vemos-murmure, sonreímos y nos quedamos un momento así, mirándonos, hasta que la bocina de un coche sonó, suspiro y se fue.

-¿Qué fue eso?-pregunto mi hermana, haciendo que dejara de mirar hacia la puerta donde se había ido.

-¿Qué fue que?-me hice la desentendida.

-Oh vamos, ¿crees que no me di cuenta de cómo se miraron? Además, nunca y puedo decir nunca le habías dado tu número a un desconocido-era la primera vez que hacía algo así, pero en ese momento no lo pensé, solo no pude negarme.

-Imaginaciones tuyas y no sé, no lo pensé en realidad. Anda vamos a buscar las cosas de mamá, que se hará más tarde-camine con prisa, dejando a mi hermana atrás. La escuche soltar un bufido pero ya no insistió.

Justo antes de irme a dormir, me llegó un mensaje de texto de un número desconocido.

“Hola, soy Damián. Espero que hayan llegado con bien, una disculpa nuevamente por lo de mi hermano esta noche, que estés bien. Buenas noches, descansa. J

Una tonta sonrisa apareció en mi rostro, y sin demorarme mucho le respondí.

“Hola, ya te dije no te preocupes no fue nada. Buenas noches, descansa igual (:”

Lo último que paso por mi mente antes de dormir, fue su rostro, esa mirada azulada.

Durante el sábado estuvo mandándome un par de mensajes más, mi hermana solo me veía divertida cada que el celular sonaba ya que imaginaba quien era.

**

-¿Están listas? No quiero llegar tarde-dice papá desde abajo, hace como 15 minutos que está apurándonos, no sé cuál es su prisa, habíamos quedado con la familia del señor León después de la 1:00pm y recién eran la 12:30, además que la casa estaba a no más de 10 minutos de las nuestra. Vivíamos a las afueras de la ciudad, en un exclusivo fraccionamiento, si bien no éramos millonarios, papá tenía una empresa de exportación de vinos y licores que iba de maravilla y en crecimiento por lo que vivíamos cómodamente sin ninguna preocupación económica.

-Oh vamos, no seas impaciente. Deja a las niñas terminar de arreglarse tranquilamente-escucho decir a mi madre, haciendo que él refunfuñe. Después de 10 minutos bajo ya lista.

-Teffie, ¿Qué esperas? Solo a ti te esperamos-dijo de nuevo con impaciencia.

-Ya voy, no dejan a una peinarse a gusto-dice mi hermana mientras baja las escaleras.

Durante el camino, mientras mi papá nos contaba algo sobre la familia de su mejor amigo yo estaba pegada al teléfono.

-Valeria, ya estamos por llegar. Deja eso un rato-murmuro mamá, que había estado observándome.

-Dile a Erick que luego lo ves-comento mi padre divertido.

-Sí, claro Erick-murmuro Teffie riendo. Le lance una mirada de advertencia para que no dijera nada, no sabía cómo tomarían mis padres el que hable con alguien que conocí en el súper mercado.

“¿Hablamos después? Tengo una comida con mis papás,  que tengas buen día (:”

La respuesta me llego casi enseguida.

“Por supuesto, nos vemos. Diviértete (:”

Minutos después nos estacionamos en la puerta de una casa muy similar a la mía, moderna de dos plantas y un enorme jardín delantero. Mi padre toco el timbre y las rejas blancas enseguida se abrieron. El camino hacia la entrada era de piedra y al final un hombre nos esperaba en la puerta con una enorme sonrisa.

-Marco, amigo que alegría verte-dijo en cuanto estuvimos cerca.

-Lo mismo digo, León-se dieron un fuerte abrazo.

-Clara, que gusto verte-saludo a mi madre-¿Valeria?-dijo mirándome, asentí con una sonrisa-por dios, pero que grande estas. La última vez que te vi apenas comenzabas a caminar. Tú debes ser Estefanía, ¿no? Un placer conocerte, su padre habla tanto de ustedes. Felicidades Marco, tienes unas hijas preciosas-comento con cariño.

-Gracias, amigo.-se hizo a un lado y nos hizo un ademán para entrar.

-Pero pasen, Susan debe estar terminando algunas cosas en la cocina y ahora hablo a los niños.-nos invitó a sentarnos, mientras él hablaba a sus hijos.

-Chicos, Marco y su familia están aquí. Bajen-enseguida se escucharon pasos provenientes de la escalera.- ¿gustan algo de tomar?-pregunto, era muy amable y la calidez con la que nos recibió se sintió bien. Mi padre nos miró y las tres negamos.

-Por ahora no, gracias León.-un momento después una chica rubia de ojos azules se asomó primero, sonriendo amable. Se me hizo conocida, o al menos sus rasgos me eran familiares pero no podía recordar de dónde.

-Ven hija, que te presento a Marcos. ¿Y tus hermanos?-pregunto.

-Arriba, jugando FIFA-dijo poniendo los ojos en blanco-bajan en un momento-

-Les presento a mi hija, Alexa.-dice pasándole un brazo por los hombros-ellos son Marcos, Clara, Valeria y Estefanía-haciendo un ademán son mano para señalarnos.

-Mucho gusto, es un placer conocerlos al fin. Mi papá nos habla mucho de ustedes-comento con diversión, mientras nos saludaba de beso a todos.

-Lo mismo mi padre con ustedes-dice Teffie en el mismo tono, haciéndonos reír.

-Exageradas-dicen ambos padres al mismo tiempo, lo cual resulto divertido y reímos de nuevo. 

Mientras mis padres hablaban con el señor León, nosotras nos acercamos a Alexa que de inmediato me cayó de maravilla, era de lo mejor y muy amable. Tenía solo un año menos que yo y estaba en su último año del colegio. Nuevos pasos se escucharon en lo alto de las escaleras así como unas risotadas, yo quedaba justo de espaldas hacia ellos por lo que solo pude ver la expresión de sorpresa de mi hermana.

-No puede ser…-murmuro entre divertida y sorprendida.

-¿Qué…?-dije al tiempo que volteaba.

-Ya era hora, no  puedo creer que pierdan tanto tiempo en eso-espeto Ale regañándolos, pero apenas la escuche ya que mi mirada se había encontrado con la suya. ¿Es enserio? ¿El chico del súper mercado, el de los ojos azules? ¿Es el hijo del señor León?

-¿Tú?-dijimos ambos al mismo tiempo. Al escuchar su voz, sentí como las mariposas asesinas  se alborotaban en mi estómago.

-¡Valeria!-grito el pequeño Andrés, que dio un brinco desde las escaleras y corrió hacía mí para darme un tierno beso en la mejilla. Todos los adultos nos  miramos interrogantes y sorprendidos.

-¿Se conocen?-pregunto el señor León. Damián y yo estábamos tan sorprendidos que ni siquiera podíamos hablar y solo nos mirábamos con una sonrisa.

-Sí, nos conocimos el viernes en el súper mercado-dice mi hermana.

-Valeria es a quien hice caer sin querer-explica Andrés.

-¿Ella es por quien no sueltas el teléfono?-pregunto Ale divertida, haciendo que me sonrojara enseguida y bajara la mirada.

-Vaya, que coincidencia-dijo con una sonrisa su padre, haciendo que el mío me mirara como pidiendo una explicación, me hice la desentendida y solo reí con inocencia.

-Marcos, Clara que alegría verlos de nuevo-dijo una voz femenina detrás de nosotros.

-Susan, que bueno es tenerlos aquí de nuevo-mi madre se paró a saludar a su amiga. Después de saludar a mi padre, se giró hacia nosotros.

-Ustedes deben ser Valeria y Estefanía, que grandes ya están. Felicidades amiga, tienes unas hijas preciosas-comento, ambas le agradecimos.

-Ni que decir de los tuyos, mira que guapos están y Ale hermosa como tú-agrego mi madre. Alexa era una copia de su madre, rubias de ojos azules, labios pequeños y altas. Mientras que los chicos, eran una combinación de ambos padres; si bien tenían ambos los ojos azules, tenían el cabello negro del señor León y la piel más clara que la de ellas.

La conversación fluyo con normalidad después de la pequeña sorpresa del principio, las anécdotas de nuestros padres iban y venían, haciéndonos reír a todos. Me gustaba ver tan felices a mis papás, sabía que la familia del señor León era especial para ellos pero no sabía que tanto, supongo que crecer juntos da ese tipo conexión que supera la distancia y el tiempo.

Con Damián  cruzamos un par de palabras pero trataba de evitar su mirada en la medida de lo posible ya que me hacía sonrojar y no quería tener que enfrentarme al interrogatorio de mi padre luego que no nos perdía de vista.

La comida paso entre risas y plática, ciertamente la estábamos pasando de lo mejor. La familia de Damián era por demás genial, y nos sentíamos bastante a gusto ahí. Después de comer y mientras los adultas seguían poniéndose al tanto de sus vidas, nosotros salimos al jardín a platicar.

-No puedo creer lo pequeño que es el mundo-comento Damián cuando nos sentamos en la sala de mimbre del jardín.

-De hecho, que coincidencia-comente con timidez. Damián se había sentado justo enfrente de mí y sonrió, haciendo que me ponga más nerviosa de lo que ya estaba. Era tan extraño las cosas que me provoca solo su mirada, nunca me había pasado algo similar y parece que le sucede lo mismo porque cuando nuestras miradas se encuentran sonríe con timidez.

Alexa y Estefanía no paraban de hablar, de molestarnos a Damián y a mí con lo de los mensajes, haciéndonos ruborizarnos y poner los ojos en blanco.

Nos contaron como era su vida en Los Ángeles y porque se regresaron a México, al final la nostalgia de sus padres por su tierra gano. Sabía que el señor León era socio de la empresa de mi padre, el veía la sede de Estados Unidos y parece ser que ahora trabajaran juntos en la de aquí.

Ya estaba oscureciendo y seguíamos ahí riendo por los chistes del pequeño Andrés, jugamos incluso futbol con él, la estábamos pasando de maravilla y no tenía nada de ganas de irme, y por lo visto mis padres tampoco porque seguían en lo suyo. Sin darnos cuenta ya eran las 9 de la noche, y nos hablaron pare cenar ni cuenta nos dimos que habían pedido pizzas. Justo estábamos entrando a la casa cuando mi celular sonó, era Erick.

“-¿Hola?-dije, quedándome un poco atrás.

-Val, ¿vas a venir? Solo faltas tú, preciosa-dijo arrastrando las palabras y riendo, estaba borracho.

-No lo sé, supongo que sí pero hasta al rato.-conteste con sequedad, una de las cosas que más odiaba era que las personas se emborracharan en exceso, era horrible tener que tratar con ellas. Erick lo sabía, y normalmente evitaba tomar tanto cuando yo estaba cerca.

-Bien, te espero aquí. La fiesta esta en increíble-grito haciendo que tenga que retirar el teléfono de mi oído.

-Me imagino, y tú estás más que enfiestado-

-Oh vamos, preciosa no te enojes, si no estoy tan borracho-puse los ojos en blanco, no iba a ponerme a discutir con él en ese estado.

-Como sea, nos vemos al rato-espete y colgué antes de que respondiera. “

Bufe frustrada, todas las ganas que tenía de ir se esfumaron en ese momento. Seguro las chicas deben estar igual que Erick.

-¿todo bien?-pregunto Damián, que no me había fijado me espera en la puerta.

-Sí-todo el mal humor que traía se fue por donde vino al ver la sonrisa de Damián. Demonios está muy mal esto.

-¿Segura?-asentí y juntos caminamos hasta el comedor nuevamente donde su familia y la mía nos esperaban.

-Hija, ¿aun iras a la fiesta en la playa?-pregunto mi padre cuando estábamos terminando.

-Eso creo, quede en ir aunque ya no tengo muchas ganas-comente.

-Damián porque no vas con ella, sirve que conoces un poco la ciudad y a algunas personas-ofreció mi madre.

-Sí, hijo no es mala idea. Ve con Val, claro si ella quiere llevarte-dice el señor León con diversión.  Todos me miraron esperando mi respuesta.

-Por mí no hay problema, anda vamos. Verás que te divertirás- dije finalmente. Sonrió y acepto acompañarme, la verdad la idea no me desagradaba en lo absoluto, pasaría un rato con él y tendría a alguien sobrio a mi lado.

-Esto se pondrá interesante…-murmuro mi hermana divertida a Alexa pero todos pudimos escucharla.

-¿Por qué?-pregunto la otra.

-Luego de cuento…-le lance una mirada de advertencia a Teffie y ella solo rió.

Hola! aquí el capítulo 2, un día antes :) un poco de la vida de los personajes, donde comenzó su historia... en fin, el principió de todo.

Si les gusto, reganlenme una estrellita y diganme que les parece!

saludos! 

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