"Duele, duele, duele, duele..."
Miriel recordaba haberse quedado dormida en la tranquilidad de su tienda arrullada por la fresca brisa de esa noche y con la satisfacción de al fin haber tomado una decisión. Pero su sueño fue interrumpido por un sonido lejano, un murmullo, y una desagradable sensación de calor que lentamente la despertó, ya consiente pero aun sin abrir los ojos noto que el sonido se había hecho más claro parecía una respiración agitada pero pronto noto que en realidad se trataba de un llanto, ya había escuchado ese llanto antes.
"Duele, duele, duele, duele..."
Totalmente aterrada Miriel despertó de golpe, se encontraba sentada en esa cama entre aquellos cuatro muros de piedra gris nuevamente, la desesperación en ella había comenzado a desbordarse cuando se dio cuenta de que al pie de la cama de espaldas a ella se encontraba Beren, llorando tal como lo había visto alguna vez. Miriel dio un grito ahogado cuando lo vio y retrocedió hasta tener su espalda contra la cabecera de la enorme cama. Pero pronto se dio cuenta de que Beren no se había inmutado con todo el movimiento y ruido que había hecho, así que confundida y desconfiada salió de la cama, lentamente camino por un constado alerta a cada paso hasta el final de la cama, ahí Beren se encontraba encorvado con la cabeza agachada lloraba desesperadamente.
-No se va... No se va... No se va- repetía una y otra vez con la voz entrecortada. Miriel noto como se tallaba las manos con fuerza, entonces pudo ver que algo escurría de ellas y al mirar con más atención las vio cubiertas de sangre- Nunca se va- murmuro Beren llorando.
Miriel no soportaba ver como la sangre escurría de sus manos haciendo un charco en el suelo de piedra gris, no soportaba estar en presencia de Beren, le daban ganas de gritar pero aún le aterraba que pudiera notar su presencia así que simplemente dejo que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas.
-¡Ay Miriel!- se sobresaltó cuando escucho su nombre pero pronto se dio cuenta de que Beren se lamentaba con la mano teñida de rojo sobre el pecho lucía profundamente atormentado, pero ella lo odiaba ya no podía sentir otra cosa por él-... todo se arruino el día en que entro en nuestras vidas, si no fuera por él nada de esto habría pasado- Beren murmuro lamentándose, aun ignorando que Miriel frente a él escuchaba cada palabra- debí cuidarte mejor, jamas debí permitir que te apartara de mi lado.
Miriel sentía como un escalofrió la recorría escuchando como las palabras de Beren llenas de rencor y odio hacían eco en la habitación, de repente el ambiente se había vuelto sombrío y entonces Beren se puso de pie a medida que recuperaba la compostura.
-.... Pero pagara por lo que nos hizo, él y cualquier persona que alguna vez se atrevió a alejarte de mí lo lamentaran por siempre- Miriel escucho como juraba venganza, levantando la cabeza pudo ver todo el odio concentrado en sus ojos, era una mirada tan violenta que había llamas ardiendo en sus ojos y antes de que pudiera darse cuenta la habitación estaba en llamas también. Desesperada y aterrada Miriel corrió hasta las puertas de la habitación, al abrirlas se encontró con las escaleras de la torre en lugar del pasillo, esto la desconcertó pero a sus espaldas pudo ver como el fuego crecía alrededor de Beren y asustada porque acabara consumiéndola corrió delante descendiendo por las escaleras.
Miriel corría desesperada bajando las escaleras, bajaba y bajaba pero parecía que nunca terminaban, podía escuchar pasos que retumbaban detrás de ella más cerca a cada segundo y trataba de bajar más rápido pero nunca llegaba a al final, frenéticamente corría mirando hacia atrás con el temor de encontrarse con él, ya no podía soportarlo más sentía que se volvía loca, pronto el cansancio había hecho que sus paso se volvieran torpes, lloraba rogando poder escapar de una vez... y entonces tal como ya lo había vivido sintió como la alcanzaban tomándola por el cabello, dejando escuchar nada más que su desgarrador grito.
Todo era negro para Miriel, no podía ver nada solo escuchaba sus propios gritos y sentía como el calor comenzaba a quemarla y justo cuando la angustia estaba por acabar con ella pudo distinguir entre sus gritos una cálida voz.
"Idh... av 'osto"*
Aquella voz la tranquilizo al instante, había aparecido como un rayo de luz en medio de toda esa oscuridad.
"Echuio meleth"*
Y como si todo el tiempo lo hubiera sabido Miriel abrió los ojos, se encontró con Legolas frente a ella, acariciaba su rostro calmándola. Desconcertada y agitada dio un vistazo a su alrededor, estaba a salvo en su tienda en el campamento, Miriel suspiro aliviada, todo había sido un sueño.
-¿Estas mejor?- pregunto Legolas, ella lo miro cansada y con una débil sonrisa que le oprimía el pecho.
-Si, gracias- dijo ella sentándose en el catre limpiándose las lágrimas en sus mejillas.
-Estabas gritando- dijo Legolas, Miriel evitaba su atenta mirada avergonzada de estar nuevamente en esa situación, y sin saber que decir. Pero antes de que cualquiera de los dos pudiera emitir alguna palabra vieron como dos soldados de Rohan entraban a la tienda con sus espadas al frente esperando derribar algún intruso, pero al darse cuenta de que ahí solo se encontraban Miriel y Legolas retrocedieron notablemente desconcertados.
-... creímos que se encontraba en apuros mi lady- dijo uno de ellos notablemente apenado.
-Fue solo un sueño- les dijo Miriel aun recuperando el aliento.
-No quisimos importunarla, por favor discúlpenos- dijo el otro, para que luego ambos se retiraran.
-¿Qué fue eso?- pregunto Legolas aun sorprendido por la irrupción.
-Eothain ofreció protección a cambio de mi ayuda- contesto Miriel- pero no creí que sería tan... drástico- dijo Miriel dejando salir un suspiro.
-Ya veo-contesto Legolas arqueando una ceja.
-¿Qué haces aquí?- pregunto Miriel recordando que se había ido a dormir sola- ¿te desperté?
-Bueno yo- Legolas vaciló un poco nervioso en su respuesta- siempre trato de estar cerca por la noche, sé que te preocupa que escuchemos lo que sueñas.
Miriel se dio cuenta en ese momento que quizá sus pesadillas se habían calmado desde que dejaron Mirkwood porque Legolas la cuidaba mientras dormía incluso si esto le costaba varías horas de descanso, nunca hubiera imaginado que alguien haría algo así por ella, ni siquiera en sus sueños se encontraba desprotegida.
-Lo lamento si te incomoda ahora que lo sabes- Legolas se disculpó.
-En absoluto- le contesto ella- te lo agradezco.
-No es nada- Legolas se encogió de hombros.
-Eres muy bueno por cierto, con todo eso de las pesadillas.
-Solía tenerlas también- Legolas le confeso evitando mirarla- después de un tiempo aprendí a resistirlas.
-Debió ser difícil.
-Lo fue, estaba solo... pero tú no lo estas- le aseguro él tratando de sonreírle, Miriel se sintió afectada por la aflicción en sus palabras, como si después de tanto tiempo se hubiera habituado a la tristeza que tenía.
-Tu tampoco- le contesto ella negando- ya no.
-Lo sé- murmuro Legolas escondiendo la pequeña sonrisa en su rostro poco habituado a esa sensación de intimidad así que se puso de pie y rápidamente cambio la conversación- será mejor que duermas otro rato ¿estarás bien?
-Lo estaré- le contesto Miriel.
-Descansa- le dijo él mirándola una última vez antes de marcharse.
-Legolas- Miriel lo detuvo antes de que se marchara- escuche lo que mi hermano te dijo- ella lucia apenada solo de recordar las palabras, se puso de pie para poder verlo a la cara.
-En realidad no le di importancia.
-Cuando nos conocimos yo no era nadie eso estaba a nuestro favor, pero ahora soy una exiliada y una traicionera.
-No eres nada de eso- Legolas replico enseguida.
-Desde fuera eso es lo que parece ¿y no son las apariencias lo que importa?- Legolas entendió entonces que Beren había acabado con su anonimato en el momento que la había hecho su esposa- Eothalion no será la primera ni la última persona en juzgarnos así.
-Lo sé.
-Hasta hace poco eras un príncipe y aun tienes un buen nombre, eres un guerrero legendario... pero me temo que eso cambie si alguien nos ve juntos- admitió ella encogiéndose de hombros.
-Hablaran y pensaran mal de nosotros, eso es lo que te preocupa- dijo Legolas- pero a mí no, en lo absoluto.
-Sé que tal vez no debería darle importancia- Miriel parecía agobiarse a medida que hablaba- pero estoy cansada de hacer enemigos, de voltear a mis espaldas rogando que no estén más cerca de lo que ya los siento, de escondernos sabiendo que en realidad nunca estamos a salvo... temo por nosotros todo el tiempo.
-Eso no será eterno Miriel- Legolas le aseguro con sus brillantes y claros ojos fijos en ella tomando su mano delicadamente- un día todo terminara, y seremos solo tu yo, iremos a donde queramos, sin temor, sin escondernos y al final todo lo malo se alejara de nuestros recuerdos como un mal sueño.
-Oh eso sería...- Miriel no pudo terminar la frase de tan solo imaginar cuan perfecto y maravilloso sería aquel día, la sola idea la hacía sonreír.
-Si eso que deseamos está mal- dijo Legolas atrayendo su atención de vuelta a la realidad- entonces no quiero estar bien.
Ella sonrío cuando sintió la frente de Legolas contra la suya poco antes de unir sus labios en un beso, dulce al principio pero que rápidamente escalo a uno más pasional, que repentinamente habían reavivado una sensación que le evocaba a Miriel una particular noche en Rivendell, todo aquello se vio interrumpido cuando el sonido de pisadas sobre el césped les alerto que pronto serían interrumpidos.
-¡Legolas!- escucharon una voz que lo llamaba desde fuera de la tienda- ¡Legolas!
Legolas se disculpó con Miriel antes de salir de la tienda. Estuvo fuera un par de minutos en los que Miriel no pudo escuchar más que algunos murmullos antes de que volviera.
-¿Todo está bien?- pregunto ella al verlo entrar a la tienda, trataba de disimular que le inquietaba saber cuál sería la razón por la que lo buscaban tan tarde.
-Si- contesto él pero su expresión delataba que había más por decir- parece que hay un incendio en la ciudad, no estamos seguros.
-¿Un incendio?
-Tal vez no sea nada, solo iremos a asegurarnos- contesto de inmediato esperando evitar que se alarmara- no te preocupes... Quédate a descansar, has pasado una noche dura.
-Está bien- contesto ella finalmente, las circunstancias habían puesto en alerta todos sus sentidos pero el cansancio probablemente la hizo aceptar sin protestar confiando en lo que decía Legolas.
-Volvere pronto- le dijo para luego besar su frente.
-Ten cuidado- le pidió, el asintió y se dispuso a irse pero Miriel lo agarro por el brazo impidiéndoselo y mirándolo fijamente le pregunto- No hay nada de qué preocuparnos ¿cierto?
-Todo está bien meleth*- le contesto con una sonrisa, Miriel asintió dejando ir brazo de Legolas para que este por fin se marchara.
****
2/2
Espero les hayan gustado los capítulos y en general que les esté gustando la historia 🥰
Muy pronto subiré otros dos capítulos, así que prepárense porque otra vez que creen...
❤️ VOTEN Y COMENTEN ❤️