Narra Harry:
Estaba atado a una silla de madera en un cuarto oscuro y desolado. Mis ojos escaneaban el lugar con confusión ¿Dónde estaba? Mi traje negro estaba totalmente arruinado mi corbata era lo que tenia sujeto a la silla junto a unas sogas que arañaban mi piel. Una punzada recorrió mi cabeza mientras una fuerte jaqueca se apoderaba de mí.
Una luz se adentro a la habitación junto a una sombra y un crujido de madera espeluznante. No estaba asustado, he pasado por esto antes. Escuche pasos y luego una luz se esparció por toda la habitación dejándome ver a Franco con una sonrisa de lado a lado. No lo veía desde hace mucho tiempo y la felicidad que había creado en ese tiempo se esfumó con solo verlo frente a mí.
-Atado y sin armas ni escoltas, ¿Qué harás, pequeño Haz? –Preguntó el que aun pretende que le llame tío.
Lo mire neutro mientras el sacaba un filoso cuchillo de su bolsillo.
-Estoy hablando contigo –Dijo mientras arrastraba su cuchillo lentamente desde mi mejilla hasta mi mandíbula.
Sentí un ardor en la zona antes mencionada y luego la sangre fresca arruinando mi traje. Lo mire fijamente mientras giraba mi rostro y el despegaba el cuchillo mientras me mostraba como cierta porción de sangre se había adherido al cuchillo. Una sonrisa se expandió por sus labios a medida que frotaba la sangre en la camisa blanca que llevaba bajo el traje.
-Sangre de campeones, sangre Styles –Dijo mirándome sonriente. –Pero esta vez no te toca triunfar –Añadió.
Lo mire asqueado mientras el deslizaba el cuchillo en uno de sus bolsillos y sacaba una pistola. ¿Acabaría conmigo? No lo creo. Simplemente el no es lo suficientemente valiente para hacerlo. También es un criminal como yo, y todos pensamos iguales: “Sufrimiento ante todo.” Y eso es lo que el hará, lo sé. Sonrió mientras se acercaba aun más a mí.
-Solo estoy cobrando cuentas, pequeño Haz –Dijo para luego golpearme con el mango de la pistola haciendo que callera inconsciente una vez más.
Otra vez más. Esa puta pesadilla.
Me incorpore de golpe sintiéndome todo sudado. Sacudí la cabeza mientras desplazaba la mirada por toda la habitación. Estaba todo oscuro. Pase la mano por mis rizos buscando calmar mi respiración para no despertar a Jessica que dormía a mi lado. No me importaba despertar a Matt, al contrario, no dejaba de roncar pero si lo despertaba se comportaría como la espinilla en el culo que es.
Como pude y sin despertar a Jessica ni a Matt, salí de la cama y me encamine hasta la puerta de la habitación. Salí de allí y mire por el pasillo encontrándome con toda la casa a oscuras. Camine hasta el baño, cerré la puerta tras de mí y lave mi rostro repetidas veces con agua fría tratando de borrar los recuerdos de aquella pesadilla.
Todos, en especial mis abuelos, habíamos llegado cansados de la boda de mi hermana y su, desde hoy, esposo. Después de bromear con Jessica sobre haber pensado en voz alta, nos fuimos a dormir y creo que aun no puedo con el hecho de que haya dicho que si. No puedo evitar una sonrisa que sale de mis labios porque Jessica es mi novia.
Puta madre, tengo novia.
Durante mis primeros catorce años de vida, me imaginaba que cuando fuera más grande me casaría, tendría hijos e iría con mi esposa al trabajo. Pero luego de que me fui a Londres, me imaginaba a mi mismo; solo, follando con todo lo que se mueva como Franco o posiblemente muerto antes de los treinta años. Pero aquí estoy yo, con novia. ¿Cómo mierda eso es posible?
Pase las manos por mi cabello y cerré el grifo. Mis ojos esmeraldas estaban más claros de lo normal y mi rostro había abandonado su común palidez. Mis labios estaban más rosados de lo normal. Joder, si parezco un maricon. Largue un suspiro para luego encaminarme hasta la puerta y abrirla. Volví a mirar por el pasillo cuando note la luz de la cocina abierta.
Ceñudo camine hasta el cuarto donde Matt y Jessica dormían. Me asome por la puerta divisándolos a ambos durmiendo tranquilamente. Bien, sabían que estaban seguros. Cerré la puerta a mis espaldas y agarre uno de los palos de decoración de mi abuela que estaba en el pasillo para irme acercando. Como fuera Franco, lo mataría en su propia casa. Sostuve con aun más fuerza aquel palo y entre sigilosamente preparando para dar el golpe. Sin embargo, la imagen de mi abuelo en su silla de rueda sirviéndose agua me sorprendió.
-Harry, cuidado con lo que haces, eh –Dijo sorprendiéndome.
-¿Cómo sabias que era yo? –Pregunte dejando el palo en una esquina mientras caminaba hasta el.
-Supongo que cuando eres ciego, desarrollas otros sentidos –Dijo palpando la pared hasta encontrarse con la nevera.
-Te ayudo –Dije acercándome quitando el vaso de sus manos y abriendo la nevera para servirle agua. –Aquí.
-Gracias –Dijo para beber agua.
-¿Qué haces aquí afuera? Como la abuela no te vea durmiendo, le da un infarto –Dije divertido.
-Esa vieja me tiene cansado, con lo que le ha dado la vejez –Gruñó.
-¿Y a ti con que te ha dado? Ella no es la única vieja aquí, eh –Moví su silla para que estuviera de frente a mi mientras yo me subía en el desayunador.
Lo mire por unos segundos, no llevaba sus gafas negras de siempre. La cicatriz ahora era más visible mostrando como su ojo era atravesado por ella así manteniéndolo cerrado y totalmente sellado por las diversas operaciones. Su otro ojo, estaba abierto, pero era totalmente blanco. Su pupila se había desvanecido tras una enfermedad, dejándolo ciego de ambos ojos.
-Y, ¿estás feliz? –Me preguntó mi abuelo.
-¿Qué? –Lo mire confuso.
-Franco se va, ¿no te hace eso feliz? –Preguntó.
-No confío en el –Dije.
-Harry, debes de detenerte, olvida a Franco. No es que lo trates bien, porque ni yo mismo lo hago, pero déjalo ir. Tu ya te has vengado –Hizo una pausa. –Más de una vez.
La furia invadió todo mi cuerpo.
-¿Qué? El mató a tu hijo, maldita sea –Dije apretando los puños a mi costados.
El respiró fuertemente.
-Y Franco es mi hijo, hasta que no tengas un hijo no lo vas a entender –Dijo el viejo.
-El mató a mi padre frente a mis ojos –Dije entredientes queriendo que cada una de mis palabras se quedaran grabadas en su cabeza.
-Yo también vi a mi padre morir ante mis ojos por causa de otra gente –Dijo de la misma manera que yo. –Y además, ¿Qué no te parece suficiente lo que has hecho? Le diste una golpiza, lo mandaste a golpear, mataste a su hija y también a la madre de su hija. También mandaste a matar a la madre de Matt, ¿crees que no sé nada de eso?
Aparte la mirada.
-Por Dios, Harry, detente. Nunca perdonare a Franco por lo que hizo, nunca. Pero hay una gran diferencia entre él y tú. El mato a tu padre por amor y celos, algo muy enfermo. ¿Y tú, Harry? –Su expresión era neutra.
-No entiendo porque lo defiendes –Bufe mirando para otro lado.
-Estoy cansado de tocar este tema, Harry. Si dejas de meterte con Franco, el dejara de hacerlo.
-No es tan fácil –Gruñí mirando hacia un punto fijo lejos de su rostro.
Cuando no respondió volví la mirada hacia él y sus nudillos estaban envueltos en las ruedas de la silla. Se acercó a mí y luego se puso de pie. Esperen, ¿Por qué mierda está de pie? Lo mire caminar con pasos firmes hasta mí sin tambalearse ni nada por el estilo. Su dedo índice choco contra mi pecho de manera amenazadora.
-¿Qué haces de pie? Hasta donde tengo entendido eres invalido –Dije enarcando una ceja. –Y ciego.
-Un dedo a Franco encima, y te aseguro que no solo te tendrás que preocupar por él. Y sabes que en una guerra entre los Styles, yo siempre seré el ganador. En silla de ruedas, ciego o lo que sea, estoy un paso más delante que todos ustedes, incluso muerto.
-Bien –Dije apretando mis labios.
-Harry, nunca me he metido con mi familia, no me hagas tu hacerlo –Dijo para luego regresar a su silla. –Buenas noches.
Lo seguí con la mirada mientras el salía de la cocina. Suspire frustrado mientras pasaba una mano por mi cabello. Me serví un vaso de agua y luego de beberlo por completo, me encamine hasta la habitación donde dormíamos Matt, Jessica y yo. Entre cuidadosamente y con cuidado de no golpear a Matt, me subí a la cama junto a Jessica.
-¿Dónde estabas? –Preguntó Jessica somnolienta.
-Fui por agua –Dije acariciando su desordenada melena rubia.
Ella no contestó solo hizo una mueca con los labios y se dio la vuelta dándome la espalda. Sonreí mientras me acercaba y la abrazaba por atrás. Me deje descansar sobre la superficie plana y cerré los ojos tratando de contener una sonrisa. Lo único cuerdo que tenía en mi vida era ella, y bueno, ni tan cuerdo.
***
-Realmente, eres una joven encantadora, Jessica –Mi madre sonrió hacia ella.
-Gracias –Contestó la rubia sonriente.
Nos encontrábamos en la casa de mi madre; Matt, Jessica, Louis y yo. Quise despedirme de ella antes de regresar a Londres y así permitirle conocer a Jessica y hablar con ella por algo más que unos segundos. Jessica había sido acogida por mi madre de la mejor manera imposible y para ser sincero, la idea me emocionaba.
Ayer cuando bailamos, fue la sensación más increíble del mundo. Su cabeza en mi pecho hizo que todos mis sentimientos se descontrolaran, tanto como mi pulso lo hizo. Estoy enamorado, jodidamente enamorado y creo que esto es malo, muy malo. Por ahí dicen que el amor es una bomba que en cualquier momento explota, diseñado para matar y hacer sufrir. Espero que este no sea el caso. Joder, no lo será.
-Oh Franco, pensé que te habías ido ya –La voz de mi madre interrumpió mis pensamientos.
Mis ojos se apartaron de Jessica para mirar a Franco en el umbral con una gran sonrisa. Sus ojos escanearon la sala para luego detenerse en mi mamá.
-No podía irme sin despedirme, sería muy poco educado –Dijo sonriendo para luego abrazar a mi madre.
Me puse de pie y camine hasta Jessica sujetando su mano.
-Que tengas un buen viaje –Dijo mi madre saliendo de su abrazo.
-Gracias, Anne –Dijo Franco viendo hacia ella con ojos brillosos.
Sabía que tiempo atrás había estado enamorado de ella, ¿acaso el amor se convirtió en aquella oscura obsesión que lo llevó a matar a mi padre? ¿Su propio hermano? ¿Podría eso pasarme a mí?
-Adiós, Haz –Dijo dándome un golpe en el hombro ‘amistosamente’.
No respondí y solo lo seguí con la mirada cuando se encamino hacia Matt y lo envolvió en un abrazo. Mi madre sonrió con ternura impregnada en su rostro y yo no pude evitar temblar de rabia. Una pequeña mano hizo contacto con mi brazo, acariciándolo de arriba abajo. Mire a Jessica y ella me dio una pequeña sonrisa sin despegar sus labios.
-Ya me tienen oficialmente fuera de juego –Dijo Franco una vez mi madre habia desaparecido por las escaleras.
Todos nos quedamos en silencio con la mirada fija en el.
-Pero tienen a otro de quien preocuparse –Dijo refiriéndose a Zayn.
-Lo acabaremos –Dije mirándolo fijamente.
El sonrió ladeando la cabeza.
-Ten –Dijo pasándome un USB.
Lo cogí entre mis manos y lo mire ceñudo.
-¿Qué es esto? –Pregunte analizando el artefacto con mis ojos.
-Contactos, los necesitaras –Sonrió.
Lo pensé por unos segundos y entre el USB en mi bolsillo delantero para luego enfocar mi mirada en Franco.
-Debes irte –Dije.
-Ya lo estaba haciendo. Adiós, Harry.
-Adiós, Franco.
-Mejor que sea un ‘hasta luego’ –Sonrió oscuramente para luego marcharse.
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Lamento la tardanza pero ya regrese a la escuela asi que estoy como sea menos feliz.
Ahora es tiempo para el romance y el trecetrece okno haha.
Bueno, no tengo mucho que decir, so, adiós.