Capítulo 46

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El Rey estaba desesperado ahora. En el pasado,no le había preocupado la idea de que la gitana se escapara con el bastardo. Pero ahora las cosas habían cambiado,el niño tendría edad suficiente para reclamar el trono si a él le sucediera algo. Una noche su propio hermano se le había aparecido en sueños y le había planteado la idea, él había Sido asesinado con Jeremiah y el bastardo había subido al trono. Entonces la desesperación se apoderó de su mente ya dañada. No iba a permitir que nadie le arrebatará lo que por años le había costado mantener. Ya había alejado a las suficientes personas y se había desecho de las demás,entre ellos a su única familia.

El anciano había sido encerrado hasta que hablara y les dijera algo que pudieran usar para encontrar al bastardo y poder darle muerte. De pronto el Comandante de su guardia entró y se detuvo ante su presencia.

—Haz perdido el toque, Parminius. Antes hubieras podido encontrar y darle muerte a mis enemigos,ahora no te haz esforzado lo suficiente para atrapar a ninguno de ellos. Se giró indiferente,ese tipo de gestos ahora los encontraba grotescos el comandante.

Parminius no dijo nada, solamente echó el rostro al suelo. Trató de no ser tan evidente,y se detuvo a imaginar lo que haría el Rey nuevamente a los gitanos si no lograba exterminarlos.

—Tengo nuevas pistas que me hacen creer que podré atrapar al Fantôme.

El Rey y Monseñor se giraron para lanzarle miradas de curiosidad.

—¿Qué son esas pistas?—preguntó monseñor lleno de curiosidad.

Se llevó ambas manos unidas a la altura de los labios con duda. ¿Quién podía ser capaz de traicionar a Solán?.

El comandante reprimió una sonrisa, bajó el rostro para no ser tan obvio,mientras llevaba ambas manos en la espalda. Se había quedado callado para darle más curiosidad al Rey y a monseñor,pero se notaba desesperados por saber.

—Supe de una buena fuente que el Fantôme iba a hacer un nuevo atraco. Este hombre es un comerciante que entrega suministro para el Rey,y en el pasado ha sido víctima del fantôme y su gente. Ahora él exige justicia,pero me ha dejado pensando en algo.

Con gesto teatral se llevó una mano al mentón para darle más credibilidad al momento.

—¿Alguien sabe el verdadero aspecto del fantôme?. Porque,de ser así jamás le vamos a atrapar.

Ambos se lanzaron una mirada de complicidad. Tanto el Rey cómo monseñor Barberino.

—Existe,hay quién sabe cómo es que luce el Fantôme.

Parminius negó fuertemente con la mano.

—¡No no no! Se necesita alguien con honorabilidad,no cualquiera que diga que lo conoce nos puede convencer, además,el Rey siempre ha estado dispuesto a recompensar a quién dé información acerca del paradero.

—¿Alguien con credibilidad?. ¡Ja!

Monseñor se sintió ofendido ante eso.  No esperaba ser cuestionado

—Claramente se trata del mayor enemigo de la corte,y de la iglesia católica, nuestro Rey es generoso,y alguien podría aprovecharse de eso.

El clérigo se levantó de golpe al escuchar semejante declaración.

—¡Yo he visto el rostro de ese delicuente! Me ha atacado en mis aposentos. Yo soy alguien que puede declarar haberlo visto y haber sobrevivido.

Y eso era justo lo que él comandante necesitaba....

—¡Ahí está! La persona correcta que pueda atestiguar cuando capturemos al delicuente.

Monseñor gozó esa pequeña victoria sin ser sospechoso de nada.

El Color del Dolor Where stories live. Discover now