Bueno, Aziraphale se va al despacho de Gabriel sin tener nada así como escrito y organizado esquemáticamente como hubiera querido.
Gabriel que está haciendo papeleo así como furiosamente.
Aziraphale produce una hoja con un milagro y... escribe dos nombres inventados. Mira al cielo y clama por ayuda.
Ya estás en el cielo.
Mira más al cielo aún. Dios no está por aquí que alcance a verla.
Vale, vale.
Mira hacia el despacho de Dios y reza un poco. La verdad, vale, no me está permitiendo hacer esto así.
Se sienta en una nube y escribe un par de fichas cortas para cada uno de los demonios. De cosas además un poco terrenales para que nadie le discuta. Gabriel será... Bansky.
Como justamente conozcan a Bansky... pero bueno y ella será Ramsay. Como Gordon Ramsay, el chef histérico.
A ella le parece que no están tan mal. Se inventa por ahí que el suyo es el demonio de los alimentos contaminados y el de Gabriel... es... Ehm... el de... los artistas poco inspirados.
En fin, trata de... hacer que esto se vea ligeramente profesional, toma aire y... toca la puerta del despacho.
Le responde con un gruñido.
Aprieta los ojos y abre la puerta.
—Gabriel. Hello.
—Ah, eres tú.
—Sí, creo que... he encontrado la mejor solución para todo esto.
—Mmm...
—¿Sigue en pie?
—Sí, sí... —suspira—. Ven, sientate.
Ella se acerca a él casi con... cuidado. Sentándose donde le dice.
—¿Qué has encontrado?
—Pues... pocas cosas en realidad. He pensado en la estrategia, mira —le tiende la hoja —. Tú serás Bansky y yo Ramsay. Hemos de actuar como si eso fuera obvio y ofendernos si no nos reconocen.
Gabriel parpadea un poco tomando la hoja que le tiende para leerla.
—¿Banksy y... qué?
—Ramsay.
—Ni siquiera me suenan esos nombres.
—Justamente. A ellos tampoco van a sonarles. Creo que no hay que llevar un disfraz muy elaborado, quizás una máscara nada más. Hablar poco.
—Una máscara —repite.
—Y tú deberías dejarte la barba. Yo me pondré el pelo negro también.
—Vale...
—Trata de no hablar con nadie a menos que sea indispensable y... salgamos de ahí lo antes posible. Oh, Gabriel... y necesitamos un plan de emergencia.
—¿Qué emergencia planeas que tengamos?
—Si nos atrapan.
—¿Crees que nos van a atrapar?
—No, pero algo tenemos que hacer si lo hacen. Sinceramente yo... estoy confiando en que Belcebú nos saque de ahí.
—No deberías. ¿Cuál es tu plan? —Se le ensombrece la mirada a la mención del príncipe del infierno.
—Mi... plan. Sinceramente no tengo un plan, no sé aún si Crowley va a ir, Gabriel —le mira igual con la cabeza inclinada con ese cambio de gesto al mencionar a Belcebú.
—Mmmm...
—Estuve pensando y sinceramente... después de ver como vino Belcebú tras nosotros... si fuera él a mí me daría miedo ir a la fiesta de Halloween.
—Pero es así como... obligatorio, ¿no?
Aziraphale se encoge de hombros.
—No creo que las reglas para los demonios apliquen igual que aquí. Sinceramente... Ojalá vaya, porque si Belcebú no nos puede sacar de ahí, él quizás pueda intentarlo
—No está en mis planes alcanzar esos extremos.
—Ni en los míos... creo que si no hablamos mucho podremos entrar, salir y espiar sin que nadie lo note —le mira a los ojos y luego piensa en el asunto de la rifa... y de que es muy sospechoso que ahora sepa de ella. Decide no contarle.
Asiente.
—Hmm... ¿Necesitas algo más?
—¿Qué hay de esas máscaras?
—Quizás... en una tienda de Halloween en la tierra.
—¿Para qué vas a ponerte el pelo negro si vas a llevar una máscara?
—Pues pensemos que alguien nos quita la máscara... O por alguna razón nos la tenemos que quitar.
—Mmmm... aun con el pelo negro te reconocerán sin máscara.
—Quizás tarden unos instantes más... —aprieta los ojos.
—Mmmm... bueno.
Ella vacila un poco porque esta parte la pone nerviosa igual.
—Quizás si me pinto los ojos muy oscuros y... me pongo unos lentes de esos... ¿sabes? Para hacerme los ojos como los de Crowley.
—A lo mejor, siendo mujer... tal vez tendría que cambiar también yo.
—Crees que Belcebú... Bueno, ¿crees que le agrade la idea?
—¿Qué idea?
—De ti... siendo mujer. ¿En algún punto vas a decirle que estamos ahí?
—No. Claro que no.
—¿O que fuimos?
—Eso depende
—¿De qué? ¿De lo que escuchemos?
—¿Qué importa esto, Aziraphale? Lo que hable yo con el príncipe del infierno no te incumbe.
—Quiero saber si después de que ocurra puedo decirle a Crowley que estuvimos ahí —se sonroja igual.
—No.
—Está bien... —asiente—. ¿Algo más?
—¿Qué hay de las alimañas de los dos demonios?
—Las tuyas son abejas... la mía es una serpiente.
—¿No es... el demonio Crowley una serpiente?
—Sí —responde sin mirarle, sonrojándose otra vez.
—¿No les va a parecer eso raro?
—Hay muchos tipos de serpientes...
—Mmmmm...
—Puedo ser otra cosa si crees que será una mala idea.
—Creo que prefiero no usar las abejas. ¿Otra cosa como qué?
—No sé, cualquier otro insecto. Las abejas eran buena idea... No creo que nadie tenga abejas ¿Por qué no las quieres usar?
—Ya, bueno. No me siento cómodo. Supongo que nadie las tiene como nadie tiene una paloma.
—Algo importante... al menos para mi. Yo no suelo poder hacer milagros en el infierno.
—Ah, ¿no? —levanta las cejas.
—No.
—Será mejor que tengas especial cuidado, entonces.
—¿Por qué crees que soy yo quien lo echará todo a perder? —pregunta suavecito. Él le mira, porque en realidad no ha pensado eso—. Tendremos que tener cuidado ambos...
—Sí, pero si no puedes hacer milagros...
—¿Tú si puedes?
—Sí.
—Ohhh. Pensé que era algo... que no podíamos hacer nadie
—Mmmm... no. No sabía que tú no podías.
—De poder me habría liberado, o habría atacado o me habría defendido en otros momentos.
—Vaya... —Tan afectado que suena. Aziraphale se revuelve.
—Si... la situación lo amerita, ¿podrías por favor garantizar mi seguridad?
—Por supuesto, no seas tonto —Considerando que hace poco tiempo intentaste quemarle en fuego infernal, hmm... no es tan tontería.
—Seremos un... equipo en el infierno, ¿de acuerdo? —propone Aziraphale.
—¿A qué te refieres?
—P-Pues a que nos tendremos el uno al otro ahí abajo para ayudarnos —y es increíble, Aziraphale, que después de todo lo que te han hecho aún te haga cierta ilusión pertenecer al equipo del cielo y que tengas esa absoluta necesidad de aceptación de su parte.
—Mmmm... —es que en que vas a ayudarle tú a él es algo que se pregunta, pero bueno, vale, lo que quieras.
Jooo. Pues aunque no lo creas quizás podría salvarte de alguna, pero vale, ¡no le creas! La verdad le mira hasta con ojitos de cierta ilusión.
Todos sabemos que sí pero...
—Ehm... ¿Algo más en lo que te pueda ayudar?
—Ve a buscar esas máscaras —ya no tiene ganas ni de ir a por ropa y menos aun ropa negra.
¿Y con qué ropa pretende ir? No va a ir de blanco, ¿verdad?
No, lo que compre Aziraphale.
Cielos...
—¿Solo unas máscaras entonces? —o sea ya ni siquiera le está prohibiendo ir. Igual Aziraphale se levanta.
—Pues lo que sea que se necesite.
—Además de la ropa no creo que...
—¿Que... qué?
—No creo que necesitemos más, ya tenemos lo que compramos y con una máscara... —o sea es que le tienes que decir que te compre más ropa o no va a comprártela, Gabriel.
—No. Necesitamos disfraces completos.
Aziraphale se humedece los labios mirándole a los ojos.
—Vale... bajo entonces a comprar.
—Sí...
—¿Estás... bien?
—¿Eh? Sí, claro.
La verdad, piensa que no parece.
—Bueno. Nos vemos en unas horas.
—No tardes.
—Intentaré hacerlo rápido —pero si es de noche y no hay nada abierto... pues pueeeeeeeede que vaya a ver a Crooooooooowley y...
Me parece que se va a ir a correr en como diez minutos, así que...
¿Y eso que quiere decir?
Que igual y vuelve y no le encuentra siquiera.
Aún mejor, no es por nada. Va a irse a la playa con Crowley, sin duda alguna.
No está en la librería, está en la playa. De hecho es que pasan treinta segundos y ya le está escribiendo mientras casi corre hacia la salida
Ahora está viendo una peli así tirado en el sofá, pies hacia arriba, cabeza colgando del asiento.
"Voy a bajar solo... nos vemos?" De hecho cuando termina de escribir ya se debe haber tropezado seis veces con algo y ya está en la calle.
No llega al teléfono que vibra en la mesita y se cae de boca por intentar estirarse a cogerlo, protestando un poco.
"Pues ven" le escribe sobándose un poco el labio y yendo a cambiar de película porque está viendo Sister Act que ya la ha visto muchas veces pero aún le gusta. Pone algo así como... whatever, lo que tengan en streaming. La última de Batman.
Aziraphale vacila, si debe o no hacer milagros.
Le manda una foto de unas crepes.
Aparece en tres segundos
No ha acabado de escribir el mensaje. Era así como "mira lo que nos trae calentitas en veinte minutos uber eats".
De hecho, decentemente, toca la puerta.
Crowley levanta las cejas, revisión rápida. Que no haya nada vergonzoso por ahí. Chasquido. Chasquido. Chasquido. Todo limpio. No ha pasado nada aquí.
—ENTRAAA.
—Hello...
Crowley sonríe un poco.
—¿Dónde estáaaaaas?
—En la salaaaaa —vuelve a estar tirado en el sofá, mirando que es lo que ha puesto, espera. ¿Esta peli la ha visto? No le suena esto. ES QUE HACE DÍAS QUE NO PUEDE IR AL CINE, ¿VALE?
Poooobre. Pueden ir ahora al cine si quieres. Aziraphale cierra la puerta caminando a la sala.
No va a ir al cine con Aziraphale, es un pesado. Además no parece que esté para nada en plan de salir. Debe está en calzoncillos y calcetines y con una manta negra de terciopelo por encima y canturreando "Oh, María" distraídamente mientras pide las crepes.
—¿Qué cantas? —pregunta Aziraphale recargándose y mirándole de arriba a abajo.
Se CONGELA al notarlo el también.
—Eh... Humm... nnnn... uh... ngk.
Azirapahle sonríe de lado.
—N-Nothing. You know. Be boop.
—Eso sonaba más a algo que yo cantaría en domingo en misa —se ríe.
—¿Q-Qué? N-Nah, es... música satánica de hecho, ya sabes, suena así porque es... una crítica. A la música sacra vuestra... y toda esa mierda.
—Quiero oírla...
—N-N... Nah...
—Touché.
—¿Qué? ¡No! Porque iba a estar cantando algo... vale, vale, espera.
Aziraphale se le acerca.
—Espero, ¿a qué espero? —pregunta levantando los brazos para abrazarle
Le va a poner "Eden garden" de Iron Butterfly en youtube 'Cause he can y si la vais a oír entera pues... tenemos para un rato.
El castigo. Aziraphale igual le da un besito a media canción. Vale, a nadie le importa ya la canción a la mierda. Aziraphale se queja un poquito después de unos segundos porque diga lo que diga, esto le suena a ruido.
—Eso es ruido...
—¿En serio te has separado del beso para decirme eso? Mereces cualquier cosa que te pase en el infierno.
—¡Pues es que no me oigo ni pensar!
—¡No tienes que pensar nada!
Es tan mono. Otro beso.
Ugh. Vale les van a interrumpir las estúpidas crepes.
¡El castigo otra vez!
Eso es castigo para los dos si acaso. Un poco más para Crowley que no quiere ni siquiera crepes.
Aziraphale ni se entera de que tocan la puerta, muy concentrada en morderle suavecito a Crowley el labio de abajo
¡Completamente para Crowley! Mientras él intenta desnudarla pero es difícil hacer dos cosas a la vez y se desconcentra cada dos por tres.
Además... es que las capas que trae, pero Aziraphale ayuda un poco, dado que sinceramente le gusta muchísimo más que le desnude así, a que lo haga con un chasquido de dedos.
Pues es que él ya está en calzoncillos, no es justo.
Esa ventaja se la diste tu solito.
¡Y antes le ha dicho que se escandaliza por todo!
Pero puede que ya le hayas conseguido quitar el saco... y el chaleco. No por todo, solo por algunas ideas. Si no fuera por las propinas millonarias Crowley tendría calificación de cero estrellitas en uber eats porque nadie parece hacerle caso al chico de las crepes.
Ugh. ¡Como no pueda volver a pedir comida por tu culpa, Angel!
El ángel le aprieta las pompis con las manos como si estuviera exprimiendo naranjas. O sea...de que habla de la comida por su culpa, ella está muy concentrada en... su culo.
El chico de Uber le escribe a Crowley a su celular en plan "ya estoy aquí con su comida"
Vaaaale vaaaaaale intenta detener al ángel, mira que esto debía ser la parte fácil ¡y no! ¡Que las crepes son pa' ti!
—Mmmmmmmm —se queja activamente.
Ahí se va toda su fuerza de voluntad. Dile adiós.
—¿A dónde vas? —pregunta besándole el cuello.
—El... teléfono...
—¿Qué... con... él?
—Esta... sonando.
—Y-Yo siempre... he dicho que quieres... más a ese aparato...
—¿En serio?
—Yes... —mordidita en el cuello.
—Ugh, en seriioooo.
—Estás... distraído.
—He oído la puerta.
Aziraphale se separa mirándole.
—Deben ser las crepes —mira de reojo la puerta y vuelve a besarle, ala, ahora tú eres la del conflicto. Es que además le gusta cuando él le besa así.
Va, vamos a dejar que... pase un poco rápido esto y vamos a bajar al infierno. Que deben estar jugando a darse crepes el uno al otro o Crowley a darle crepes a Aziraphale y Aziraphale a comérselas sean del plato de quien sean.
Belcebú está un poco... Sigh.
Gabriel también.
¡Pero es Gabriel el que lo ha hecho! Vamos a asumir además que, aun cuando ha dicho que la llamaría no lo ha hecho.
No, claro. Aunque ha abierto el teléfono, mirado su número muchas veces, mirado los mensajes... y haber sentido idiota por haberle mandado las fotos e intentado borrarlas aunque seguramente ya sea tarde.
Ella no le va a escribir ni llamar. Sinceramente está haciendo un sobre esfuerzo por no ver su teléfono frecuentemente y si ha revisado más de una vez si la ha bloqueado. Puede que le haya bloqueado ella por intervalos de veinte segundos. En plan... me das igual. Y luego le desbloquea en plan... Seguro habló en esos segundos.
Gabriel parpadea cuando nota que le bloquea una de esas veces y frunce el ceño.
Y es que... lo que le ha dicho. Aún puede oírle decir "no quiero" de esa forma tan... resuelta.
Pues la va a bloquear él y no van a ser veinte segundos.
Ella lo nota de inmediato porque en cuanto le desbloquea ya no puede ver su foto de perfil. Le bloquea y desbloquea cinco veces. Pensando que quizás ella hizo algo mal.
Chan chan chan... nada.
Es que el agujero en el corazón. He's gone. GONE.
Draaaaama, drama, drama.
Absoluto. Pues nada... nada. Si no la quiere, ella a él tampoco. Lanza el teléfono por ahí y se va a... adornar el infierno y puede que le salga el mejor adorno en la última centuria.
Pues ¿qué se ha creído ella? ¿qué puede jugar al "ya no me interesa lo que tengas que decirme"? ¿O es que acaso como ha visto que su estrategia no funciona ya ha tirado la toalla?
La verdad era un "si te bloqueo dejaré de ver cada dos minutos si me has hablado como prometiste". Le has pedido expresamente que la tire y le está costando un montón.
Aunque si esto era una estrategia lo lógico hubiera sido perseguirle más o tal vez no, tal vez está intentando confundirle.
Si esto fuera una estrategia le importaría una mierda lo que has pedido
Esto es desesperante, ¡no hay manera de saber si lo es o no! No, Gabriel, no seas idiota, claro que lo es, es un demonio. Solo porque te hacía gracia que no lo fuera... no seas idiota. A lo mejor necesita ir a pasar un ratito con Azrael a ver si le hace sentir culpable. Oh y unos cuantos azotes más por mentir a todo el mundo por ella. Joder.
Bueno, no solo por ella, también por idiota y tener que salvar su propio culo de esta mierda en la que se está metiendo como si fuera tonto. Uno pensaría que habría aprendido algo de la experiencia de Aziraphale. Pero no, parecía que el idiota tenía que estar ahí cayendo en las mismas cosas imbéciles por las que se reía de Aziraphale.
Es culpa del amor.
Ahora va a ser eso.
Siempre lo ha sido.
Ugh... igualmente, él es mejor que todo esto. Él es perfectamente capaz de gestionar el amor, dándolo y recibiéndolo, es un ángel, por Dios, es SU TRABAJO.
¿Y? ¿Cuál es el problema?
Pues que está perdiendo el control de esto, por eso todo le sale mal. Así que después de unos cuantos kilómetros de carrera, de rezos y de latigazos, está acercándose la hora de irse y el idiota de Aziraphale aún no ha vuelto. Lo va a ir a buscar y como lo encuentre con Crowley...
No, no, no... No. Llega. Llega sola. Es que no ha sido tan fácil conseguir el disfraz de Gabriel (en Tallin hay muchos originales, Aziraphale... los venden no muy caros). Le pilla antes de salir del despacho.
—Ah, ya estás aquí.
—Buff, sí, perdona, perdona. Es que he pensado un disfraz muy bueno para ti pero ha sido difícil encontrarlo.
—¿De qué se trata?
—¿Te acuerdas de los nazis?
—¿De qué?
—Nazis ¿Sabes? La ideología fascista de la Alemania del siglo pasado que decidió terminar con los judíos... tuvimos una afluencia anormal de ellos... Hitler?
—Mmmm... Bueno. No, pero vale. ¿Cuál es la máscara entonces?
—No es una máscara, es un traje entero... necesitas barba.
—¿No dijimos que iba a ir de mujer? ¿Cómo voy a pasar desapercibido si pueden verme la cara?
—Creo que este disfraz te queda perfecto y con barba nadie te ha visto nunca.
—Uhm... bueno —chasquea los dedos haciéndose crecer la barba. Decide también ponerse un poco más cano el pelo en las sienes, hacerse los ojos negros y unas gafas de pasta.
Todos suspiramos... suspirito de amor. El cabrón se ve muy bien con barbita. Ejem... o sea por donde lo veas con barba se ve muy bien.
Aziraphale levanta un poco las cejas, porque Gabriel se ve... considerablemente distinto y... no precisamente mal con este nuevo look.
—Vaya... creo que más de alguna quedará prendida... —ofrece un poco en broma sonriendo de lado. (Bloody angel! Pero no se lo digas, ¡era un secreto!)
—¿Reconocible? —pregunta.
—No, me parece. Te ves bastante diferente. Podrías quizás probar con los ángeles aquí afuera...
—Mmmm... Vale, ahora cuando nos vistamos vamos a buscar a Miguel.
Aziraphale asiente mientras saca su disfraz de verdugo. Chasquea los dedos y se pone el pelo negro y un poco más largo, con los rizos bastante alborotados, los ojos negros y delineados.
Ella quería ir de vampiro pero luego Crowley le dijo que de vampiro no porque no sabrían qué era. Aunque les va a pasar parecido con los nazis... aunque creo que Crowley pidió el mérito de eso.
Por un momento valoró ir de la inquisición, pero de eso también pidió Crowley el mérito. Y hasta valoró ir del KKK, porque así iba con la cara tapada también, pero es que esos van de blanco y lo van a confundir con los nazarenos de las procesiones.
De hecho, habría resaltado un montonazo y se la habría pasado discutiendo con todo mundo en plan, ¡vengo del KKK!
Crowley TE ODIA porque no va a poder siquiera llegar tarde, va a bloody tener que estar ahí el primero, mientras se lo come la ansiedad
No lo odies, de verdad no es su idea.
LA boca negra... y una bolsa negra con ojos, LIMPIA, en sus manos, pensando que ya está acostumbrado a bajar al infierno con un bloody saco en la cabeza. Ah y la túnica larga. Y el hacha. Bueno los labios negros, porque la boca negra luego también la tiene y es por otra cosa
Gabriel mira su traje negro y suspira porque... no le apetece volver a vestir de negro.
Nunca más. Deja que veas lo mucho que le gustas a Belcebú con traje negra.
No nunca más pero... no ahora.
Ya, ya... en realidad, Belcebú lo entiende de alguna forma.
Empieza a ponérselo con parsimonia.
Aziraphale le mira de reojo, queriendo decir algo pero... sin estar segura. Se pone o su traje negro debajo de la túnica... Aziraphale y sus continuas capas.
Más el disfraz. Vas a morir de calor ahí abajo.
Es muy probable. Pero igualmente se viste y se pone su capucha.
Gabriel acaba de vestirse y vacila un segundo. Saca de su cajón sus gemelos en una cajita y les pasa un dedo por encima, mirándolos para finalmente decidir que no y volver a guardarlos porque es que le va a descubrir.
No le va a descubrir, en realidad... Bueno, no sé qué tanta atención está prestando al mundo en general. Él siente que sí
—¿Listo? —Aziraphale le mira de reojo.
—Vamos a buscar a Miguel.
Ella asiente, nerviosa, no crean que no y ahí va Gabriel, de este humor... raro que tiene que nadie acaba por entender, seguido por Aziraphale que ahora mismo le tiene más miedito con este humor del que le tiene habitualmente, lo cual es mucho decir.
Aunque... Aziraphale está bastante relajadita y de buenas, porque ha bajado, ha comido crepes, y su marido la ha querido un montón aunque dijera que no. Quizás no se lo haya dicho pero quién necesita que le digan que le quieren cuando le hacen el amor de esa forma...
Belcebú refunfuña con esta descripción y vuelve a tener instintos asesinos hacia Crowley, hemos de decirlo.
Crowley que debe estar ya ahí abajo medio escondido.
La verdad... y ya lo verán, creo yo. Belcebú también está de un humor muy extraño porque no está propiamente enfadada.
No, Gabriel está enfadado consigo mismo por haberse permitido todo esto.
Belcebú lo que tiene y no lo sabe bien es... el corazón bastante roto y esta... un poco ida. Como en su mundo. Pero bueno, por ahora, deben tocar la puerta de Miguel.
La puerta transparente.
Pues... sí.
Gabriel es quien golpea suavemente con los nudillos, sonriendo menos de lo que sonreiría normalmente con una actividad así.
—Adelante —la verdad es que como ya conoce como toca, ni le mira.
De repente se acuerda que no ha hecho nada con su voz, así que... chasquido de dedos.
—Hola —suena más grave... aún. Y diferente.
Miguel se gira a mirar a la puerta y levanta las cejas, asustándose de golpe al ver que... es... un... se levanta frunciendo el ceño.
—Tranquila, tranquila —levanta las manos en señal de calma y sonríe un poquito.
A ella le cuesta... le CUESTA un poco. Se sonroja levemente con la sonrisa.
—No venimos... venimos nada más a hablar.
No ayuda en nada el verdugo que viene detrás de el, pero Miguel está... absolutamente IDIOTIZADA con él... ¿es un demonio?
—Tranquila, siéntate —sigue con voz pausada y sin dejar de sonreir, señalándole su silla.
—¿Q-Quién eres?
—¿Te parezco familiar?
Y es que... Gabriel tiene todo el encanto, TODO el encanto del universo y toda... la capacidad de hacer que cuando se le da la gana, confíen en él. Se sienta frente a ella, sin hacer movimientos bruscos y aun con las manos en su campo visual.
—S-Sí, un... un poco —Miguel frunce el ceño, mirándole a los ojos como hipnotizada—. Pero no recuerdo tu nombre...
—Soy... —mira a Aziraphale—.¿Barty? ¿Danty?
—Banksy —Aziraphale hace los ojos en blanco que no se si ve del todo con la capucha.
—Eso. Soy amigo de... —vacila y se vuelve a ella—. Lucifer.
—¿Qué estás haciendo aquí? —frunce el ceño. Mira a Aziraphale de reojo y sonríe un poco.
—Me manda él.
—¿¡Lucifer?! Dame un momento.
Asiente.
—GABRIEEEEEL!
El nombrado se ríe y Aziraphale les pone los ojos en blanco un poco.
—Miguel, Gabriel está en la tierra.
Miguel frunce más el ceño.
—Ehm... bien. Claro. Eso lo sabía ya, desde luego —carraspea un poco, sonrojándose y él se ríe otra vez—. Dame un segundo —Miguel levanta el teléfono para llamar a uno de sus contactos en el infierno.
—Miguel, no le llames.
El maldito poder de Gabriel sobre su sángeles... De hecho, él cree que le va a llamar a él.
—N-no le estoy hablando a él... —vacila igual sin terminar de marcar
—¿A quién le estabas hablando?
—A uno de tus superiores —y es que Miguel, para si misma se jacta de que no pasa NADA nunca en el cielo que tenga que ver con el infierno sin que ella lo sepa.
—Oh, no, no, venga.
—Es que no sé qué haces aquí. ¿A qué te han mandado? Nunca te he visto.
—Quiere... una cita contigo
Miguel hace los ojos en blanco y para sorpresa de Aziraphale se recarga en la silla y sonríe de lado.
—¿Otra vez?
—Sí, insiste con el asunto.
—Ya les dije que no van a aceptarlo en el cielo —Ojos en blanco otra vez.
—¿Eso le dijiste? —levanta las cejas.
—Pues claro que le dije eso.
—No fue lo que me dijiste a mí. A él. Lo que él me dijo... a mí.
—¿Qué te dijo el a ti? —Miguel parpadea.
—Que no... Que... que tú no querías.
Miguel se revuelve un poquito
—Ya, bueno, eso es lo que cree Lucifer —pff... obvio. Quiero aclarar que ella piensa que hablan de trabajo.
—Le diré que en realidad sí que quieres, entonces.
—Esto no va de que yo quiera o no —igual se ríe un poco.
—Pero va a hacerle un universo de diferencia a él.
—¡Que no sea dramático! —vale, ahora sí se sonroja un poco.
—¿Dramático?
—Que universo de diferencia le va a ser, como si... esto implicará algo —vale, ahora sí puede que esté hablando de otro tema.
—¿Implicar qué?
—Pues algo más que... Lo que pide. Ehm.
—¿Cómo qué más?
—Dile eso, é-él va a entenderlo —gira un poco la cara. Es que las cejas de Gabriel porque todo esto...—Es de lo más extraño que te haya mandado a ti.
—¿Por qué?
—¿Por qué no ha venido él? No es como que quiera yo hablar con sus súbditos, dile que a la próxima venga el directamente.
Mira a Aziraphale en busca de alguna idea para responder a eso. Ella estaba un poco distraída pensando que... ¡eso era bastante coqueto con Lucifer!
—Pensaba mantener un poco el misterio, creyó que te parecería más interesante... y como le rechazaste la otra vez que vino con Mefistófeles.
De hecho Aziraphale mira a Gabriel en plan... what?! ¿Qué le rechazó cuando porque qué? ¡Y luego le llamaban a él pervertido! Cuando todos ellos estaban coqueteando...
Te vas a enterar de todos los escarceos amorosos celestiales, querida.
¡Son todos unos cínicos!
¿No te hace eso sentir un poco mejor?
¡Pues un poco sí y otro no! Porque todos son terriblemente crueles con ella.
Lo que significa que esto no tiene que ver con lo que hace, si no con que todos lo saben.
¡Sí! Por lo visto, maldita sea.
—N-No lo... rechacé. Propiamente —Miguel se sonroja.
—Acabaron yendo los dos con Gabriel.
Miguel entrecierra los ojos y le mira y es que Aziraphale hasta abre la boca. O sea de verdad que el cielo FRATERNIZABA también con otros demonios.
—No a lo mismo, evidentemente...
—Hasta donde sé, fue una encantadora cena —sigue Gabriel.
—¡Una cena! Eso no me lo... —se cruza de brazos y gira la cara—. Dile a Lucifer que si sabe lo que le conviene, debería dejar de jugar a los dos bandos.
—¿A los dos bandos?
Ahora Gabriel CENABA con MULTIPLES demonios, además de ACOSTARSE con Belcebú. ¿Y ella era aquí la única considerada paria?
—Los asuntos del infierno pasan por mi —declara Miguel mirando fijamente a Gabriel —. No por Gabriel.
—Pero tú le rechazaste.
—Dile que la cuestión de mantener el misterio quizás era... mutua.
—¿Quizás? —es que Gabriel también levanta las cejas y la verdad... ahora no está seguro que sea una buena idea decirle quien es realmente.
Miguel se sonroja y en realidad... yo también lo creo, va a MORIRSE como sepa que eres tú.
Aziraphale es que... ¡sigue sin poder creer todas estas cosas tan obvias!
—¿Bueno, estás aquí para cuestionarme o para llevarle el mensaje que te digo?
—B-Bien. Se lo diré entonces —se levanta.
—Y dile que igualmente, ehm, de lo otro al cielo no le va a gustar lo que pide. Preo que podemos discutirlo... sobre la cena.
—Ignoraba que comías.
Miguel se encoge de hombros, porque no lo hace... como Gabriel tampoco lo hace. ¡Pero ha dicho que fueron a una encantadora cena! Y ahora quiere ir ella también.
—¿Algo más?
—No, puedes irte —gesto con la mano y antes de que salgan les detiene—. Espera. ¿Cuál es tu nombre, has dicho?
—Miguel... ve con cuidado. Esto es más peligroso de lo que parece —le sonríe haciendo que ella parpadee y vacile.
—W-What?
—Te lo digo porque te quiero.
Espera... espera. Espera. Necesitamos más información de esa declaración de afecto.
Le toma de las manos. No ha dicho que le tenga afecto. Ha dicho que la quiere.
Ojos en blanco de Belcebú. OJOS EN PUTO BLANCO, CABRÓN.
El trauma.
Miguel parpadea, dejando que le tome de las manos porque... ¡Es que no saben la influencia que tiene Gabriel sobre ella!
Gabriel puede que hasta le pase afecto a través de las manos, un poco nervioso porque a ver si se va a meter en líos con Lucifer y le va a engañar, como Belcebú a él.
Aziraphale sigue... incrédula con todo esto. Les mira indignada.
Miguel va a querer meterse en líos contigo, demonio, como sigas haciendo esto.
—P-Porque m-me... quieres —susurra Miguel.
—Eso es —cariño en la cara.
—¿P-Por? —traga saliva
Es que el ES CAN DA LO de Aziraphale es absoluto. ¿¡Ahora qué?! ¿¡Ahora Gabriel estaba liándose con Miguel?!
Gabriel parpadea un poco porque ha salido de personaje sin darse cuenta. Miguel se le acerca un poco, humedeciéndose los labios. Anda, ahora arregla esto.
Gabriel da un paso atrás un poco escandalizado y mira a Aziraphale.
—Banksy, no creo que a Lucifer le guste esto... —suelta repentinamente Aziraphale, cuando le mira—. Vámonos
Miguel se SONROJA saliendo del embrujo maldito.
—Ah... Sí. Sí. Disculpa, Miguel —la suelta del todo—. Hablaremos de esto cuando vuelva. Sí —carraspeo, carraspeo.
—Que no creo que sea pronto. De hecho puede que no volvamos nunca. Le mandaremos tus saludos y mensaje a Lucifer —Aziraphale gira de Gabriel hacia la salida y él se va detrás sonriéndole a Miguel y luego frunciendo un poco el ceño a Aziraphale.
—¿Qué haces? —le riñe un poco Aziraphale a Gabriel, no importa cuánto le frunzas el ceño.
—¡Advertirle!
—¡No! ¡Estás seduciendo a Miguel siendo un demonio que ni siquiera existe!
—¿Perdona?
—Es exactamente lo que estabas haciendo, haciéndole cariñitos y diciéndole que la quieres... no tiene idea de quién eres más allá de Banksy, el demonio amigo de Lucifer... con quien ¡tiene un rollo raro!
—Lo sé, no puedo creer que me haya mentido... —claro, porque tú estás siendo muy sincero con todo el mundo.
Aziraphale sabe EXACTAMENTE por qué te ha mentido y por qué todo el cielo miente a todo mundo, si mira cómo le va a ella por no mentir, por estúpido.
—¿Mentido? A diferencia de lo que estabas tú haciendo...
—Era una prueba. No nos ha reconocido.
—No, por el contrario tú la has dejado prendida...
—Solo ha sido un malentendido, relájate.
—¿Desde cuándo tiene Miguel un rollo con Lucifer?
—No tiene un... rollo con Lucifer.
Aziraphale se quita la bolsa de la cabeza y le mira a los ojos.
—No así lo que tú llamas rollo.
—Como lo tuyo con... Es que no puedo creer que me hagan eso a mí cuando ustedes...
—¿Estás intentando decirme algo, Aziraphale?
—Es que no es justo... —susurra derrotada, volviendo a ponerse la bolsa en la cabeza.
—¿Qué no es justo?
—Nothing... vámonos.
—Bien —asiente. Porque te recordamos quien de todos es el único que se estaba tirando a un demonio hace como una hora... sin remordimiento alguno.
Bliblibli, que todos sean tontos y tengan remordimientos es otro asunto.
—Necesitamos bajar a la tierra e ir a una entrada del infierno...
—Aziraphale —le frunce el ceño otra vez porque ya lo sabe y no le gusta que se crea que puede ir dándole órdenes, llevándoselo del despacho de Miguel y todo eso.
—¿Sí, Gabriel?
—¿Qué te pasa?
—N-Nothing —Aziraphale vacila.
—Pues relájate —se dirige a las escaleras.
—Estoy relajado... —susurra yendo tras él.