El Color del Dolor

Cap. 9

La mujer pasó su larga uña por el perfil delgado de Phillippe,por su mejilla,por su mentón y finalmente entre sus labios hasta sentir la húmeda lengua del rey lamiendo su dedo con lujuria y una mirada hambrienta. Ella se acercó hasta quedar sentada a horcadas sobre Phillippe,el seguía jugando con aquel dedo que lo instaba al pecado y lo invitaba a seguir presa del deseo. Ella jugó con él como si fuera un niño,él solo se dejaba arrastrar sin pudor ante aquella salvaje mujer. Ella acercó sus labios hasta los de Phillippe sin llegar a tocarlos,dejando que su aliento envenenara los labios del rey,éste parecía convulsionado en placer. Las manos de Phillippe viajaron hasta las nalgas de ella y las apretó con fuerza empujando mas la pelvis de la mujer,que dio un jadeo voluntarioso al sentir que el rey estaba ya excitado. Phillippe se sintió generoso y repartió un par de lametones sobre el cuello de ella haciéndola arquear de placer, pero aquello no era suficiente. Ella lo tomó con fuerza del cabello y lo besó con furia. Hundió su aliento con el suyo lo mas profundo,hurgando,sintiendo y dominando al rey que solo lograba gemir ante la salvaje mujer. Ella le bajó hasta que los labios de Phillippe encontraron uno de sus pezones,lo estiró,lo lamió y con lentitud estrujó con los dientes. Ella no dejaba de restregar su piel semidesnuda ante él.

-Basta,deberías dejar esas cosas para la privacidad de tu habitación, Phillippe.
Barberino bebió de su copa, y la bajó hasta la mesa haciendo que ésta se golpeara en el trayecto.
Phillippe parecía no escucharlo. Su manos estaban demasiado entretenidas en la mujer,en sus pechos y en hacerla gemir. Ni siquiera importaba que estuvieran en plena cena y que en aquella mesa estuvieran por lo menos veinte personas.

-¡Ahhh! ¿Disculpa?-. Preguntó en medio de un jadeo de su garaganta.

Barberino no volvió a repetir,en cambio se levantó de la mesa con el semblante duro ante aquella escena tan espantosa. Phillippe siempre había mostrado muy poco respeto para la corte,pero debía respetar que él estuviera ahí.

-Me retiro,con tu permiso.
Monseñor se levantó y arrojó una servilleta hacia su plato aun sin terminar.

-Sientate Barberino, estas exagerando como siempre.
Phillippe sonrió entre besos,sin dejar completamente a su acompañante.

-¿Que exagero? Que desfachatez la tuya,estas rodeado de todas estas personas,pero tú estas follandote a esta mujerzuela en plena cena,eso es...es inconcebible.

Barberino pudo haber añadido mas situaciones que rayaban en lo absurdo, pero era bien sabido que Phillippe,de lo que menos podía presumir era de tener cordura.

-El cuerpo se hizo para disfrutar querido amigo,salud por el regalo divino de tu dios. El rey alzó la copa y los presentes le acompañaron el brindis. Nadie se atrevía a retarlo mas que Barberino,y el Fantôme por supuesto, pero para el rey hasta el Fantôme era menos molesto que Monseñor Barberino.

-No blasfemes Phillippe,eso es pecar contra nuestro señor y tentar a tu suerte,eso es lo menos que necesitas.

El rey chasqueo la lengua,y la mujer aquella soltó una risotada. Los invitados de Phillippe parecían no querer darse cuenta de lo que pasaba,sin embargo lo hacían. Pero el rey solía ser generoso cuando tenía quien celebrara sus juegos.

-Vamos Barberino, estoy jugando, deberías relajarte y dejar que una de mis mujeres te bajara el estrés.

Abrió los ojos sobre saltado ante aquella espantosa insinuación. Tomó tiempo para serenarse y recuperar la calma <<Cómo podía ser tan estúpido>>.

-¿Pero cómo te atreves? Eso es espantoso ante los ojos de dios,yo soy su siervo,su sirviente.

-¿En serio? No me hagas reír Barberino, tu cuerpo esta más manchado y sucio que el sena. No estas ante tus estúpidos feligreses,no se te olvide que yo sé mas de ti que tú de mi. Así que dejate de tonterías y sigue con tu cena,que ya me has arruinado la mía.
Barberino apretó los labios para no decir una locura,se mordió la lengua queriendo explotar contra Phillippe,pero no era tan tonto como para perder los favores del rey por una puta.