Enséñame a Soñar

By theoldjonaisdead

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Jonah Boat es un chico de 17 años estudiante del último año de bachillerato. Su vida gira en torno de estudi... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46

Capítulo 31

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By theoldjonaisdead

Después de liberar el estrés de la semana haciendo el amor con Kelvin toda la tarde del viernes, lo despido antes de que llegue mi mamá.

¿Por qué no podemos hacerlo todos los días de la semana?

Me costó convencer a Charlie de salir con nosotros, a pesar de que su mamá le dijo que sí a la mía cuando esta le solicitó el permiso. En parte comprendo el miedo de Charlie, puesto que no nos podemos pasar de alcohol porque tenemos que ir a la iglesia el día siguiente. No ir, sería hacer quedar a mamá mal, puesto que se supone nosotros estaríamos en mi casa.

Hacer quedar mal a mamá, sería una muerte segura.

He quedado con Charlie en vernos cerca de la casa de Stephanie a las seis para dejar sus cosas, cambiarnos y demás. Después del interminable sermón de mi mamá que Dios está viendo las cosas que hacemos desde el cielo, me deja salir de la casa.

Camino a la avenida, tomo el bus, llego al sitio donde quedé encontrarme con Charlie y ahí está él... con el odioso de Julio.

—Debes estar bromeando —le digo a Charlie al acercarme.

—A mi también me da gusto verte, Jonah —me saluda su primo, pero lo ignoro.

—Julio fue quien me animó a venir, la verdad. Aún tengo miedo —confiesa.

—Nada de que preocuparse, pequeño Charlie. ¿A qué club vamos?

Gold & Blue —me limito a responder.

—¿Me estás jodiendo? No he podido entrar a ese club desde que me vine a esta ciudad. No hay manera de que nos dejen pasar, menos a ustedes que son menores de edad.

—Ya Kelvin lo arregló. Consiguió seis pases.

—Las ventajas de ser El Rey, ¿no? —opina Charlie.

—De hecho no —comienzo a caminar—. Kelvin abdicó ese mismo día y los pases se consiguieron mediante otros contactos.

Cuando le veo la intención de preguntar, añado:

—Sin preguntas, Benson.

Stephanie me llama para saber por dónde voy y le explico que estoy a punto de llegar. Charlie trae, al igual que yo, un forro para el Traje que debemos usar mañana para la iglesia. Además, un pequeño bolso con otras cosas. Lleva puesto un jean negro, un camisa de botones rosa y la chaqueta de cuero marrón que usó la primera vez que fue a mi casa.

Se ve sexy.

Llegamos a casa de mi amiga, que está sentada en el jardín delantero con su mamá hablando. Me río en mi mente de la sorpresa que le causa verme llegar con dos chicos. Mi amiga se levanta a abrir la rejilla delantera con una sonrisa nerviosa.

—Al fin llegamos. Stephanie, él es Charlie y él es su odioso primo Julio.

La cara de sorpresa de Stephanie cuando le presento a Charlie es de otro mundo y desvío la mirada para no sentirme acusado de alguna manera.

Ella invita pasar a ambos y me detiene en la entrada de la casa.

—Definitivamente, amas el peligro.

—Nada que ver. Lo traje para que conozca a Nicola, tal vez así mato dos pájaros de un solo tiro.

—Ojalá no te salga el tiro por la culata. Charlie está... divino.

—Besa divino también —confieso y ella me palmea la cabeza.

Miramos adentro y ambos están conversando con la mamá de Stephanie muy animadamente. Charlie voltea en nuestra dirección y nos sonríe, siento a mi amiga derretirse.

—Los ojos se le ilumina cuando te ve —me dice en voz baja mientras entramos.

—Si inventas, Stephanie. ¿Cómo pudiste verle los ojos desde tan lejos?

—Hablo de cuando llegaron y nos presentaste. Mientras lo hacías, los ojos le brillaban.

—Como digas. No vamos a quedarnos hasta el amanecer, mira que debo llevar a Charlie a la iglesia mañana.

—Con que pidiendo perdón por sus pecados, ¿no? —se burla.

Entramos a la casa y Charlie se queda abajo con su primo y la mamá de mi amiga. Nosotros subimos para darnos una ducha y cambiarnos. Kelvin vendrá a las nueve por nosotros y nos veremos en la entrada del club con los otros tres chicos. La verdad es que no sé cómo reaccione cuando vea a Charlie, pero espero que no sea de mala manera.

Stephanie se sienta a hacerse un peinado con rulos mientras yo me meto al baño. Al salir, la veo sentada aún frente a su peinadora. En la cama, tiene un vestido negro de lentejuelas y en el borde de la cama, en el piso, dos tacones de punta alto que jamás le había visto.

—¿Te vas a poner eso? —pregunto sorprendido.

—¿Por qué? ¿Está feo? Puedo buscar otra cosa —se voltea.

—¡¿Estás loca?! Eso está fabuloso, nunca te lo había visto —me siento en la cama envuelto en la toalla.

—Ariadna vino temprano a casa y dijo que mi closet parecía de una niña de doce años. Mamá estuvo feliz de ir de compras con nosotras.

—¿Te fuiste de compras sin mí? —me hago el ofendido.

—Seguro estabas follando. No ibas a dejar de hacer eso por venir de compras conmigo —se voltea al espejo nuevamente.

—Buen punto.

Acto seguido, me lanza un envase vacío de alguna crema para el cabello por mi poca vergüenza en negarlo.

Me pongo el ajustado jean que a Kelvin le gusta, con una camisa azul rey manga corta y los zapatos que me regaló mi amiga en diciembre.

—Vas a matar a esos hombres —me ve mi amiga a través del espejo.

—No tanto como tú. Necesito que termines ahí, te quiero ver antes que todos.

Finalmente, termina de arreglar su cabello y se hace un maquillaje sencillo entre brillo de labios y sombra para los ojos. Mi amiga es hermosa, no necesita tanto maquillaje.

Se quita la bata de baño y también carga ropa interior nueva. No puedo evitar pensar en la mamá de Stephanie insistiendo por comprarle eso, la cara de vergüenza de mi amiga, como se tuvo que haber reído Ariadna como lo hago yo cuando voy con ellas de compras y el infarto seguro que le daría a su papá si viera tan atrevidas piezas de encaje.

Se coloca el vestido por encima, se monta en los tacones y luego se da media vuelta para que la ayude a subir el cierre.

Se da media vuelta y la veo preciosísima.

—Menos mal que eres gay, porque me estás viendo cómo si quisieras abusar de mí —rompe el silencio.

—Soy bisexual, y sí, así te estoy viendo —ambos estallamos en carcajadas.

Siento que le falta algo para verse completamente atrevida.

—¿No compraron medias panty?

—Mi mamá compró unas que parecen unas mallas de striptease.

Después de tanto insistir, las saca y me las muestra. Eso es lo que le hace falta. Después de tanto insistir, se las pone y la cambia radicalmente. Se ve mayor a su edad.

—Tú vas a matar a esos chicos —le aseguro.

Después de tomarle una buena cantidad de fotos, salimos de su habitación y nos cruzamos con la mirada de su insoportable hermano, quien se queda atónito al ver a su hermana.

Si esa es la impresión que causa en su hermano, con hombres de la calle será peor.

La mamá no logra contener la emoción cuando nos ve bajar las escaleras y comienza a llorar asegurando que su hija ya es una mujer. Las ganas de reír que me da la escena no la puedo contener y suelto una carcajada.

Charlie y Julio se pusieron de pie también como si estuviesen esperando a sus citas.

—Te queda bien ese color —me dice Charlie en un tono bajo y sus mejillas están ligeramente sonrojadas.

—Gracias —le doy una palmada amistosa y me doy media vuelta para huir.

Después de estar sentados en la sala hablando tonterías, Kelvin llama para avisar que está afuera esperando. Nos despedimos de la mamá de Stephanie y le recordamos que llegamos entre las tres y cuatro de la mañana.

Salimos de la casa, mi amiga delante de mi caminando con sus tacones de punta muy segura de si misma y no puedo evitar sentirme orgulloso de ella. Se tambalea un poco, pero se repone. Cosas de principiantes.

Kelvin se le dibuja una sonrisa cuando me ve salir y siento que nunca me cansaré de que me sonría de esa manera. Sin embargo, la misma se borra cuando ve a Julio y Charlie salir detrás de mi.

Me acerco a él para darle un beso, pero me esquiva y lanza la pregunta a la cual ya le tengo respuesta, pues sabría que la haría.

—¿Qué hacen ellos aquí?

—Invité a Charlie para que se distraiga y conozca más allá de la iglesia. Su primo lo está cuidando.

—¿Puedo opinar?

—De poder, puedes. Pero preferiblemente, no lo hagas si no es bueno.

Intenta besarme, ahora soy yo quien se quiere quitar. Sin embargo me detiene y me da un corto beso que me deja sentir su aliento fresco.

—Me encanta como se te ve este color. Me pregunto cómo se te verá en un boxer —dice y me hace soltar una carcajada.

—Dejen de hacer el papel de tortolos y vamos a tomarnos una foto.

—Yo paso, no quiero...

—Perfecto, porque tú eres quien tomará la foto —le entrega el teléfono a Charlie y hala a Julio para que se coloque a su lado.

A Kelvin se le dibuja una sonrisa maliciosa y le pego en un brazo porque sé a qué se debe.

Los otros chicos le avisan a Stephanie de que van en camino, por lo que nos montamos en la camioneta para irnos.

Para mí sorpresa, Kelvin es quién la está manejando, sin chófer. Me explica que el estado le otorgó un permiso especial que le permite manejar en casos de emergencia y, según él, esto lo es. En todo el camino vamos practicando como actuar en caso de que nos detenga una patrulla.

Mi amiga, digna aspirante a estudiar actuación, se mete en el papel:

—Oh, oficial, creo que tengo un baja de azucar—se pone una mano en la cara y se desliza por el asiento.

—Creo que más rápido nos llevará presos por tu actuación —opina Charlie y nosotros reímos.

—¿Él siempre es así de aguafiestas? —le pregunta mi amiga a Julio.

—Puede ser peor —le responde.

—Estuviste fatal, Marroquín —admito y volvemos a reír.

—Sentí que era un capítulo de Acompáñame a ver esta triste historia —opina Kelvin y siento que muero de la risa.

—Se llama Mujer, Casos de la vida real —corrige Charlie.

—Sí, es un aguafiestas —confirma Kelvin y una ligera tensión se instala en el auto.

Menos mal que hemos llegado a nuestro destino.

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