Elecciones

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Las fotos fueron sencillas y ellos quedaron fascinados con mi participación. Seguí al pie de la letra las instrucciones, incluso cuando me pidieron posar con Gia. Querían fotos sensuales y ella se aprovechó para tocarme más de lo adecuado. Intentaba ponerme nerviosa, pero no lo conseguía.

Después de las fotos llegó la diversión. Nos habilitaron la terraza de la tercera planta, comida, bebidas de todo tipo y ¡a celebrar el éxito de otra campaña! Los fotógrafos, maquilladores, asistentes de dirección, productores y modelos se concentraban para beber y ligar. Aunque a Grace no le hacía gracia, siempre se quedaba cuidándome y si tenía suerte, optaba por beberse uno que otro trago.

Gia optó por Jägermeister y fue fácil para ella emborrachar a Ivanova y a Eva. Compartimos sesión con tres modelos hombres, de los cuales dos, eran novios. Hacían una pareja preciosa y verlos mirando las estrellas con su copa de vino, era lindo. Era como ver que el amor podía funcionar, que, de hecho, hay parejas enamoradas que sí pueden estar juntas.

Me tomé otro trago y ya no recordaba si era el cuarto o el quinto, pero sonaba «James Arthur, Madism Remix» y Justin estaba acabando con mi paciencia al no dejar tranquila a Grace.  

—¿Te estás dando cuenta que gracias a ti es que la gran mayoría piensa que los modelos no tenemos nada en la mente? Porque no sé si eres idiota o si has consumido tanto que tus neuronas no trabajan ni lo básico para entender cuando están pasando de ti —Me metí en el poco espacio de separación que había entre él imbécil pelirrojo y Grace.

—Las mujeres que me rechazan son las que más me desean —fue su respuesta y con la ceja alzada y esa actitud patética de seductor, volvió al ataque, apartándome hacia un lado—. Grace y yo estamos pasándola bien, pero la pasaremos mejor cuando nos dejes solo —La rodeo por la cintura y la vi tratando de soltarse, mientras él ejerció más fuerza.

—Te pediré amablemente que la sueltes y ...

—¿Si no qué? —Se mordió los labios—. No tienes que ponerte a la defensiva porque la escogí a ella. Tengo espacio para ambas, ¡la cama es grande! —Su sonrisa fue tan desagradable como verlo extendiéndome la mano para que me uniera.

Y no sé por qué no pude contenerme, pero le apreté la mano y seguí apretándosela cada vez más fuerte hasta que su sonrisa se borró.

—Kathe, suéltalo ya —escuché decir a Grace que ya estaba a mi lado y solo entonces, solté el agarre viéndolo quejarse como una niña. 

Justin me miró con odio y se volteó enseguida para meter la mano en una de las jarras de hielo que traían los mesoneros.

Me bebí otro shot de jager disfrutando de la música y observé a mi alrededor: La terraza con vista a la ciudad, la luna avisándome que faltaba poco para noche buena. Todos bailando y yo bebiéndome las futuras decisiones, esas, que me pisaban los talones y de las que no quería hablar.

¿Una persona te puede seguir queriendo si te conviertes en un monstruo? Yo no quería hacerlo. Prefería la normalidad que veían mis ojos. Beber y drogarme palpando mi vida, viajar por el mundo, estar en grandes desfiles, pero no como modelo sino como marca. Tenía planes y ninguno estaba asociado a lo que era. No tenía identidad. Estaba perdida entre lo que esperaban de mí y lo que de verdad deseaba.

—¿Puedo saber en qué piensas? —me preguntó Grace.

Estábamos las tres paradas apoyándonos en el balcón de la terraza. Contemplando una noche preciosa que nos envolvía en su encanto, en las luces, en la felicidad de esas personas que vivían al máximo sin preocuparse por nada. Porque he llegado a pensar que el desconocimiento es vida y que a veces hay que cuidarnos, pero de la verdad.

Siempre vuelvo a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora