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Dejó de importarme el dolor. Quería llegar hasta Grace y traté de que no fuera insoportable, pero cada vez que avanzaba mis sentidos se iban debilitando. Empecé a ver borroso, no sentía las piernas hasta que el sonido ensordecedor paró. Seguí avanzando hacia ella, pero quien la recibió fue Mía. Ella fue quien la sujetó en sus brazos diciéndole cosas que se me hacían imposibles de entender.  La quité con rabia y era ilógico. Me molestaba que la tuviera en sus brazos. Sentía ganas de apartarla y eso fue lo que hice. Arropé a Grace en mis manos buscando disculparme por haberle fallado. Sentí sus lágrimas, su dolor, sus silencios. No dije nada. Intenté besarla como si un beso pudiese apartar mi traición. Intenté que pudiera entender que la amaba, pero no lo hizo. Yo tampoco me sentí bien besándola después de haberlo hecho con Olivia.

     Grace se separó de mi cuerpo. Encontré vacío en sus ojos y supe que algunas heridas tal vez nunca se curan. La vi caminar lentamente hacia Mía, pero parecía dificultársele. Intenté ayudarla, corrí hacia ella, pero antes de poder sostenerla era otra quien la tenía en sus brazos. Mía me miró como retándome y quise arrancarle la cabeza. La sangre comenzó a hervirme y supe que no iba a lograr contenerme. No mucho más. Mi instinto animal actuaba solo, la quería suya, la sentía su propiedad. Supe que iba a transformarme y cuando iba a enfrentarla fueron mis propios amigos los que me pararon. Intenté quitar a Cayden, y fue Alex quien se metió. Lo aparté de un empujón y esta vez Candace estuvo en frente. ¿De qué iban? Mi paciencia estaba llegando a su límite. No confiaba en las intenciones de Mía y se la estaba llevando hacia el bosque. No iba a permitírselo, aparté a Candace. No quería empujarla, pero terminó en el suelo porque fue inútil tratar de medir mi fuerza.

      —No vuelvas a tocarla —August me empujó y solo entonces mi manada se enteró de que era yo quien estaba al mando y lo detuvo.

Intenté escabullirme para perseguir a Grace, pero Cayden tenía otros planes.

     —No te voy a dejar ir.

     —¿Se te olvidó que me obedeces?

     —Eres mi alfa y has sido el amor de mi vida desde que tengo uso de razón, pero no voy a permitir que sigas lastimándola.

     —¿Desde cuándo te importa? —le pregunté y el primer golpe fue mío, pero él lo esquivó.

      —Me importa como familia. Las dos lo son y si no sabes qué quieres para tu vida, resuélvelo porque tenemos que salir de este internado y somos tu responsabilidad —Cayden se defendía de mis golpes, y seguía hablándome como un imbécil. Al mismo tiempo Olivia no sé cómo lo hizo, pero sanó a sus amigos que ya estaban de pie y como nuevos—. ¡Mientras estás jugando al enamoramiento Grace está recibiendo golpes y peleando sola! ¿No entiendes que estos tipos no están jugando? —preguntó Cayden y atrás de él vi a Olivia, mirándome.

      Decidí dejar de discutir con él y los otros. Paré los golpes y me acerqué a esa mirada que me estaba llamando. De algún modo podía comunicarme con ella. Estaba aprovechando esa conexión para frenar la disputa con mi amigo. Volteé a ver a Candace y me sacó el dedo del medio. Luego arreglaría las cosas con ella, tampoco la empujé adrede.

     —¿En serio? ¿Te vas, así, sin más? —preguntó Cayden visiblemente indignado.

Alex se paró frente a mí cortándome el paso.

    —¿Te asesino para la cena? Cayden es mi amigo y lo paso, pero no dudaría ni un segundo en demostrarte quien manda —le dije en serio y mi ira por no haber podido frenar a Grace la descargué con él.

    Lo cogí del cuello y por más intentos que hacía para soltarse, era ilógico. Cayden intentó ir hacia mí y creo que la violencia interna que me recorría lo hizo entender con una mirada que no podía acercarse. Lo vi detenerse y encontré miedo en sus ojos. Al final, me daba igual si no llegaban a comprender lo que iba sintiendo, o lo que me pasaba. Seguía siendo la maldita alfa de la manada. La puta manada que tantas veces negué. Me insistieron persiguiéndome por años. Me presionaron para ponerme al mando en una vida que ni siquiera escogí y por más amistad que tuviera con Cayden, no iba a medirme si eran necesarias medidas fuertes para hacerme respetar.

    Solté a Alex después de decirle a través de nuestra conexión mental lo que requería de él. Mi fuerza y mi destreza no eran las únicas que había mejorado. Logré aprender a comunicarme con la persona deseada sin ser escuchada por toda la manada. Lo solté cuando casi se había quedado sin oxígeno. Su rostro estaba rojo y su mirada me dijo que se le fueron las ganar de hacerme frente. Pude ver a Brandon auxiliarlo en el piso. No sé desde cuándo eran amigos. Desde que maté a su padre me miraba distinto, con un odio impropio de él.

    —Yo no te tengo miedo —fue lo que me dijo antes de tratar de abalanzarse a mí.

Él era un vampiro, sí. Pero yo era más que un lobo, más que un humano, y más de lo que todavía podía entender. Lo siguiente que pasó no lo vi venir. Quise entender cómo Brandon estaba inmóvil, casi congelado y solo entendí qué ocurría cuando observé la sonrisa de Olivia:

—No más peleas, por hoy —agregó—. Tú y yo tenemos algo pendiente —sostuvo, dándose la vuelta hacia el bosque, pero no en la dirección de Mía y Grace.

De nuevo dos decisiones y dos caminos.

Podía perseguir a Grace y explicarle... o podía seguir a Olivia dejándome llevar por cada uno de sus encantos.

Las miradas acusadoras estaban sobre mí a la espera de que hiciera lo correcto y lo hice. Seguí lo que dictaba mi deseo caminando sin reparo. No volteé a ver a nadie, pero supe que después de ver a Alex, ninguno trataría de detenerme.

Algunas veces el amor puede más que el deseo, otras, el deseo neutraliza al amor y te dice... avanza. Sin embargo, ¿es irreal el cariño si otra persona está en tu mente? ¿qué es la libertad sino defender el corazón de la persona amada? En eso pensaba mientras mis pasos guiaban a mi cuerpo hacia la dirección tomada por lo más profundo de mi interior.

Nota de autor:

¿Hacia donde va Katherine? Los leo.
Con Olivia o con Grace.

(Esperen el siguiente capítulo). Sigo trabajando en él.

Siempre vuelvo a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora