Cómo era posible que hacerlo enojar tan rápido,lo único que Gabrielle deseaba era mantenerse con vida,ahora más que nunca deseaba seguir vivo y volver a ver a su padre. Pero realmente no estaba logrando mantener ese perfil bajo que creyó lograría,no lo conseguía porque él seguía prestándole demasiada atención,seguía persiguiendole y no le dejaba en paz. ¿Acaso era así con todos los soldados presos?...
¡No!
Gabrielle recordó de pronto que no era así,porque no había otros soldados presos,porque no existía alguien más al que hubieran dejado con vida,debía recordar que tenía suerte, sí,suerte de que Horas se hubiera encaprichado de tenerle como mascota,ahora le rondaba la idea de que en su lugar,Horas le tenía estima. Quizá y el gigante había logrado darse cuenta del hecho de que él no era peligroso para nadie más que para si mismo. Y otra idea más confunsa le rondaba,Solan estaba atraído por él.
—Dime Gabrielle ¿Cuántas caras tuyas conoceré?.
El tono que ponía era molesto,su sarcasmo y la burla que rondaba por sus labios era molestas también,pero aún así no lograba odiarle,al contrario,lo admiraba.
Ese hombre lo había protegido de Malaquías,y de otros tantos que se notaba le odiaban por lo que representaba, pero también estaba el hecho de que también él le odiaba.
—No tengo tantas señor.
Gabrielle respondió con sorna.
Y quizá fue eso lo que le gustó tanto a Solán.
—Vaya,el pequeñajo está creciendo,empiezas a perder el miedo Gabrielle.
—No,estoy completamente aterrado, sé que podría molerme a palos,tengo la espalda desecha cómo evidencia,pero también sé que no puedo temblar cada vez que alguien me persigue.
El rostro de Solán se desfiguró de la rabia de pronto.
—¿Acaso yo te persigo? ¿Es eso lo que estás pretendiendo decir?.
Gabrielle resopló,quizá como nunca lo había hecho.
—¿Fue eso lo que entendió?. Sus manos puestas sobre las caderas y sus ojos molestos podían lucir aterradores si no fuera por el hecho de que para Solán no era más que un crío ridículo.
—Sí.
Contestó con total seriedad.
—Pues no es así como quise decirlo,la verdad yo...
Tragó un pequeño nudo que se estaba formando en su garganta y subió la vista de nuevo hacia Solán— Pero me cansé de tener miedo,quiero vivir señor,aunque todos aquí estén en mi contra,quiero vivir señor.
Solán subió una ceja admirado,el crío seguía temblando como una hoja seca recién aplastada, pero podía notar su sinceridad,y eso le atrajo un poco más. Otro motivo para seguir molesto con el cobarde ése,hacía cosas que le provocaban por dentro sensaciones que no recordaba tener antes.
De pronto sonó una enorme carcajada de labios de Solán y Gabrielle apretó los puños apenado,y molesto por la forma en que ese hombre siempre se burlaba de él,también estaba cansado de eso.
—¿Odiarte a ti chaval? No te equivoques,mi gente no te odia a ti en particular,odia lo que representas. Gabrielle se había quedado quieto,erguido escuchando la palabrería de Solán, cerró los ojos un momento para no tener que verle también,porque él se había burlado muy cerca de su rostro. Se escuchaba al fantôme caminar tras él, rodeándole y hablándole con voz segura— No es que particularmente te tengan un odio especial a ti,no. Es que los de tu...clase,les pone de mal humor,les hace recordar su pasado.
—¿Pasado? De pronto preguntó el chico y Solán lo miró fijamente,pero parecía de momento no estarlo viendo a él.
(...)
Moncada le tenía el brazo aprisionado, lo llevaba a rastras hasta una habitación muy pegada a la celdas,ahí estaba él esperando. El demonio que había consumido su cuerpo,el que le había engañado pensando que iba ayudarle. En ese sucio lugar estaba Monseñor Barberino para volver a besarle,a tocar su cuerpo y hacerlo suyo con completa lujuria. Solán estaba asqueado de eso,harto de que su cuerpo y su persona valiera tan poco. Cerró los ojos con fuerza tan pronto como estuvo frente a ese demonio,y pensó que de nuevo empezaba su tortura cuando de pronto escuchó gritos,horribles gritos que venían de las celdas.
Monseñor también los habia escuchado y se había quedado paralizado,de pronto vio al gitano entrar con furia directo hasta donde estaba Monseñor Barberino y le había dado un fuerte golpe con uno de los grilletes,el demonio había caído al instante...
Tiempo después sabría que no había muerto,pero ahí había empezado su historia con Horas.
—¡Vamos colibrí! Es momento de largarnos de este lugar.
Él había sentido un enorme miedo de irse de ahí con el gitano,este le había extendido una mano para salir del lugar y Solán se había quedado pensativo por un momento,pero el gigante le dijo algo que le hizo cambiar de parecer.
—¿Prefieres quedarte?.
En ese momento salió de ahí y jamás volvió a separarse de Horas. El gigante lo había llevado por callejones que él no conocía,calles que jamás había pisado, él conocía su pueblo,pero aquellos lugares no los había visto jamás. Entonces se dio cuenta de algo,habían estado dando vueltas en círculos,había casas por las cuales ya habían pasado,pero no dijo nada,se mantuvo en silencio siguiendo al gitano que en ningún momento le había soltado la mano,de pronto vio la calle de la catedral,estaba pegada a un callejón por el cual a nadie le gustaba pasar,porque la peor escoria de París estaba ahí,esperando un pedazo de mendrugo que Monseñor les dirá,entonces si trató de zafarse.
—¿Qué pasa chaval? ¿Te has cansado?.
Solán negó con la cabeza e iba a hablar,pero de pronto vieron a unos soldados girar por la calle siguiente y Solán sintió el mayor temor de todos. ¿Acaso el gigante lo había engañado y lo pensaba devolver a Barberino?..
No estaba entendido nada,pero si podía entender el miedo que su cuerpo frustrado comenzaba a tener nuevamente.
Horas le había tapado la boca y lo había arrastrado de nuevo al callejón,escondidos en una sombra oscura hasta ver a los soldados alejarse.
—No es lo que piensas chaval,no vamos a dónde crees. Horas había entendido perfectamente el miedo del chico. Cuando se vieron a salvo Horas siguió el paso con más cautela,afuera se notaba el bullicio de lo que había ocurrido. Había dado muerte a Monseñor Barberino y al soldado que estaba encargado de las celdas y ahora lo buscaban para matarlo. Pero no lo encontrarían,porque Adasius había encontrado el mejor escondite de todos.
Se acercó a una estatua en forma de ángel,había una trampilla en ella en forma de puerta pequeña por la que Horas se había metido,apenas creyó que el gitano pudiera entrar,pero lo había logrado,había escaleras que descendían,estrechos escalones y era muchos,escuchaba agua correr.
¡Estaban en las alcantarillas de la ciudad,bajo la mismísima catedral de Monseñor Barberino!
Solán no podía creerse el descaro de los gitanos al instalarse en las narices de Monseñor,porque si había alguien que despreciaba a los gitanos ese era Monseñor Barberino.
Tiempo atrás los habían perseguido hasta extinguirlos o eso creyó,pero no era verdad. Ahora podía notar que estaba equivocado como todo el mundo,como el Rey,que seguramente pensaba que los gitanos ya no existían bajo su reino.
El gitano lo llevó muy adentro,el lugar ahora se notaba distinto,estaba frío pero limpio y vio una fogata en la que hombres estaban cantando,no muy fuerte pero lo hacían y mujeres bailando alrededor de ellos,los pasaron de largo sin prestarles mucha atención. Parecía que habían entrado a una ciudad nueva,porque se veía todo tipo de gente allá abajo,niños jugando sin hacer mucho ruido,mujeres con ropa llamativa y larga cabellera hablando entre ellas,de pronto vio salir a una mujer de entre ellas,era mujer joven de mediana edad y excesivamente hermosa,con ojos verdes que resaltaban con su piel dorada.
Horas lo llevaba del brazo,esperaba que no cayera y que sus ojos ya se hubiesen acostumbrado a la oscuridad que existía abajo,cuando vio a su hermana Julianna acercarse a él.
—¡Estás vivo!
Ella se colgó de su cuello y lloró en su pecho,a Horas no le gustaba verla de esa forma,su hermana llevaba años sin llorar,en algún momento creyó que se había quedado seca por dentro,que jamás la vería de nuevo de esa forma,el perder a su hijo y a la mitad de su pueblo de esa forma le había hecho creer que se derrumbaría completamente,pero no. Ella había logrado escapar con una buena parte de las mujeres de su caravana,pero no todos los hombres habían logrado escapar del fuego. Él le tomó las manos y se las llevó a sus labios para repartir besos en ellas.
—Te dije que escaparía,debes de empezar a tener más confianza en tu hermano. Ella siguió llorando—¿lo ves? Ni siquiera fue necesario tomar el veneno,aquí estoy nuevamente,para hacerte rabiar,para adorarte como siempre y para cuidar de ti,pero anda mujer deja de llorar.
¿Cómo quería que dejara las lágrimas? Si ella había sentido el dolor más grande después de su perdida al enterarse de que Horas había sido capturado días atrás. Aún así trató de hacer caso y se sorbió la nariz con la manga de su blusa,fue entonces cuando notó al chico.
—¿Y el chico quien es? Preguntó Julianna con curiosidad al verlo.
—¿No te parecen conocidos esos ojos? Preguntó el gitano y ella le observó detenidamente. Esos ojos hermosos,los había visto solamente en aquella mujer que ayudó a su pueblo. Ella los había alertado para escapar,les había dado la ubicación de aquel lugar que guardaban con recelo. A ella le debían la vida....
—Es su hijo— respondió él a la pregunta. Ella lo abrazó fuertemente sin que el chico entendiera muy bien qué estaba pasando.
Le tomó la mano de pronto al chico,este asustado subió la vista al gitano que le hizo una señal de paciencia,su hermana había nacido con el talento de leer la suerte y el destino. Él también podía hacer trucos,cuando su pueblo no era perseguido él había hecho muy famoso a su pueblo con su aves. Tenía un pajarillo de color amarillo y un pequeño colibrí indomable. Ellos sacaban un sobrecito con la suerte de las parejas que acudían a las plazas,era un truco hermoso que les daba buenas noticias a todo aquel que le daba una moneda,a ellos también los había perdido para siempre en fuego.
—Dejala chaval,no se quedará tranquila hasta que te lea la suerte. Y él se había dejado hacer.
La mujer extendió su palma y empezó a trazar sus líneas con el dedo,de pronto ella se quedó quiera y subió el rostro para ver a su hermano. El ladeó el rostro al entender que ella había encontrado algo.
—¿Qué? ¿Qué es? ¿Qué viste?. Ella se giró y echó un silbido fuerte. Todos los que la escucharon se acercaron hasta ellos poniéndose alrededor.
—¡Él es la salvación de nuestro pueblo! ¡Es quién nos sacará de este lugar! Había gritado y todos a su alrededor se había quedado callados por un momento.
Horas lo miró incrédulo ¿Cómo un crío como él haría semejante cosa? Pero si algo había aprendido el gitano era a no dudar de las habilidades de su hermana.
—¡Él es el hijo de Isadora,la mujer que nos trajo y nos salvó!.
La gente empezó a aplaudir y se veía contenta,pero Solán no creyó que eso fuera correcto,porque solamente era él,un chico temeroso y con demasiados pecados en su cuerpo como para ser el Salvador de un pueblo.
—♥️—
Hola,espero que las personas que leían mi historia le den una oportunidad de nuevo. Porque ya está por terminar y me gustaría darle un final correcto. Muchas gracias