Cap.3

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Las risotadas resonaron en las paredes con fuertes vibraciones que lograban hacerlo estremecer de miedo. La cuenta de los días que llevaba allí estaba pérdida casi como su lucidez. El hambre que tenía lo volvió preso de la locura. Una noche se arrastró hasta quedar cerca de los barrotes de su celda al ver como un plato de comida era metido a través de ellos,pero al lograr llegar hasta ahí con un esfuerzo sobre humano,comprendió que todo había sido producto de su cansada imaginación.

¿Cuánto tiempo mas pasaría preso? Era preferible la muerte a seguir ahí. No deseaba otra cosa mas en esos momentos que volver a ver al ángel del señor con su manto oscuro y tomarlo de la mano para salir sin vida de ese lugar. Esperaba su partida con ansia y justificaba sus largas noches con la espera de aquel hombre.

De pronto sintió un fuerte retortijón en el cuerpo, la barriga le dolía y trató de soltar sus manos de tan fiero agarre,pero fue inútil luchar contra el trabajo tan bien elaborado de quien lo había apresado.

Pero de pronto una de sus manos se vio libre y de su boca salió un jadeo. Casi una sonrisa de jubilo. Lo asustó escuchar su propia voz, era algo que había olvidado casi por completo. Trató de girar su cuerpo y lo logró con mucho esfuerzo. Su piernas estaban terriblemente magulladas y su carne abierta dejando ver la asquerosa sangre seca pegada a su lastimada piel blanca.

¿Porqué? ¿Porqué el señor no mandaba a su ángel a su encuentro? Lo esperaba con ansia,deseaba volver a verlo y dejarse arrastrar por aquel ángel de la muerte y dejar su última morada como un feo recuerdo solamente.

Entonces escuchó un ruido y sus sentidos adormilados se pusieron en alerta. Trató de enfocar su atención y miró como una enorme rata corrió dentro de su celda.

Era grande y gorda. Un animal afortunado,puesto que había saciado su apetito hasta casi reventar y podía verlo por la anchura de su barriga. Enfocó el oído y pudo escuchar la algarabía entonces. Los hombres del fantôme tenían una fiesta seguramente, ahí era donde el animal había encontrado su sustento. La rata corrió pero él logró atraparla con la mano libre.

La pobre ni podía correr apenas,el peso de su cuerpo había aumentado su volumen al doble y le era imposible tener la misma ligereza que cuando no había atiborrado a su pobre barriga.

-E..eres muy afortunada.

Le dijo en un susurro,no queriendo ser escuchado por sus captores. Los ojos carmesí del animal lo asustaron lo suficiente como para no desear comérsela. La vio con renovada repulsión y la soltó dejándola libre.

Su estómago dio un nuevo gruñido y Gabrielle cayó desmayado nuevamente.

Un hombre había estado observándolo desde las penumbras. Miró con horror como aquel chiquillo tomaba al animal y lo miraba como si fuese comida. Aquel acto fuera de causarle repulsión le causó un enorme vacío en el pecho. Pero después reprimió esa sensación y dio un bufido mental.

¿Qué pretendía un mozalbete como ése al unirse a las filas del rey? ¿Mujeres,dinero? ¿ambas?.

Abrió el cerrojo de los barrotes,dejó entrar su excesiva repulsión por la sabandija esa.

Su casaca le cubrió el pecho y Solan tomó una enorme bocanada de aire antes de entrar. El fétido olor que frotaba en el aire que se coló por sus fosas le causó una arcada llevándose una mano a la nariz. El olor a excremento y orina le asqueo.

El chico seguía tirado en el suelo desmayado,su cabello caía sobre su rostro y Solan tuvo que arrodillarse para poder ver de nuevo el rostro del chico. Dio un bufido al verlo, no podía creer que su ambicioso corazón lo hubiera llevado hasta sus calobozos. Si ese era el destino que querían los soldados de la corte,ése tendrían. De pronto el chico removió su cuerpo con lentitud y Solan iba a irse en ese momento, pero el maldito crío se giró muy aprisa y logró ver a Solan de refilón.

El Color del Dolor Where stories live. Discover now