Cap.14

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—Debiste esperar a que tu herida cicatrizara,mírate ahora,eso probablemente esté infectado.
La herida tenía orillas rojizas y un desagradable aspecto,que para él, indicaba perfectamente la idiotez de Amerís.

El muchacho hubiera deseado ser mas prudente,pero no era algo con lo que había nacido,sin embargo debía admitir que Parminius tenía razón esta vez.

—¡Aarrggh!. Espera comandante,vas a arrancarme la piel.
Pero aunque siguiera con las quejas no pensaba escucharle,solo una cosa le había pedido "Ser prudente" y cuidarse,algo tan sencillo como eso y aún así no lo había hecho.

—Deja de quejarte,Esto es lo que querías,¿O no?,porque de lo contrario me habrías hecho caso. Y Amerís quiso alegar, pero era mejor quedarse callado y morderse la lengua antes de hacer enfurecer mas al comandante.

—S...señor.
Habló apretando los dientes y conteniendo el dolor que Parminius le causó al despegar completamente el vendaje que rodeaba la herida. El matasanos pudo haberse encargado de atenderle,pero eso le hubiera quitado la satisfacción al comandante de darle una lección al muchacho.

—¿Qué?—. Gruñó enfocado en quitar el vendaje y limpiar la herida fresca.

—¿Han encontrado el cuerpo?.
No era necesario mencionar nombres, sabía bien que hablaba de Gabrielle, estaba curando su idiotez por esa misma causa.

—No.
Dijo secamente el comandante.

¿Estaría vivo?...
No,eso era mas imposible aún que la primera idea que le cruzó por la mente. Quizá el delincuente lo capturó y Gabrielle había aguantado la tortura hasta el momento y seguía vivo,esa idea se había apoderado de su mente por días,e incluso quiso aferrarse a ella como un clavo ardiendo. Eso significaría que aun había esperanza,que aun podría verle y encargarse de que nada malo le pasara de ahora en adelante,pero era ridículo pensarlo siquiera,Gabrielle nunca fue muy resistente,tampoco un buen soldado,él nunca quiso serlo. Pero en su desesperación había tomado su casaca y su espada y había corrido a burcarle,nadie mas parecía tener interés en encontrar su cuerpo,hasta el mismo Parminius se había hecho a la idea ya,¿porqué él no?. Lo amaba,era tan sencillo y tan difícil de entender.

—Está vivo señor.

Está vivo....
Se lo repitió aun a sabiendas de que era casi imposible. En cambio Parminius le dio una mirada lastimera,una que Amerís rechazó en cuanto se percató de ella.

—Sí,quizá lo esté.

Cerró los ojos aguantando todo lo que Parminius le hacía a la herida por mejorarla,lo único que el comandante quería era tranquilizarlo, pero no se daba cuenta de que eso no era posible, que la calma solo llegaría al volver a ver a Gabrielle, o a su cadáver.

—¿Y han surgido nuevas pistas para atrapar al fantôme?.
Parminius apretó los dientes conteniendo una maldición,y giró sobre sus talones dándole la espalda a Amerís. Pero éste sabía bien como interpretar los arranques de furia del comandante.

—No.
Respondió seco.

Era muy extraño que no hubiera pistas,o que nadie estuviera dispuesto a hablar. En algún lugar de París debía esconderse,no era como si de verdad fueran fantasmas. Entonces de pronto comprendió que tan verdadero era el apelativo del delincuente. Aparecía cuando nadie lo esperaba, y desaparecía la misma forma. Ni siquiera Parminius tenía una idea de cómo era el aspecto de ese hombre. Muchos decían que era tan solo un muchacho, otros,decían que era un hombre de aspecto rudo y mirada feroz. Lo cierto es que el único que alguna vez aportó una idea la desechó de inmediato,y en aquella ocasión Amerís había creído que Monseñor ocultaba algo,sin embargo nunca nadie había cuestionado a Barberino de repetir aquella descripción.

El Color del Dolor Where stories live. Discover now