Sin City

By AceiteyAgua

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-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco no... More

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By AceiteyAgua

Crowley está tendida bajo la mesa completamente fulminada, porque quien la golpeó, seguramente pensando que con las luces apagadas no sabían cuál de los dos era el ángel, así que bueno, ya preguntarían luego, si acaso preguntaban... pues le había dado con BUEN tino.

Es Asmodeo quien... tras un suspiro un poco cansado, porque sinceramente ODIA estas cosas del infierno como pocas cosa... ¿qué necesidad había de ser así de bestias, por Satanás? En cuanto vuelven las luces y pese a que sigue la conmoción, nota que... la pierna larga de Crowley sigue ahí y a menos que se haya ido todo menos su pierna... esto solo puede indicar, que... los bestias infernales le habían dejado ahí... lo cual es un poco raro.

Se levanta asumiendo que... quizás el ángel esté ahí también, tirado en el suelo, aunque eso no haría sentido. Vamos, que no acababa de entender qué era, demonios, lo que había ocurrido. Pese a los gritos generales, se acerca a la mesa y se agacha.

Ahí está, en una postura complicada porque a veces parece que tiene más articulaciones que un humano normal, con todo el vestido arrugado y enrollado en sus piernas

—Ehm... Crowley? —la toca un poco de una pierna sin saber que le han hecho exactamente. Demasiado mal este asunto de que las ranas no ven bien en la oscuridad. Se humedece los labios porque la forma que tiene de despertar a la gente habitualmente es un poco..

Ella no reacciona del todo. Asmodeo le pone la mano en la cabeza, y le... excita un poco. Sí. La cabeza. Suele funcionar.

Jo. Der. Ok...

Él lo ha dicho que era un poco... Tampoco suele estar en estas situaciones muy frecuentemente

Hace hisss, despertándose un poco con esa sensación cuando te levantas en mitad de un sueño erótico sin haber... concluido.

¿Ven? Es útil. Asmodeo se hace un poquito atrás con el hissss... quitando la mano.

—Crowley?

Las serpientes comen ranas, querido. Ya, todos comen moscas y verás... eso no suele ser indicativo de nada.

—Nnnngk.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué te han golpeado a ti?

—¿Q-Qué?

—Estaban aquí... pensé que les habías traído tú.

—¿Quiénes?—aprieta los ojos y se lleva las manos a la nuca.

—Eran quince o veinte. De hecho, creo que se han llevado a tu ángel.

—Nnnn... —vuelve a protestar intentando incorporarse sin entender nada.

—Anda, a ver... te ayudo y vámonos que todo el mundo está histérico. Detesto estas mierdas que hace el infierno, de verdad —protesta ofreciéndole la mano. Ella se la toma, aun sujetándose la cabeza con la otra—. Supongo deberíamos bajar al infierno.

—¿Qué ha pasado con la manzana?

—¿Cuál manzana?

—¿Dónde... dónde estamos?

—En el Ritz.

La demonio mira alrededor... sin entender nada y es a que la nuca aun le da punzadas de dolor.

—Yo tenía que estar... ¿es una parte nueva del infierno?

—Anda, vamos... yo qué sé en dónde le habrán puesto. A mi no me han dicho nada —tira de ella, del brazo.

Se deja tirar, todavía siseando un poco y apretando los ojos. Ni siquiera lleva las gafas de sol.. y la verdad, casi se mata con los zapatos de tacón cayéndose un poco sobre Asmodeo, que la abraza de la cintura, sosteniéndola y atribuyéndole el mal caminar al fuerte golpe en la cabeza que parecen haberle dado.

—¿Estás mareada?

—Ugh... —protesta al notarlo, apoyándosele encima y quitándose los zapatos quedandose descalza—. Sí, me duele la cabeza.

—Seguro el golpe. Anda, a ver, ahora afuera te curas o algo.

—¿Qué golpe? ¿Me han atacado?

—Por lo visto, mujer. Estabas tirada en el suelo. Ahora que han subido todos los demonios como te decía.

—Oh... habeis subido por mi... esos estúpidos ángeles...

—Creo que han subido por él —la mira de reojo.

—¿Él? No ha... ¿La ha rechazado?

—¿A quién? Estaban los dos ahí todos melosos... pensé que ibas a besarle.

—¿Qué? ¿Yo?

—Sí, estabas ahí. Mirándole a los ojos, con su mano en tu barbilla. Pensé que le ibas a besar. O te iba a besar él. ¿No te acuerdas? No se te da mal el romance... lo que se te da como el culo es la lujuria.

—Yo no iba a besarla... Si está enamorada de él.

—A besarle a él. Al ángel.

—¿Qué ángel?

Parpadeo, parpadeo.

—¿Cómo que qué ángel? Aziraphale.

Parpadea un par de veces también.

—No sé de qué me hablas.

Asmodeo la mira y ella aprieta los ojos y vuelve a mirar alrededor, porque hay un montón de cosas interesantes por aquí que nunca había visto antes.

—El rubio, gordito con el que te acuestas y al que llevas seduciendo seis mil años. ¿Cómo que no sabes de qué hablo?

—¿Qué?

—El gay —parpadea mirándole.

—No conozco a ningún ángel personalmente, mucho menos a uno... ¿gay? ¿Qué significa eso?

—Pero si hace cinco minutos estabas comiendo con uno al que además defiendes como pocas cosas por ser tu trabajo —Parpadea, parpadea y parpadea

—Mi trabajo era subir ahí y liarla gorda.

—Pues sí que has subido aquí y la has liado... con él. Yo creo que no estás bien de la cabeza.

—Lo que hice fue hablar con Eva. Le di la manzana y la convencí de que la comieran.

—Ya, ya... Hace milenios de eso, Crowley. No hace falta presumir.

—No hace milenios, fue... fue hace unos minutos.

—Ehh... no.

—¿Cómo qué no?

—Porque eso fue hace miles de años. A ver... recárgate aquí.

—Es lo último que recuerdo —hace lo que le pide.

—Por todos los infiernos... eso... —la mira a los ojos—. Bueno, eso puede ser un problema para tu angelito. ¿Quieres intentar curarte tú?

—¿Curar qué?

—¡La cabeza!

—Ya me he quitado el dolor.

—Pero no te acuerdas de cosas... que acaban de pasar —le explica

—Eso veo —mira de nuevo las cosas a su alrededor.

—¿De verdad no te acuerdas de nada?

Crow... Crawly le mira y niega.

—Buff... a ver, ven. Qué horror es esto. ¿Ves? Insisto, siempre hacen las mismas cosas y llegan así de bestia —levanta las manos y se la pone en la cabeza—. A ver si puedo hacer algo por ti —y suerte porque creo que medio va a excitarle, medio va a intentar curarle.

Ugh. Así que es otra vez la misma sensación de antes al despertarse.

—Crowley?

—¿Q-Qué?

—¿Mejor?

—¿Cómo me has llamado?

—Crowley.

—Es... —se para un momento y se humedece los labios—. Suena bien. Mejor que Crawly.

—Ehh... vale. El nombre. Maldita sea, me da lo mismo —se lleva las manos a la cabeza porque... es que sus vacaciones.

—Vale, me lo quedo. Me acostumbraré.

—Vale... genial. Ahora... necesito que... necesito contarte la cosas como son y que me creas, te acostumbres a ellas y hagas exactamente lo que te digo —explica mientras andan afuera del Ritz, un par de edificios más allá para evitar a la policía y todo ese asunto.

Crawly levanta una ceja mirándole de reojo y se abraza a si misma porque la calle está mojada y va descalza y demasiado destapada de hombros y pecho.

—Digamos que... te creo —propone porque al final pues... las farolas y las calles llenas de gente y los coches y los edificios... nada de eso se parece a nada que haya visto antes.

—¿Tienes frío?

—Mmmm... nah —ya ha aprendido a no confiar demasiado en ningún demonio, ni mostrar sus debilidades.

—Bueno, es igual entonces. Vamos a ir al infierno... y vas a seducir al ángel este. Aziraphale. ¿Vale? Tienes que besarle.

—¿Besar a un ángel? ¿Por? —arruga la nariz.

—Porque seducirle y besarle y enamorarle hasta que caiga es tu nueva asignación.

Ella traga saliva y arruga un poco más la nariz con cara de asco.

—Le tienen retenido en el infierno y él está CONVENCIDO de que le amas.

—Ehm... vale. Supongo que no me matará —se encoge de hombros—. ¿Qué le... qué?

—Él está perdidamente enamorado de ti. Y cree que tú le amas de vuelta. ¿Crees que puedas actuarlo?

—Actuar que le... ¡No! ¿Por qué iba a hacer eso?

—Belcebú quiere.

—Creía que el plan era acabar con los ángeles. No confraternizar con el enemigo.

—Ehm... sí lo es. Pero tú caso particular parece tener una misión especial. Eres el primero que lo consigue y Lord Belcebú está encantada. Vas a... ganarte un ascenso. Un título.

—Pero... o sea, lo que dices es que yo... he convencido a un ángel de que le... quiero. Pero no me acuerdo de nada de él.

—Quizás cuando le veas te acuerdes o algo. Quizás... te guste un poco. Te he visto besarle... y de hecho tener relaciones sexuales con él. Pareces disfrutarlo.

—¿Me estás tomando el pelo porque no me acuerdo de nada? Porque suena a eso —ojos en blanco.

—Mira... vamos abajo. Vamos abajo y cuando Lord Belcebú me pregunte le diré que lo estás haciendo bien... y cuando te pida que lo HAGAS... lo haces.

—¿Hacer qué? Ni siquiera sé...

—Pues le besas y le abrazas y le dices que le quieres. En serio, Lord Belcebú espera eso. Es más... ven, pregúntale que espera que hagas —le toma del brazo.

—Vale...

—Ugh... odio entrar así. ¿Sabes? Mejor vamos a las... vamos a las escaleras. Hay unas cerca. Sabes... no, no sabes conducir.

Crawly se cambia el vestido por una túnica larga hasta los pies y con los hombros tapados en un chasqueo de dedos y... lo siento, también vuelve a ser un hombre de pelo largo.

¡Noooo! Asmodeo le mira de reojo y se encoge de hombros, tirando de él.

—Me siento mejor así... ¿o era una mujer por algo?

—No tengo ni idea... igual y a él le gusta más. Yo que sé.

—Oh... ugh, bueno. No pasa nada, no es como que me importe —vale, vuelve a ser mujer. Asmodeo se encoge de hombros.

—¿Estás lista?

Asiente.

—Tú solo... bésale y abrázale y dile que le quieres. ¿Cómo se llama?

—No lo sé, ya te he dicho que no le conozco.

—Aziraphale Tienes que recordarlo.

—Ehm... sí, vale.

—Vale. Venga... cualquier cosa me dices a mi... así de "Asmodeo, necesito hablar contigo" —le sonríe y le da unas palmaditas en la espalda antes de subirse a las escaleras eléctricas.

—Mmm... Claro. ¿Somos amigos tú y yo?

—Ehhh... todo lo amigos que pueden ser unos demonios.

Traga saliva subiendo con él y asegurándose a sí misma que no, entonces. Él le sonríe un poco.

—Venga, no pongas esa cara de susto.

—Nah, nah... estoy bien —en realidad mira las escaleras mecánicas porque... una cosa más a su lista.

—Es el rubio, de los amplios muslos con cara de bonachón. Es imperdible.

Asiente aun no muy segura que esto no sea una broma para dejarla mal frente a todo el infierno, sintiéndose bastante sola y desamparada, como siempre... pero ahora además perdida sin saber qué está sucediendo y que cosas son normales y como debe realmente actuar.

—CROWLEEEEY! —Es Hastur el primero en... saludarle casi en cuanto le ve. A un tono de voz lo bastante fuerte y amenazador como para que medio infierno se entere.

Se le congela la sangre con ese grito. No nos extraña. Hastur se le acerca con una sonrisa malévola.

—H-Hastur —intenta sonreír un poco, de la forma más natural que puede para que no note lo que le ha pasado.

—Has tardado, ¿eh?

—Ehm... sí, lo siento. Ya sabes... es parte de hacer... cosas malas el... llegar tarde y... todo... ehm... eso —se le va muriendo el chiste en la boca junto con el tono de voz y la sonrisa a medida que habla y nota que nadie más sonríe.

—Les tenemos... y esta vez NI CREAS que te van a dejar escaparse así como así... —se le acerca un poco—. Te tengo además una sorpresa.

—Ah... Qué bien. No, claro... nada de escaparse ni nada. En lo absoluto. ¿Qué sorpresa?

Hastur se humedece los labios porque... Crowley parece considerablemente... menos agresivo que la última vez. Hastur piensa que es porque... tienen al ángel. JA! Se frota las manos una contra otra.

—Le he marcado como lo que es.

—¿Marcado?

Hastur se ríe, malévolamente y Asmodeo tira un poco de Crawly.

—Hastur... Ehm... queremos hablar con Lord Belcebú.

—A lo mejor me lo puedes contar luego —saluda con la mano a Hastur, sonriendo inocente y sigue a Asmodeo.

—Lord Belcebú bajará a la mazmorra en cualquier momento —asegura Hastur y parpadea mirando a Crowley porque... ¿contarle luego? Frunce el ceño. Seguro es un truco.

—Ugh. No hables con Hastur... de hecho procura no hablar con nadie —le indica Asmodeo.

—Ehm... no, no. Perdón.

—De verdad. Estás actuando sumamente... buff... no sé. Te van a comer a ti también como sigas así. Hastur DEFINITIVAMENTE no es tu amigo... mataste a Ligur hace poco tiempo.

—¿Yo? ¿Cómo? —levanta las cejas deteniéndose un poquito.

—Agua bendita... verás, hiciste algo sumamente imbécil que fue detener el apocalipsis con tu amigo/novio/whatever, el ángel Aziraphale. En el proceso, mataste a Ligur y te condenaron a la desaparición.

Crawly parpadea... parpadea... y vuelve a parpadear.

—No creo que nada de eso sea realmente importante... lo único importante en este momento es que seduzcas al ángel. ¿Vale?

—Sí, sí, claro —asiente igual nerviosa y yo no le creería mucho.

—¿Has... estado con alguien alguna vez? —Asmodeo se humedece los labios.

—Estoy ahora aquí contigo así que... —badum tss.

Asmodeo parpadea.

—No seas... Ugh. Hablo de... Ugh seguro que no has estado nunca ni contigo. Bloody hell. ¿SEGURA que puedes besarle? En los labios. ¿Sabes cómo? Es que... esto es en el puro peor momento dela historia. Estas cosas solo me pasan a mí.

—Pues Eva... ¿pero besar a alguien no es una cosa como muy humana?

—Tú eres MUY humana.

—No, soy un demonio —responde frunciendo el ceño.

—Eres un demonio que lleva seis mil años viviendo en la tierra... Mira, yo no soy nadie para juzgar nada. Lo único que tienes que saber es que Belcebú quiere que hagas esto... y yo quiero que lo hagas bien.

—Pero es que no entiendo nada de lo que me dices.

—Mira, puede que sea como muy humana la cosa... pero es una cosa que haces. Te he visto. Con estos ojos. Así que... humana o no humana, si no quieres que intenten echarte otra vez de cabeza al agua bendita o lo que sea que te mate...

—¿Qué? —da un paso atrás.

—Esto es el bloody infierno... ¿Qué esperarías que hicieran si no haces lo que Lord Belcebú quiere?

—¿Pero qué pasa si no funciona lo que ella quiere?

—Tú y yo estamos JODIDOS. Eso pasa.

Crawly traga saliva.

—Tenemos que averiguar cómo hacer que te acuerdes de todo... pero mientras, TÚ necesitas ser puto convincente

—Pues dices que él lo cree, ¿no? ¿Porque no iba a serlo?

—Porque estás poniendo cara de pánico.

—Bueno, discúlpame si todo esto no te suena a ti tremendamente raro y poco fiable.

–Quizás sí... por eso te digo que vayamos con Lord Belcebú pero... si resulta que tengo razón... —bufa un poco.

—¡Si te estoy siguiendo! —protesta porque no se ha opuesto a ello.

—Vale, vale, solo... yo SÉ que tengo razón y me preocupa... que no lo hagas tan bien como lo estabas haciendo.

—Pues... es que sigue sonando...

Ojos en blanco

—¿No puedes hacerlo tú? Si solo se trata de ir y besarle... o sea, ¿qué más da? Es que no siento que esto sea lo mío.

—Vale, si quieres decepcionar a Lord Belcebú... —asegura afuera de su oficina—. Le explico lo que pasa y le digo que tú eres desechable y que mejor lo haré yo.

—No, no, no... Solo... vale. Espera. E-Entremos y luego... vemos como... vemos... luego vemos —se pasa una mano por el pelo, nerviosa.

—Eso pensé —toca la puerta.

What the hell do you want? —grita ella al otro lado de la puerta.

Crawly se muerde el labio porque... besar a un ángel. Le daba un poco de... ugh. Con todos esos aires de superioridad como si fueran mejores que ellos solo por no haber caído ¿Y qué era lo que había pasado? No era nuevo que le diera miedo el infierno, pero es que además no saber qué cartas estaba jugando... Esto iba a pasarle factura seguro. SEGURO.

—Lord Belcebú. Somos Asmodeo y Crowley... —asmodeo abre la puerta, entrando.

—E-Ehm... Buenas noches, mylord —saluda de un modo un poco relamido. Mantén la calma, respira y di a todo que sí, Crawly... Crowley. Luego ya pillaremos el hilo en algún lado. Se pide a sí misma.

—Oh, Crowley. Te estaba esperando —ella se levanta, vamos a decir, considerablemente más interesada en ella que en Asmodeo.

—Ah... Ah, ¿sí? —sonríe un poco inocente.

—Sí, sí. Asmodeo, ¿le has enseñado algo que sirva?

—Ehm... todo lo que sé, Mylord. Como lo ha pedido.

—Oh, sí. Ehm... un... entrenamiento exhaustivo —asiente Crawly también.

—Bien, bien... Asmodeo —hace un gesto con la mano para que se vaya—. Ve a... esperar afuera de la celda.

Asmodeo vacila porque... Crowley. Ella mira a Asmodeo con cierta cara de pánico otra vez.

—Lord Belcebú... Ehm... quizás pueda quedarme aquí por si... Crowley... —vacila un poco.

—Out!

—Sí, quizás... —susurra Crawly y se le corta con el grito. La verdad, es que debe ver el mismo pánico que tiene ella reflejado en la cara de Asmodeo. Sí, sí... en general ningún demonio se fía de otro.

—E-Ehm... v-vale —Asmodeo casi se arrastra hacia afuera.

Crawly hiperventila un poco nerviosamente... intentando calmarse y falla un poco miserablemente, la verdad. Especialmente con el argumento de "¿Qué es lo peor que pueden hacerte ahora? Ya has caído, ya no puedes ir más abajo. Aunque aún pueden torturarte y descorporizarte y matarte, claro."

—Bueno, ¿entonces? ¿Qué has logrado? —pregunta Belcebú acercándose a ella—. Han traído a tu ángel. Y a otro.

—Ehm... Mi... ángel. Claro. Sí, todo... todo ha ido muy bien. Asmodeo ha sido de gran ayuda... —asiente pensando "en lo que sea que me haya ayudado".

—Ugh... Sabía yo que era una bloody buena idea mandarte a una tonta pareja. Vale. ¿Podrás mostrarme cómo se hace entonces? ¿Con él ahí?

—¿C-Cómo se... hace?

—No te hagas el idiota. Se... puede replicar ¿o no? —le mira—. Quiero verlo.

—Ehm... No lo creo... O sea... ¿a qué se refiere exactamente?

—¿¡Cómo qué no?! ¿Por? Me has dicho que Asmodeo ha sido de ayuda —frunce el ceño y bufa—. ¿Me estás haciendo perder el tiempo?

—¡No! ¡No! Solo... solo quiero saber qué... qué espera ver exactamente.

—Pues todo lo que has dicho que eres capaz de hacer con él.

—Ehm... desde luego, desde luego —se mueve un poco, nerviosa, cambiando el peso de pie—. Pero eso es abarcar... mucho, ¿no es así? Quiero decir, que hay muchas cosas que podría hacer y sería más fácil tal vez... reducir el espectro a las que le interesan nada más en vez de estar perdiendo el tiempo en verlo todo si solo me dijera cuales...

Bloody Sex. Kisses. Toda esa mierda, Crowley, ya lo sabes.

Traga saliva, visiblemente.

—What?

Sex... with an angel —repite, azorada.

—¿Te estás haciendo el estúpido a propósito?

—¡No! No, no, no, no, no... I'm stupid. In fact.

What the hell? —Belcebú parpadea.

Crawly se pasa la mano por el pelo otra vez, nerviosa, porque... es cierto entonces. Y es que va a necesitar ayuda del ángel si quiere que esto salga bien. Pero ¿cómo coño le va a ayudar un ángel? Y... tal vez debería decirle a ella lo que ha pasado, que no recuerda nada... pero es que no se fía de ella, seguro decide que no le sirve entonces y lo manda a algún lugar horrible. Si acaso hay alguno peor.

—Ya sé lo que estás haciendo.

A lo mejor si podía hablar con el ángel primero... convencerle o... rogarle de cualquier manera que por favor por favor por favor cooperara... ¡pero es que no iba a cooperar! ¿Cómo iba a cooperar? Y no había nada que pudiera ofrecerle a cambio.

—¿Eh? —la saca de su tren de pensamiento.

—Estás haciendo lo que haces siempre que es jugar en contra nuestra a tu beneficio. Pues no. Sinceramente me da lo mismo esta vez el ángel YA está aquí y tú vas a enseñarme que has hecho y como lo has hecho con él.

—Ehm... ¿P-Podría primero... —se humedece los labios—. Hablar... un poco... con el... con él? —propone vacilando, pensando que al final... bueno, el ángel está retenido en el infierno, probablemente contra su voluntad, a lo mejor podría negociar con ello. "Verás, tú dejas que... profane tu cuerpo irremediablemente en lo que probablemente te haga caer y atraparte aquí para siempre y yo... ehm... te... ¿sujeto la puerta mientras sales?"

Es que además, ya sabe cómo eran luego los ángeles. Todo el tiempo con todas esas tonterías sobre lo que está bien y lo que está mal, sin ser capaces de pensar por si mismos un poco más allá. Viendo el mundo en completo blanco y negro.

Es cierto que era difícil ver la escala de grises en esto. Es decir, ¿cómo podía defenderlo? "Veras, ángel, lo que pasa es que si no tenemos sexo frente al estúpido príncipe del infierno parece que me van a matar y no vas a querer el peso de esa culpa sobre tu consciencia... ¿o sí?"

¿Qué peso de la culpa? ¿Qué podía importarle a un ángel que mataran a un demonio? Igual y hasta le daban una medalla o algo por ello. Había visto esas espadas llameantes que tenían algunos.

Le seguía pareciendo estúpido que usaran armas con fuego contra demonios del infierno, pero tenía que admitir que a nivel de espectáculo eran muy chulas.

Igual que todo ese asunto de patrullar las puertas. Por todos los infiernos, ¿qué idiota demonio iba a intentar atravesar las puertas para entrar al jardín cuando podían solo atravesar el suelo y aparecer ahí en medio? Más les valdría haber patrullado con palas mojadas de agua bendita. No era tan espectacular pero a veces era necesario hacer sacrificios.

El caso aquí es que no se podía hablar con ninguno de ellos. No era la primera vez que intentaba convencer a alguno y exponerles sus pensamientos sobre que si los demonios estaban ahí para castigar a los que desobedecían a Dios, en realidad, pues... también estaban del lado de ella.

Cierto que su trabajo no era tan bonito y agradable, pero... bueno, pues alguien tenía que hacerlo, no era como para que además todos pensaran que estarían mejor sin ellos solo por no ser tan blancos y puros y ocuparse del trabajo sucio que nadie más quería.

Además, la publicidad de Dios, en su opinión, tampoco era la mejor. Podría haberles dicho a todos que eran los héroes que iban a hacer la peor parte del trabajo, pero no, les había dicho a todos que era un castigo por rebelarse. Pues vaya.

Seguramente no le hubiera ido mal hacer algún curso de liderazgo, manejo de equipos y recursos humanos... hubiera pensado Crawly si para entonces hubieran ya inventado algo de todo eso.

Pero la verdad, no iba a volver a ir ahí a hacer preguntas, mira a donde le había llevado eso la vez anterior.

Pero... esto no resuelve el problema que tiene que convencer a un ÁNGEL a tener SEXO con ella con el único motivo de salvar su vida.

—¿Hablar con él? —ojos en blanco, pero se encoge de hombros—. No vas a soltarle esta vez, te lo advierto. Pero si tienes que hablar con él para que se deje o coopere o lo que quieras... pues me da lo mismo. Hazlo rápido.

—Ehm... claro. ¿Dónde... dónde está?

—En la celda nueva. Último piso. Con el otro ángel que estaba con él... y han traído primero porque todos aquí son sumamente listos —protesta—. Como escape esta vez sin que me enseñes esto, Crowley, voy a encargarme yo misma de que mueras, con o sin agua bendita.

Crawly traga saliva y asiente un poco, viendo a ver si... ya puede irse. ¿Eso es que le da permiso para que se vaya, no es así? Se acerca a la puerta.

—Termino esto y bajo. Y no atraigas a medio infierno, ¿quieres?

—No... no. Claro —Medio infierno ya está ahí abajo desde que todos saben que tienen a dos ángeles secuestrados. Ya, bueno, no quiere que atraiga a la otra mitad.

Lamentablemente cualquier cosa parece más interesante que el papeleo diario. La otra mitad solo llega tarde por lo del caos y ser demonios y... whatever

Igualmente Crowley siempre es un poco protagónico, mejor que lleguen solos a que les atraiga.

Crawly... Crowley atraviesa la puerta y tiene que apoyarse en la pared para respirar un poco. Demonios. Es que la van a MATAR.

A lo mejor podría no bajar ahí y solamente escaparse. Es que como iba a poder convencer a un ángel que... no. Lo sentía mucho por ellos porque seguramente los iban a matar a los dos, pero es que seguro que ellos tampoco se hubieran preocupado mucho de ella de ser al revés.

—Crowley! —la voz de Asmodeo le llama en un susurro desde el recodo.

Y se mete un susto que casi la descorporiza. Le hace señas para que vaya hacia el parque... bueno, Lord Belcebú ha dicho que esperara afuera de la celda. No aquí.

Crawly vacila pero se le acerca.

—¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha dicho?

—En resumen, que estoy muerta, así que me largo.

—¿¡Qué?! ¡No! ¿Cómo que estás muerta? ¿Qué te ha dicho?

—Pues que si no me tiro al ángel me mata.

Asmodeo parpadea y tira un poco de ella

—Y ella quiere VERLO —añade.

—Oh... Ugh. Bueno ¿y qué?

—Y que si le ayudo a escapar también me va a matar.

—De eso no tengo idea de cómo vas a convencerla... pero de acostarte con el ángel. Crowley, ¿te acuerdas que te dije que esta era tu nueva asignación y no me creíste?

—Sí, pero... es que...

—Mira, Mira... esto es algo qué haces con el ángel. No sé si te gusta o no pero si te acordaras de todo ya lo tendrías normalizado en la cabeza e irías ahí y te acostarías ahí sin problema. De hecho lo defenderías como un acto... necesario para espiar al cielo. Tu trabajo —le mira a los ojos—. Verás, aquí la gente te respeta, eres famoso por un montón de cosas horrendas que has hecho en la tierra. Vale, y el tropiezo del Apocalipsis. Si te acuestas con el ángel van a quedarse impresionados. Si te largas solo porque no te acuerdas... van a perseguirte hasta la eternidad y el día que te acuerdes de todo, vas a arrepentirte.

—Pero es que... ¿Qué quieres que haga? ¿Que lo fuerce?

—¿Forzarle? ¿Eso es lo que te preocupa? Él te... —mira hacia la puerta de Belcebú porque no sabe en qué ha quedado con ella—. El ángel te adora, Crowley. Yo lo he visto. Un par de besos cachondos y va a dejar que le hagas lo que quieras.

—No... Que va a... no es posible. Ya habría caído.

—Me parece que el que no lo haya hecho es JUSTO lo que le causa curiosidad a Lord Belcebú. ¿En que han quedado?

—En que bajaría ahora, que puedo hablar con él primero.

—Oh! Fuck it, ¿Cómo puedes tener tanta suerte? Venga, vamos a que lo veas con tus propios ojos.

—¿S-Suerte? ¡Van a matarme!

—No van a matarte si haces lo que te digo... tienes que entrar ahí y hablarle como si no te hubieras olvidado de él. Eso me parece lo más complicado... porque actúas muy bien siempre o realmente lo crees, no estoy seguro, y él piensa que tú estás también enamorada —tira de ella.

—¿Cómo voy a hablarle como si no me hubiera olvidado? ¡Si no sé ni que decirle! —se deja tirar

—¿Que le diría Eva a Adán si estuviera encerrado aquí?

—¿"Fuck"?

—Supongo que eso también se lo puedes decir. Venga, Crowley! No puedes no tener algo de imaginación y seguir el rollo "Aziraphale, my love, ¿estás bien? ¿Te han hecho daño?" Y le plantas un beso.

—Azifa... Afiz... A... ¿A qué?

—Aziraphale.

—Azira... Az... ugh. Así. Fuck, en serio.

—Vale, no le llames por su nombre si no quieres.

—Azira... phale. Really. OK. My love. Más fácil.

—Exacto

Baja las... infinitas escaleras aun tirando de ella.

—"My love, ¿estás bien? ¿Te han hecho daño?" Esas preguntas son idiotas, claro que no va a estar bien y claro que le habrán hecho daño —sigue Crawly.

—Vale, vale... "my love, ¿qué te han hecho?" ¿Te gusta más?

My love... ¿qué te han hecho? —repite y le suena muy poco de su... estilo, pero vale, vale, qué va a saber ella.

—Sinceramente... solo piensa en esto así: Él es un ángel, enamorado de un demonio, que además cree que el demonio está enamorado de él también y... al que trajeron al infierno a la fuerza mientras cenaba contigo en el Ri... en la tierra. La última vez que te vio te estaba acariciando la mejilla y le acababas de dar un beso en la palma de la mano, mientras los dos sonreían como... bloody Adan y Eva en el paraíso. Después de eso le han asaltado y encerrado en una celda y ahora mismo vas a entrar tú y calmarle y asegurarle que todo va a salir bien y que... tienen que tener sexo frente a Belcebú para que eso ocurra

Es que no podría sonar todo más surrealista.

—El confía en ti, Crowley. Lo he visto. Va a ayudarte.

—C-Claro —vamos, una seguridad que rezumas...

—Por todos los infiernos, ¿no podrían construir un elevador para llegar a estas celdas? —protesta notando que aún les faltan dos pisos.

Crawly mira al suelo mientras anda aun pensando en todo esto y en como todos parecían tenerlo clarísimo pero... es que cómo iba a... o sea, como... es que... ¡Era imposible!

Y espérate a ver lo clarísimo que el ángel también lo tiene todo.

¿En qué lío se había metido con sus mentiras ahora? Es que seguro todo había empezado con un chiste, por todos los infiernos, parecía que no la conocían.

En el último círculo del infierno, digo piso, hay tanto demonio que apenas se puede andar, haciendo un barullo bastante ensordecedor.

Crawly lo mira todo también porque... vaya que no ha cambiado el infierno de lo que ella lo recuerda.

No. Aún no puedes lamer las paredes.

Ugh, nunca puede hacer nada divertido

El murmullo de "es Crowley" se dispersa como reguero de pólvora.

Así que empiezan a aparecer demonios literalmente a través de las paredes y techos. Crawly se acerca a Asmodeo, nerviosa, tomándole de la ropa por la espalda.

No supongan ni por un momento que a Asmodeo le gusta mucho este lugar. Vamos, ¿a quién coño le gusta mucho este lugar? La toma del brazo, porque además, sabe que es ella la estrella de este evento, no él y con ello su salvación del mismo.

—¡Abran paso, abran paso! ¡Nos ha mandado Lord Belcebú! —Asmodeo empuja un poco a unos y a otros.

Ella intenta esconderse un poquito en él, completamente distinto a lo que haría en circunstancias normales.

Haciendo que Asmodeo haga un poco los ojos en blanco, vale, pero igualmente la abraza un poco porque parece genuinamente asustada y él está ciertamente acostumbrado al contacto físico.

"My love, ¿Qué te han hecho? My love, ¿Qué te han hecho?" Repite su frase como un mantra en un susurrito.

Hastur, desde luego, es quien está en la puerta porque la bloody obsesión que tiene... sonríe, además.

—¿Vienes ya por tu amorcito? —pregunta en tono de absoluta burla. Crawly traga saliva y para de repetirlo.

—Ehm... sí.

Hastur parpadea con esa respuesta. Ella le mira con sus ojos amarillos sin notar donde está el problema, se supone que todos lo saben, ¿no?

—Déjala pasar, Belcebú le ha ordenado verle a solas —pide Asmodeo y Hastur frunce el ceño igual.

Crawly mira a Asmodeo de reojo con eso, pero vale, claro, por que no. Gracias.

—¡Tu amorcito! ¡Tu novio angelical! —se ríe... Hastur y solo por seguirle, se ríen un montón de demonios a coro. Asmodeo, que detesta casi tanto como Crowley estar aquí, le pide al asqueroso demonio que cuida la puerta que abra.

—¿Estás intentando decirme algo con eso, Hastur? —pregunta ella sin entender el tono burlón.

La neutralización de Hastur en unas cuantas palabras.

—Ehm... que eres un ridículo. Voy a comérmelo, ¿sabes? En cuanto termines tú, yo voy a COMÉRMELO ENTERO.

Crawly mira a Asmodeo de reojo.

—Me han encomendado tirármelo, no comérmelo. Pero si quieres hacerlo tú... —hace un gesto para que entre él.

Hastur vacila y mira también a Asmodeo de reojito un segundo porque además, claro que no puede comérselo. Belcebú les ha prohibido EXPRESAMENTE lastimarles siquiera.

—Esas mierdas solo las haces tú. JAMÁS tendría esa cosa con un asqueroso Ángel.

Ella le mira sin ningún nerviosismo, de hecho, pensando que ojalá dijera que sí, si la cosa es que se lo tire alguien... o sea, quizás luego se arrepentía porque Hastur se llevaba el mérito, pero...

—Crowley, venga —Asmodeo tira de ella para meterse a la celda. Ahí va Crawly y Asmodeo tras ella.

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