Una Black de ojos violetas ➳...

By LuisaLane-

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El día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar. No sabía que la magia... More

Prefacio (Aclaraciones)
Introducción
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟭
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟮
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 33
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟯
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟰
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟱
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟲
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟳
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
𝗘 𝗣 𝗜́ 𝗟 𝗢 𝗚 𝗢
♡ Gracias ♡

Capítulo 32

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By LuisaLane-

Era ya la segunda semana de clases y comenzaban las pruebas de quidditch. Estaba muy emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Había practicado bastante con Cedric en el verano y también lo había hecho en la madriguera con el clan pelirrojo. Charlie me había dicho que jugaba muy bien y seguro obtendría un puesto en el equipo, lo cual me calmaba un poco la ansiedad, ya que además él era el capitán de gryffindor.

Pero aun así, no podía terminar mi desayuno porque mi estómago estaba revuelto. Fred y George en cambio, no habían dejado ni una miga en su plato, como si necesitasen comer todo lo que allí había para ganar fuerzas.

Nuestra casa era la primera en hacer las prácticas el día de hoy, sábado. Luego venía ravenclaw y después del almuerzo le tocaba a hufflepuff, dejando a slytherin por último.


Esperé a que los gemelos terminaran el desayuno y fuimos juntos hasta el campo de quidditch.

— Chicos, ¿Puedo preguntarles algo? —les dije a ambos.

— Claro —contestó George con una sonrisa en el rostro— lo que quieras.

— ¿Saben algo de un Regulus Black de casualidad? —recordé la charla que había tenido con el señor Ollivander. No me había avivado de preguntarles antes, o tal vez a Molly o a Arthur, aunque no creo que lo hubiera hecho porque ¿Y si luego le decían a mi madre? Mejor preguntarles a mis amigos. Sabía que ellos no hablarían de esto con nadie más, al menos no si yo les pedía que guardasen el secreto.

— No, no que yo recuerde —contestó Fred confundido— ¿Por qué? ¿Quién es?

— No sé quién es mi querido Fred, justamente por eso pregunto —dije— creo que es alguien de mi familia, pero no lo sé —me hice la desentendida.

— Podrías fijarte en la biblioteca —agregó George— tal vez tengan algún libro con registros de familias mágicas o algo así.

— Lo dudo —me encogí de hombros— igual no tiene mucha importancia al fin y al cabo.

— Si tú dices —dijo George.

— Cambiando de tema. Según leí en la tabla de anuncios —comenzó a decir Fred— necesitan tres cazadores y dos bateadores. Me pregunto quiénes más se postularán.

— Angelina y Alicia irán —agregué— me lo comentaron hoy a la mañana.

— ¿En qué puesto? —Preguntó George— si son golpeadoras, no tendrán ni chance con nosotros dos —sonreí.

— Cazadoras, igual que yo —comenté— qué lindo sería entrar en el equipo.

— Lo harás, ten fe Isa —Fred me sonrió— estaremos los tres juntos rompiéndoles el upite a esos de slytherin.

— ¿Upite? —Me reí— ¿Desde cuándo sabes esas palabras?

— Desde que mamá nos dijo que "refináramos" nuestro vocabulario —agregó George riéndose también— nos aprendimos algunas palabras del diccionario.

— Los adoro —negué con la cabeza riendo y terminamos de caminar lo que restaba de distancia al estadio haciendo algunos chistes para distendernos.

Fuimos directo al campo y vimos algunos alumnos allí. Noté que mis compañeras de cuarto ya estaban y Oliver Wood hablaba con Charlie Weasley. Miré hacia las gradas y Cedric se encontraba sentado en lo bajo con un compañero para darme ánimos. Le dirigí una gran sonrisa y él me saludó con su mano sonriendo también.

Qué tierno tu novio —dijo George en mi oído.

— Él no es mi novio —fruncí el ceño.

— Cedric no —se rió— el castaño que se nos está acercando.

— ¿Qué? —Dije sorprendida girándome para ver quién era— Ah, Oliver. Hola —dije nerviosa.

¿Por qué George tenía que ser tan idiota de decir esas cosas? Entre los dos no pasaba nada pero escucharle decir eso me hacía poner nerviosa, solo de pensar que quizás a Wood si le podría gustar yo y George solamente me daba indirectas al respecto de Oliver.

— ¿Te vas a presentar para el equipo? —Dijo sonriendo— no lo sabía, creí que no te gustaba el quidditch.

— Sí, para cazadora —sonreí— ¿Tú también te presentarás?

— No, yo ya estoy dentro. Soy guardián.

— Buenos días, ¿Qué tal? —Dijo George mientras pasaba su brazo por mis hombros— George Weasley. El mejor, quise decir —se corrigió— el súper dúper mejor amigo de Isadora. ¿Y tú eres?

— Oliver Wood —le extendió la mano y George se la estrechó con demasiada fuerza— ¿Eres el hermano de Charlie, cierto?

— ¿Cómo lo supiste? —Dijo haciéndose el sorprendido— Creí que nadie se iba a dar cuenta, eres el primero ¡Felicitaciones!

— George, ya basta —quité su brazo que todavía seguía apoyado en mí y agarré a Oliver para alejarnos unos pasos de él— discúlpalo, suele ser siempre así con gente nueva —el chico por suerte se rió, aunque yo seguía bastante avergonzada por aquella escena.

— Charlie también es así conmigo, bastante sarcástico. Ya estoy acostumbrado.

— Si ellos entran, tendrás que acostumbrarte por triple —me miró confundido— ese de ahí tiene un gemelo.

— Por las barbas de Merlín —se rió— espero que tú también entres al equipo porque si no la pasaré mal, y eso que me encanta el quidditch —me sonrojé.

— ¡Ey! ¡Oliver! —Lo llamó Charlie— ¡Ven!

— Discúlpame, tengo que ir —me dio una suave palmada en la espalda y luego se fue hacia donde estaba el pelirrojo. Yo me acerqué de nuevo donde estaban los gemelos a esperar y antes de que alguno de los dos pudiera decirme algo, su hermano mayor se puso a dar un discurso.

Mi gran salvación de este día.

— Ya es la hora, así que suponiendo que estamos todos doy por comienzo las pruebas. Hace cuatro años el equipo de gryffindor ganó su última copa contra ravenclaw —comenzó a decir Charlie— Por eso, todos los aquí presentes que crean no ser capaces de ganarla este año ya saben por dónde retirarse —Nos dirigió una mirada a todos— Iré a buscar los materiales. Mientras tanto agarren una de esas escobas —señaló una hilera de barredoras número 5— y formen según el puesto al que quieren entrar. Oliver los organizará —dijo dándole una palmada al flacucho castaño.

Charlie se fue por unas puertas de madera, donde seguramente se encontraban los vestuarios, y Oliver comenzó a decir dónde debíamos formarnos.

Agarré una de las escobas y me coloqué entre Alicia y una chica rubia de algún año superior. Se giró para ver quienes quedaban atrás de ella e intentó aguantarse la risa al verme.

¿Tenía algo en la cara que le parecía tan divertido?


— Como saben —volvió a hablar Oliver— los puestos disponibles son dos bateadores y tres cazadores. Así que haremos las prácticas por separado. Comenzaremos con los cazadores —se me revolvió el estómago otra vez.

Charlie reapareció con un baúl cuadrado de color marrón rojizo y una escoba arriba de eso.

— Bien, cazadores al aire —dijo el pelirrojo con firmeza. Respiré hondo y levanté mi escoba. Me monté sobre ella y ascendí varios metros del suelo.

Angelina y Alicia estaban cerca de mí. La chica rubia se había alejado por suerte. Había otro chico con el pelo rapado y uno bastante corpulento. Charlie y Oliver también se montaron en sus escobas.

Miré para abajo y vi a Fred y a George sentados en el césped del campo y a Cedric con su amigo, quien supongo era Félix McDowell, mirándome desde las gradas.

Oliver me dedicó una pequeña sonrisa al pasar rápidamente por mi lado. Me sonrojé aunque por suerte nadie lo notó. El chico se acomodó frente a los tres aros y Charlie fue al medio del campo con la quaffle debajo de su brazo.

— La práctica consiste en anotar puntos —Habló el pelirrojo— Oliver es bueno atrapando, así que tendrán que ser mejores que él para conseguirlo. Formaremos dos equipos y entre ustedes tendrán que pasarse la quaffle y anotar. Yo estaré viendo tres puntos importantes —se aclaró la garganta— el empeño en quitarle la pelota al equipo contrario, lograr embocar dentro de los aros y más allá de todo eso, el entusiasmo, las ganas y la pasión por el quidditch —todos asentimos con la cabeza— Barrimore, Johnson y Spinnet para un equipo. Fawler, Clarkson y Black para el otro.

Charlie quitó su varita de la túnica y la agitó hacia nosotros. Una pechera de color rojo apareció sobre mi ropa. Vi a los demás, el corpulento tenía una color amarillo, el rapado una roja y la torpe rubia, que ya me miraba con odio, estaba de rojo también

— Comiencen —Charlie lanzó la quaffle al aire y me acerqué como pude, pero Alicia estaba menos lejos.

Esta escoba era mucho más lenta que la que tenía. No veía forma de poder hacer algo con un palo tan inútil. Tapé a Angelina justo cuando se la estaban por pasar y agarré la quaffle en el aire con las dos manos. Por poco no caí al suelo. La adrenalina subía por todo mi cuerpo.

Me aferré a mi escoba y fui directo hacia donde estaba Oliver esquivando a todos los demás. No me importaba hacer pases, tenía el área toda despejada y a mi favor. Lancé con mis mayores fuerzas al aro izquierdo y el castaño por poco la atrapa, pero no la terminó de alcanzar. Escuché a Fred y a George vitorearme desde abajo y habían comenzado a hacer una danza rara, lo cual me causó mucha gracia.



Luego de unos minutos de partido intenso, Charlie nos hizo descender. Las mejores sin duda habíamos sido Alicia y yo. No es por ser creída, pero ambas habíamos logrado quitar la pelota más veces y hacer unos cinco goles cada una.

Angelina había logrado tres y el otro chico de mi equipo, Clarkson, sólo dos, aunque también había logrado quitarle varias veces la quaffle al corpulento Barrimore. En cuanto a Fawler, fue una decepción total, hasta se le había caído la pelota en una ocasión. Yo lo llamaría "el karma". Eso le pasa por reírse antes de tiempo.


Dejé la escoba en su lugar y luego de ver a Cedric levantándome sus pulgares me senté en el césped junto a los demás. Fred y George se subieron a sus escobas con un bate cada uno. Había sólo una chica y un chico además de ellos.

Charlie soltó las dos bludgers y Oliver bajó de su puesto para acomodarse a mi lado y ver a los demás. Debían intentar desviar las pelotas hacia alguno de los aros, o lo más cerca que pudieran.

Seguro entras —me susurró Oliver. Giré mi cabeza y lo vi muy concentrado mirando a los jugadores.

— Ojalá que si —dije mirando yo también hacia donde estaban Fred y George.

— Todavía me debes una charla.

— ¿Sigue en pie eso? —me reí.

Desde mitad del año pasado que le había dicho "Otro día platicamos" y jamás lo hicimos. O porque él no se atrevía a decírmelo o porque a mí me daba vergüenza recordárselo o porque, quién sabe, por ahí no estaba preparada para entablar una conversación seria con él.

Cada vez que se me acercaba yo entorpecía a mil por hora y aparecían esas tontas y cursis mariposas en mi estómago.

Por los pantalones holgados de Merlín... George tenía razón. Me gustaba Oliver Wood. Y seguro él sabía algo al respecto. ¿Y si sabía que él también gustaba de mí y por eso molestaba con que éramos novios?

¿O simplemente me molestaba porque siempre hacía eso?

— Claro —me sonrió— no me olvido que lo prometiste y aún no lo has cumplido.

— Lo siento —dije apenada— un rato antes de la cena podemos hablar, si no tienes nada que hacer.

— Trato hecho. Te esperaré en la sala común entonces —dejó de mirarme y se concentró de nuevo en las pruebas.

Nos quedamos en silencio a terminar de ver a los cuatro jugadores hasta que las prácticas finalizaron por fin. Era más claro que el agua que Fred y George serían los bateadores. Hicieron su trabajo a la perfección y encima gozando de reírse y hacer algunas maniobras con los bates.

Cuando ya todos estábamos en suelo firme Charlie nos volvió a dirigir la palabra.

— Bien, ahora sólo resta discutir con mi compañero Oliver y ver quiénes son los más aptos para los puestos —dijo el pelirrojo— el lunes revisen la cartelera de la sala común a ver si aparecen sus nombres y en qué puesto —sonrió— ya pueden retirarse —le hizo unas señas a Oliver para que se acercara y se despidió de mi diciéndome "Nos vemos más a la noche". Esperé a que Fred y George se me acercaran para así los tres volvernos.


Salimos del estadio y escuché una voz conocida gritando mi nombre.

— ¡Isa! —Me di vuelta y vi a Cedric caminando con su amigo felizmente hacia mí— ¡Estuviste estupenda! —dijo despeinándome el cabello.

— Oye —me quejé— Gracias —le devolví una sonrisa y todos comenzamos a caminar rumbo al castillo.

— Ustedes también —se dirigió a los gemelos— tienen el puesto asegurado. Desde las gradas se notaba lo bien que lo hicieron.

— Gracias —dijeron al unísono.

— ¿Eres Félix? —Dijo Fred mirando al chico rubio de arriba abajo— ¿McDowell?

— Así es —contestó tímidamente el rubio.

— Creo que una vez colocamos un gusano en tu mochila —Fred se hizo el pensativo— pero no recuerdo si fue a ti. Sé que era de hufflepuff porque fue el año pasado y estábamos en clase de encantamientos juntos.

— Si es que fue así, te pedimos disculpas —agregó George.

— No. Debió ser para otra persona, porque si me pusieron un gusano debe seguir allí —dijo Félix riendo— jamás lo vi.

— Creo que fue hacia Rose —dije intentando recordar ese día— Rose Zeller.

— Sí, creo que fue para Rose —volvió a decir George— recuerdo que era bastante insoportable, todo el tiempo hablando, nunca callaba la boca.

— ¡Ah, claro! —Dijo Fred victorioso— ¡Fue para ella! Siempre se sentaba delante de nosotros.

— Sí, sí —murmuró Cedric— era su lugar predilecto. Supongo que ahora también lo seguirá siendo. Fila izquierda, anteúltimo banco. Siempre quiero ese lugar y ella está ahí en todas las clases.

— Maldita Zeller —refunfuñó George— un día colocó una chinche en mi asiento —ninguno pudo contener la risa— casi perforó mi lindo trasero.

— Lo siento. Ese fui yo —intentó decir Fred entre risas. George lo golpeó en la cabeza.

— Eres un idiota, me creí todo este tiempo que había sido ella y por eso la odiaba.

— Ay pobre Rosie —Fred rodó los ojos— ¿Le pedirás disculpas por tratarla mal todo este tiempo?

— No —George se rió— sigue siendo insoportable. La odio.

— No eres el único que la odia —replicó Cedric.


Continuamos hablando un rato más hasta llegar al castillo, donde los cinco nos separamos para ir a nuestras respectivas salas comunes. Yo aproveché el tiempo antes del almuerzo para ponerme a leer una nueva novela muggle, ya había terminado con la de Peter Pan y ahora tenía en mente comenzar a adentrarme en el mundo del fabuloso Hércules Poirot. El detective creado por mi autora preferida, Agatha Christie.

Tenía unas treinta y tres novelas para mantener mi mente ocupada durante todo el curso de Hogwarts y más también. Sería mi nuevo récord si las terminaba antes de mi próximo curso y a la vez quería hacerlo para dedicarme a regresar a la aventuras del mítico Sherlock Holmes.

Digamos que años anteriores había leído una o dos novelas sobre él pero no había continuado con el género policial, más bien me había dedicado a la fantasía, pero ahora había retomado el cariño por los detectives y los crímenes.

¿Y quién mejor para eso que Agatha Christie? A mi parecer, nadie.


Luego del almuerzo acompañé a Cedric a las pruebas de quidditch. Se había postulado para buscador. Me senté en las gradas junto a su otra amiga, Oriana Smith, y platicamos de varias cosas mientras esperábamos que fuera el turno de Cedric para demostrar todo lo que había practicado en el verano. Félix también se estaba presentando pero para el puesto de guardián.

Lo malo fue que había unos cinco o seis para ese puesto, estaba bastante reñido. En cambio, para el de buscador sólo eran Cedric y una chica pelirroja que seguramente estaba en sus últimos años en Hogwarts.

Rezaba para que Ced atrapara la snitch rápido y primero así se aseguraba entrar en el equipo de un tirón.

Y por suerte así fue. En menos de cinco minutos había visto la pequeña bolita dorada y la había conseguido agarrar entre sus dedos.



A la noche antes de cenar, como había acordado con Oliver, me encontré con él en la sala común para platicar sobre nuestras vidas un rato. No sé qué tan interesado estaba en mí, pero no me molestaba hablar con él y perder la noción del tiempo. Por poco no se nos pasó la cena, gracias a Fred y a George que nos avisaron luego de volver de comer, así que fuimos juntos al gran comedor y continuamos con nuestra conversación.

Volvimos a la sala común otra vez luego de llenar nuestros estómagos pero ya había visto las caras de trasero que tenían los gemelos y por eso decidí despedirme de él y seguir hablando algún otro día. Por suerte no se había enojado ni nada y quedamos en vernos en la semana.

Fui hasta mi habitación y busqué algo dentro de mi valija. Me dirigí hacia el cuarto de los hombres de segundo año y toqué la puerta. George me abrió y me dejó pasar dentro.

— ¿Qué es eso? —preguntó Fred al verme entrar con mi reproductor de música en las manos. Cerré la puerta y me acomodé en su cama junto a él. Su hermano se fue hacia la suya.

— Música —contesté abriendo el reproductor y colocando cuidadosamente el cd Magical Mistery Tour dentro— ¿Recuerdan que les regalé mi walkman y todos mis casetes y no escucharon nunca nada?

— No tuvimos tiempo —George se cruzó de brazos— no es que no quisiéramos escuchar todos esos álbumes, es que jamás encontrábamos el momento oportuno para hacerlo.

— Y además nuestro padre decidió inspeccionarlo —agregó Fred— y ya sabes, todo objeto que sea muggle y termine en sus manos dejará de funcionar en ese mismo instante.

— Por eso se los haré escuchar ahora —dije sonriendo— se van a arrepentir después de esto.

— Lo dudo pero... —dijo Fred mientras su hermano se sentaba frente a nosotros dos en su cama— ¿Y funciona bien? Creía que los objetos muggles aquí dentro no es —lo interrumpí.

— Le pedí a mi padrino que lo encantara para que funcionase aquí. Él en sus épocas utilizaba un tocadiscos con sus amigos —sonreí— asi que sabía cómo hacerlo.

Apreté el botón de play para iniciar con la canción y unos segundos después comenzaba a sonar la melodía de Hello Goodbye. Se ve que había escuchado el cd anteriormente y lo había terminado antes de esa canción, que ahora se estaba reproduciendo. Fred miraba dubitativo a George. Yo me dediqué a disfrutar y tararear por lo bajo algunas partes.

— No está nada mal eh —comentó George haciendo una pequeña sonrisa.

— ¿Quiénes son? —Preguntó Fred— Admito que cantan bien.

— Los Beatles —contesté mostrándole la tapa del cd— los cuatro de Liverpool, como son llamados a veces.

— ¡Ah, sí! —Dijo Fred emocionado— ¡Los conozco! En algún lado los vi, son famosos estos.

— Sí, ¿Sabes dónde los viste? —Dije enojada— en mis casetes que les regalé, allí los viste.

— Seguramente —se encogió de hombros— creo que también los escuché una vez.

— ¡Sí, Fred! ¡Te los hice escuchar en el tren! —bufé.

— Bueno, sabelotodo —rodó los ojos— no puedo acordarme de todo en esta vida.

— Pero si te acuerdas que le pusiste un gusano en la mochila a Rose —Fred y George se rieron— Son unos tontos.

— ¿Liverpool dices? —George me sacó el cd de la mano y comenzó a revisarlo por todos lados— Hay que ir a verlos —ahora yo me reí.

— Ojalá se pudiera —negué con la cabeza— ya no están más juntos. Mataron a uno de los integrantes —lo señalé en la imagen del cd con el dedo— Ese. John Lennon.

— Tenía cara de buenito —dijo George pasándole el objeto a su hermano para que él también lo viera.

Hello, hello —comenzó a canturrear Fred muy despacio mientras revisaba la tapa del cd minuciosamente— I don't know why you say goodbye.

— I say hello —se le unió el otro pelirrojo. Largué una pequeña risa.

— Yo sabía que les iban a gustar —murmuré con una sonrisa en el rostro— y esperen a escuchar esta —comencé a tocar los botones del reproductor para que sonara la última canción del disco. La número once. Puse play y empezaron a escucharse unas trompetas.

— ¡Pero eso es el himno francés! —dijo Fred quejándose.

— Cállate y disfruta de la canción —le contesté— además de ser muy bonita, tiene una de mis frases preferidas.

— Tiene una melodía pegajosa —agregó George moviendo su cabeza a la par de los violines— y los coros también.

Looove, looooooove —intentó imitarlos Fred, fracasando, con una voz demasiado aguda. Su hermano se levantó de la cama y se puso a bailar con el aire.

No pude hacer más que reírme y seguirles el juego. Comencé a cantar igual de desafinado que lo hacía Fred y los tres terminamos bailando con "Isidoro, Federica y Georgina", nuestras parejas de baile invisibles.

Mientras seguíamos con nuestras idioteces de fondo continuaba la inigualable voz de Lennon cantando el estribillo.

All you need is love.

All you need is love.

All you need is love, love.

Love is all you need.


Lo que no sabíamos en ese entonces, era que aquella canción tendría mucha significancia en nuestras vidas. Y que, la misma escena, se repetiría por muchas veces más: Fred fracasando en su intento por cantar, George bailando creyendo que lo hacía bien y yo sin poder aguantarme las ganas de reír.

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