Cuando Selene y yo llegamos a la iglesia, la encontramos desolada. El pueblo en sí, lo estaba. Nadie afuera de sus casas, las ventanas cerradas, y un silencio apoderándose de la atmósfera.
Entramos a la iglesia y el sacerdote se hallaba solo. Cuando intentamos sacarle información, se limitó a echarme la bendición para darse la vuelta como si supiera que estábamos perdiendo. No sabía con exactitud qué era lo que perdía, pero poco a poco los presentimientos me invadieron. Necesitaba encontrarla y no me limité a escuchar lo que Selene quería decirme. Sentí que me retuvo del brazo, luego, sentí que mi cuerpo no podía avanzar. Estaba reteniéndome con magia.
—Consiguieron tu debilidad y están utilizándola en tu contra. Es la base del proyecto... usar el amor como arma para conseguir sus objetivos —Me miró fijamente, con esas cejas pobladas y los ojos transmitiéndome fuerza, pero no podía razonar—. Estamos preparadas para vencerlos, Katherine también lo está. Déjala que peleé sus batallas —me dijo, y no me dejó opción. Mi mente estaba yéndose a negro. Ella usaba su poder para sedarme, pero logré bloquearlo y por su cara de sorpresa intuí que no se lo esperaba.
Cuando me dispuse a huir choqué de frente con un Brandon desolado. Su mirada estaba desorientada, su cabello no lucía perfectamente arreglado. Tenía las pupilas dilatadas y cuando cayó una lágrima por su ojo izquierdo me di cuenta de que lloraba sangre.
No era el chico con el que acepté salir. No era la persona amable que evitaba pelear. Ni mucho menos el ser humano que insistía en cuidarme, aun sabiendo que en mi lista de prioridades jamás ocuparía el primer lugar.
—Yo... Grace. Hace un año, yo... —Las lágrimas seguían cayendo y no dejé que terminara. Puse mi mano derecha sobre su frente y no encontré negativas. Brandon sabía que iba a leerlo, que iba a ver cada uno de sus secretos, y con actitud derrotada, simplemente cedió.
Cuando entré en contacto con su frente traté de recordar lo que había practicado con Selene. No me costó hacerlo. La magia fluía sola y pude ver a Brandon en el sótano de su casa con uno de los amigos de Katherine, llamado Alex.
Podía ver en sus recuerdos. Podía ir al pasado porque ese era mi poder, o al menos, el que más sobresalía y por el que necesitaban matarme.
Vi a Brandon besarse con Alex, mientras él, le arrancaba la camisa. Lo vi lanzarlo en el mueble y arrojarse sobre él. Pude darme cuenta de que cualquier cosa que hubiese sentido conmigo, jamás se compararía con lo que Brandon estaba sintiendo en ese instante. Alex lo besaba con brusquedad, pero esa torpeza era bien recibida.
Los vi queriéndose de un modo que iba por encima del sexo. Se besaban como si el tiempo fuera a acabarse y quería entender. Quería comprender por qué Brandon me había escogido, porque había pasado su vida fingiendo que me quería. Pero yo intenté hacer lo mismo. Yo intenté y acepté ser su novia por miedo a las respuestas que nacían en mi interior respecto a lo que sentía por mi "hermana".
No sentía ira, no estaba cabreada, quería comprender qué tenía que ver esto con sus lágrimas de sangre. Quería saber qué era lo que me ocultaba.
Alex se quitó el pantalón al tiempo en que iba desvistiéndolo con las ganas que trataban de colmarse. Y no solo escuché un orgasmo, no solo escuché cómo se entregaban. Escuché lo que hay detrás del deseo. En cuestiones de minutos pude comprender que todos ocultábamos secretos. Todos intentábamos protegernos.
Yo, intentaba entender que lo que sentía era amor de hermana. Pero quise compartir mi vida con ella desde que la vi. Quería que sus segundos fueran míos, que sus sonrisas me pertenecieran y pertenecerle. Quise tantas cosas, pero al final, terminamos siendo nuestros miedos. Cuando no sabemos parar las inseguridades, el amor se arruina y yo lo había arruinado.
Seguí observando la mente de Brandon. Seguí mirando cómo se lo follaban y entendí por qué nunca quiso hacerlo conmigo, nunca, excepto la última noche. Sin embargo, antes de que Cayden interrumpiera, cuando estábamos a punto de hacerlo. Antes de ir a buscar Katherine y encontrarla con el imbécil de mi padre. Él no me miraba con deseo, sino con respeto. Yo no lo miraba con amor, sino como un escape. Quería escapar de lo que sentí con Katherine, del deseo que recorría mi entrepierna y de las ganas que tenia de que su cuerpo fuera parte del mío, no una vez. Miles de veces y todos los días.
Lo vi amar a Alex al tiempo en que mi preocupación por romperle el corazón se convirtió en alivio. Me quité un peso de encima mientras presenciaba ese sexo abrupto, pero al mismo tiempo tierno. Iba a soltarme de su recuerdo, cuando llegó la alcaldesa. Pensé que lo que Brandon quería mostrarme era su homosexualidad, y eso, solo fue el comienzo.
Lo siguiente que vi chocó contra mis creencias. Alex tomó la forma de un animal, él, ese chico que me parecía algo tosco, ahora se había convertido en una bestia. Pero Brandon no lo sabía y cuando la alcaldesa iba a atacarlo, comprendí que yo era una mínima pieza, en un mundo que vive de misterios. Lo que parecía imposible se fue desvaneciendo cuando la que lideraba nuestro pueblo, desfiguró su cara y esos ojos, ese temple, ya no eran humanos.
—¡Mamá! —Brandon no tenía idea, él estaba tan confundido como yo.
Intentaba entender cómo la persona que estaba mordiéndole la boca, ahora era un lobo.
Intentaba saber cómo la persona que "supuestamente" le había dado la vida, era un vampiro. Pero algunos son más valientes que otros cuando descubren la verdad.
Brandon fue más valiente que yo, cuando se puso en medio de ambos, confiando en que ninguno lo asesinaría. Y luego... comenzó a gritarle al chico que ya no era un chico, que por favor se fuera. Y le cogió la cara como si el amor fuera por encima de las formas, como si las diferencias ni siquiera importaran. Como si no solo diera igual ser hombre o mujer, sino que tampoco fuera relevante ser humano o un monstruo. Le pidió que se fuera, se lo rogó a unos ojos de animal de más de dos metros de altura. Se lo pidió casi en súplica porque en el fondo sabía de qué era capaz su madre.
Alex se fue aullando como si supiera lo que estaba por pasar. Sentía en el pecho el dolor de la bestia y de pronto, dejó de parecerme un monstruo. Lo vi llorar y quejarse con aullidos que demostraban que en el fondo sabía... que esa persona de la que estaba enamorado, estaba a punto de morir.
Cuando el sótano estuvo solo Brandon no tuvo tiempo para pensar. Su madre con la sequedad que amerita no tener corazón, decidió arrebatar su vida. La vi ahorcarlo y traté de hacer algo, pero solo veía el pasado. Ya el daño estaba hecho, el tiempo es lo único que no podemos cambiar.
Ahorcó a Brandon hasta dejarlo sin vida para luego, morderse la muñeca e iniciar su transformación.
Ella musitaba palabras contra la cara de su hijo, intentando creerse que sus actos estaban bien:
"Si te has impregnado de un lobo, solo siendo un vampiro se romperá la conexión". "Es lo único que podemos hacer. Eres su mate y no va a descansar hasta tenerte, pero siendo un vampiro, su amor será odio y no tendré que asesinarlo". "No quería llegar a esto, pero Grace y tú... ustedes son necesarios". "Fallaste y moriste. Ahora nace y cumple tu misión".
La alcaldesa decidió por él para romper con la conexión que tenía con Alex, pero alegaba que mi relación con su hijo era "necesaria". Quería saber más, pero eso fue todo lo que pude conseguir: Que hace un año, fue convertido. Y que estuve tan distraída en los ojos de Katherine, que ni siquiera me fijé que los de Brandon, ya no lucían igual.
Me separé de él y lo vi llorar. Intentó disculparse, pidiendo perdón por haberme engañado. Tal vez era un buen momento para decirle que la amaba, pero empecé a sentirla a ella. Empecé a sentir el peligro. Empecé a entender que era cierto, que el tiempo no se recupera, y que debía encontrarla.
—Grace... te necesitan a ti, pero están yendo por Katherine, todos están en el bosque y si vas, les darás justo lo que quieren. —Brandon intentó convencerme, pero podía sentir las emociones de Katherine como si viviera dentro de mi interior. Sentía el peligro que se avecinaba sin saber que sería ella la causante.
—Eyra tiene un plan —intervino Selene, tan impecable como siempre, con el saco negro cubriéndola y sus botas por encima de la rodilla. Con las mejillas rojizas y el cabello cayéndole por debajo de los hombros. Ella no estaba alterada, pero yo sí—. ¡El plan cenizas se puso en marcha! Katherine hará lo que tenga que hacer y nosotros iremos por los carros para hacer el rescate. ¡Estoy preparada, Grace! Tus poderes van en aumento y podemos ganar —Selene me cogió de la barbilla—: ¡Grace, mírame! Buscaremos el medio de transporte, hay un refugio para nosotros a las afueras de Star Forest, es un castillo protegido por magia e imposible de localizar. ¡Confía en mí! —Selene trató de sujetarme, pero la empujé. No necesité tocarla para alejarla de mí. Su magia ya no me dominaba. Yo era la que estaba al mando.
Salí corriendo con todas mis fuerzas. Corrí tratando de ir más rápido de lo habitual y como si mi mente hiciera lo que digo, alcancé una velocidad que mi cuerpo lento y ajeno al ejercicio, jamás hubiese podido. Entendía que había magia en mí, pero no entendía el nivel de mis poderes.
Brandon me alcanzó frenando mi paso unos cuantos minutos después.
—¡Tenemos que salvarlos a todos, no solo a Katherine! ¡Piensa con la cabeza, por favor Baker! —Cuando me llamaba por mi apellido, era porque estaba molesto, pero me daba igual.
—Pensaré en matarte si no te quitas.
—Nos encontraremos con Selene cuando tu alarma suene —Rápidamente buscó mi mano izquierda para configurar mi reloj—. ¡Iremos por ella y estaré a tu lado! —aseguró, mientras me soltaba de su agarre.
—Pasa que no confío en ti.
—¡Enfrenté a toda mi maldita familia por ustedes! ¡Y somos novios! No importa lo que pasó hace un año, o Alex. ¡Estamos juntos, Baker!
—¡Tú y yo solo fuimos una mentira que ambos utilizamos para protegernos de lo que de verdad queríamos! —No era mi intención lastimarlo, pero cada segundo que me retrasaba, la ira se adueñaba de mí.
—Sigue el plan —dijo, en un intento por simular tranquilidad—. Hoy no se trata de nosotros, sino del pueblo. De las vidas inocentes y del futuro. Mantén la calma y déjame encargarme, mis padres no me lastimaran —aseguró como si no hubiese visto a su madre ahorcarlo hasta quitarle la vida.
Me creía idiota.
Volví a correr sin contestarle y aunque era rápida, Brandon lo era mucho más. Sentí cómo me sobrepasaba volviendo a cruzarse en mi camino, esta vez no para retenerme, sino para subirme a su espalda y empezar a correr.
Se movió tan rápido que en escasos segundos ya estábamos en el bosque. La información era confusa, pero tampoco intentaría entender. Lo único que podía pensar era en Katherine. En ella ayudándome con mis pesadillas. En ella entregando su vida para que mi padrastro no me lastimara.
Quise amarla mejor de lo que lo había hecho y terminé demostrando que no era digna de su amor.
Cuando llegamos al bosque me di cuenta de que ella también era un engaño. Su mirada era una súplica, buscaba cuidarme, pero entendía que representaba un peligro para mí. Y lo vi, vi como la persona más protectora de mi vida se transformaba haciendo pedazos cualquier atisbo de honestidad.
Alex fue el primero que trató de detenerla. El primero que intentó derrumbarla cuando iba por la cabeza de Brooke Earl, el padre de mi supuesto novio. Pero entonces entendí que él tampoco estaba pensando bien. Me di cuenta de que sus emociones lo dominaban cuando con un movimiento rápido sacó a Alex del camino de Katherine. Brandon, pudiendo salvar a su padre, terminó salvando al lobo al que supuestamente, por ser un vampiro, jamás podría amar.
Y la vi matar, la vi destruir todo a su paso. Acabar con los lobos que querían que frenara. Acabar con los fanáticos, acabar con Alejandro, acabar con todos.
Pensé que no me mentiría.
Creí que, de todo el mundo,
solo podía confiar en ella,
pero ya no era ella.
Era algo más.
Arrastró sus sombras,
eliminó el peligro,
intentó salvarme,
pero haciéndolo,
se perdió.
Asesinó a mi padre y lo entendía,
Pero cuando mató a su propia madre,
la dejé de comprender.
Y contuve las ganas de vomitar, pero el vacío en el pecho no se detuvo. Ella era como Alex. Ya no era Katherine, o al menos, pensé que no lo era mientras la veía arrasar con las vidas de aquellos que querían matarme.
Pero a veces es muy tarde. Es complejo arrepentirnos después de haber perdido y yo tuve que perderla, tuve que ver a Katherine entregando su vida por mí, para darme cuenta de que fuera lo que fuera, siempre la amaría. Tuve que verla desangrarse en mis manos, para entender que mi vida estaba ligada a la suya por algo más que una hermandad. Entendí que era mía, pero sobre todo, me di cuenta, que desde el inicio, siempre le pertenecí.
Lloré intentando que despertara.
—Quítate, ya hiciste suficiente. —Cayden intentó apartarme, y limité sus movimientos.
Ya no era más fuerte que yo y no estaba de humor para sus estupideces. Pude decirle que ella era un monstruo, pero él no estaba ni cerca de sentir lo que yo sentía. No me imaginé que iban a dispararle. Tampoco podía hacer como si verla asesinando me pareciera algo normal, ni mucho menos eliminar el hecho de que fueran parte de una manada de bestias. Las mismas que acabaron con la vida de mi madre.
Hice un hechizo de separación para que nadie se acercara a nosotras y solo cuando vi a Selene y a las más de diez furgonetas 4x4, me di cuenta de que... no iba a ser yo quien la dejara morir.
No imaginaba mi vida sin Katherine, no quería estar sin ella. Un dolor profundo me atravesaba el pecho. No se sentía cómo cuando murió mamá. Se sentía peor. Era como si yo también estuviera muriendo a cada segundo.
Cerré los ojos, no habíamos hecho hechizos para revivir. Eso no existía. Selene me había dicho tantas veces que se trataba de magia negra. Que nadie había podido y que si se pudiera, acabaría con mi vida solo al intentarlo.
—No puedo vivir sin ti. ¡No quiero hacerlo! No puedes morirte, no puedes dejarme —No podía dejar de pensar que ella seguía allí. Que era más que su oscuridad, que era mi Katherine y lo había arruinado —. ¡No sé qué eres y no me interesa! Estoy enamorada y ya estoy harta de que no podamos ser. ¡Nosotras somos, Kathe! Somos —Mis palabras chocaban contra su boca a medida que mis lágrimas caían a chorros.
La besé y toqué su corazón. Veía a Selene rompiendo mi hechizo con otro más fuerte para acercarse, pero antes, hizo que todos se montaran en las furgonetas.
Candace se negaba, pero August tenía el poder de la persuasión. Lo vi usándolo con ella y segundos más tarde como un robot, la vi montándose en la camioneta. Cayden fue más resistente. Él y Brandon se quedaron cerca de nosotras.
—¡No lo hagas! —escuché gritar a Selene.
Si Selene me pedía resistirme era porque había una forma. No conocía cuál, pero lo intenté cuando me vino el recuerdo de una de mis pesadillas más recurrentes. En ella había conseguido cómo revivir a un cachorro que maltrataban en la calle. Cuando llegaba a él, estaba destrozado. La piel llena de heridas y sin respiración. Yo, me sentía frustrada porque no había podido salvarlo mientras diez hombres lo torturaban. Sin embargo, cerraba los ojos tocando el cuerpo del animalito e imitaba las palabras que me dictaba la mente. Luego de un gran esfuerzo, sus heridas sanaban y volvía a respirar.
Sed quae se arbitrium est auctor mortis.
Tantum vivifica quae non mori
Selene había eliminado ese recuerdo de mi mente. Era prohibido pronunciarlas. Cuando soñaba con el
cachorro, debía dejarlo morir. Pero a Katherine, a ella no la dejaría. Y logré conectarme a la pesadilla para recordar. Porque mi magia estaba apenas empezando a demostrarme que no conocía los límites.
Sed quae se arbitrium est auctor mortis.
Tantum vivifica quae non mori.
Sed quae se arbitrium est auctor mortis.
Tantum vivifica quae non mori.
Sed quae se arbitrium est auctor mortis.
Tantum vivifica quae non mori
Pude sentir su primer latido, y eso fue suficiente para que autorizara a Cayden de que la cogiera. Él la tomó en sus brazos y nos montamos en una de las furgonetas. Veía la decepción y el miedo de Selene. Pero Katherine no era un lobo común. En mis sueños tardaba horas con el perro y amanecía con sangre en mi nariz. En mi realidad, apenas unas gotas cayeron y pude encontrarme con su respiración en los primeros tres intentos.
Selene siempre dijo que si lo intentaba moriría, y creo que lo que más le estaba asustando, no era que la salvara, sino que hubiese arriesgado mi vida por no verla morir.
—¿No te has puesto a pensar que si murió es porque su función ya fue completada?
—Consigo mentira en tus palabras y a partir de ahora ya no soy más tu pupila —le respondí a Selene—. Sabes que Katherine no podía morir, pero... tienes miedo de que viva. A mí no me entrenará una cobarde. ¡Tal vez llegó el día en el que sea yo quien te entrene a ti! —Cerré la puerta de la camioneta en sus narices y emprendimos el viaje a nuestro nuevo destino.