(Narra Kris )
— ¿Entonces qué harás? –preguntó Amber.
— ¿Alguna vez ignorarás mis acciones?
— Me preocupas, Kris.
— No deberías de hacerlo tan seguido –anoté algunas cosas y tomé el teléfono.
— ¿Cómo me pides eso?
— Por ahora, sólo te pido que bajes la voz.
Marqué el número y esperé el tiempo necesario hasta que descolgaron el teléfono del otro lado. El momento había llegado.
— ¿Sí?
— Pensé que no contestarías.
— Tenía una ligera corazonada que tú estabas llamando. Normalmente hubiera contestado la criada.
— Sí, como digas.
— ¿A qué debo tu honorable llamada?
— Sé el paradero de Luhan.
— Oh, ¿de verdad? ¿Por qué de repente me lo quieres decir?
— No pretendo esconder a Luhan.
— ¿Seguro que no hay nada más?
— ¿Qué quieres que te diga? ¿Quieres que te diga que sé de los hombres que rodearon mi casa hoy en la mañana?
— Nunca dudé de tu vista, Wu Fan.
— ¿Tienes papel y pluma? Anota la dirección.
— Esos son métodos antiguos, Wu Fan. ¿Para qué escribir a mano si tienes subordinados?
— Deja de presumir que tienes esclavos y escúchame.
— Está bien, soy todo oídos.
— Luhan se encuentra en los departamentos del centro de Suwon. Piso 6, habitación 260. Supongo que no necesitarás de mucho para poder entrar, ¿cierto?
— ¿Qué comes que adivinas?
— No estoy para bromas, me tengo que ir.
— Oh, espera. Tengo que decirte algo.
— Sé breve.
— Sabes que si me mientes Tao puede resultar lastimado, ¿cierto?
— Ve al grano.
— Oh, bueno, “sobre advertencia no hay engaño”, Wu Fan.
— Vete al demonio.
Colgué con rabia el teléfono y le puse una palomilla al primer aspecto de la lista que acababa de escribir. El segundo punto era llamar a Luhan, por lo que lo hice de inmediato. Limité mis palabras al decir solamente “ahora” y el plan se puso en marcha. Sabía que me estaba arriesgando demasiado al darle una equivocada a aquél tipo, pero era el tiempo suficiente para moverme y hacer lo que seguía.
— ¿Ahora a dónde vas?
— A atender mis asuntos. No contestes el teléfono a menos que yo te diga o mande a avisar, ¿quedó claro?
— ¿Por qué tanto misterio, Kris?
— Me entenderás cuando todo esto se calme.
Amber siguió preguntándome cosas, pero no la quise escuchar y bajé rápidamente al estacionamiento. Subí a mi auto y me dispuse a conducir lo más rápido que pude sin causar daño a terceros. Era cuestión del tiempo si sucedían tal o cuales cosas. Afortunadamente, llegué a tiempo. Luhan me abrió la puerta y yo pasé. Se veía nervioso.
— ¿Ya está todo listo?
— S-sólo un poco… Estoy nervioso, Wu Fan.
— Lo sé, pero tienes que hacer tu mejor esfuerzo.
— Lamento haberlos involucrado, Wu Fan…
— No digas eso. Sé que no lo hiciste a propósito.
— Gracias por la comprensión, Wu Fan –me abrazó y yo le correspondí.
— Oye, oye, estoy aquí.
— ¡Sehun! ¡Te dije que no era necesario que te quedaras! –dije al separarme de Luhan.
— Oye, tú no me prohíbes nada a mí, ¿me escuchaste? Además, lo que le incumbe a Luhan me incumbe a mí.
— Nunca te cases, Luhan –dije cuando tocaron la puerta.
— ¡Es él! –gritó bajito Luhan.
— Cálmate y siéntate. Tú haz lo mismo –señalé a Sehun.
— Sí, mamá.
Esperé 5 segundos y la puerta se abrió. Primero pasaron los mastodontes de sus guardias y después entró él, con su aire de grandeza entre gente pobre. Uno de los guardias salió y cerró la puerta mientras que el otro recargó su espalda en ella. El “padre” de Luhan se quedó ahí parado, sosteniendo su bastón con las dos manos y con una risa burlona. Odiaba eso de él más que cualquier otra cosa. Esa era la misma sonrisa que mostraba mi padre cuando me miraba…
— ¿Qué estás esperando? –pregunté– ¿Una alfombra roja?
— Por supuesto que no, sólo espero que mi hijo me dé la bienvenida.
Ese maldito me sacaba de quicio. Volteé a ver a Luhan y él por supuesto estaba confundido. Traté con todo mi ser decirle que no hiciera nada y se quedara sentado en el lugar en el que estaba, pero él sólo tragó saliva y volteó a ver al piso. Su silencio no ayudaba ni ayudaba. Sin embargo, grande fue mi sorpresa al ser interrumpido por el chico que no debía estar sentado en el sillón frente al mío.
— No necesita una bienvenida, señor. Si ya irrumpió aquí con sus guardias, ¿para qué molestarse al pedir permiso para sentarse? –la mirada de Sehun era todo menos feliz.
— No había notado la presencia de este muchacho –se sentó y cruzó la pierna–. ¿Quién es, hijo?
— Ah… pues…
— Mi nombre es Sehun, y si se pregunta qué hago aquí, es porque vivo aquí con Luhan.
— ¿Ah, sí? Me sorprende que respondas cuando no se te ha preguntado… Y dime, ¿qué vienes siendo tú de Luhan?
— Soy el novio de Luhan.
Las palabras de Sehun me cayeron encima como un balde de agua fría. Luhan había conseguido un novio tan seco y serio para este tipo de situaciones que hasta a mí me daba miedo cuando hacía esa expresión. Ya que mi prioridad era el bienestar de Luhan, lo primero que hice fue darle una mirada tranquila, aunque se notaba a leguas que los nervios circulaban por cada una de sus venas. Luhan era el que tenía que verse más confiado, pero no lo estaba demostrando.
— ¿Qué acabas de decir?
— ¿Está sordo? Soy el novio de Luhan. NO-VIO. ¿Ya entendió?
— ¿N-novio…?
— Sí –Luhan se levantó al igual que su padre unos segundos después–. Él es mi novio.
— Xiao Luhan, retráctate de tus palabras en este mismo instante.
— No lo haré.
— ¡Retráctate!
— ¡NO!
Luhan había agarrado el valor que necesitaba y miraba a su padre directamente a los ojos. Recuerdo que eso lo incomodaba desde antes. Dicen que mirando a los ojos puedes ver el alma del otro, así que me imagino que a eso es a lo que le tenía más miedo. Le tenía miedo a que alguien más, y más su hijo, pudiera ver su putrefacto ser. Su choque de miradas duró unos segundos más hasta que el viejo volvió a hablar.
— Luhan, voy a pretender que no escuché eso…
— Te equivocas, y si no lo escuchaste, lo vuelvo a repetir. Tengo novio, y está aquí a mi lado.
— ¡¿Qué no te das cuenta que te has vuelto una deshonra para la familia!?
— ¿Deshonra? ¡Lo seré para ti! ¡Que me guste alguien del mismo sexo es completamente aceptable!
— ¡No, no lo es! ¡Te vuelve alguien sucio y marginado de la gente!
— Prefiero ser un marginado de la gente con mente cerrada como tú. Mientras nosotros nos amemos no tiene nada de malo.
— Me decepcionas. Me decepcionas mucho, Luhan.
— Me alegro que sólo a ti, porque jamás he decepcionado a la gente que en verdad me quiera y no alguien que sólo me ve como una máquina de conocimientos para aprender algo que no me gusta.
— Jamás serás alguien en la vida con esa clase de sueños estúpidos.
— ¿Y los tuyos? ¿Alguna vez los tuviste?
— Por supuesto. Mira dónde estoy ahora.
— Creciste en riqueza, es cierto, pero jamás como ser humano. Tú… en verdad no mereces que te llame padre…
— Ni yo espero que de ahora en adelante me llames de esa forma. A partir de hoy, no tienes apellido, Luhan. Eres un don nadie que no encaja en ningún lado. Y créeme, algún día regresarás a mí para pedirme disculpas –se dio la vuela y comenzó a caminar–. Ah, en cuanto a ti –me señaló con el dedo–, me encargaré de hacerte pagar por esto.
Con pisadas fuertes salió del lugar con sus gorilas detrás de él. He de decir que no me esperaba una escena de ese tipo. Al voltear a ver a Luhan éste se encontraba estático, viendo a la nada y de repente apretó su puño. Bajó la mirada y después volteó a vernos a Sehun y a mí. Alzó la mirada y estaba llorando pero a la vez sonriendo.
— Wu Fan… ¿he dejado de ser un Xiao?
— Eso creo…
— Wu Fan… –llegó hasta a mí y me abrazó–. Este es el día más feliz de mi vida…
Luhan lloraba en mi hombro y Sehun me mandaba miradas celosas. Supongo que le debo una, ya que si Sehun no hubiera tenido la iniciativa Luhan no hubiera tomado valor. Ahora veo que Sehun es un gran apoyo para él. Sin embargo, y pese a que dentro de mí estaba contenida una cantidad pequeña de felicidad hacia Luhan, aún estaba aterrado por Tao. Siendo como era ese viejo, tarde o temprano lo encontraría, así que tenía que moverme rápido antes de que eso pasara.