Quedaban cuatro días para que las evaluaciones en la carrera de psicología comenzaran, y tal como me comprometí, me hallaba dándole la última lección a mi estudiante, con el cual he empezado a congeniar de maravilla. Después de todo si era un niño rico, pero no uno caprichoso, de hecho parecía tratar de conseguir cosas bajo su propio mérito, tanto así que se las ingeniaba para aparecer "casualmente" por los lugares donde yo concurría. No me molestaba que aparentemente tuviera un interés en mi, porque eso no le hacía daño a nadie, pero si era algo tedioso que cuando me encontraba tratando de hacer movimientos con Baekhyun, él apareciera, tal y como lo hizo hace una semana. Esa vez no tuve ni el tiempo de preguntarle al peligris qué era lo que había dicho, cuando lo recordé, ya era demasiado tarde, por lo que me empeñado en escuchar bien cada palabra que saliera de su boca.
Me estaba mensajeando por el grupo que teníamos los cuatro —Sehun, Luhan, Jongin, y yo—, avisando que llegaría un poco tarde a la reunión en el bar cerca de los dormitorios, mientras que Lee Hangyul estaba respondiendo las preguntas del pequeño examen improvisado que le regalé. Por lo general nunca hacía nada más que repasar materia con mis estudiantes, pero este chico era el sol encarnado en la tierra, por lo que me permití ser un poco generoso con él.
Estaba tan atrapado en mi espacio personal, que no me percaté que a lo lejos se acercaba un sujeto, un poco más bajo que yo, con una cabellera oscura, y un par de ojos encantadores que robaban suspiros por donde fuera. De pronto ya lo tenía parado en frente de mi mesa que compartía con el menor.
—Hey, que bien que te encuentro, Chanyeol —habló, haciendo que mi mirada se dirigiera a su anatomía.
Tan molesto.
—Yugyeom hyung, ¿necesita algo? —alcé el mentón, viéndolo mejor, y de paso fingiendo amabilidad. Era un mayor, no podía faltarle el respeto, mucho menos de un dongsaeng.
—Si —hizo un gesto, saludando al otro chico, quien le devolvió un pequeña reverencia desde su lugar —¿Has visto a Baek? No coje el teléfono.
—No, no lo he visto —¿a caso este idiota no sabía que Baekhyun había mandado a reparar su móvil? Aún así preferí mantenerlo en secreto —. Pero, podrías intentar buscarlo en la cantina de la facultad de deportes, le gusta el arroz de allí —mentí. El mayor odiaba ese comedor. La comida no era muy buena para su gusto, pero claramente este hyung no lo sabría, porque debe estar tan concentrado en el cuerpo de su menor que no debía ni de prestarle atención a lo que le gustaba o lo que no.
—Gracias, iré a ver por allá —sonrió, y lo imité. Una vez se fue, relajé los músculos faciales, soltando un suspiro de por medio.
Al menos la competencia no era tan feroz como creía.
—¿Quién es "Baek"? —levantó la cabeza el de cabello cenizo delante de mi.
—Mi... —dudé sobre decirle quién era Baekhyun, y estaba a punto de mentirle, pero este chico era más inteligente de lo que se encargaba de aparentar.
—¿Su novio? —preguntó, teniendo un par de ojos de cachorro, lo que me causó lástima.
—No...
—Entonces es su ex-novio, ¿estoy en lo correcto? —su tono triste desapareció junto a su anterior expresión.
—Si, ahora vuelve a tu examen —apreté los labios, e intenté evadir el tema, pero Hangyul era hablador, quizás demasiado.
—Hyung, ¿usted aún gusta de él? —sus manos jugaban con el bolígrafo entre estas.
—¿No estás siendo un entrometido, huh? —corté con un tono divertido. No era necesario sonar severo.
—¿No he sido muy evidente al respecto? —se acercó, haciendo que sus dedos rozaran los míos, pero con cautela los aparté unos centímetros atrás.
—¿Al respecto de qué? —me hice el tonto, la verdad era que prefería que sus sentimientos murieran lentamente, en lugar de rechazarlo.
—Usted me gusta, Chanyeol hyung —dijo sin dubitar, y aunque lo supiera, me congelé igualmente —. Quiero que sepa que voy en serio.
—Y-yo... —pasé una mano por mi cuello. ¿Qué debía decir a esto?
—No es necesario que responda ahora, pero, por favor piénselo —entrelazó sus dedos, poniéndose sus extremidades en el pecho, haciendo un ademán de súplica —. Creo que debería irme, ya está oscureciendo.
—Pero, ¿y tu examen? —señalé la hoja con preguntas.
—Ya lo terminé —sonrió amplio —. Puede mandarme la corrección por mensajes —me guiñó un ojo. Espera, ¿un niño me guiñó un ojo? Sé que sólo nos llevábamos por tres años, pero él parecía y actuaba como un pequeño —. Nos vemos, hyung. Recuerde pensar en lo que le dije~ —se alejó con su mochila colgada en la espalda, volteándose sólo una vez más para sonreírme de nuevo, mientras se despedía desde lo lejos.
Confirmando sus sentimientos, la situación era extrañamente divertida. Un chico iba detrás de mi, mientras que yo iba detrás de uno que tenía a otro individuo detrás suyo. La vida es más irónica de lo que alguna vez pensé.
Examiné la hoja, viendo que las respuestas estaban buenas en su totalidad. Me alegraba que lo haya ayudado a entender la materia, y esperaba que obtuviera una buena calificación, más no que aquello se convirtiera en alguna excusa para seguir viniendo a mi. No quería rechazarlo, sería como tirarle un balde agua a una fogata que brilla con la intensidad de mil soles. Apagarlo tan de repente sería cruel, y sobre todo teniendo en cuenta de que ya lo he hecho antes, y de una manera bastante desconsiderada.
[...]
¿Cuántas rondas llevábamos? No lo sabía, pero esta vez si me importaba, porque si estábamos todos borrachos, sería fácil que una pandilla nos asaltara en la salida. Nuestra altura y contextura no servía en este estado, pero por lo normal nunca había delincuencia en estos sectores de la universidad. Creo que por eso fue que terminamos así, riéndonos de las cosas más estúpidas que podíamos recordar hasta el momento.
Media hora más, y mi cabeza daba vueltas, no tenía claro donde estaban mis pies —por más obvio que fuera—, ni me percaté de cuando pasamos de ser cuatro a dos. ¿Qué tan mal tenía que estar como para no saber si Jongin estaba peor que yo? No tenía que estar muy mal, tenía que estar pésimamente mal, o incluso peor que eso. En fin, es mejor que me mueva para ir a ver donde se metieron esos dos. Me levanté, pero caí de inmediato. No puedo ni siquiera pestañear sin sentirme mareado.
—Dime que tomamos alcohol bebestible, y no de farmacia —con mi mano tapé mis ojos, recostando mi cabeza en la cabecera del sillón.
—Ni siquiera estoy seguro de si era alcohol o no... —empezó a reír, contagiándome de paso. Debíamos parecer unos imbéciles.
—¿Dónde está Suhan y Lehun? —pregunté, aún sin poder abrir los ojos.
—Lehan y Suhun, tonto —me golpeó débilmente en la pierna.
—¿Y qué dije yo...? —murmuré confundido.
—¿Qué dijiste de qué? —dijo. El sillón se movió, por lo que debió haberse acomodado. Eso creí, ya que no estoy viendo nada.
—¿Ah? —pronuncié, sin entender a qué se refería.
—Olvídalo, ya no recuerdo ni de qué hablábamos, hermano —sentí algo duro en mi hombro, posiblemente su cabeza —. Deberíamos ir a los dormitorios, o no nos dejarán entrar-
—Levántate, ahora —una voz ajena se dirigió a uno de los dos, lo que me obligó a abrir los ojos. Veía todo borroso, pero la luz destacaba el color de su cabello, y Jongin confirmó mis sospechas.
—¡Soo, amor! —tan rápido como lo dijo, se aventó al más bajo.
—Dios, como apestas, Kai —alejó su cuello, tratando de huír del aroma a alcohol, o lejía, a estas alturas podríamos haber bebido agua del excusado y ni nos enteraríamos —. Chanyeol, no nos hagas perder el tiempo tú también.
—¿Viniste a rescatarnos? —sonreí tontamente. ¿Por qué estoy sintiendo que me arrepentiré de esto mañana? Claro, tendré una resaca en la que preferiré estar muerto antes que soportar ese dolor.
—Vinimos —corrigió con una voz entretenida —. Baek, tú encárgate de ese orejón.
Y una lucidez me recorrió el cuerpo con sólo oír ese nombre. ¿Por qué decidimos emborracharnos tanto? ¿Por qué hago tantas preguntas? A quién le importa, ahora Baekhyun tendría que verme en el estado más vergonzoso en el que he estado alguna vez durante mis veintiún años de vida.
—¿Por qué Minseok nos tuvo que traicionar? —se escuchaba cabreado. Soy una puta basura de ser humano.
—Porque es un hijo de puta que prefiere a su novio antes que a sus amigos, al igual que Jongdae —respondió Kyungsoo, pasando uno de los brazos de Kai por su cuello —. Si me haces caer, terminamos, ¿entendiste, Kim?
—Claro que si, lindo~ —se escuchó un golpe, seguramente a Jongin por parte de su pareja —Siempre tan gentil, Soo...
Lo único bueno de la presencia del peligris, era que se me había ido un tanto la borrachera, no por completo, ya que seguía mareado, con la vista un poco borrosa, y por supuesto que con la cara algo caliente. Debía verme horrible, pero es lo mínimo que merezco por haber actuado sin consciencia de lo que podía pasar, o más bien, de lo que acaba de pasar.
Baekhyun hizo un amago de imitar lo que hizo Kyungsoo, pero me alejé. Lo que menos quería ahora era causarle molestias, más de la que tiene por haber venido hasta aquí para salvar al imbécil que antes fue su novio.
—Tsk —emitió como queja —. No seas modesto, y apoyate en mi —tomó mi brazo, pasándolo por encima de sus hombros —. Será peor si terminas en el suelo, Yeol.
—Lo siento... —susurré, no planeaba que lo escuchara, pero así fue.
—Cállate y camina, quiero dormir —su mano se posó en mi cintura, lo que le dio paso a una sensación bastante familiar sobre mi cuerpo.
El camino al edificio fue largo, sólo porque Jongin se cayó dos veces, donde su novio —en la primera caída— se dio la libertad de grabarlo, mientras el moreno pedía ayuda para ponerse de pie. Admito que me reí, pero más porque la risa del chico que me tenía agarrado era linda, y se me pegaba. Después de esos percances, —y habernos enterado que Sehun y Luhan se habían ido desde hace mucho, pero que al mismo tiempo fueron los que llamaron al par que vino en nuestro rescate—, llegamos a los dormitorios, y la decepción se instaló en nuestras caras al notar que estaba cerrado.
—Entremos por detrás, a veces está abierto —habló el mayor de los cuatro, Baekhyun.
—Espero que si, porque si no, ustedes dos se encargarán de compensarlo mañana —amenazó el pelirrojo —. Vamos.
Seguimos por donde indicó Baek, y para suerte nuestra, no tenía llave, pero antes tuvimos que pasarnos una cerca, donde las risas no faltaron, porque Kai cayó de cara, y yo me doblé la mano, pero si me preguntabas, si valió la pena, ya que el mayor se me acercó, aunque lo hizo para reírse. Igualmente estaba feliz, adolorido, pero feliz al fin y al cabo.
Fuimos a la derecha —escabulléndonos del guardia, porque de lo contrario seríamos regañados severamente. Habían reglas y debíamos respetarlas—, ya que teníamos miedo de que Jongin muriera patéticamente si seguía esta travesía. Lo dejamos en su cuarto, y Kyungsoo entró con él. Se quedaría con el moreno hasta verlo dormido de forma segura y no muerto.
—¿Dónde está tu habitación? —preguntó susurrando.
—En el piso de arriba —señalé las escaleras.
De esa forma, empezamos a subir, yo aferrándome al pasamanos, para así no tener que seguir incomodando al más bajo.
—¿Quién anda ahí? —una voz grave se oyó a pocos metros.
—Mierda —soltamos al mismo tiempo. Mirándonos preocupados.
Comenzamos a correr, yo cuidando de no caerme y entorpecer el escape. Apunté la izquierda, diciéndole que por ahí estaba mi dormitorio. Así que avanzamos rápidamente hasta allí, saqué la llave y se la di a Baekhyun, ya que sería una perdida de tiempo que yo siquiera lo intentara. La abrió y entramos con la respiración agitada. Cerré la puerta despacio, esperando que no sonara y llamara la atención del hombre que hacía de guardia nocturno.
—Eso estuvo cerca... —jadeó.
—Si... —asentí, nervioso por tenerlo en mi metro cuadrado.
—Esperaré un poco y me iré. Ve a tomar algo de agua para restar la resaca que tendrás mañana —apoyó su espalda en la pared —¿Y tu compañero?
—No tengo —caminé hasta el pequeño refrigerador que había cerca de mi escritorio —. Privilegios que me dio la universidad —me hundí de hombros.
—Que suerte, hah —se limitó en responder —. Creo que ya debió irse ese tipo —miró hacia la puerta, agudizando el oído —. Debo volver-
—Espera —lo interrumpí, extendiendo una mano en su dirección.
—¿Qué? —me miró con una ceja alzada.
—Quédate aquí —murmuré lo suficientemente alto como para que me escuchara, pero su expresión confundida se transformó en una dudosa —. Puedo dormir en el suelo...
No respondió. Se quedó ahí al lado de la puerta, por lo que lo dí como una petición fracasada, y me centré en tomar de la botella de agua que tenía en la mano.
—Bueno, pero no me toques, ¿te quedó claro? —levantó un dedo, mirándome con una expresión aterradora, que viniendo de él, no daba miedo, más bien ternura.
¿Estoy soñando?
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Capítulo más largo que la biblia lmao.