Cap.27

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-Porque no sería muy cortés hacerlo delante mío. Dijo una voz que los interrumpió.
La gitana alzó la mirada y sintió un escalofrío recorrer por su espalda,no espera que fuera él quien los hubiera encontrado en esa extraña situación,de la cual,no tenía ni idea cómo había llegado. Parminius también se sorprendió al escuchar que los habían interrumpido,sin embargo, no dijo nada al no reconocer al hombre.

-¡Adasius!-. Exclamó ella con sorpresa. El gitano le sonrió con dulzura,como alguien que ama demasiado y se sabe no correspondido. Él echó un vistazo hasta ellos,por supuesto lo que vio no le agradó. El hombre estaba demasiado cerca de ella,como si se tuviesen confianza,algo que golpeó su corazón. Sería un tonto si no aceptara el hecho de que Julianna parecía estar interesada en ese soldado,su nerviosismo la delataba.

-Anda mujer,ve y termina de juntar tus cosas, yo despido a tu visita. Ella no le dijo nada,tan solo se dio la vuelta y le lanzó una mirada de soslayo al comandante temerosa de lo que pudiera pasar,pero un poco mas tranquila de que no fuera Horas quien la hubiera visto,sería mucho peor; Ambos hombres observaron como la mujer se alejó,pero fue el gitano quien habló primero.

-Estas muy lejos de tus territorios soldado,¿qué te trae por aquí?. Aunque su voz sonaba amable,Parminius sabía perfectamente que no era de es forma. El gitano en cierta forma le estaba amenazando,pero no era él quien lo detendría de ir tras su gitana.

Sonrió con la burla queriéndose asomar por sus labios,sin embargo la reprimió.

-Mis territorios,que extraño. Últimamente escucho mucho esa palabra. Llevó sus manos a las caderas y le lanzó una mirada de advertencia al gitano.-Todos son mis territorios... Gitano.

Adasius supo que ese hombre era un peligro,se notaba en su forma de hablar,de moverse,en todo él.

-Te equívocas,soldado. Nada aquí te pertenece, y no hay nada para ti en este lugar. Al comandante le molestó escucharlo,muy en el fondo sabía que era verdad en cierta forma,pero no se explicaba qué era lo que le atraía de aquella gitana misteriosa.

-Soy más que un soldado, soy un comandante. Parminius alzó una ceja amenazante. Pero Adasius no se dejó impresionar por sus palabras, y aunque le costará algo más que un dolor de cabeza,se desharía del soldado ese.

-Comandante,mucho peor. Repito,aquí no hay nada para ud...comandante.
Le respondió el gitano con sarcasmo.

(...)

Gabrielle cerró la puerta tras él y un suspiro se escapó de sus labios. El corazón latía tanto dentro de su pecho que temió le reventara los tímpanos, podía sentir cada latido sobre todo el cuerpo y mil sensaciones apoderarse de él. ¿Qué era aquello que le ocurría? ¿Acaso era amor? O tan solo una ilusión,algo que le permitía recrear ideas locas en su cabeza. Quizá y solo era hermandad. Nunca había tenido a nadie que le cuidara,tal vez solo a Amerís,pero él lo miraba como a un niño ingenuo y bobo que se pavonea de estar rodeado de hombres fuertes. Pero Solan no,notaba la diferencia,él hacia que su cuerpo temblara de una forma especial, él hacia que deseara más.
Se sumergió tanto en su pensamiento que no fue capaz de esquivar el golpe que Foran le dio tras las rodillas que hicieron que estas se doblaran y casi cayera al suelo.

-Despierta chaval,estas en el limbo. Foran soltó una risilla jocosa. Alzó su mano y la pasó por su cabello rascando la melena un poco sucia.
Gabrielle trató de conseguir no caerse y le lanzó una mirada a Foran de molestia,aunque era mas joven,sabía comportarse un poco mejor que su amigo,que se la mantenía haciendo rabiar a los viejos y tratando de endulzar el oído de algunas chicas.

-Tus bromas no son graciosas,que te lo Sepas-Foran hizo un gesto de indiferencia levantando los hombros.
-No pretendo ser gracioso sino molesto. No soy ningún bufón.

El Color del Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora