Sin City

By AceiteyAgua

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-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco no... More

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By AceiteyAgua

—De hecho... podrías quedarte aquí y explicarme bien qué haces exactamente con tu ángel... ¿Cómo... lo conseguiste la primera vez? ¿Le atacaste?

—¿Q... qué? —se le congela la sonrisa.

—Explícame con detalle.

—D-De... talle.

—Sí, quiero saber cómo...

—Ehm... c-cómo —repite y es que el sudor frío.

—Haces con él lo qué haces. Y qué haces. Vamos...

—Bueno lo... m-mejor. O sea... peor. Lo más malo, que es... claro, lo bueno. El caso es que...

—¿Cómo le convenciste la primera vez?

—Pues... no es... no son muy... fue difícil. Muy difícil. Todo el asunto de lo asqueroso y prohibido y todo eso, no fue fácil convencerle.

—¿Y cómo lo hiciste? —insiste, mirándole.

—A lo mejor podría... hacer una... p-presentación.

—No. Prefiero que me lo cuentes a mí.

—Bueno la clave es... no pensárselo demasiado —claro, Crowley, justo eso hiciste tú.

—¿Pero cómo sabías que te iba a decir que sí? Es decir... para él debía ser asqueroso.

—Bueno, él en concreto es un caso específico porque ya lleva muchos años con los humanos, observándoles e intentando mimetizarse y tener una naturaleza un poco diferente hace que esto sea... más receptivo

—Hmm... —cara de desagrado—. ¿Quieres decir que él había hecho esto con humanos ya? Ugh.

—N-Naaaah, no lo creo—arruga la nariz.

—Aún me parece muy complejo que un demonio pueda besar a un ángel y que... le guste. ¿Qué hiciste entonces? —Quiere instrucciones, querida—. ¿Físicamente no lo pensaste solo... atacaste?

—Eh... no, sí lo pensé un poco. De hecho tuve que obligarle. También ayudó que él esté... bueno, todo el mundo lo sabe. Además en el caso de un beso por ejemplo —¿ahora? ¿Ahora te toca el puto turno de la neurona?—. A él le gusta mucho los dulces, así que comer algo dulce y que me supiera la boca a ello...

—O-Obligarle, dulces... hmmm... Ehm... ¿y a qué sabía la suya?

—¿Su boca?

—Sí.

—A té... y a dulces también. Crêppes de fresa. Llevaba toda la tarde comiéndolas como si se fuera a acabar el mundo, me parece —Intenta recordarlo.

Aziraphale no sabe cómo es que estás diciendo estas cosas sin morir de vergüenza. Bueeeeno, uno aprende un par de cosas en el infierno. O más bien, si uno es un buen demonio, se las enseñan y si no lo es... se las enseñan también pero por el modo rápido.

—No es como que tenga otro modo de comerlas igualmente —añade. Belcebú arruga la nariz con toda esa descripción

—¿Crepes?

—Es como una torta fina hecha de harina y leche, en realidad es una cosa muy idiota y... o sea... creo. Yo nunca las he hecho. Ni comido. Ni... bueno. O sea... no tengo ni idea.

—Y él las comía. Y luego sabía a eso... ¿y si no hubiera comido nada?

—Es... difícil describirlo sin... hacer referencia a comida. Ehm... pero no son venenosos... hooray —susurra con una media sonrisa un poco forzada.

—¿Los besos?

—Sí. La saliva y todo lo demás —por el amor de Dios. No te está preguntando esto, no le cuentes esto.

—Ni tú para él.

—Eh... después de una ardua investigación de campo... no. Parece que no.

—Y qué hay de lo demás... Ehm... ¿reacciona como un humano?

—Ah... sí, claro. A todo —claro, hasta a las cosas que no has hecho.

—Y tú no necesitas... ¿reaccionar para que lo crea?

A Crowley se le abre la boca otra vez.

—Aaaaah... S-Seh, claro, pero... —se encoge de hombros balanceándose—. Es... fácil de fingir y todo eso, solo hace falta... cambiar un poco las cosas de sitio y...

—¿Eh?

—En la humedad está la clave.

—¿¡Humedad?!

—S-Sí. Humedad.

—¿¡Humedad dónde?! ¿En el... aire? ¿Necesitas que haya agua?

—Eh... no. No agua. Es como... es como la saliva, pero... en... —como maldita sea dijo, ¿el pequeño aparato reproductor? ¿Su cosa especial?—. La zona sexual.

—¿Le escupes en la zona sexual?

Unos instantes de silencio.

—Sí, claro. A veces sí.

—¿Y él en las tuyas? ¿Y eso... ayuda?

—Extremadamente. De hecho algunos humanos lo hacen con la boca —vale, se te cancela la tele de pago, jovencita. E internet con control parental a partir de ahora, si esto fueran los noventa, sería el canal plus y no me digas que es con fines de investigación.

—Los humanos son raros —arruga un poco la nariz pero en realidad no le parece tan escandalizante—. ¿Y le muerdes?

—¡Eso fue un accidente!

What?! ¿Le mordiste las partes sexosas?

—¡N-No! ¡Le mordí el labio!

—Ohh...

—Bueno, no fue tan accidental.

—¿Cómo?

—Me refiero a que fue cuando me pidieron que le matara.

—Oh... ¿e intentaste morderle ahí? Que... vaya... —asegura algo sorprendido.

—Sí. Exacto.

—No funcionó, supongo. ¿¡Y aún así quiso hacerlo otra vez?!

—Sí.

—Why?! How?! Ese ángel está... tiene una obsesión —arruga la nariz.

—Eh... no, o sea...

—¿Tu volverías a hacer eso si un demonio te mordiera la cara?

—No, claro.

—¡Él es un ángel! ¿Por qué confía en ti? —frunce el ceño.

—Porque está... enamorado —susurra un poco.

—Pero... ¿de verdad? Y-Y, ehm... ¿cómo hiciste eso?

La verdad, esa es como LA PREGUNTA. Y no tiene NI IDEA.

—Algo debes haber hecho, ¿no?

—S-Sí, sí, claro. Ejem —¿Qué hacen los humanos en estos caso... ¡Películas! Has visto un millón de películas románticas Crowley, ¡solo cuéntale el argumento de algunas!—. P-Pues... estábamos en un barco y le pedí que me dibujara y...

—¿Cuál barco? ¿Qué te dibujara qué?

—Pues, que me dibujara a mí y... ehm... luego me llevó a bailar con los de clase baja a la bodega y... —sigue, intentando recordar lo que pasa en la película.

—Los ángeles no bailan.

—Eh... no, bueno, en general no. Pero él aprendió a bailar esa mierda en un club gay después de que dejamos de hablarnos en el siglo XIX porque... es idiota y tiene los cojones así de gordos —protesta haciendo un gesto con las manos. Y por eso tengo que ir tras él porque si no se va a quedar ahí arriba a vivir PARA SIEMPRE y es de verdad capaz de no venir por mí.

Parpadea. Belcebú parpadea con ese cambio de tono.

—Se dejaron de hablar... o sea se hablaban.

Crowley abre la boca quedándose paralizada porque asumía que... o sea, ¿No estaba Miguel retuiteando fotos de los dos que habían sacado de no se sabe dónde y ya todos sabían...?

—¿N-No...? —susurra en un hilito de voz porque no está seguro que ahora vaya a colar esto.

—No pongas esa cara de idiota. Todos sabemos que lleva así desde hace mucho y tú... no tengo idea de qué haces. Solo quiero saber cómo lo haces.

Crowley hace una sonrisita forzada y se pasa una mano por el pelo. La verdad, ella también quisiera.

—Debes decirme.

—L-Los... ehm... gestos románticos es lo que... bueno...

—¿Cuáles? Gestos románticos... no te imagino haciendo ningún gesto tonto romántico.

—Cómo... dejarle la tabla para —se le humedece un poco los ojos porque CABIAN LOS DOS EN ESA TABLA y luego carraspea—. Bueno, intentar parar el apocalipsis y de algún modo convencerle que fue por... él.

Parpadeo parpadeo de Belcebú.

—¿¡Echaste a perder todo por... él?! —le riñe.

—No, no, no, ¡no! Lo hice porque me gusta la tierra y los humanos y la vida como es ahora, pero eso no significa que no pudiera... maquillar un poco la verdad en lo conveniente.

—¡Eres un idiota! —protesta Belcebú que se ha vuelto a acordar del Apocalipsis.

Crowley aprieta los ojos porque sí que lo es, o sea, es que le pierde la boca cada maldita vez y lo sabe.

—Ehm... sí, Lord Belcebú.

—¿Y el muy idiota creyó que lo habías detenido por él?

—Ehm... —vacila de nuevo—. Técnicamente y respecto a eso, en realidad... analizándolo desde un punto de vista práctico y competente en lo que a los hechos estrictos se refiere y nuestra real aportación de acciones a la causa... es fácil llegar a la conclusión que en realidad quien detuvo el Apocalipsis fue el niño anticristo y que nuestra aportación al evento fue más bien... ehm... nula —¿Qué clase de defensa es esta? "No puedes culparnos de intentar parar el apocalipsis porque aunque lo intentamos somos tan incompetentes que si es por nosotros hasta logramos que empiece antes."

—What?!

—Lo que digo es que... realidad, cualquier cosa que intentamos para parar el apocalipsis fue... un plan fallido y que realmente no logramos... o sea, no se logró detenerlo gracias a nosotros sino más bien a pesar de.

—¿Ahora estás diciendo que ni siquiera pudiste hacer un buen plan?

—No, no, no... El plan estaba. Pero fue un fracaso total.

—Maravilloso... un pésimo plan entonces.

—Eh... sí. Un poco. Lo que lleva a pensar que tal vez no es algo de lo que se nos debería... culpar directamente puesto que en realidad...

—¡Fueron ustedes! No le vas a convencer de lo contrario. Yo estaba ahí. Y Gabriel, y les vimos con el niño.

—El niño hizo... fue él el que se enfrentó a su padre y cambió la realidad —susurra un poco regañada.

—¿¡Y quién le convenció?!

—¿La verdad? Yo apostaría por sus amigos y su vida en el pueblecito. Es decir, nosotros solo llegamos cinco minutos antes y nuestro plan era matarlo, no echarle un discurso.

—Bueno, volviendo al ángel ese tuyo —pone los ojos en blanco intentando encauzar de nuevo la conversación porque esto la pone de fatal humor. Otro sonrojito de Crowley y sonríe un poco.

—¿Aja?

—¿Han o no tenido reuniones sexuales?

—Oh. Ah. Hum... S-Sí.

—¿Cómo se supone que funciona eso?

—P-Pues... como los besos pero... con otra parte del cuerpo.

—Eso es para... procrear —le mira... parpadea y levanta las cejas.

—S-Sí o sea... mayormente pero... los humanos lo hacen MUCHAS VECES sin esa intención.

—¿Has descubierto por qué?

—Pues... porque... —se humedece los labios pensando en el sentimiento de afecto y unión que no sabe cómo explicar de mirarle a los ojos después de casi sentirse morir de placer físico—. Produce placer físico.

—Hmm...

—En realidad, si lo piensas, es lógico que lo haga... —vacila. Ahí vamos con las disertaciones raras de nuevo.

—¿Por?

—Bueno, la idea es que... las criaturas creadas por Dios se... reproduzcan y la verdad, tener una cría no es fácil. Hay que cuidarla y alimentarla y protegerla mientras es joven y débil, por no hablar del asunto del parto... Además la aspiración de casi todas las especies es hacerse la vida lo más fácil posible, así que si no produjera placer no creo que nadie lo hiciera... —hace un gesto con los hombros—. Además, no valdría como tentación. O sea, es fácil no sentirse tentado a que te claven astillas en los dedos o intenten quemarte en una hoguera.

Belcebú le escucha con atención.

—Así que te gusta —concluye por fin y Crowley se sonroja visiblemente ahora sí.

—N-No... o sea... h-hablo de los... humanos. Y los animales y... todo eso.

—Te estas poniendo roja —es que ya no puede no notarlo. Ella se lleva las manos a la cara

—Ehm... bueno, claro. Hace calor aquí, esto es el infierno —badum tsss

—No hace ningún calor. ¿Te produce a ti... placer? —y es que por alguna razón, Belcebú parece especialmente interesada.

—Eh... mmm... ah... uh —abre la boca, arruga la nariz, luego cierra los dientes y hace un par de gestos más encogiéndose de hombros—. O... o sea... tal vez deberíamos ir subiendo ya —mira su reloj.

—Oh... ¿ya es hora?

—Pues... —sonríe porque han pasado como veinte minutos pero a ella le han parecido tres horas.

—Porque no podemos llegar —carraspea porque cuando va sola suele llegar a tiempo, claro, porque... Gabriel—. A tiempo.

—En este caso... quizás llegaríamos un poco antes pero ¿no sería justo eso lo que sería más molesto? Por... las dos horas y todo eso.

—Sí, sí... shut up. Vamos.

Crowley carraspea y sonríe un poco porque ¡Se ha salvado! Wahoo!

Pues después de una poca de tortura, sí. ¿Sabes quién no se ha salvado?

¿Vais a decir Aziraphale? Vais a decir Aziraphale.

¡Cierto ángel al que tienen secuestrado! ¡SI!

¡Estamos yendo por él! Solo que esta vez está siendo todo un poco complicado.

Me parece interesante pensar que eso crean... pero vale.

La verdad, si esto llega a ser en la bastilla, lo decapitan, lo sabemos. ¡Pero es que con los humanos es más fácil!

Absolutamente, de hecho no estoy segura de que... No haya ya pasado alguna desgracia.

¿Cómo qué?

Bueno, espero que Aziraphale donde quiera que esté, esté entero.

Hastur, no seas capullo que esto te va a salir peor a ti.

Hastur hace jijiji. Lo cual es muy propio de un demonio malo como es él.

Ojos en blanco.

Bueno ahí se va Belcebú a... la zona apropiada con Crowley incómodamente detrás. Incómodamente para todo el mundo, además. No hay una sola alma que quiera o que considere que es una buena idea que esté haciendo esta actividad.

Nadie. Ni Aziraphale que suele ser su aliado. Ni ella, que suele secundar sus propios planes. Pero... pues, en el cielo al menos les están esperando. O están esperando a Lord Belcebú, claro porque Gabriel ha mandado a alguien a avisar para que le avisen.

Pues ahí les tienen, sinceramente, Belcebú considerablemente más nerviosa de lo que la cara de absoluto asco y aburrición parecería dar a notar.

Uno de los ángeles les acompaña, un poco nervioso, hay que decirlo, a una sala de juntas para que esperen en vez de estar ahí en medio poniendo nervioso a todo el mundo.

Belcebú, es que... está acostumbrada a esto, la verdad, si lo hace como dos de cada tres días de la semana. Casi hasta saluda al ángel con cierta gracia y le asegura que el corte de pelo que trae es horrendo.

Y la verdad, Crowley querría hablar con el ángel, con este o cualquier otro sin... ella aquí, levanta las cejas con la familiaridad.

Puedes preguntar dónde está el baño.

Claro, porque todo el mundo aquí tiene que ir al baño constantemente.

Vale, vale... no es muy útil.

Sigh... mira a Belcebú de reojo intentando pensar alguna buena excusa.

Belcebú llega y se sienta, y solo porque está Crowley sube las piernas a la mesa. Crowley la mira de reojo, nerviosa.

—A lo mejor podría ir a... darme un garbeo por aquí a ver si... encuentro algo interesante.

—No hagas nada demasiado grave, ¿quieres? —ojos en blanco.

—¿Por? ¿Acaso hay algún lugar mejor? —sonríe.

—No. Cuando venimos así, no. Esta es una visita oficial.

Oooojos en blanco.

—Lo digo en serio, Crowley.

—Vale, vale —levanta las manos en señal de rendición—. Nada de chinchetas en los asientos, teclados con letras desorganizadas para que se lean insultos o impresoras desconfiguradas y sin papel.

—Y lo digo en serio.

Y ahí es que Gabriel aparece en el pasillo blanco de la sala de juntas con paredes de cristal y Belcebú baja las piernas, como activada por un resorte y Crowley se detiene. Bloody hell. Frunce el ceño.

Hello... —ojos en blanco de Belcebú, hasta parece... mosqueada.

—Belcebú —la saluda señalándola y luego se vuelve a Crowley entrecerrando un poco los ojos y hace cara de "y tú eres...?"

—Ehm... ¿qué tal la junta? —pregunta Belcebú, ejem, sonriendo un poco.

—Bien, bien —decide ignorar a Crowley que está poniendo los ojos en blanco y va a desparramarse a una silla poco interesada en esto, sin responderle.

—¡Terminaste a tiempo!

—Más bien tuve que resumir. En fin... —vuelve a mirar Crowley de reojo porque no entiende porque hoy trae carabina, además... le suena, ¿es el idiota del apocalipsis? ¿Pero no era un hombre?

—¿Qué querías... contarme?

—No creo que se buena idea empezar con eso.

—¿No?

—¿No es este tú... hombre? —señala a Crowley.

—Sí... sí. Está ahora... bueno. Buscando al tuyo.

—¿Para?

—Bueno...

—Matarle —responde Crowley y Gabriel levanta las cejas... porque parece un poco agresivo subir al cielo a matarle. ¿Es que no pueden quedar se en terreno neutro en la tierra y dejar de molestar a todo el mundo?

—Eso es. Pero parece ser que no está.

—Estará en su... biblioteca esa o lo que sea —Gabriel hace un gesto de "¿a mí que me cuentas?" Y Crowley se incorpora un poco en su silla.

—El caso es que no está ahí. He ido y la ha abierto, pero no estaba ahí —explica Crowley.

—¿Lo tienen ustedes? —pregunta Belcebú.

—Pues no sé si habrá subido a reportar algo, conmigo no se ha presentado —se encoge de hombros porque le importa cómo menos veinte y se acerca a Belcebú.

Crowley frunce el ceño porque...es que aunque le hubieran llamado de urgencia, si hubiera ido él mismo, hubiera perdido SEGURO treinta segundos en cerrar la librería. Aunque hubiera sido porque le quedaba menos de un minuto de vida... hubiera cerrado la maldita librería.

¡Y en despedirse de ti, decirte!

—Vaya... bueno, entonces... —Belcebú mira un poco a Gabriel, es que se le acerca y... le mira.

—A lo mejor podéis preguntar en la recepción a ver si ha subido por algo, pero seguramente solo estará por ahí comiendo o... algo —la cara de asco.

Es que la fulminación que le hace Crowley porque cómo se va a haber ido a comer y haberlo dejado todo ahí, ¡parece que no le conoce! Además ha ido buscarle a los que sabe que son sus restaurantes favoritos y no estaba en ninguno. Aunque podría ser que hubiera más que Crowley no conociera porque con este hombre nunca se sabía, pero...

Pero no está en el cielo, querido.

Crowley les mira de reojo, porque tampoco estaba en la tierra ¿y si...? ¿¡y si se lo había llevado alguien al infierno!?

¡Aaaaah! Mira tú.

No lo había sentido cuando estaba ahí antes pero tampoco le había buscado. Oh, bloody hell ¿y si algún idiota había intentado... secuestrarle? ¿Pero a cuento de qué? Wait! Hastur! ¡Por eso había estado esquivándole todo el rato!

Shit shit shit shit.

Aunque le encantaría quedarse aquí a saber qué se traen Gabriel y Belcebú entre manos, ¡no podía dejar que lo tuvieran en el infierno! Sale corriendo a la puerta casi sin decir ni adiós.

Parpadeo de todos.

Y la verdad, a mitad de la carrera se cambia los tacones de aguja por unas bailarinas porque así no se puede correr, aunque aún tienen la suela roja.

Hastur mientras tanto está haciendo cosas... inimaginables.

Así que llega al infierno abriendo las puertas de par en par porque una cosa no quita la otra. Ser dramática y espectacular no está reñido con tener prisa.

—HASTUUUUUUUR

Es que como ha podido ser tan idiota, hasta huele su perfume y el olor del sexo. Se va directo siguiendo el rastro.

Es que Hastur debe apestar a Aziraphale. La verdad un poco dramáticamente puede oler a sangre... porque Hastur es un poco idiota

WTF?

Está en el calabozo del infierno detrás de una línea de fuego.

—¿QUÉ PUTA MIERDA TE CREES QUE ESTAS HACIENDO, HASTUR?

Hastur le mira con media sonrisa, aunque Aziraphale no se ve por ningún lado, le siente. Pero está... una pared. Incendiada. Quizás guardada por un perro de seis cabezas. Yo que sé. Hastur ha sido bastante... histriónico.

Crowley se acerca con el ceño fruncido, desafiante

Hello.

—¿Qué te crees que estás haciendo?

—Lo que tú no tienes huevos para hacer, claro.

—¡Eres, maldita sea, tan idiota! —protesta frustrado, intentando apagar la pared a chasquidos de dedos.

—¿¡Idiota yo!? Eres tú el que no sabe cómo hacer lo que te piden... ¡y ahora te lo han cambiado por algo mejor!

—Por algo que aporta más beneficios, ¿sabes lo que me va a costar recuperar su confianza después de esto? Es que no podrías ser más imbécil. ¡Sácalo de ahí!

—No voy a sacarle de ahí, ¡voy a matarle!

—¿Y qué coño le vas a decir a Lord Belcebú?, ¿qué has matado al que podría haber sido un perfecto agente infiltrado porque... te falta oxígeno en el cerebro? ¡Más te vale que esté entero ahí dentro!

—¿Crees que a Lord Belcebú le va a parecer importante?

—¡Pues claro que le va a parecer importante, idiota, esto fue idea suya! —chilla e invoca un pedazo de carne, lanzándolo lejos para distraer al perro.

—Ya, igualmente encontrará otro plan. Seguramente va a parecerle mejor matarle.

—Eso no es algo que tú tengas que decidir. Deja de meterte en MIS PLANES.

—¿¡Desde cuándo TÚ puedes impedir que YO haga algo?!

—¡Desde que lo que tú haces interfiere en mi trabajo y en las órdenes directas de Lord Belcebú! —se acerca a la puerta intentando abrirla pero Hastur se pone entre él y la puerta, volviendo a prender el fuego.

Crowley le echa una mirada de advertencia lo vuelve a extinguir.

—¿Qué vas a hacer?

La serpiente se humedece los labios, pensando e intentando calmarse porque hasta él se nota a si mismo en mitad de un ataque de pánico.

—Matarle yo. Tú no sabes cómo hacerlo, llevas todo el día con esto y a juzgar por todo esto has conseguido nada y menos.

—Lo intentaré hasta que lo consiga

—Deja. De. Interferir. En. Mis. Planes. Ve a matar a Gabriel, anda, eso sí sería impresionante, no a este pobre excusa de ángel que no le importa a nadie.

—Te importa a ti. No creas que no lo sé —le sonríe un poco.

—¡Me importa a mi porque es mi plan!

Hastur sonríe un poquito más, Crowley pone los ojos en blanco e intenta de nuevo abrir la puerta.

—Yo se lo qué pasa. Aunque Lord Belcebú se crea lo que dices. A ti te importa el ángel.

—¡Me importa porque es mi trabajo!

—No solo por eso... y yo lo sé —se quita de la puerta.

Ojos en blanco de nuevo pero ahí dentro va, sin contestar nada más.

Y ahí está, echo bolita, cubierto con las alas, medio ensangrentadas. Es que Crowley suelta casi un gritito, acercándosele.

A-Angel!

El nombrado se echa un poco atrás y Crowley da un pasito hacia él empezando a correr en su dirección y se detiene a si mismo casi de inmediato.

—C-Crowley? —Está bastante moreteado y con raspones y sangre.

—¿Q-Qué haces aquí? —pregunta intentando sonar casual, mirando a Hastur de reojo, que sonríe.

—N-No lo sé...

—¿Cómo vas a no saberlo? —se humedece los labios y es que se le dan mal los milagros de curas y además está ahí Hastur.

—No puedo salir... —susurra otra vez.

—¡Solo chasquea los dedos!

—No, no funciona... —le mira un poco suplicante porque además hay fuego y se ha asustado un MONTÓN.

Crowley levanta las cejas y le echa una mirada de... "no te he dicho que hagas un milagro, te he dicho que chasquees los dedos."

Aziraphale levanta las cejas un poco con esa mirada y... la entiende. Toma unos segundos y con una MUY temblorosa mano... lo hace

Crowley lo hace a la vez escondiendo la mano lo mejor que puede de Hastur y las ropa y las cosas de Aziraphale vuelven a su lugar... sobre él y... a su alrededor en general.

—Ohh... —respira sintiéndose considerablemente mejor.

—Crowley al rescate —susurra Hastur malévolamente.

Crowley que otra vez tiene que pararse a si misma la necesidad de acercarse y tomarle de las manos. Se sonroja con el comentario de Hastur sin poder evitarlo.

—No es un rescate porque no es que estuviera de verdad en peligro —replica para el otro demonio en vista que fingir que lo hacía Aziraphale mismo no ha funcionado.

—Quizás debería encerrarles a ambos... apuesto a que veríamos cosas interesantes —murmura Hastur.

Ojos en blanco de Crowley echándole a Hastur una mirada de circunstancias.

—Si te interesan esas cosas te puedo dar un par de páginas de internet que te van a funcionar mejor —se cruza de brazos la pelirroja.

Aziraphale traga saliva mirándoles a ambos y pensando por primera vez con un poco menos de absoluto terror desde que abrió los ojos estando aquí abajo.

—¿Eh? ¿Páginas de Internet? —pregunta Hastur sin entenderle

—En fin, gracias por traerle aquí y por tu inestimable ayuda. La próxima vez intenta ser un poco más hospitalario con nuestros invitados, bastante mal considerado está ya el infierno sin tus intervenciones —Crowley hace un gesto para que señalarle la puerta.

—¿Crees que soy el único que quiere esto, Crowley? Tengo a muchos demonios como yo hartos de ti y todo esto. El ángel NO es un invitado, es un prisionero. Y aún lo es pese a tu... romántico rescate. ¿Vas a sacarle de aquí cargando y dándole besitos frente a todo el infierno?

Crowley le mira con cara de muchas circunstancias porque en realidad no tiene NI IDEA de cómo sacarle de aquí.

—A lo mejor algunos entenderían mejor lo que es una operación encubierta así.

—¿Cuál operación encubierta? —pregunta repentinamente Aziraphale en plan... esto es nuevo para mí, nunca lo había oído.

—No te metas, angel, que están hablando los adultos —le mira y hace un gesto para que se vaya a la puerta.

But, darling...

Crowley le mira otra vez porque... de verdad, si alguien tiene una idea mejor, este es el momento de exponerla. O dejadle turno con la neurona, mamones. ¡Que la estáis acaparando!

Aziraphale le mira con cara de agobio también porque quiere que se crean que es un idiota enamorado que asume a pesar de toda la conversación que han tenido frente a él... bueno, pues... que Crowley es confiable.

Darling —repite Hastur con tono de burla, volviendo a mirar a Aziraphale

Ok, el problema es que Crowley no lo pilla porque así actúas siempre. Aziraphale se hace un poco pequeñito con Hastur porque... vamos a decir que ha aprendidos temerle bastante más temor del que le tenía después de estos días.

Crowley se quita las gafas y se pellizca el puente de la nariz intentando esconder en hastío que eso si le ha sonrojado un poco.

Aziraphale toma aire profundamente... y decide que vale, que le harán demostraciones de estas a Hastur en cualquier otro momento que no sea este.

—Sabes, vale. Vámonos —decide Crowley.

—¿Tú que crees que ocurra, Crowley, cuando Lord Belcebú sepa que teníamos encerrado al ángel... en el calabozo del infierno... y que tu decidiste sacarle e irte? —pregunta Hastur hacia Crowley.

—Hagamos algo —propone Crowley cambiando de idea—. Vuelves a encerrarle. Vas por Belcebú, la buscas y le dices que lo tenemos aquí, que vamos a matarle y que el plan pasa porque yo haga esto mismo con Gabriel porque es un ángel de mayor rango y que puede darnos mejores beneficios. Y si tenemos su consentimiento yo misma me encargo de este.

What?! —es Aziraphale el que protesta y entonces... si, entonces, es que cae en la cuenta de que Crowley... ¿¡es una chica?!

—No lo tomes como algo personal —le pide Crowley a Aziraphale, sonriendo y encogiéndose de hombros. Hastur vacila... porque ese no suena a un maldito plan tan malo.

—¿Vas a... seducir a Gabriel? No te creo —asegura Hastur.

—¿Por qué no? Si he podido con este...

Aziraphale parpadea sin saber que mierda está haciendo. Se sonroja.

—¿Y tú vas a matarle? ¿A este ángel? Si te da permiso de seducir a Gabriel —repite Hastur.

—Eso mismo —asiente Crowley intentando sonar lo más tranquila y segura posible porque se está jugando mucho por un par de preguntas y una intuición.

Aziraphale palidece un poco pensando que... Crowley debe tener un plan, sí, pero... eso no se lo esperaba.

—Voy a ir a decirle eso a Lord Belcebú AHORA Y tú te vas a quedar aquí mismo encerado con él ángel —sentencia Hastur señalándole.

Whatever —ojos en blanco como si todo esto le diera completamente igual.

Hastur sonríe de lado y se va a puerta, cerrándola tras el con un portazo, volviendo a encender el fuego. Crowley se humedece los labios fingiendo de nuevo no estar en un bloodyataque de pánico.

—A-Acabas de negociar mi vida contra... seducir a Gabriel...

Ella le mira de reojo. Aziraphale le mira sin creerlo.

Cool, isn't it? —replica sarcásticamente, sonriendo.

—Y vas a matarme directamente...

—Aún no han dicho que sí —le sonríe—. Pero puedo dejarte elegir la manera, si te consuela de algún modo.

B-But... —El doble parpadeo. Y es que no sé qué piensan ustedes pero Aziraphale considera perfectamente posible que Belcebú diga que... sí.

Ya, ya... Crowley no estaría tan seguro si no le hubiera torturado antes a base de preguntas incómodas y le hubiera PROHIBIDO hacerlos dos mil quinientas veces. De todos modos se mueve por el cuarto intentando buscar la forma de salir, aunque sea con el truquito del apocalipsis zombie... que detesta porque luego se le llena el pelo de tierra y no sabe si va a funcionar.

—No está mal hecho esto... no puedo hacer milagros aquí, por lo visto el terreno está maldito —le sigue mirando un poco desconsolado con esto.

—Gracias, dos minutos de apreciación al exquisito plan de Hastur es justo lo que necesito en este momento —protesta frustrada.

—Gracias por venir... —susurra el ángel y se abraza un poco a sí mismo.

—No me des las gracias, maldita sea. Y menos aquí.

—Lo siento... —baja las orejas.

—Agh! —protesta frustrada aun, dándole un golpe a la puerta porque no puede quitar el fuego y no sabe qué hacer.

—Eres... una chica.

—¿No te gusta? —le mira de reojo.

—Te ves muy bonita —le sonríe un poquito y se sonroja.

Crowley le sonríe de vuelta y es que... ayer se pelearon, pero no pueden hablar de eso aquí.

No fue ayer, ¡fue hace como cien años!

¡Fue ayer!

¡No! ¡Ha pasado una vida! Se mira las manos.

Igualmente el tiempo es una ilusión.

—¿Cómo vas a hacerlo?

—Pues tú dirás —le mira de reojo sin dejar de probar cosas con la puerta, infructíferas todas.

—¿Yo? Tú eres la que ha... propuesto este nuevo plan de matarme a mí a cambio de cortejar, de todos... a Gabriel.

—Y es un jodido buen plan. ¿Puedo pedirte amablemente que te suicides? —Crowley sonríe enseñando los dientes y es que claro que quisiera decirle que va de farol, pero está segura que les están vigilando.

Aziraphale le mira y luego se mira las manos otra vez

—No sé suicidarme.

—Eso va a ser un problema... —se vuelve a las paredes intentando de nuevo quién sabe qué, aunque sabe perfecto que si lo de la tierra no ha funcionado, no va a funcionar nada más, pero bueno, Hastur no tiene imaginación, así que...

—Ehm... Dudo que Gabriel haga algo para detener esto o... salvarme, si estas contando con ello.

—Cada vez me parece más atractivo ese tipo —protesta sarcásticamente.

—O quizás es justo lo que quieres... —agrega mirándole—. Quizás podrías probar esa esquina...

Le mira.

—La bendije...

Crowley se acerca a donde le señala y vuelve a intentar el truco de la tierra, esta se mueve un poco pero no lo bastante.

—Ven, ayúdame —pide la demonio haciendo un gesto con la mano. Él se acerca cojeando un poco.

Crowley aprieta los ojos y le tiende la mano sin poder evitarlo. Aziraphale mueve el ala para cubrirles lo mejor posible de manera sutil y le toma la mano, apretándola con seguridad.

Ella le atrae hacia si para tomarle de la cintura y casi se le deja caer encima, queriendo abrazarle del todo. No se lo va a impedir, la verdad. Y es que... se pelearon y está tremendamente asustado (aunque ahora menos la verdad, desde que apareció.)

—Gracias por venir —vuelve a susurrar.

Shut up. Ayúdame a salir.

—Hay solo un pequeño espacio. ¿Crees que nos oigan?

—Probablemente, pero eso lo resolveremos luego.

Aziraphale mueve un poquito el ala y le hace un cariñito con ella en la cara. Crowley sonríe de ladito con eso y le aprieta un poco contra sí.

—¿Qué hago?

—Hay que salir. Hacia arriba, así que levanta las manos y pídele a la tierra que... se mueva.

—He intentado algunas cosas, créeme, después de los procedimientos de tu querido Hastur... consideré que estar aquí no era buena idea —igual levanta los brazos y se humedece los labios...

—¿Y?

—Sigo aquí... ¿no? El problema... es... ehm... eso que consumió al Bentley en algún punto.

—¿Qué? —nombras al Bentley se tensa en automático.

—Tusabesaquemerefiero.

—El f... Oh. ¡Oh! Vale. Vale. Entiendo. Ehm...

—Si... lo contienes...

—O sea, va a haber alrededor, claro. Ugh, Hastur...

—No solo hay... eso.

—¿Qué?

—Tu completo brillantemente agregó polvo del diablo... que es en realidad... bueno, algo molesto y por lo que no he salido de aquí. Lo otro no me daña.

—Polvo... del diablo —repite lentamente

—Quita todo lo que encuentres.

—Lo que tú digas, Hermione —se burla de él.

Shut up —protesta e intenta mover tierra como le ha pedido. Crowley lo hace también, a la vez.

Mientras están desarmando la carcel del infierno... es que repentinamente se abre la puerta de golpe.

—CROWLEY! —Es la voz de Belcebú.

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