¿El amor te hace débil?

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Como si las preguntas fueran cambiando a cada instante y nunca consiguiera una respuesta para calmar esa sensación de que todo estaba por salir mal. Aun así, los sueños empezaban a cumplirse, pero el costo había sido muy alto. Extrañaba a mi madre y tener el conocimiento de que ella estaba orgullosa de mí no era suficiente para dejar de sentirme culpable.

El ambiente del internado Renacer era de tristeza y misterio, pero de algún modo sentía una energía de maldad que se iba colando en cada uno de los pasadizos del castillo, pero ni siquiera el oscurantismo que transmitían algunas miradas era suficiente para asustarme.

El castillo iba por encima de mis sueños. Estar en ese sitio me acercaba a la vida que había esperado a vivir con ella. El problema era que estábamos encerrados. Que no sabíamos dónde era la ubicación y que las hechiceras mantenían oculto cualquier rastro con magia. Yo podía oler, pero todavía no era una experta hasta que Cayden me buscó en nuestra habitación para ir a practicar mis capacidades. A él le daba mala espina el lugar. Yo, no había tenido tiempo de estar alerta por tanto sexo y no era solo el sexo. Era despertar con Grace sobre mi cuerpo. Era, que, sobre las dos o tres de la madrugada me pidiera un poco más. Era dormirme escuchándola recitar. Su olor impregnaba mi razón y apenas esta mañana fue que decidí que era tiempo de volver a la normalidad.

—¿Adónde vamos? —le pregunté a Cayden a medida en que caminábamos.

—Te mostraré el lugar en el que estamos entrenando. La manada ha sido paciente, pero te necesitamos. Necesitamos tu olfato —respondió, mientras bajaba las escaleras y la luz se colaba por los ventanales.

El lugar seguía sorprendiéndome, pero no podía maravillarme con las pinturas o lo amplio del sitio entendiendo que las personas que nos encontrábamos nos miraban como bichos raros. Las miradas iban dirigidas a Grace y podía palpar el asombro. El pulso y nerviosismo de los que se cruzaban con nosotros y también los susurros.

"Es ella", dijo un chico de piel oscura y cabello lacio. "Sí, Thiago. Ya sabemos que es ella", respondió la mujer que lo acompañaba y en su camisa tenía grabado un nombre: Helena.

—Hemos tratado de averiguar por qué Grace es tan importante, pero ni siquiera August ha podido leer las mentes. Están protegidos por magia más poderosa de la que ni siquiera sabíamos que existía —aseguró Cayden y leí en su expresión que estaba preocupado.

—No es magia normal —intervino Grace que me llevaba de la mano. No había dejado que me fuese sola con Cayden. Ya yo podía desprenderme y estar a distancia sin que me doliera, pero ella no. Se le hacía complejo sentirme lejos y quería pedir ayuda a Selene. Necesitaba saber por qué le alteraba la distancia. No sabía qué tan grande era nuestra conexión y ambas necesitabamos respuestas—: Ellos utilizan tecnología. Sus poderes no tienen precedentes, van por encima de todo. Aunque Selene diga que es hechicería, es mucho más —aclaró.

—¿Va por encima de ti, Grace?

—Es justo eso, Kathe —me respondió acariciando mi mano con sus dedos, sin dejar de caminar—. Nos han hecho creer que soy solo una "hechicera", pero empiezo a entender que es de mi poder que ellos pueden alimentarse. Soy yo su base, cómo la matrix —añadió y antes de que pudiera seguir hablando un grupo compuesto por 4 personas nos interceptó.

—Sígannos —se expresó un chico de cabeza rapada cuyos tatuajes y actitud le daban una expresión ruda. Tenía algunas cicatrices y parecía liderar el grupo que lo acompañaba.

Su camisa también tenía inscrito un nombre: Jareb.

—Primero vamos a buscar a los nuestros —se impuso Cayden.

—No va a ser necesario, lobito. Todos los están esperando en el mismo sitio —Sonrió la mujer y le extendió la mano—. Me llamo Amber —le dijo y mi amigo le iba a estrechar la mano cuando Grace detuvo su brazo.

Siempre vuelvo a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora